Resumen adolescencia toda la materia (catedra grassi) PDF

Title Resumen adolescencia toda la materia (catedra grassi)
Author Ailen Molina
Course Psicología Evolutiva Adolescencia
Institution Universidad de Buenos Aires
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Resumen Final Adolescencia: LOS ADOLESCENTES SON EL ESPEJO DE LA SOCIEDAD – JEAMMET - ¿Qué diferencia a un adolescente de hoy con uno de hace medio siglo? Se habla de la violencia que ejercen hoy los adolescentes. Sin embargo, creo que la diferencia está en que hoy la violencia se ve, y hace medio siglo estaba bastante escondida. Según los países, también hay menos respeto por el adulto por las cosas, (por ejemplo empujar a una persona mayor, romper un teléfono publico, ensuciar un monumento) por esta sociedad que evidentemente tal como está no les gusta. La sociedad ha cambiado y los adolescentes son su espejo. Nadie es respetado por su lugar que ocupa, ni un presidente, policía, profesor… Los cambios en los adolescentes responden a cambios sociales. - ¿Cuáles serían esos cambios sociales? La sociedad hoy es mucho más liberal. En consecuencia los jóvenes tienen más libertad, sobretodo en el plano de la sexualidad. En este aspecto, la sociedad de hoy no es comparable a la de hace cuarenta años. Por otra parte, los padres ya no cuentan con aquellos esquemas culturales con los que contaban hace medio siglo, sino que ahora no saben cuáles son los límites, qué deben prohibir y qué no. - ¿Sería algo positivo para el adolescente? Cuanto menores son las prohibiciones, mayores las posibilidades de equivocarse. Los conflictos con los padres han disminuido, pero han aumentado los conflictos del adolescente consigo mismo, conflictos narcisistas. Esto viene a menudo acompañado de lo que yo llamo depresividad. - ¿Quiere decir depresión? Hay diferencias con la depresión. No se trata de una depresión franca sino más bien de una especie de morosidad, dudas, inquietud en cuanto a los medios con que cuenta para realizar lo que según su propio criterio la vida exige de él en ese momento. Esto quita seguridad a los padres y a los adolescentes. El joven tratará de buscar en el exterior lo que le permita escapar a las depresiones de sus propias exigencias. Puede favorecer la adicción en un sentido amplio. Ahora los padres les dicen “hace lo que quieras”. Si puede hacer lo que quiera, entonces dependerá de él no hacerlo. No puede no hacerlo pq se lo prohíben, sino pq cree q no es capaz. Yo no puedo decir que hoy los adolescentes están peor que antes. Antes estaba la inhibición, el vivir por debajo de las capacidades. Hoy existe el temor de no ser capaz, de no llegar. Hay algo que tal vez es mejor, hoy los jóvenes tienen la ventaja de expresar el malestar. Tal vez es mejor en el sentido de que hoy los padres están mas atentos a sus hijos, pero a su vez tienen poco tiempo para ocuparse de ellos. Tienen dificultades para asumirse como padres, quieren ser amigos del adolescente, buscan su aprobación y una cercanía que no es real. Buscan que el adolescente los reconforte. Así es q se transforman un poco en padres de sus padres. De ellos el padre suele esperar seguridad, quiere que su hijo lo haga sentir joven. - ¿Cuál es la explicación? Están poco tiempo en la casa, se sienten culpables. Cuando llegan tienen pocas ganas de discutir, de poner límites. El limite, naturalmente provoca discusión, malestar. Y ellos llegan estresados del trabajo de la calle, ansían descansar. Huyen de la discusión q prolongaría el estrés de afuera. - ¿Qué propondría ud? Que se empiece con el niño, no hay que esperar a la adolescencia para poner límites. Al adulto le cuesta entender que el hijo realmente “necesita” el límite. El niño debe desde la más tierna infancia aprender a “esperar”. No saber esperar es lo peor que le pasa al adolescente. Se debe conseguir que aprenda que no todo puede ser al instante. Es frecuente que el adolescente se deprima frente a la espera, no entiende que el esperar forma parte de la vida. La espera es fuerza, pero no se puede esperar si no se tiene confianza. Quien aprende a esperar dejara de ser esclavo de la rpta inmediata. - ¿Cree que el análisis del adolescente exige actitudes diferentes del terapeuta? Con el adolescente, el terapeuta está obligado a tener una actitud de permanente vigilancia sobre la capacidad de éste para soportar el análisis. - ¿Qué puede pasar? Que se sienta desbordado y haga una regresión, así le seria difícil sortear dificultades. Hay que estar muy atento para que no se descuelgue de la realidad. Es importante que los padres permitan a los adolescentes hacer sus pruebas. Ellos deben llegar al convencimiento de que son capaces de hacer tales o cuales cosas fuera de la mirada de los padres. En general las madres, buscan estar muy cerca del adolescente. Este hecho les impide probarse, lo cual no es bueno. El padre no debe renunciar a su vigilancia pero esta no tiene que pesar sobre el joven. El joven se siente mal cuando muestra a las personas a quienes está mas ligado lo que les debe. Necesita que se ocupen de él y a su vez, diferenciarse. Son los padres quienes deben encontrar una buena distancia. A veces es necesario aceptar la ayuda de un tercero más neutro (un tío, un amigo. El

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psicoanalista puede jugar ese rol, aunque no es automático, jugar ese rol con el cual es posible hablar de lo que no se habla con los padres, claro que debe tomar la posición de ambos padres.) Los límites no son reglas de afuera sino una capacidad que se construye en el adolescente, y tiene que ver con la tolerancia a la espera; no es de esperar que los límites se acepten, la persona debe poder aprovechar los límites (permiten pensar) y eso se logra con la espera. Descubrir el beneficio de esperar. EL ESTADIO DEL ESPEJO EN EL NIÑO Y EN EL ADOLESCENTE – Entrevista a Nasio Nuestra vida late al ritmo de la repetición q el inconsciente nos impone. La repetición es positiva, cuando ella nos permite aprender, crear, y afirmar nuestra identidad a lo largo de nuestra existencia. Pero la repetición puede tmb mostrarse patológica cuando ella nos hace revivir, sin q nos demos cuenta, los traumatismos de la infancia, o nos hace multiplicar las rupturas amorosas, o aun nos hace sufrir los ritos obsesivos compulsivos. La repetición es igualmente el mecanismo q nos hace depender de una droga, del juego, del sexo, y es el mecanismo q nos hace fracasar repetidamente en los mismos proyectos o las mismas iniciativas q emprendemos en la vida. Es el inconsciente el q esta detrás de la repetición. La repetición estabiliza, estructura y permite el crecimiento. Pero tmb existe una repetición patógena de aquello q ha sido patógeno, una repetición patógena de aquello q ha sido históricamente traumático, de aquello q ha sido difícil en nuestra infancia o en nuestra preadolescencia o adolescencia. Hay repeticiones sanas q permiten el desarrollo y repeticiones enfermas q crean situaciones de crisis en la evolución del ser humano. Nasio plantea crisis necesarias para el crecimiento del niño y del adolescente: Cada crisis se define para él como la expresión final de tres movimientos q convergen: lo q el niño perdió, lo q el niño gano, y lo q el niño conserva. Perdida, ganancia y conservación, he aquí las tres experiencias que, cuando son simultaneas, instalan una crisis de desarrollo. Siete crisis del crecimiento: 1. Nacimiento 2. El destete entre 3 y 6 meses 3. El descubrimiento de la marcha y la aparición del lenguaje entre 1 y 3 años 4. La primera escolarización entre 2 y 5 años 5. El descubrimiento de la vida interior entre 6 y 7 años 6. El descubrimiento del amor por fuera de la familia entre 13 y 15 años 7. La salida del hogar entre 18 y 25 años En el estadio del Espejo se oponen dos parámetros: uno es el cuerpo real de un bebé (10 a 16 meses) q siente y vive la experiencia turbulenta, tumultuosa de sus propias sensaciones internas y externas. El otro parámetro es visual y virtual. El mismo bebe, desbordado por ese real corporal tumultuoso, percibe una imagen global y globalizante q el espejo le devuelve. Tenemos dos parámetros: un cuerpo real sentido y vivido como despedazado, fragmentado. En frente de este real caótico tenemos la imagen especular que es una imagen redonda, entera y unificante, pq le da al niño la posibilidad de sentirse una unidad en relación a si mismo, y una entidad diferente de las otras personas q lo rodean. Una unidad y una entidad todavía relativas pero ya presentes. En el caso del adolescente tenemos entonces un cuerpo, q no es un cuerpo despedazado como el del bebe pero es un cuerpo enloquecido por las múltiples e intensas fuerzas pulsionales, en particular sexuales y agresivas. El adolescente sufre del choque entre dos intensidades: la intensidad de un cuerpo que vibra al ritmo de pulsiones que reclaman furiosamente convertirse en actos impulsivos e imprevisibles; y al mismo tiempo la intensidad del superyó rígido e inflexible q reprime las pulsiones con tanta violencia como la violencia q las anima. Frente a esas dos fuerzas antagonistas: un superyó intransigente que quiere aplacar con mucho rigor dichas pulsiones, y las pulsiones que con mucho fervor, mucha furia quieren manifestarse, frente entonces a esas dos fuerzas opuestas entre sí, aparece una imagen en el espejo. Una imagen q es tmb una imagen unitaria, pero con la particularidad de ser ante todo una imagen de seducción. La diferencia entre el estadio del espejo, donde aparecen dos parámetros, y el estadio del adolescente donde tenemos tres parámetros, reside sobre todo en el tercer personaje; que no aparece en el caso del bebe, que es el superyo. Para mí el elemento mayor, típico de la adolescencia es sin lugar a dudas, el superyo. Lo q marca esencialmente el periodo de la adolescencia, es la presencia del superyo. Es decir, la presencia del pudor, o del impudor. El superyo es el pudor, es el nombre psicoanalítico q le damos al pudor. Y el adolescente vive en esa lucha entre pudor e impudor, entre reserva y salvajería, entre retención y osadía. Es en esa constante contradicción inherente al antagonismo entre superyo y pulsiones q caracteriza al ser adolescente.

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Esta importancia q le doy al superyo, me lleva a agregar una nueva diferencia entre el estadio del espejo y el estadio de la adolescencia. En el caso del bebe, el sentimiento q domina es la alegría, el jubilo de verse reflejado en una imagen redonda y unificadora. En el caso del adolescente, el sentimiento q domina es la vergüenza o, su contrario, la omnipotencia. Para mi el sentimiento mas importante en la adolescencia es la vergüenza. Y por supuesto, la vergüenza con su par antagonista q a veces toma la figura de la insolencia, la rebeldía o hasta la violencia. La violencia del adolescente es una exteriorización de un superyo furioso. Cualquiera sea el contexto social. Siempre hay un superyo brutal en el adolescente, q provoca inhibición, o al contrario, comportamientos agresivos y antisociales. El superyo puede ser agresivo con el propio sujeto, o puede retornarse hacia fuera y convertirse en violencia destructiva. La adolescencia es una etapa de conflicto permanente, compleja; un periodo difícil, tanto para el adolescente como para su medio familiar. Es difícil para ambas partes: padres e hijos. Se instala allí lo q llamamos una neurosis. Una neurosis es justamente esta tensión dolorosa entre un cuerpo q reclama exteriorizarse y una cabeza, un superyo, q inhibe, impide esa exteriorización. Esa lucha crea comportamientos contradictorios, en primer lugar frente a aquellos q están en primera línea, q son los padres. Entonces el adolescente está mal primero consigo mismo a causa de esta tensión interna q le impide sentirse interiormente coherente. Y esta incoherencia interna va a manifestarse a través de comportamientos q son igualmente incoherentes frente a los padres. Esta situación define exactamente una neurosis. Una neurosis es una incoherencia de sentimientos y de comportamientos, incoherencia entre el cuerpo y la cabeza del joven, y una incoherencia en la relación de él con los otros. Los otros de los cuales depende. La relación de una adolescente por ejemplo con sus padres de quien depende es seguramente conflictiva. En cambio la relación de la misma con sus abuelos, con los amigos de su familia, con terceros cercanos, es indiscutiblemente mas calma. El problema de la neurosis es el hecho de amar y odiar a aquel de cual dependo. Si no hay relación de dependencia no hay neurosis. Durante la adolescencia existe naturalmente una dependencia afectiva y material q favorece la neurosis. Por ello la adolescencia se acaba (y la neurosis tmb) cuando el joven ya no vive mas en una relación de dependencia financiera con sus padres. En ese momento, cuando el joven adulto puede irse de la casa y comenzar a ganar dinero, la relación cambia. Se termino la adolescencia y la neurosis como neurosis de crecimiento. Ese periodo largo de la adolescencia q comienza con la pubertad y termina con la emancipación financiera del joven, esos largos años (unos diez años) son de neurosis, de crisis y de conflictos. Sin embargo, ese periodo es indispensable para comenzar luego la nueva época de “la juventud/adulta” de una manera más armada y mejor vacunados contra ciertas dificultades. Un joven q ha sabido atravesar la adolescencia y el problema de dependencia con sus padres y ha terminado bien esa relación a pesar de las dificultades, tendrá ciertamente una muy buena relación con sus jefes y con la autoridad. Autoridad con la q estamos todos confrontados en la vida. Por eso digo q es una neurosis necesaria, pero tmb, sana. Sana pq se disipa inevitablemente sin tratamiento psicológico ni medicamentos. El complejo de Edipo se manifiesta en una serie de conductas eróticas, eminentemente infantiles, totalmente normales, q comienzan a los 3 años y terminan hacia los 6. Mas tarde, a los 6/7 años, aparece este componente psíquico q es tan importante en la adolescencia: el superyo. Es decir q aparece el pudor. El pudor es la expresión exterior del superyo. Aquel niño de 6 años capaz de mostrarse desnudo mientras los padres están cenando con amigos, dos años mas tarde se vuelve completamente tímido e incapaz de mostrar su cuerpo. Surgió el pudor, la vergüenza y la necesidad de esconderse. El fenómeno del Edipo es un fenómeno neurótico. Pq el niño edipico tmb siente interiormente una desunión profunda, una fuerza q lo empuja y otra q le impide tener comportamientos transgresivos. Estamos entonces frente a dos neurosis sanas: una q se instala entre los 5 y 6 años; y la otra q se instala entre los 11 y 23 años. Son dos periodos cruciales en la evolución del ser humano. La repercusión negativa o positiva de estas neurosis infantil y juvenil en vida adulta del individuo, dependerá mucho de la reacción de los padres frente a los comportamientos difíciles del niño edipico y del joven adolescente. Si bien es cierto q se trata de neurosis sanas y necesarias puede ocurrir q dichos periodos sean la base de futuras neurosis graves en el adulto. Por eso tenemos q saber q son sanas y necesarias a condición q la reacción del medio familiar sea relativamente adecuada y permita al joven q las sobrepase sin herida q cicatricen mal. Estas dos neurosis pueden terminar brutalmente y dar lugar a conflictos durables en la vida adulta. Para los psicoanalistas, el Edipo es el núcleo, el nudo de toda futura neurosis en un adulto. El origen de la formación de una neurosis en un adulto es preciso buscarlo en el final del Edipo.

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¿CÓMO ACTUAR CON UN ADOLESCENTE DIFICIL? – NASIO La adolescencia es un pasaje obligado, el pasaje delicado, atormentado pero también creativo, que se extiende desde el fin de la infancia hasta las puertas de la madurez. El adolescente es un muchacho o una chica que poco a poco deja de ser un niño y se encamina difícilmente hacia el adulto que será. Nasio define la adolescencia desde tres puntos de vista diferentes pero complementarios: ❖ Desde la perspectiva biológica, sabemos que la adolescencia corresponde a la pubertad, más exactamente el principio de la adolescencia corresponde a la pubertad, a ese momento de la vida en el que el cuerpo de un niño de 11 años es abrasado por una sorprendente llamarada hormonal. La pubertad designa justamente el periodo en el que se desarrollan los órganos genitales, aparecen signos distintivos del cuerpo del hombre y de la mujer, y se produce un impresionante crecimiento de altura así como una modificación sensible de las formas anatómicas. Biológicamente hablando, la adolescencia es sinónimo del advenimiento de un cuerpo maduro, sexuado, susceptible de procrear. ❖ En cuanto a lo sociológico, el vocablo “adolescencia” abarca el periodo de transición entre la dependencia infantil y la emancipación del joven adulto. En nuestra sociedad los jóvenes conquistan su autonomía muy tardíamente, dados la extensión de los estudios y el desempleo masivo, factores que mantienen la dependencia material y afectiva del adolescente respecto de su familia. Un adulto joven de cada dos sigue viviendo en el domicilio de los padres a los 23 años, gozando no sólo del techo por tiempos cada vez más prolongados, sino también de su sostén económico que, muy a menudo, se extiende incluso más allá. Puede afirmarse que la pubertad signa su entrada hacia los 11 o 12 años, mientras q la emancipación puntúa su salida alrededor de los 25 años. ❖ Punto de vista psicoanalítico: el joven de hoy es un ser trastornado que, alternativamente, se precipita alegre hacia delante en la vida, luego de pronto se detiene, agobiado, vacío de esperanza, para volver a arrancar inmediatamente llevado por el fuego de la acción. Todo en él son contrastes y contradicciones. Puede estar rebelde como conformista, intransigente y decepcionado; en un momento entusiasta y de golpe inactivo y desmoralizado. A veces, es muy individualista y exhibe una vanidad desmesurada o, por el contrario, no se quiere, se siente poca cosa y duda de todo. Los únicos ideales a los que adhiere son los ideales de su grupo de amigos. A sus padres les manifiesta sentimientos que son la inversa de lo que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio, mientras que el niño que subsiste en el fondo los ama con ternura. El impulso creador del adolescente: El adolescente, sin ninguna duda, es un ser que sufre, exaspera a los suyos y se siente sofocado por ellos, pero es, sobre todo, el que asiste a la eclosión de su propio pensamiento y al nacimiento de una fuerza nueva; una fuerza viva sin la cual en la edad adulta ninguna obra podría llevarse a cabo. Todo lo que construimos hoy está erigido con la energía y la inocencia del adolescente que sobrevive en nosotros. La adolescencia es una de las fases más fecundas de nuestra existencia. El cuerpo se acerca a la morfología adulta y se vuelve capaz de procrear; por otro lado, la mente se inflama por grandes causas, aprende a concentrarse en un problema abstracto, a discernir lo esencial de una situación, a anticipar las dificultades eventuales y a expandirse ganando espacios desconocidos. El adolescente conquista el espacio intelectual con el descubrimiento de nuevos intereses culturales; conquista el espacio afectivo con el descubrimiento de nuevas maneras de vivir emociones que ya conocía, pero q nunca antes había experimentado de esa manera; y por ultimo, conquista el espacio social al descubrir, más allá del circulo familiar y del escolar, el universo de los seres humanos en toda su diversidad. Ante la creciente importancia que la sociedad reviste ahora en su vida, comprende muy pronto que nada puede surgir de una acción solitaria. Nos damos cuenta de cuan vital es el otro biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros, cuanta necesidad tenemos del otro para ser nosotros mismos. La mayor parte del tiempo, lo que se presenta ante nosotros es un adolescente en estado de desasosiego; un joven al que le cuesta expresar su malestar con palabras. No sabe o no puede verbalizar el sufrimiento difuso que lo invade y es a nosotros, adultos, a quienes nos compete soplarle las palabras que le faltan, traducirle el mal-estar que siente y que habría expresado el mismo si hubiera sabido reconocerlo. El adolescente no siempre sabe hablar de lo que siente pq no sabe identificar bien lo que siente. Si el adolescente no habla no es pq no quiere comunicar, sino pq no sabe identificar lo que siente, y mucho menos verbalizarlo. Se ve lanzado a actuar mas que a hablar y que su mal-estar se traduce más por medio de los actos que de las palabras. Su sufrimiento, inconsciente, está más expresado mediante comportamientos impuls...


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