resumen doctrina social de la iglesia 2022 PDF

Title resumen doctrina social de la iglesia 2022
Author Maria Gimena Cruz
Course Doctrina Social De La Iglesia
Institution Universidad Católica de Salta
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“OBJETO, MÉTODO Y FUENTES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA” José Marcelo Vera Texto publicado en Cuaderno Nº 3 de la Facultad de Artes y Ciencias de la UCS, Noviembre de 2.004.-

El Objeto. Toda disciplina adquiere entidad epistémica en la comprensión del “objeto” que aborda y del “método”, derivado y exigido en la naturaleza del primero, empleado para el estudio y aplicación del saber a que está dedicado. Así, nuestra primera tarea será precisar el objeto de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y luego, en concordancia con sus exigencias, aclararemos el método que le es propio. La clásica denominación de la materia que nos ocupa preanuncia lo que trata: la sociedad, ésta constituye el objeto material y es la respuesta a qué estudia la DSI. También la sociedad es objeto de otras disciplinas, por ejemplo el Derecho y la Psicología, pero cada una de ellas lo hace en un aspecto y en un modo que les son específicos; la primera estudia la sociedad para la concreción de la justicia, la segunda lo hace para comprender la incidencia de lo social en la formación de la personalidad, y ambas lo hacen mediante el ejercicio y los argumentos de la razón. Así, para un mismo objeto material encontramos distintas “formalidades”, y la tarea de aclarar el objeto de la DSI nos exige precisiones en torno al objeto formal, es decir que debemos responder a las preguntas ¿Qué aspecto de la sociedad estudiamos? y ¿Cómo habremos de estudiarla? La sociedad en sus principios y problemáticas es el objeto formal quod y es la respuesta a qué de la sociedad estudia la DSI, esto quiere decir que habremos de indagar

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sobre el origen y la causa de lo social en sí (principios) y estudiaremos la complejidad concreta e histórica de la sociedad (problemática). Observemos que resaltamos la conjunción de principios y problemáticas, porque la reflexión en abstracto siempre estará ordenada a la solución de problemas singulares y cada vez que analicemos la trama de lo histórico lo haremos desde la perspectiva de lo esencial –substancial. También podemos decir que la cuestión social es el objeto formal quod, empleando tal noción -surgida a fines del siglo XVIII- en el sentido de estudiar “todo mal colectivo que impide la concreción del bien común de una sociedad dada”1. ¿Cómo habremos de estudiar la sociedad en sus principios y problemáticas?, es la interrogación sobre el objeto formal quo; y en ella debemos distinguir la indagación referida al medio o instrumento con que se estudia y la ordenada al motivo o intención con que se hace el estudio. El medio propio y específico, de la DSI, es el abordaje de lo social mediante la razón iluminada o potenciada por la fe; la misma razón que procede según principios que son conocidos por sí es actuada según principios que proceden de la revelación de Dios. Por proceder racionalmente conforme a los principios de la fe, la DSI se constituye en un saber perteneciente a la Teología o Ciencia Sagrada; ella es “ciencia” no sólo por atender a la evidencia de lo real, sino también por fundarse en principios 11 Cfr. JOHANNES MESSNER; “La Cuestión Social”, Ediciones Rialp, Madrid-1.976, pgs. 19-24. Al finalizar la introducción (pg. 24) expresa: “Del mismo modo que cada sociedad posee su cuestión social, cada cuestión social posee características peculiares en función de la peculiaridad del respectivo sistema social. Sólo mediante un concepto sumamente general cabe, por tanto, aprehender todas las formas. De aquí que la cuestión social haya de ser definida como la cuestión de las deficiencias del orden social de una sociedad por lo que respecta a su cometido de realizar el bien común, la cuestión de las causas y de los medios necesarios para su superación. En sus formas históricas muestra, sin embargo, la cuestión social, como cabe inferir de lo dicho, la máxima diversidad”. Cfr. GERARDO T. FARRELL; “D.S.I.”, Editorial Guadalupe, Bs. As. 1.984, pg. 23. “La cuestión social fue el motivo más urgente y visible de una obra más amplia que inicia León XIII............La referencia a la “cuestión social” nos indica que la enseñanza social de la Iglesia no es una síntesis teórica, independiente de las condiciones de su aparición, sino que es la respuesta histórica a un problema histórico. Es una toma de posición, es una definición en un debate histórico”.

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superiores –los de la revelación- del mismo modo que lo hace una disciplina que toma préstamos de otras2. La intención o el motivo fundante de la DSI es el propósito de ordenar lo temporal según el plan salvífico. En el entre-tiempo que va desde la cruz hasta el fin de los siglos, la Iglesia está llamada a actualizar las potencialidades del Reino de Dios ya presente en el mundo, pero todavía no consumado de un modo perfecto y definitivo. Desde el tiempo histórico de la encarnación hasta la venida de Cristo al fin de la historia, el obrar humano está llamado a participar libremente de la redención. En este momento del Mundo –entre la encarnación y la escatología- el hombre debe ordenar la realidad temporal de modo tal que ya se viva el Reino de Dios, en forma incoado3 y en la tensión de espera por la realización perfecta en Jesucristo Rey; en este entre-tiempo –o tensión histórica del “ya pero todavía no”- la Iglesia tiene la vocación de servir a la humanidad, anunciando a Jesucristo y colaborando en la instauración de su Reino. Colaborar en la edificación de lo temporal para que el Reino ya se viva en forma iniciada -y en espera de la plenitud que dará Jesucristo Rey al final de la historia- es la intención original y fundante de la DSI. Colectando lo expresado sobre el objeto material y el objeto formal, afirmamos que el objeto de la DSI es el estudio de la sociedad en sus principios y problemática –cuestión social-, mediante la razón iluminada o potenciada por la fe y con el propósito de ordenar 22 Cfr. SANTO TOMAS DE AQUINO; Summa Theologiae, I, q.1, a.2. El Santo Doctor responde; “Y en este sentido la doctrina sagrada es ciencia; porque procede de principios que nos son conocidos por medio de la luz de una ciencia superior, que es la de Dios y los bienaventurados. Por consiguiente, así como la música cree los principios que le da la aritmética, la doctrina sagrada cree los principios revelados por Dios”. 33 Cfr. HENRI-IRÉNÉE MARROU; “Teología de la Historia”, Ediciones Rialp, Madrid-1.978, Primera Parte, apartado 22, pgs. 144-155. El autor escoge la denominación de “escatología incoada” para designar al tiempo de la Iglesia; esa expresión indica que los tiempos postcristianos en que vivimos no están animados por una tensión hacia un futuro inesperado e incierto, la salvación personal es una esperanza que se funda en la gracia en que ya estamos establecidos.

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lo temporal según el plan salvífico. Esta formulación la encontramos congruente con otras expresiones clásicas de los tratadistas4, aunque hay que reconocer que cada uno pone énfasis en un aspecto o adopta una fórmula más expresiva del pensamiento personal; sin embargo se advierten coincidencias que revelan consensos en torno a la cuestión del objeto disciplinar.

El Método. El itinerario a seguirse en la elaboración, enseñanza y aplicación de la DSI, debe contar con determinadas características congruentes con, y en cierto modo inferidas de, su objeto. El estudio de la sociedad en su problemática y la intención de ordenar lo temporal nos exigen un enfoque analítico histórico; al mismo tiempo, el abordaje de la sociedad 44 Cfr. NIKOLAUS MONZEL; “Doctrina Social”, Editorial Herder, Barcelona-1.967, tomo I, pgs. 96-97; “........el objeto material de la doctrina social católica y de su expresión teológica y científica es toda la vida social humana. Su objeto formal es la relación que tiene con la salvación religiosa de los hombres según la concepción católica”. Cfr. PETER HÜNERMANN Y JUAN CARLOS SCANNONE; “América Latina y la Doctrina Social de la Iglesia”, Ediciones Paulinas, Bs. As.-1.992, tomo 1, pg. 90 y ss.; P. Hünermann parte de la obra estándar de Joseph Höffner –Christliche Gesellschaftslehre- donde se define la doctrina social cristiana como “el conjunto de los conocimientos obtenidos socio-filosóficamente (a partir de la naturaleza del hombre, con capacidad esencialmente social) y socio-teológicamente (a partir del orden cristiano salvífico) sobre la esencia y el orden de la sociedad humana y sobre las normas y tareas de orden resultantes, aplicadas a las circunstancias históricas correspondientes”. También la definición de Mons. Guerry; “Conjunto sistemático de verdades, valores y normas que el Magisterio vivo de la Iglesia, -fundado en el derecho natural y en la Revelación- aplica a los problemas sociales de cada época, a fin de ayudar –según la propia manera de la Iglesia- a los pueblos y gobernantes a construir una sociedad más humana, más conforme a los planes de Dios sobre el mundo”. Citada por SÁNCHEZ y SEIJO en el “Manual de la D.S.I.”- Coedición Editorial Claretiana y Acción Católica ArgentinaBs. As., 1.980- pg. 9 y por ANGEL GALINDO en “Moral Socioeconómica”- B.A.C.- Madrid, 1.996- pg. 116. Cfr. JULIO RAUL MENDEZ; “La Doctrina Social Católica y sus Mediaciones en América Latina”; “Me parece acertada la observación del teólogo argentino Juan Carlos Scannone* en el sentido que el objeto material es la historia y la sociedad reales conocidas en sí mismas y con la ayuda de la filosofía y las ciencias sociales....En cuanto al objeto formal, se puede distinguir el objeto formal “quod”: esa realidad social en sus dimensiones morales naturales y sobrenaturales, y el objeto formal “quo”: la Revelación”. La cita * corresponde a la obra “Teología de la Liberación y Doctrina Social de la Iglesia”; Ediciones Cristiandad y Editorial Guadalupe, Madrid-Bs. As.- 1.987, Cap. II.

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según sus principios y el propósito de proceder acorde al plan salvífico nos imponen una lectura filosófica-teológica. Así, el método deberá contar con las condiciones de lo culturalhistórico y metacultural-perenne. Los hechos sociales son el punto de partida y llegada del método, en base a ellos indagamos a, y reflexionamos sobre, la fe; y en el contraste de lo que realmente son y cómo deberían ser procedemos a instaurar una acción que concretice una situación más humana y más cristiana. En este proceso hay un movimiento que va desde lo singular a lo universal – desde el hecho social hacia el plano metacultural de la fe- y otro que hace el camino inverso –desde la fe hacia la transformación de lo social concreto-; se dan, sin excluirse y complementándose, tanto la vía inductiva como la deductiva. El movimiento inductivo constituye una faz ascendente que parte de la realidad presente y de lo que sobre ella ya ha enseñado el Magisterio de la Iglesia; continúa investigando, interpretando y discerniendo críticamente; y concluye en la opción de fe. De suyo este movimiento es histórico, parte de una determinada situación temporal y reflexiona según parámetros culturales epocales. En esta etapa la fe está siempre presente, la primera lectura de la realidad ya incluye pre-valoraciones según la fe y la primera comprensión del Magisterio también está efectuada en la obediencia de la fe; sin embargo el movimiento culmina en un momento especial de “opción de fe”, consistente en descubrir nuevas exigencias y formulaciones históricas del mensaje cristiano5. El movimiento deductivo es descendente; desde la opción de fe tematiza sus fundamentos y principios, los articula sistemáticamente y los comunica, remodelando y 55 Cfr. ILDEFONSO CAMACHO; “D.S.I.; una aproximación histórica”, Ediciones Paulinas, Madrid-1.991, pg. 20. “Por tanto, el mensaje cristiano no es, al menos en la percepción que tenemos de él desde nuestra experiencia humana limitada, un todo definitivamente poseído, sino una fuente inagotable que muestra su fecundidad en contacto con las coordenadas variables del espacio y del tiempo.”

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actualizando las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, según la diversidad de culturas y sociedades. Propiamente este movimiento es lógico; no es histórico, aunque se vuelque a la práctica histórica y esté cultural- históricamente condicionado. Es importante señalar que esta vía presupone la inductiva; y que ésta parte desde una determinada realidad ya iluminada por enseñanzas del Magisterio, las que a su vez son conclusiones de una faz deductiva. Observemos que siendo siempre variable la realidad, por el carácter provisional de todo lo temporal, el método operará continuamente; para toda problemática social la fe siempre tiene que decir y que inspirar. Por ello el método no genera una sistematización doctrinaria cerrada y definida de una vez por todas; sino que actúa formulando una sistematización abierta, siempre susceptible de ulteriores modificaciones6. El método expuesto, que juzgamos teológico y específico de la DSI, se desarrolla entre dos polos: uno inferior o de base, la “praxis histórica”, y otro superior o culmen, la “fe”; es decir que verifica las condiciones señaladas como necesarias en virtud del objeto: historicidad y perennidad. Su continua y permanente operatividad, que busca mejores

66 Cfr. RICARDO ANTONCICH-JOSÉ MIGUEL MUNÁRRIZ; “La D.S.I.”, Ediciones Paulinas, Bs. As. 1.987, pg. 19; “Debemos ver la doctrina social como un proceso permanente de iluminación de la realidad cambiante. Tiene “un carácter dinámico”(Puebla 473). No es algo monolítico, afirmado de una vez para siempre. Ni es tampoco una voz universal para todas las situaciones y circunstancias. Se impone, pues, un discernimiento como tarea de las propias comunidades cristianas confrontadas con sus procesos irrepetibles y particulares”. Cfr. GERARDO T. FARRELL; op. cit., pg. 24; “Situada en la historia, los mismos Pontífices han presentado la Doctrina Social de la Iglesia en posición de búsqueda continua y de diálogo permanente. No hay que imaginarla como un monolito, sin vida propia y sin ósmosis con el mundo exterior. Ella se desarrolla constantemente, ya sea porque progresa en la conciencia que tiene de sí misma, ya sea porque se aplica a realidades en cambio. Es sensible a las corrientes de pensamiento y a los movimientos que recorren la humanidad”. Cfr. ILDEFONSO CAMACHO;op. cit., pg. 19; “A través de los sucesivos documentos se va produciendo lo que cabría denominar una continua remodelación de la doctrina como consecuencia de la reflexión que se hace desde la fe sobre una realidad en permanente cambio”.

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comprensiones, interpretaciones y aplicaciones en las relaciones de la revelación con los hechos sociales, se desenvuelve en una circularidad “praxis histórica – fe - praxis histórica” que permite denominarlo círculo hermeneútico. Como tal circularidad se despliega en el horizonte de la fe y como su momento más relevante es la opción de fe, es que denominamos círculo hermeneútico de la fe al método de la DSI7. El círculo hermeneútico de la fe actúa implicando las vías inductiva y deductiva, ambas siempre están presentes y se complementan sin confundirse. Al desarrollarse sigue los pasos naturales de la prudencia: “ver-juzgar y actuar”; analiza la realidad y lo que el Magisterio enseña sobre la misma (ver); pondera, valora y dictamina según principios racionales y de fe (juzgar); y determina orientaciones (remodelación de las enseñanzas Magisteriales) y cursos de acción que permitan transformar la realidad (actuar)8.

Fuentes La elaboración de la DSI documentalmente se funda en la Sagrada Escritura, la patrística, las obras de los grandes teólogos y los pronunciamientos sociales del magisterio eclesial; estos textos fontales permiten la elaboración de un cuerpo doctrinal basado en principios pertenecientes a dos grandes fuentes doctrinales. : la revelación y el derecho natural

77 Cfr. JUAN CARLOS SCANNONE, SJ; “Teología de la Liberación y D.S.I.”, Ediciones Cristiandad y Editorial Guadalupe, Madrid-Bs.As.-1.987, pgs. 34-38 y 219-223. 88 Cfr. ALFONSO A. CUADRON (Coordinador); “Manual de D.S.I.”, BAC-Fundación Pablo VI, Madrid1.993, pgs. 84-85. Al tratar sobre la “Naturaleza de la D.S.I.”, ANGEL GARCIA GALINDO expresa: “La DSI ha de intentar usar en combinación el método inductivo y el deductivo. En su elaboración es válido el método de raíces hegelianas “ver”, “juzgar” y “actuar”, con el fin de percibir y estudiar los problemas y sus causas....”.

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Fuentes Documentales: La Sagrada Escritura es la base de la reflexión cristiana, sin ofrecer un tratado sistemático de moral social constituye la guía y la perspectiva para la elaboración doctrinal. La inspiración fundante es el precepto del Amor; amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, y en una forma suprema “amar como Cristo ha amado” 9. La Biblia, texto madre y fundamental, es narración de la Historia de la Salvación; el Antiguo Testamento testimonia la necesidad de la liberación externa del pueblo elegido (del yugo de Egipto y de Babilonia) y de la opresión interna del pecado, prepara la liberación definitiva que instaurará Cristo en el Nuevo Testamento. De especial importancia es el pasaje profético de Isaías por la aplicación que Jesús hace sobre sí mismo: “El espíritu del Señor, Yavé, está sobre mí, pues Yavé me ha ungido, me ha enviado para predicar la buena nueva a los abatidos y sanar a los de quebrantado corazón, para anunciar la libertad de los cautivos y la liberación a los encarcelados” (Is, 6l, l)10. La patrística es la elaboración de los escritores eclesiásticos de la antigüedad cristiana (S. II-V), es la reflexión sobre la fe recibida directamente por los Apóstoles (Padres Apostólicos) o por sus sucesores; ella constituye el testimonio de la primera comunidad de creyentes y es fuente viva de la tradición de la iglesia. Los problemas sociales son abordados con un radical espíritu evangélico: los pobres son los predilectos del Señor, el derecho de los pobres se funda en el derecho a la vida de la gran familia humana, todos los bienes son de toda la humanidad, la riqueza cierra el corazón y trae males 99 Cfr. Mt. 22, 37-40; Rom. 13, 8-10; Jn. 15, 9-13. 1010 Cfr. EUGENIO ALBURQUERQUE FRUTOS; “La Dimensión Social de la Caridad”, Editorial CCS/Madrid, Madrid-1.991; Primera Parte, Caps. 1 y 4. RICARDO ANTONCICH-JOSÉ MIGUEL MUNÁRRIZ; “La D.S.I.”, Ediciones Paulinas, Bs. As.-1.987; pgs. 21-28. ANGEL GALINDO; “Moral Socioeconómica”, BAC, Madrid-1.996; Cap. II.

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espirituales, no hay derecho a poseer lo que no se usa justamente, la limosna es superior a la virginidad y al ayuno porque no queda en uno solo y abraza a los miembros de Cristo, y otras afirmaciones similares , marcan el tono dominante de la patrística.11 Las obras de los grandes teólogos permiten al Magisterio Social una fundamentación racional de la fe. El teólogo más citado en los documentos sociales es Santo Tomás de Aquino, él sistematizo la teología y especialmente la teología moral; su tratado De Iustitia sintetiza la especulación de Aristóteles en el libro V de Ética Nicomáquea, la doctrina bíblica del Antiguo Testamento, la tradición patrística (particularmente a San Agustín y San Isidoro de Sevilla) y la legislación del Decreto de Graciano. En la Edad Moderna la Iglesia dialogó con la nueva realidad del Descubrimiento del Nuevo Mundo, en tal acontecimiento adquiere relevancia la Escuela de Salamanca12, ésta renovó la teología y dio los basamentos del derecho internacional; entre sus teólogos tenemos a Bartolomé de las Casas, Francisco Vitoria, Domingo Soto, Melchor Cano, Francisco Suárez . En el presente siglo merecen destacarse los teólogos de la “Nouvelle Théologie”13, entre ellos: Congar, Chenu, Lubac, Daniélou, Mercier, Maritain, E. Gilson;

1111 Cfr. RICARDO ANTONCICH-JOSÉ MIGUEL MUNÁRRIZ; op. cit.; pgs. 28-31. ANGEL GALINDO; op. cit.; Cap. III, parte B). 1212 GERARDO T. FARRELL considera a la obra de la Escuela de Salamanca como “Prehistoria de la DSI”. Cfr. “Magisterio Social Latinoamericano”, Editorial Lumen, Bs.As.-1.994; al comenzar la obra expresa “La prehistoria de la Doctrina Social de la Iglesia tiene que ver con América Latina, porque la reflexión social realizada en el siglo XVI por la cristiandad española desarrolla, por primera vez, su temática.............debemos reconocer que la primera vez que ...


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