Resumen la cuestion judia PDF

Title Resumen la cuestion judia
Author constanza swett
Course Filosofia
Institution Universidad Adolfo Ibáñez
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 Bauer Plantea el problema de los judíos y alemanes, indica que los judíos no pueden ser emancipados y los alemanes no pueden emanciparlos, mientras los judíos no entiendan que el hecho de buscar su sola emancipación es buscar un privilegio, lo cual no puede permitir una emancipación, puesto que para ello se requiere encontrar una cierta generalidad, por ejemplo, buscar que todo el pueblo alemán sea emancipado. Indica que la forma más rígida de la oposición entre el judío y el cristiano es la oposición religiosa. La única forma de terminar con esta es haciéndola imposible y esto se logra suprimiendo la religión. En el concepto de Bauer el problema judío tiene una importancia general, se trata de un problema de las relaciones de la religión con el Estado, de la contradicción entre las ataduras religiosas y la emancipación política. La emancipación de la religión es planteada como condición, tanto para el judío que quiere emanciparse como para el Estado que ha de emancipar y que debe ser emancipado. Eliminación del privilegio: Según Bauer, todo privilegio, especialmente el religioso debe ser eliminado y si algunos, la gran mayoría, creyeran aun tener que cumplir con sus deberes religiosos, el cumplimiento de estos deberes debería quedarse en un asunto privado. Cuando ya no haya religiones privadas la religión habrá dejado de existir, puesto que si le quitan su fuerza excluyente ya no habrá religión. El autor quiere, por una parte, que el judío abandone el judaísmo y que el hombre en general abandone la religión para emanciparse como ciudadano y, por otra parte, considera que la supresión política de la religión como supresión de la religión en general. Dice que el Estado que presupone una religión no es un verdadero Estado.  Marx La emancipación no requiere de la supresión de la religión: Si hasta en un país de emancipación política acabada nos encontramos no solo con la existencia de la religión, sino con su existencia fresca, queda probado entonces que la existencia de la religión no contradice el desarrollo completo del Estado. Pero, como la existencia de la religión es la existencia de un defecto, la fuente de éste debe ser buscada en la esencia del propio Estado. No afirmamos que deban acabar con su limitación religiosa para poder destruir sus barreras laicas, afirmamos que anularán su limitación religiosa tan pronto anulen sus limitaciones laicas. El problema de la relación entre la emancipación política y la religión se convierte en el problema de la relación entre la emancipación política y la emancipación humana. Emancipación del Estado: En su forma, en el modo propio de su esencia, como Estado, el Estado se emancipa de la religión al emanciparse de la religión de Estado, es decir, cuando el Estado como tal no reconoce ninguna religión, cuando este más bien se reconoce como Estado.

El Estado puede liberarse de un límite sin que el hombre sea realmente liberado, por tanto, el Estado puede ser emancipado de la religión aun cuando la gran mayoría siga siendo religiosa. Y la gran mayoría no deja de ser religiosa por el hecho de ser su religiosidad algo puramente privado. El autor complementa citando a Hegel según este, para que el Estado sea reconocido como tal se debe diferenciar la forma de autoridad de la forma de fe, solamente así adquiere el Estado universalidad de pensamiento. Solo así, por sobre los elementos particulares el Estado se configura como una universalidad. El Estado que relega a la religión entre los demás elementos de la sociedad civil, el Estado que todavía mantiene la profesión de la fe de forma oficial es el llamado “no – Estado”. El Estado cristiano solo es la negación cristiana del Estado, puesto que el Estado que sigue profesando el cristianismo en forma de religión no lo profesa en forma de Estado, pues se comporta todavía religiosamente ante la religión, es decir, no es la ejecución real del fundamento humano de la religión porque apela todavía a la irrealidad. Bauer desarrolla el criterio de que el pueblo del Estado cristiano no es un pueblo, no tiene más voluntad propia, su verdadera existencia reside en el jefe al que se halla sometido el cual le es extraño porque le ha sido instituido por Dios. En el llamado Estado cristiano no es el hombre quien tiene ciertamente valor, sino la alienación. El único hombre que significa algo es el rey, un ser distinto de los demás hombres, un ser de por sí religioso, por ende, las relaciones que aquí imperan siguen estando fundadas en la fe.

Individuo/ciudadano: El Estado político perfecto es la vida genérica del hombre en oposición a su vida material. Allí donde el Estado político ha alcanzado su verdadero desarrollo, el hombre lleva no solo en el pensamiento sino en la vida una doble vida, una celestial y la otra terrenal. La vida en comunidad política en la que se considera ser colectivo (ciudadano) y la vida en la sociedad civil en la que actúa como hombre privado (individuo), en la que considera a los demás simples medios. El hombre en esta última realidad es un ser profano, pasa por un individuo real, en cambio, como ciudadano el hombre es considerado como un ser genérico, puesto que se ha despojado de su vida individual real y se ha dotado de una universalidad irreal. Contradicción mundana: contradicción entre el interés público y el interés privado, la escisión entre el Estado político y la sociedad civil, entre ciudadano y hombre. Según el autor, Bauer deja subsistir esta contradicción mientras polemiza contra su expresión religiosa. Emancipación política del hombre: El hombre se emancipa políticamente de la religión al trasladarla del derecho público al derecho privado. La escisión del hombre en el hombre público y el hombre privado, la traslación de la religión del Estado a la sociedad civil, todo es no es una fase sino la coronación de la emancipación política, la cual no aspira a suprimir la religiosidad real del

hombre. Esta desintegración no es una mentira contra la calidad del ciudadano, es la emancipación política, es la manera política de emanciparse de la religión. La emancipación política con respecto a la religión deja en pie la religión, aunque no una religión privilegiada. La contradicción en que se encuentra el fiel de una religión especial con su calidad de ciudadano no es más que una parte de la general contradicción mundana entre el Estado político y la sociedad civil. Toda emancipación es la reducción del mundo humano, de las relaciones al hombre mismo. La emancipación política es la reducción del hombre, de una parte, a miembro de la sociedad civil, al individuo egoísta e independiente, y, de otra parte, a ciudadano del Estado, a persona moral. Solo cuando el hombre individual real recobra en si al ciudadano abstracto y se convierte, como hombre individual en ser genérico; se lleva a cabo la emancipación humana. Derechos del hombre: Bauer indica que el hombre tiene que sacrificar el privilegio de la fe si quiere poder obtener los derechos generales del hombre. En parte, estos derechos del hombre son derechos políticos, derechos que solo pueden ejercerse en comunidad con otros hombres. Su contenido lo constituye la participación en la comunidad política (Estado). Estos derechos entran en la categoría de la libertad política, en la categoría de derechos cívicos que no suponen la supresión de la religión. Los derechos del hombre se distinguen de los derechos del ciudadano. La constitución de 1793 proclama como derechos de ambos la igualdad, libertad y seguridad. -

La libertad es el poder del propio hombre de hacer todo lo que no lesione los derechos del otro. La igualdad considerada en su sentido político es la igualdad de la libertad que tienen todos los ciudadanos, consiste en que la ley es la misma para todos. La seguridad consiste en la protección que confiere la sociedad a cada uno de sus miembros para la conservación de su persona, de sus derechos.

Hegel en virtud de esos tres derechos llama a la sociedad civil “el Estado de necesidad y de razón”. Ninguno de los derechos del hombre sobrepasa al individuo, al hombre tal como es, miembro de la sociedad civil separado de la comunidad. Muy lejos de considerar al hombre como ser social, hacen ver a la sociedad como una limitación de una autonomía originaria. Así, el único vínculo que lo mantiene ligado es la necesidad natural, el interés privado, la conservación de su propiedad y de su persona egoísta. La vida política se declara como un simple medio cuyo fin es la vida de la sociedad civil. Cierto es que su práctica revolucionaria se halla en flagrante contradicción con su teoría. Es decir, que el derecho de la libertad deja de ser un derecho cuando entra en conflicto con la vida política, mientras que con arreglo a la teoría de la vida política es la garantía de los derechos del hombre, de los derechos del hombre individual, debiendo suspenderse tan pronto como contradice a su fin: a estos derechos del hombre. Pero la práctica es solo la

excepción (la vida social es un medio para el fin, el cual es la vida política) y la teoría la regla (la vida política es el medio para lograr el fin, el cual es la vida social). Este hombre, el miembro de la sociedad civil, es la base de la premisa del Estado político. Y como tal es reconocido por él en los derechos del hombre. El hombre, en cuanto miembro de la sociedad civil, el hombre no político, aparece como el hombre natural. Los derechos del hombre aparecen como derechos naturales. Finalmente, el hombre, en cuanto miembro de la sociedad civil, es considerado como el verdadero hombre, como el hombre a diferencia del ciudadano, por ser el hombre en su inmediata existencia sensible e individual, mientras que el hombre político solo es el hombre abstracto, artificial, el hombre como una persona moral. El hombre real solo es reconocido bajo la forma del individuo egoísta. Rousseau indica que el hombre que quiera instituir un pueblo debe ser capaz de transformar a cualquier hombre, el cual por naturaleza es un todo perfecto y solitario, en parte de un todo mayor del que este hombre reciba su vida y su ser. Debe despojar al hombre de sus fuerzas propias, para entregarle otras que le sean extrañas y de las que solo pueda hacer uso con la ayuda de otros....


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