Resumen Las Guerras de religión PDF

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Course Historia Moderna
Institution Universidad de Castilla La Mancha
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RECENSIÓN ESCRITA - LIVET, GEORGE: Las Guerras de Religión (1559-1598). Ediciones Oikut-Tau

Las Guerras de religión de Francia fueron una serie de

enfrentamientos civiles que se desarrollaron en el Reino de Francia

durante la segunda mitad del siglo XVI. Se distinguen hasta ocho

guerras distintas acontecidas entre 1562 y 1598, si bien la violencia

fue constante durante todo el período.

Por

añadidura,

la

guerra

civil

francesa

tuvo

dimensiones

internacionales, implicando en la lucha a la potencia protestante del

momento, la Inglaterra de Isabel I, con la máxima defensora del

catolicismo y mayor potencia de la época, la España de Felipe II.

Debido a ello, el conflicto influyó de manera determinante en el éxito

de la rebelión de las Provincias Unidas contra el dominio español y en

la expansión de las confesiones protestantes en el Sacro Imperio

Romano, regido por el tío de Felipe II, el emperador Fernando I de

Habsburgo.

Como las guerras de religión tienen dos vertientes: religiosa y

politica, debemos diferenciarlas en cuanto a sus protagonistas: la

familia real francesa, los partidos políticos y las Iglesias. En cuanto a

los partidos estos son: el partido protestante (hugonotes), el partido

católico favorable a la monarquía, y los políticos.

En cuanto a las fases en que se podría dividir el conflicto según el

autor de la obra son:

1. EL PRELUDIO

El detonante de las Guerras de Religión fueron las disputas religiosas

entre

católicos

y

protestantes

calvinistas,

conocidos

como

hugonotes, exacerbadas por las disputas entre las casas nobiliarias

que abanderaron estas facciones religiosas, en especial los Borbón y

los Guisa.

2. CATALINA DE MÉDICIS Y LA POLÍTICA DE MODERACIÓN

Tras la muerte de Enrique II y de Francisco II, que reinó un corto

período, durante el cual siguió ejerciendo el poder la Casa de

Guisa, Carlos IX asciende al trono y Catalina de Médicis es

proclamada regente. Su verdadero poder político se reveló entonces

sin ninguna clase de limitaciones y continuará ejerciéndolo durante el

reinado de su último hijo, Enrique III.

Intentó conciliar los dos bandos religiosos, católicos y protestantes,

concertando el matrimonio de su hija Margarita de Valois, conocida

también como la "Reina Margot", con el jefe protestante Enrique de

Navarra, pero ante la intransigencia mostrada por ambas facciones,

decidió acabar con los principales cabecillas de los hugonotes que

acudieron a París como invitados a la boda. Al enterarse de ello

Margarita, advierte a su marido, quien pudo escapar a tiempo.

Catalina de Medici, que fue una mujer muy fuerte que quiso reinar de

manera efectiva, que supo hacer buen juego de la diplomacia al

aliarse con los enemigos de sus enemigos, muy hábil que hacía y

deshacía alianzas a su antojo. Su principal motivación era mantener

la integridad y paz del reino.

3. LAS PRIMERAS GUERRAS

La carnicería de Vassy fue el detonante de la primera

de ocho guerras religiosas que hundieron a Francia en

una vorágine de matanzas mutuas desde 1562 hasta

mediados de los años noventa. Si bien estaban en

juego asuntos de orden sociopolítico, el baño de sangre

tenía

una

motivación

eminentemente

religiosa.

Después de la batalla de Dreux, en diciembre de 1562,

que segó 6.000 vidas, concluyó la primera guerra de

religión. La paz de Amboise, firmada en marzo de 1563,

otorgó a los nobles hugonotes cierto grado de libertad

religiosa,

aunque

limitaba

sus

lugares

de

culto.

“La segunda guerra tuvo su origen en los temores

hugonotes

a

una

conjura

católica

internacional”.

Entonces no era raro que los magistrados católicos

ahorcaran a ciudadanos solo por ser protestantes.

En 1567 hubo una intentona hugonota de apoderarse

del rey Carlos IX y su madre, Catalina, hecho que

desató

el

segundo

conflicto.

Después de referirse a una de las batallas más

sangrientas, la de Saint-Denis, librada a las afueras de

París”. Poco después, en marzo de 1568 se firmó la paz

de Longjumeau, que reconocía a los hugonotes la

misma tolerancia relativa de la paz de Amboise.

Los católicos, indignados, rehusaron aceptar el acuerdo,

de modo que en septiembre de 1568 estalló la tercera

guerra religiosa. Fue seguida de un acuerdo de paz que

hacía mayores concesiones a los hugonotes. Se les

cedieron varias fortalezas, entre ellas el puerto de la

Rochela. Además, se designó para el Consejo de Estado

del rey a un importante príncipe protestante, el

almirante

Coligny.

Nuevamente,

los

católicos

se

enfurecieron.

4. LA NOCHE DE SAN BARTOLOMÉ

El protestantismo fue ganando fuerza entre la nobleza y en las

ciudades. El creciente número de adeptos desencadenó en los

protestantes un impulso entusiasta que les llevó a creer en la

posibilidad de convertir a todo el país. Tras varios enfrentamientos, la

Masacre de San Bartolomé en 1572 cortó drásticamente el desarrollo

del movimiento y puso fin definitivamente a las ilusiones de los

protestantes. La Matanza o Masacre de San Bartolomé es el

asesinato

en

masa

de hugonotes (cristianos

protestantes

franceses de doctrina calvinista) durante las Guerras de religión de Francia del siglo XVI. Los hechos comenzaron en la noche

del 23 al 24 de agosto de 1572 en París, y se extendieron

durante los meses siguientes por toda Francia.

5. LA ALIANZA DE LOS HUGONOTES Y LOS “MALCONTENTOS”

Entre tanto, la jerarquía católica azuzaba a la población

contra los hugonotes. El clero de Tolouse exhortó a sus

fieles: “Matadlos y saquead; somos vuestros padres. Os

protegeremos”. Las violentas campañas de exterminio

dirigidas por el rey, los parlamentos, los gobernadores

y los capitanes sentaron el ejemplo que imitaron las

masas

católicas.

Pero los hugonotes contraatacaron. A los dos meses de

la “Noche de San Bartolomé” iniciaron la cuarta guerra

religiosa. En los lugares donde superaban en número a

los católicos destruyeron imágenes, crucifijos y altares

en las iglesias católicas, y llegaron a verter sangre.

“Dios no quiere que se exima ni ciudades ni gente”, dijo

Juan Calvino, caudillo del protestantismo francés, en su

Declaración

para

mantener

la

verdadera

fe.

Se sucedieron otras cuatro guerras de religión. La

quinta terminó en 1576 al firmar Enrique III una paz

que concedía a los hugonotes plena libertad de culto en

toda Francia. Pero la ultracatólica ciudad de París se

rebeló y expulsó al rey, a quien consideraba demasiado

conciliador

con

los

hugonotes.

6. LA LIGA Y ESPAÑA

Los católicos tratan de expulsar a los protestantes del reino, aliados

con España. La última fase de las guerras de Religión fue la más

sangrienta de todas, una verdadera guerra a gran escala, con la

intervención directa de potencias extranjeras, y continuas matanzas

azuzadas por los odios acumulados de 20 años de conflicto.

Los católicos formaron un gobierno de oposición, la

Santa

Liga,

capitaneada

por

Enrique

de

Guisa.

Por último, en el octavo conflicto, la guerra de los Tres

Enriques, el rey Enrique III (católico) se alió con su

futuro sucesor,

Enrique

de

Navarra (protestante),

contra Enrique de Guisa (católico). El monarca logró

que se asesinara a Enrique de Guisa, pero él mismo

cayó víctima de la agresión de un dominico en agosto

de 1589. Así, Enrique de Navarra, que diecisiete años

antes se había librado de la “Noche de San Bartolomé”,

subió

al

trono

como

Enrique IV.

Dado que era hugonote, París se negó a acatarlo. La

Santa Liga católica organizó sus huestes por todo el

país para luchar contra él. Aunque el soberano ganó

varias

batallas,

refuerzos

de

cuando

España

los

católicos

acabó

recibieron

abjurando

del

protestantismo y convirtiéndose a la fe católica. Tras su

coronación, el 27 de febrero de 1594, Enrique entró en

París, donde el pueblo, exhausto de tanta guerra, lo

aclamó como rey.

6. LA PACIFICACIÓN DEL REINO

Así concluyeron las guerras religiosas de Francia, tres

decenios largos de matanzas mutuas de católicos y

protestantes.

El conflicto acabó con la extinción de la dinastía Valois-Angulema y el

ascenso al poder de Enrique IV de Borbón, que tras su conversión al

catolicismo promulgó el Edicto de Nantes en 1598, garantizando una

cierta tolerancia religiosa hacia los protestantes. Sin embargo, los

conflictos entre la Corona y los hugonotes se reavivaron

periódicamente, hasta que el nieto de Enrique IV, Luis XIV, revocó tal

tolerancia con el Edicto de Fontainebleau de 1685, proscribiendo

toda religión excepto la católica, lo que provocó el exilio de más de

200.000 hugonotes...


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