Resumen primer parsial PDF

Title Resumen primer parsial
Course Semiología
Institution Universidad de Belgrano
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resumenes de varios libros...


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https://www.altillo.com/examenes/uba/ubaxxi/semiologia/semio_2014_p1a_res.asp ¿QUÉ ES LA SEMIÓTICA? La semiótica es una ciencia que depende de la “realidad de la comunicación”. Primero vivimos y practicamos la comunicación, y en un segundo momento reflexionamos sobre su sentido, su estructura y funcionamiento. Eso es la semiótica. La teoría de los signos fue bautizada con el nombre de “semiología” por Saussure. Pero pronto el término entró en colisión con la palabra “semiótica”, utilizada con anterioridad. Ferdinand de Saussure, desde la vertiente lingüística, reivindicó el derecho a una ciencia “que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social... la denominaríamos semiología (del griego semeion, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué consisten los signos, qué leyes los regulan”. Saussure sostiene que la lingüística es sólo una parte de la ciencia general de los signos, o sea, de la semiología. Históricamente, se instalaron dos tradiciones etimológicas, cuyas dos palabras representaban una mirada de doble foco: La de F. Saussure que usó el término semiología, y la del filósofo Ch. Peirce que optó por la palabra semiótica. La corriente saussuriana ha tenido su base sobre todo en Europa, se difundió hasta Rusia y, en parte, también en América Latina. Mientras el término semiótica se impuso más en los países anglosajones. Saussure consideró la semiología relacionada con la psicología social y asociada a los procesos que de ella se derivan, pero siempre dentro de los límites de la lingüística. En cambio la perspectiva de Peirce desde la lógica filosófica, fue más general. Para él todo está integrado en el campo de las relaciones comunicativas. A pesar de ser contemporáneos, Saussure y Peirce no se conocieron en vida. Finalmente en 1969, al instituirse en La Haya, la Asociación Internacional de Estudios Semióticos, se convino en unificar las posiciones, y se adoptó el término semiótica. a) El objeto principal de la semiótica, es estudiar los conceptos básicos y generales que atañen a la problemática sígnica. La semiótica se presenta, como una mirada acerca del modo en que las cosas se convierten en signos y son portadoras de significado. Su radio de acción, incluye y presta atención a la semiosis, es decir, a la dinámica concreta de los signos en un contexto social y cultural dado. La semiosis es un fenómeno operativo contextualizado, en el cual los diversos sistemas de significaciones transmiten sentidos, desde el lenguaje verbal al no verbal, pasando por los lenguajes audiovisuales, hasta las más modernas comunicaciones virtuales. b) Lenguaje común y lenguaje científico. Las ciencias operan y funcionan con hipótesis, y eso rige también para la semiótica. Cada realidad se rige con nociones a escalas diferentes. Y es bueno que así sea, porque “la realidad” constituye una “resistencia” para cualquier ciencia, pero eso permite una continua renovación de interacciones entre los fenómenos reales y las representaciones científicas. El lenguaje de éstas se vincula con los niveles de la realidad desde el estatuto del observador (del semiólogo investigador), el cual aplica su inteligencia (un punto de vista teórico y el desarrollo de un método) a la descripción y comprensión de los fenómenos. La utilización de hipótesis funciona al mismo tiempo como argumentos eurísticos, como

guías que orienten la marcha de la investigación. c) El punto de vista semiótico, es analizado desde múltiples puntos de vista. La semiotica presta atención a la multitud de objetos, de seres y de hechos que llenan nuestra realidad, especialmente aquellos que son fruto de la cultura humana. Pero, lo propio de la semiótica es considerar los fenómenos y los hechos de cultura “sub specie communicationis”, esto es, desde el ángulo o el punto de vista de la comunicación, analiza específicamente la red de signos y de hechos de semiosis que se tejen en las culturas, con sus dimensiones de significados comunicados. Resumiendo, el espacio semiótico, incluye todos los aspectos que tocan las formas y las relaciones sígnicas de las cosas, por tanto, es como si todo fuera materia significante de semiosis, o sea, signos y lenguajes que alimentan fenómenos de significación. Se pasó, pues, de la semiótica entendida como “ciencia de los signos”, a la semiótica comprendida como “ciencia de las significaciones”. Pero ambos aspectos van unidos, no pueden separarse. De este modo, la semiótica permanece como la ciencia de los signos que circulan y producen sentido en el ámbito de las culturas y sociedades humanas, tomando en cuenta sus lenguajes, lo que ellos revelan, lo que dicen y como dicen las cosas que la gente hace. La semiótica no se cree omnipotente, ya tiene fronteras epistemológicas que regulan su quehacer. A lo largo de la relativamente corta historia de esta disciplina, se suelen clasificar en tres etapas: a) Semiótica de primera generación: Tuvo origen ya en la década de 1950, cuando apenas se iniciaban los estudios de semiología. Al inicio los enfoques fueron eminentemente lingüísticos en la línea de la tradición saussuriana. Entonces la pregunta básica era acerca de la “arquitectura de un texto”. Desde ese planteo, el acercamiento a los problemas de la comunicación, consistía en hallar y descomponer los elementos constitutivos de cada texto o discurso. La semiótica estructural asumió el postulado según el cual todo lector es un decodificador y el mensaje una obra. Roland Barthes, uno de los exponentes más conocidos de la década del 60 de esta semiótica, afirmaba, en efecto, que toda obra es un fragmento de una sustancia que tiene un cuerpo y ocupa un espacio, lleva en sí misma un significado y es fruto de una tarea de producción. Las semióticas de primera generación se remitieron a este bagaje conceptual estructuralista. A pesar de sus límites, estas semióticas de primera generación, han tenido el mérito de ensanchar el horizonte restringido de la vieja lingüística y se han preocupado por abarcar no sólo el lenguaje verbal, sino también las formas audiovisuales de comunicación. b) Las semióticas de segunda generación: A partir de los años 1970, los estudios semióticos sufrieron un viraje hacia nuevas posturas teóricas y metodológicas. La semiótica postestructuralista, impone hipótesis más pluralistas que contribuyeron a cambiar los enfoques de los estudios y los proyectos de investigación. En semiótica se revisaron las formas en que se relacionaban los signos, los individuos o actores y las redes sociales. Entre esos elementos ya no existía aquella unidad que aparentemente se pretendía. Por lo cual se empezaron a indagar otros hechos extra-lingüísticos y otros procesos comunicativos. En las semióticas de esta

nueva generación hallamos diversos pensadores que se interesaron por el análisis de textos concretos de los lenguajes. No se trató de un horizonte completamente homogéneo, ya que aparecieron concepciones teóricas diversificadas, pero todas, de una manera u otra, confluyeron en la indagación semiótica. En síntesis podemos nombrar las siguientes tendencias principales: El deconstruccionismo. La hermenéutica. c) Las semióticas de tercera generación: A mediados de 1980 vemos aparecer un nuevo escenario semiótico, más complejo aún. Las semióticas anteriores habían aportado el interés por los “actores” que desarrollaban roles sociales. Ahora se plantean dos nuevos problemas. En el plano textual se trataba de diseñar el perfil y el rol del interlocutor, a partir de los límites que el mismo texto sugiere, pero yendo más allá. Esta nueva tendencia emergente traía implícita la pregunta acerca de los actores sociales y cuál sería la perspectiva con la cualhabía que postular su estudio. Para responder a estas cuestiones, era necesario abrir la semiótica al cognoscitivismo de otras disciplinas que ayudaran a redefinir algunos núcleos centrales de la indagación sobre los sujetos de la comunicación, analizar su postura mental, las estrategias de sus acciones, y las situaciones en que la desarrollaban. De manera general podemos afirmar que se instaló un nuevo paradigma, pero con un enfoque plural: el interaccionismo. Éste se caracteriza por la descripción de la comunicación en sus múltiples aspectos, de las formas discursivas y el análisis de los anunciados ubicados en sus contextos empíricos. Diversas disciplinas contribuyen a definir contenidos y métodos semióticos: la sociolingüística, la psicología social, la sociología cognitiva, la kinésica y proxémica, los estudios etnográficos, etcétera. El postulado epistemológico de base, consistió en aceptar que los textos y discursos son construcciones sociales realizadas por múltiples actores. En adelante, para la semiótica el lector es considerado como un interlocutor que el texto halla delante de sí; el texto a su vez, construye a su lector o espectador dándole un espacio activo y guiándolo por cierto recorrido. Este enfoque general ha sido asumido -aún con matices diversos- por varias escuelas y autores. La llamada “escuela de Costanza” aportó fecundas reflexiones, lo mismo que las teorías de interacción social estudiada por la escuela de Palo Alto; la Escuela de Birmingham que analizó las relaciones procedimentales de los diálogos y la estructura de sus léxicos; la Escuela de Ginebra que propuso una tipología de los intercambios entre actores de diferentes rangos. Resumiendo, estas semióticas de tercera generación, además de reocuparse por indicar cómo se comunica un texto, prestan atención al modo como los actores mediáticos interactúan en los más diversos contextos. La división de la semiótica en tres ramas: la Sintáctica, la Pragmática y la Semántica. La primera, considera, es la más estudiada en lingüística, en lógica y en matemáticas. Esto es, la primera establece condiciones formales de los signos y sus relaciones entre sí. Un lenguaje se puede transformar en cosas y éstas en oraciones de acuerdo a una regla sintáctica que se divide en dos: reglas de formación y reglas de transformación. Distingue tres tipos de signos a partir de sus relaciones de denotación, singular, general, y

universal: 1. Signos indéxicos 2. Signos caracterizadores 3. Signos universales La segunda se entiende la ciencia de la relación de los signos con sus intérpretes, con las personas que utilizan los signos de modo concreto. Le interesa el estudio de los diálogos conversacionales, los casos que reporta la etnolingüística, los enunciados de los medios masivos, la relacion con fenómenos psicológicos, biológicos y sociológicos respecto a la función del signo. La tercera se ocupa de la relación de los signos con sus designata y, por ello, con los objetos que pueden denotar o que, de hecho, denotan dos tipos de semántica, una pura y otra descriptiva. La primera proporciona los términos, los aspectos teóricos para hablar de la semántica en relación a la semiosis; en cambio, la segunda se ocupa de cuestiones prácticas o “reales”. Un signo denota aquello que se afirma en una regla semántica, mientras que la regla en sí establece las condiciones de designación. Los signos entonces se dividen en esta dimensión por sus caracterizaciones, así como por sus relaciones de designación en tres: 1. Índice, 2. Icono y 3. Símbolo. El origen etimológico de las palabras: Naturaleza (del latín “natura - ae”) y de cultura (también del latín “cultura” , “cultus-um”), designan dos dimensiones capitales y complementarias de la vida humana, por un lado la presencia del mundo natural, y por otro, la actividad primordial del ser humano en contacto con él. Naturaleza y cultura constituyen, pues, un binomio en mutua relación dinámica, donde, sin embargo, la potencia cultural, o sea, la iniciativa y creatividad de la persona, es más fuerte y agresiva que la mansa naturaleza.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------1. ¿Cuál es la diferencia entre lengua y lenguaje? Es un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos de lenguaje. Se la puede localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen acústica viene a asociarse con un concepto. La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni modificarla; no existe más que en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad. Por otra parte, el individuo tiene necesidad de un aprendizaje para conocer su funcionamiento; el niño se la va asimilando poco a poco. Hasta tal punto es la lengua una cosa distinta, que un hombre privado del uso del habla conserva la lengua con tal que comprenda los signos vocales que oye. 2. ¿Qué fenómenos entran en juego en el acto de comunicación que denominamos “conversación”?

Este acto supone por lo menos dos individuos: es el mínimum exigible para que el circuito sea completo. Sean, pues, dos personas, A y B, en conversación:

El punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de ellos, por ejemplo, en el de A, donde los hechos de conciencia, que llamaremos conceptos, se hallan asociados con las representaciones de los signos lingüísticos o imágenes acústicas que sirven a su expresión. Supongamos que un concepto dado desencadena en el cerebro una imagen acústica correspondiente: éste es un fenómeno enteramente psíquico, seguido a su vez de un proceso fisiológico: el cerebro transmite a los órganos de la fonación un impulso correlativo a la imagen; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B: proceso puramente físico. A continuación el circuito sigue en B un orden inverso: del oído al cerebro, transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de esta imagen con el concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo acto seguirá — de su cerebro al de A— exactamente la misma marcha que el primero y pasará por las mismas fases sucesivas que representamos con el siguiente esquema: El circuito, tal como lo hemos representado, se puede dividir todavía: a) en una parte externa (vibración de los sonidos que van de la boca al oído) y una parte interna, que comprende todo el resto b) en una parte psíquica y una parte no psíquica, incluyéndose en la segunda tanto los hechos fisiológicos de que son asiento los órganos, como los hechos físicos exteriores al individuo; c) en una parte activa y una parte pasiva: es activo todo lo que va del centro de asociación de uno de los sujetos al oído del otro sujeto, y pasivo todo lo que va del oído del segundo a su centro de asociación; Por último, en la parte psíquica localizada en el cerebro se puede llamar ejecutivo todo lo que es activo (c -> i) y receptivo todo lo que es pasivo (i -> c). Es necesario añadir una facultad de asociación y de coordinación, que se manifiesta en todos los casos en que no se trate nuevamente de signos aislados; esta facultad es la que desempeña el primer papel en la organización de la lengua como sistema. 3. ¿Qué es el habla? ¿Cuáles son los rasgos que la diferencian de la lengua? El habla es un acto individual de voluntad y de inteligencia, en el cual conviene distinguir: 1° las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la lengua con miras a expresar su pensamiento personal; 2° el mecanismo psicofísico que le permita exteriorizar esas combinaciones. La lengua, es el producto que el individuo registra pasivamente; nunca supone premeditación, y la reflexión no interviene en ella más que para la actividad de clasificar, de que hablamos. Si pudiéramos abarcar la suma de las imágenes verbales almacenadas en todos los individuos, entonces toparíamos con el lazo social que constituye la lengua. Es un tesoro depositado por la práctica del habla en los sujetos que pertenecen a una misma

comunidad, un sistema ramatical virtualmente existente en cada cerebro, o, más exactamente, en los cerebros de un conjunto de individuos, pues la lengua no está completa en ninguno, no existe perfectamente más que en la masa. Al separar la lengua del habla, se separa a la vez: 1° lo que es social de lo que es individual; 2° lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental. 4. ¿Qué es la semiología y cuál es su relación con la lingüística? La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía, a las señales militares, etc., etc. Sólo que es el más importante de todos esos sistemas. Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicología social, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos semiología. Las leyes que la semiología descubra serán aplicables a la lingüística, y así es como la lingüística se encontrará ligada a un dominio bien definido en el conjunto de los hechos humanos. El problema lingüístico es primordialmente semiológico. 5. ¿Cómo está compuesto el signo lingüístico? El signo lingüístico une un concepto y una imagen acústica. La imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos; esa imagen es sensorial, y si llegamos a llamarla «material» es solamente en este sentido y por oposición al otro término de la asociación, el concepto, generalmente más abstracto. El carácter psíquico de nuestras imágenes acústicas aparece claramente cuando observamos nuestra lengua materna. Sin mover los labios ni la lengua, podemos hablarnos a nosotros mismos o recitarnos mentalmente un poema. Y porque las palabras de la lengua materna son para nosotros imágenes acústicas, hay que evitar el hablar de los «fonemas» de que están compuestas. Este término, que implica una idea de acción vocal, no puede convenir más que a las palabras habladas, a la realización de la imagen interior en el discurso. Hablando de sonidos y de sílabas de una palabra, evitaremos el equívoco, con tal que nos acordemos de que se trata de la imagen acústica. El signo lingüístico es, pues, una entidad psíquica de dos caras, que puede representarse por la siguiente figura:

Estos dos elementos están íntimamente unidos y se reclaman recíprocamente. Ya sea que busquemos el sentido de la palabra latina arbor o la palabra con que el latín designa el concepto de 'árbol', es evidente que las vinculaciones consagradas por la lengua son las únicas que nos aparecen conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra que se pudiera imaginar. Esta definición plantea una importante cuestión de terminología. Llamamos signo a la combinación del concepto y de la imagen acústica: pero en el uso corriente este término

designa generalmente la imagen acústica sola, por ejemplo una palabra (arbor, etc.). Y proponemos conservar la palabra signo para designar el conjunto, y reemplazar concepto e imagen acústica respectivamente con significado y significante; estos dos últimos términos tienen la ventaja de señalar la oposición que los separa, sea entre ellos dos, sea del total de que forman parte. En cuanto al término signo, si nos contentamos con él es porque, no sugiriéndonos la lengua usual cualquier otro, no sabemos con qué reemplazarlo. El signo lingüístico así definido posee dos caracteres primordiales. Al enunciarlos vamos a proponer los principios mismos de todo estudio de este orden. 6. ¿Qué quiere decir que el signo es arbitrario, lineal, inmutuable y mutuable? El lazo que une el significante al significado es arbitrario, porque reside en el hecho que las distintas lenguas desarrollaron diferentes signos, esto es, diferentes vínculos entre significantes y significados; de otra forma, sólo una lengua existiría en el mundo. Ahora bien, es claro que esta conexión no es arbitraria para quienes usan una misma lengua, porque si esto fuera así, los significados no serían estables y desaparecería la posibilidad de comunicación. El principio de arbitrariedad opera en forma conjunta con el segundo principio que afirma que el significante siempre es lineal. Lo que significa que los sonidos de los cuales se componen los significantes, dependen de una secuencia temporal. Es inmutuable ya que la lengua es libre de establecer un vínculo entre cualquier sonido o secuencia de sonidos con cualquier idea, pero una vez establecido este vínculo, ni el ha...


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