Resumen Vergara - Benito Pérez Galdós PDF

Title Resumen Vergara - Benito Pérez Galdós
Author Rosa Mérida González
Course Lengua Castellana y Literatura
Institution Bachillerato (España)
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Summary

Resumen del libro "Vergara", de Benito Pérez Galdós. 2º de Bachillerato. Puntuación: sobresaliente....


Description

FICHA DE LECTURA. Título: “Vergara”

Editorial: Alianza Editorial

Autor/a: Benito Pérez Galdós

Nº de edición: 1º edición

1. Introducción. Benito Pérez Galdós nace en la casa familiar de la calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria (hoy sede de la Casa-Museo), el miércoles 10 de mayo de 1843, hijo del teniente coronel D. Sebastián Pérez y Dña. Dolores Galdós. El Colegio de San Agustín, con un profesorado formado en los principios de la Ilustración, despertó su espíritu crítico, su afición por la Historia y el gusto por las artes plásticas. Sus primeros pasos literarios encuentran acogida en el periódico El Ómnibus, con crónicas de la actualidad insular teñidas de ironía y sentido del humor. Finalizados sus estudios de Secundaria, viaja a Tenerife para obtener el título de Bachiller en Artes. Posteriormente se trasladará a Madrid para estudiar la carrera de Leyes. Paralelamente a los estudios frecuenta el Ateneo y otras tertulias de intelectuales y artistas. A través de ellas y de sus paseos por la ciudad va conociendo la vida de Madrid y es testigo de acontecimientos políticos e históricos del momento. Estas experiencias quedarán reflejadas en sus trabajos periodísticos y en las primeras novelas: “La Fontana de Oro” y “El audaz”. En esta etapa concibe e inicia la publicación de los Episodios nacionales con “Trafalgar”. Viaja por Europa. El conocimiento y contraste de la realidad española con la de otros países europeos estimula su preocupación por la modernización de España lo que se reflejará tanto en la producción literaria de estos años como en su interés por la política. Se integra en el Partido Progresista de Sagasta. Las novelas de esta época: “Tormento”, “Fortunata y Jacinta”, “Tristana”… son fruto de una profunda reflexión y testimonio de su planteamiento renovador del género novelístico. Galdós se convierte en el máximo exponente del realismo español, como lo fueron en Francia Balzac, Zola y Flaubert. Escribe a su vez dramas como “La loca de la casa” o “Gerona”, que lo consagran como autor teatral ante el público y la crítica. Crece considerablemente su popularidad con la segunda serie de los Episodios nacionales. La Real Academia reconoce sus méritos y lo designa para ocupar el sillón "N" en el año 1897. Ingresa en el Partido Republicano. Su actividad literaria sigue siendo muy intensa: publica las series tercera, cuarta y quinta de los Episodios nacionales, se entrega cada vez más al teatro. En este género, como en las últimas novelas, evoluciona hacia planteamientos más espiritualistas y simbolistas. “Casandra”, “Electra”, “Santa Juana de Castilla”, “El caballero encantado” o “La razón de la sinrazón” son claros ejemplos de esta evolución, no muy bien comprendida en su momento. Se propone su candidatura para el Premio Nobel, que no recibe. Junto con Miguel de Unamuno y Mariano de Cavia recibe un homenaje de desagravio por los ataques de la censura. Vive cada vez más retirado. Sus problemas de visión se agudizan hasta quedar completamente ciego. Muere en Madrid, el 4 de enero de 1920. En todo el país se lamentó su pérdida como la de una de las personalidades españolas más ilustres. Benito Pérez Galdós vive un periodo de la historia española caracterizado por la inestabilidad,

constante alternancia de gobiernos (entre moderados y progresistas) y una caída, cada vez más profunda, de la Hacienda Española. Es una época de reformas, de lucha de ideales, de la expansión del liberalismo y la idea del progreso, las cuales perjudican todo aquel sistema absolutista y tradicional que lleva perdurando desde hacía siglos: El Antiguo Régimen. Reina entonces Isabel II, cuyo ascenso al trono provocará un grave conflicto entre liberales, también llamados isabelinos, y absolutistas, conocidos como carlistas, teniendo lugar la 1ª Guerra Carlista, argumento de esta obra. Durante su reinado, y tras las regencias de la reina madre y el general Espartero, uno de los protagonistas de la Guerra Carlista, se intenta, por medio de diferentes constituciones y legislaciones, dar un paso más allá en la instauración de un sistema más democrático. Sin embargo la alternancia de partidos dificultaba enormemente el avance del país, pues las legislaciones eran muy cortas. Del mismo modo, el poder acabó residiendo en las camarillas, una serie de ministros que giraban en torno a la reina. Este “politiqueo”, sin resultados, desencadenó conflictos, y la tendencia de la reina sobre el partido moderado la llevaría al derrocamiento, por el pacto de Ostende en el año 1868, con la revolución de “La Gloriosa”. Posteriormente la inestabilidad sería incluso mayor, derivando, tras un gobierno de transición, en una monarquía, de Amadeo de Saboya, de tan solo 3 años; una república, que duraría 11 meses, y finalmente la vuelta de los Borbones (la Restauración) a través de la figura de Alfonso XII. Ésta obra en concreto, Vergara, pertenece a la 3ª serie de estos Episodios Nacionales, publicada en 1899. Los Episodios Nacionales son una colección de cuarenta y seis novelas históricas, redactas entre 1872 y 1912 y divididas en cinco serias. Suponen una incursión literaria del autor en la historia del siglo XIX, a través de lo cual Benito Pérez Galdós pretende justificar el estado agitado e inestable de la sociedad y política española tras el derrocamiento de la dinastía borbónica. Desde Trafalgar, publicado en 1872 hasta Cánovas en 1912, se narran de forma novelada los conflictos que marcaron los sucesos de nuestro país desde 1805, fecha de la derrota de Trafalgar, hasta los primeros años de la Restauración borbónica. 2. Resumen del argumento. La trama se desencadena entre 1837 y 1839, años contenidos en el periodo final de la 1ª Guerra Carlista. Fernando, hombre de alta categoría, cultivado, erudito, se ve enfrascado en una serie de acontecimientos que protagonizarán una parte importante de la historia contemporánea española, convirtiéndose, de manera fortuita, en uno de los protagonistas que pondría fin a aquella primera guerra civil entre isabelinos y carlistas. A través del conocido como Pacto de Vergara, firmado en 1839 por los generales Maroto y Espartero, se pondría fin a este sangriento episodio. 3. Estudio de los personajes. Fernando Calpena: Se trata del protagonista de la novela. Hijo de nobles, responde al modelo del caballero intelectual, erudito, cumplido y acomodado de la época. Modelo que abandonó mucho tiempo atrás el espíritu guerrero propio de los caballeros en pos de una figura mucho más aburguesada, culta y sedentaria. Sin embargo, frente a los arquetipos del Romanticismo, este personaje sufrirá un gran desarrollo personal que le hará desprenderse de muchas de sus inseguridades y convertirse en un hombre de acción. Siguiendo las bases del Realismo, el personaje deberá sus cambios a la situación, contexto social que le rodea, los cuales le

obligarán a tomar decisiones que irán poco a poco marcando su camino. Es un hombre leal, que cumple sus promesas y se responsabiliza de sus actos. No obstante al principio se nos presenta como un hombre muy apegado aún a su madre, a la que luego se descubrirá, no conoce, que no puede tomar decisiones por sí mismo y que busca constante aprobación por parte de ésta. No obstante, las circunstancias le obligarán a elegir sus propios senderos sin poder contar con la opinión, que según él, más le importa. Su responsabilidad y lealtad se reflejan tanto en su trato con la gente como en la defensa incuestionable de sus ideales. Podría decirse que su ideología es liberal sin ninguna duda, a pesar de ello y a mi entender, la búsqueda de la paz es el principio que mueve sus acciones, una paz que ve más próxima al lado de los liberales, a los que se unirá. Hombre inteligente, que por sus conocimientos del lenguaje podrá pasar desapercibido en diversos contextos, habilidades que llamarán la atención del propio Espartero, quien reconociendo su capacidad, pondrá en sus manos la delicada tarea de actuar como intermediario en las negociaciones con el general Maroto. Pilar de Loaysa: a pesar de tener poca presencia como personaje en la novela, su figura será imprescindible a lo largo de la misma pues, madre del protagonista, será el destinatario de muchas de sus reflexiones y motivo de uno de sus más persistentes pensamientos. La condesa refleja un modelo más tradicional que busca una vida sin demasiado movimiento, más acorde con el absolutismo. Todo ello se refleja en una actitud sumamente religiosa y unos juicios que giran en torno a la restauración de una calma anterior, pues por miedo a que a su hijo pueda ocurrirle algo, se encuentra en una posición en la que duda entre darle alas para emprender sus aventuras o mantenerle siguiendo esa vida sin cambios y sedentaria, propia de la nobleza de aquel caduco Antiguo Régimen. Sin embargo, esta mentalidad absolutista no se refleja abiertamente en el personaje, sino que es fruto de una educación y tradición que le hacen concebir un estilo de vida acorde con los dogmas de la Iglesia y fuera de cualquier amenaza que pueda suponer un cambio en el estado de bienestar alcanzado. Ésta mentalidad tradicional se manifiesta igualmente en sus alusiones a la casta de la que Fernando proviene, sangre noble, de antiguos caballeros medievales, y por tanto, heredero de batallas y como consecuencia, del anhelo innato de aventuras. Baldomero Espartero: también conocido como el Conde de Luchana y posteriormente poseedor del título de Duque de la Victoria, es una de los personajes reales de esta novela. General de las tropas liberales, defensoras de Isabel II, será protagonista de la derrota carlista y uno de los autores del Convenio de Vergara. Espartero es presentado como un hombre afable, amigo de sus amigos, buen estratega y muy calculador. Radical en sus ideales, es el gran defensor del ferviente liberalismo del momento. Aún siendo un hombre muy recto y ejecutor de sus enemigos, destaca a su vez por su caballerosidad y respeto por sus generales enemigos. Hombre de palabra, muy persistente en sus fines, accederá a pactar la paz con el enemigo, conocedor de los estragos causados por la guerra y el derramamiento de sangre que no solo suponen una tragedia humana sino que asimismo dificultan el buen movimiento de los engranajes, amenaza por tanto del resurgimiento del país, el anhelado progreso, el sueño liberal. Aún pudiendo vencer completamente al enemigo, lo cual daría lugar a la firma de capitulaciones, es más partidario a firmar una paz. Pretende así perpetuar el final del conflicto, asumiendo ciertas de sus condiciones, consciente de que más que enemigos son hermanos enfrentados, previniendo así posibles hostilidades. Es, por tanto, un hombre patriótico que se debe a la defensa de su nación, su pueblo, su tierra.

Rafael Maroto: otro de los personajes reales e imprescindibles de la novela, Maroto es conocido como General de las tropas carlistas hasta el año 1839 con la firma del Tratado de Vergara. Designado por el segundo candidato a la corona, Carlos María de Isidro, Maroto será autor de las campañas que se desarrollarían en el norte (País Vasco, Navarra, Cataluña), donde el movimiento carlista se encontraba más arraigado. Frente a Espartero, Maroto es un hombre indeciso, buen militar, pero sin dotes de gobierno. Asimismo, ante una primera y total fidelidad hacia el absolutismo en manos de Carlos Mª Isidro, su ideología irá cambiando a lo largo del desarrollo de la guerra. Se desprestigia a la figura del supuesto futuro rey y en su mente comienzan a tomar protagonismo ideas de carácter liberal, comprendiéndolo como un liberalismo moderado y tradicional, que sería la beta en la que derivaría el carlismo en lo posterior. Esta duda interior que pone en tela de juicio su posición, la inminente derrota y la paulatina pérdida de apoyo por parte de sus propios aliados, llevan a Maroto a la constante indecisión, cambios de ánimo, y decaídas de su salud, fruto de la agitada situación en la que vive, bajo amenaza y tensión constante. No obstante, su presencia es causa de cierto respeto, temor (sobre todo tras los fusilamientos de generales aliados que ordena en Estella) incluso frente al rey. Este, aún estando en contra de sus últimas acciones (y desconocedor de las estratagemas urdidas por Maroto con el fin de firmar la paz con Espartero), no se decide a tomar cartas en el asunto hasta casi el final de esta guerra. Es sin embargo tarde para que el aspirante a rey comience a ejercer su labor, para la cual carece de dotación. Zoilo: comienza siendo el antagonista de esta historia. Un conflicto amoroso llevará a protagonista y susodicho a establecer una cruz el uno sobre el otro, un profundo rencor mucho más intenso por parte de Zoilo que de Fernando. Se caracteriza principalmente por el anhelo del triunfo, producto de la expresión de su locura, rabia, ímpetu guerrero, que fluye por sus venas. Es un hombre muy impulsivo, ignorando muchas veces los peligros a los que se enfrenta. Su filosofía, estilo de vida son un tanto curiosos, pues todo se basa en “la fuerza del querer”: si alguien desea algo con toda su fuerza, la energía, el mundo, el ambiente propiciará el alcance de estas metas, objetivos. Querer es poder, pero llevado al límite. Es un hombre de extremos: odia o ama; crea o destruye. Pasa de un profundo odio a la más sincera amistad con Fernando, quien le demuestra su lealtad y apoyo sacándole una primera vez de la cárcel en la que fue encerrado acusado de unos asesinatos, siendo él por entonces miembro del ejército carlista; y en una segunda ocasión en la que fue prendido por las fuerzas carlistas perteneciendo él al ejército isabelino. Sumando a estos aspectos, citamos otros como su testarudez, profunda sinceridad en todo momento y lealtad hacia quienes considera de confianza. Eustaquio de la Pertusa: conocido como Epístola y defensor de una derivación del carlismo a la que llaman “La Causa Pacífica”, es asignado con el título de personaje romántico al principio de la obra, nombramiento que se justifica al final, pues responde a la figura del donaire, un arquetipo de personaje. Defendió y desertó de ambos ejércitos concluyendo en que ambos bandos eran demasiado ominosos “funestos sus caudillos; infernales sus armas”, tras lo cual se afilia al partido de las llamadas banderas de la paz, el partido más religioso. Este personaje cobrará mayor importancia hacia el final de la obra. Hombre astuto, curioso, sagaz, desconfiado, sigue a Fernando del que se aprovecha, pues intuye una verdad que se esconde tras las apariencias que el protagonista muestra. También está caracterizado por un destacado

dominio del lenguaje, un gran don de gentes, que constituye su principal arma a través de la cual trata de conseguir todo aquello que se propone. Carlos María de Isidro: se trata de un personaje real, motivo por el cual estallaría la Primera Guerra Carlista, llamada así en su honor. Más allá de su peso histórico, la novela abre las puertas a su figura como persona. Hombre huraño, misántropo, frío, incapaz de sentir empatía por un pueblo que confió en él y en lo que representaba, dando su sangre por la causa. Es un individuo distante, que delega muchas de sus responsabilidades en los demás e incapaz de dar la cara frente a la realidad. Podríamos describirle como un ente inmóvil, que simplemente espera a que las cosas caigan por su propio peso e incapaz de tomar decisiones por él mismo, hacerse respetar, mostrar su autoridad. Mal gobernante, sin dotes para dirigirse a su pueblo, se envuelve de personas afines a él que lo aíslan de una situación muy distinta a la que él concibe: el liberalismo poco a poco se impone al absolutismo, que tiene sus días contados. Carlos María de Isidro nunca llegará a ser rey, y como bien dice Galdós: “La corona de la dignidad con que supo sobrellevar su destierro fue la única que poseyó en su vida”. 4. Situación espacio-temporal La 1ª Guerra Carlista es el gran marco que engloba a todos los acontecimientos que suceden en la novela. La causa del estallido de esta guerra civil fue la imposición de la Pragmática Sanción por parte del rey Fernando VII, tras el nacimiento de su hija: Isabel. Anteriormente, se encontraba vigente la Ley Sálica, promulgada por el rey Felipe V, ley enraizada en el reinado borbónico francés. Sin embargo, y ante la posibilidad de que su hija pudiera ser la legítima heredera, el rey deroga la Ley Sálica e implanta la Pragmática Sanción, obra de su padre, Carlos IV, que fue aprobada pero no llego a efectuarse. Anteriormente a esto, puesto que el rey no contaba con herederos, el futuro rey sería Carlos María de Isidro, su hermano. Ante esta situación Carlos María de Isidro (tras numerosos intentos en pos de la reinstauración de la Ley Sálica) se sublevará, exigiendo un trono que le pertenece por derecho divino y coronándose él mismo tras la muerte de Fernando VII como Carlos V. Estallando así la primera guerra civil contemporánea. Más que una lucha entre sucesores, este conflicto supone el enfrentamiento entre dos ideologías, sistemas distintos. Tras una tendencia más moderada de Fernando VII (final de la Década Ominosa, de constante persecución y represalia hacia los liberales), las partidas absolutistas pondrán sus ojos en Carlos María de Isidro. Le contemplan como la figura que traerá de vuelta aquellos valores perdidos del Antiguo Régimen y supondrá el regreso a la tradición, religiosidad, al absolutismo, con el lema “Dios, Patria y Fueros”. Frente a esta situación, Mª Cristina, reina regenta, deberá apoyarse en las liberales si desea salvaguardar el trono de su hija, por tanto el final del conflicto significará la imposición de un sistema frente al otro. El movimiento carlista arraigará más al norte, concretamente en las zonas rurales, donde las gentes estaban descontentas por las medidas agrarias tomadas durante la regencia, y los religiosos temen que el liberalismo signifique una amenaza hacia el sistema. Destacamos a Zumalacárregui, Cabrera y Maroto. En este caso Galdós se centra en los últimos años de la guerra en los que Maroto lidera las tropas al norte, en Vizcaya. Tras la derrota de Zumalacárregui y el radicalismo de Cabrera en el Maestrazgo, Maroto, como consecuencia de las sucesivas derrotas que pronostican la caída del carlismo, se sitúa en una nueva posición de diálogo e intento de pacto con los isabelinos, convirtiéndose en el líder de los llamados “transaccionistas”, frente a los llamados “intransigentes” dirigidos por Cabrera. En

este contexto se hace alusión a ciertos hechos referentes a la regencia como la desamortización de Mendizábal, la Guarnición de la Granja, etc. La firma del Convenio de Vergara, en esta ciudad vizcaína, concluye el conflicto, con victoria del liberalismo. Isabel II es reconocida como legítima monarca, los generales carlistas son integrados en el ejército real, el mantenimiento de los fueros se propone en Cortes (uno de las principales fuentes de polémica durante la elaboración del convenio) y se establece la constitución de 1837. A nivel de la sociedad, las condiciones al norte, son bastante precarias. Ambos ejércitos invaden todos los territorios, caravanas de personas huyen con sus pertenencias. El azar determina si estás frente a amigo o enemigo. El intento de permanecer en una situación de neutralidad ante la situación es prácticamente imposible. La desconfianza reina en todas partes. Conspiración, amenazas, deslealtad, la gente se vende, fruto del miedo y la codicia, la envidia. La justicia la determinan los fusiles. Un baño de sangre, así es como se define la guerra, sangre de hermanos que se mezcla y tiñe la tierra. 5. Estudio del lenguaje En un primer momento, la forma de discurso responde a un esquema epistolar, de cartas variadas dirigidas y escritas por diversos personajes, entre los cuales destacan nombres como Pilar de Loaysa, Don Beltrán, Fernando o Don Pedro. Sin embargo, este esquema no abarca toda la obra, solo los primeros capítulos, tras los cuales, el resto de la novela se narra a través de la figura de un narrador omnisciente. Un narrador que no se involucra en la historia, pues pretende ser fiel a los acontecimientos, describirlos tal y como sucedieron, ateniéndose así a la corriente realista del momento, aunque dejando ver formas, soluciones más personales que darán lugar a una literatura más particular."... Imagen de la vida es la Novela, y el...


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