Resumen winnicott 221 208 245 PDF

Title Resumen winnicott 221 208 245
Author Magalí Donizzoni
Course Psicología del Desarrollo
Institution Universidad Nacional de Mar del Plata
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Resumen fichas 221 208 245...


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Realidad y juego. Cap 9. Papel de espejo de la madre y la familia en el desarrollo del niño. (208) Winnicott influenciado por el estadio del espejo de Lacan dice que en el desarrollo emocional individual el precursor del espejo es el rostro de la madre. En las primeras etapas del desarrollo emocional del niño desempeña un papel vital el ambiente, que en verdad aún no ha sido separado del niño por este. Poco a poco se va produciendo la separación del no-yo y el yo, esto varía según el niño y el ambiente. Los principales cambios producidos son producto de la separación de la madre como rasgos ambiental percibido de manera objetiva. Winnicott postula que si no hay una persona que sea la madre (o actúe como tal) la tarea del desarrollo del niño resulta complicada. La función ambiental implica: ● Aferrar. ● Manipular. ● Presentar el objeto. Por lo tanto el niño puede responder a estos ofrecimientos ambientales, pero el resultado en el bebé es la máxima maduración personal. Por Maduración Winnicott entiende los distintos significados de la palabra integración, así como la interacción y relación de objetos psicosomáticos. Un bebé es sostenido y manipulado de manera satisfactoria, y dado esto por sentado se le presenta un objeto en tal forma, que no se viola su legítima experiencia de omnipotencia. El resultado puede ser el de que el bebé sepa usar el objeto y sentir que se trata de un objeto subjetivo, creado por él. Pero la pregunta central que se hace ¿Qué ve el bebé cuando mira el rostro de la madre? Winnicott dice que el bebé se ve a sí mismo. La madre lo mira y lo que ella parece se relaciona con lo que ve en él. Esto va generando que el bebé empiece a crear sus primeros bocetos del Yo, a partir de la imitación. Pero qué pasa en el caso del bebé cuya madre refleja su propio estado de ánimo o la rigidez de sus defensas en este caso que ¿es lo que ve el bebé? (Ahora Winnicott planteará la idea de lo que sucede con aquellos niños cuyas madres no actúan en forma de espejo, pero que en cierto punto los atienden de diferentes formas) En estos casos los bebés tienen la experiencia de no recibir de vuelta lo que dan. Miran y no se ven a sí mismos. De este modo surgen consecuencias. Primero empieza a atrofiarse su capacidad creadora, y de una u otra manera buscan en derredor otras formas de conseguir que el ambiente les de vuelta algo de sí. Winnicott plantea que en aquellas madres cuyos rostros se encuentran inmóviles pueden responder de diferente manera, la mayoría sabe responder cuando el bebé está molesto o agresivo y en especial cuando está enfermo. En segundo lugar, este se acomoda a la idea de que cuando mira ve el rostro de la madre. Este, entonces no es un espejo. De modo tal que la percepción ocupa el lugar de la apercepción, el lugar de lo que habría sido el comienzo de un intercambio significativo con el mundo, esto es un proceso bilateral en el cual el autoenrequicimiento alternas con el descubrimiento del significado en el mundo de las cosas vistas. Hay etapas que se detienen a mitad de camino. Algunos bebés no abandonan del todo las esperanzas y estudian el objeto y hacen todo lo posible para ver en él algún significado, que encontrarían si pudiesen sentirlo. Otros que atormentados por este tipo de fracasos maternos, estudian el variable rostro de la madre, en un intento de predecir su estado de ánimo. El bebé aprende a hacer un pronóstico: “Ahora puedo olvidar el talante de mamá y ser espontáneo, pero en cualquier momento su expresión quedará inmóvil o su estado de ánimo predominará, y tendré que retirar mis necesidades personales, pues de lo contrario mi persona central podría sufrir un insulto. Detrás de esto se encuentra más cerca de la patología, se encuentra la predictibilidad, que es precaria y obliga al bebé a esforzarse hasta el límite de su capacidad de previsión de acontecimientos. Esto provoca una amenaza de caos, y el niño organiza su retirada, o no mira, salvo para percibir, a manera de defensa, El que es tratado de esta manera crecerá con desconcierto en lo que respecta a los espejos y a lo que pueden ofrecer. Si el rostro de la madre no responde, un espejo será entonces algo que se mira, no algo de lo cual se mira.

El vínculo de la apercepción con la percepción al postular un proceso histórico (en el individuo) que depende del ser visto: ● Cuando miro se me ve, y por lo tanto existo. ● Ahora puedo permitirme mirar y ver. ● Ahora miro en forma creadora, y lo que apercibo también lo percibo. ● No me importa no ver lo que no está presente para ser visto. La psicoterapia no consiste en hacer interpretaciones inteligentes y adecuadas, en general es un devolver al paciente, a largo plazo, lo que este trae. Es un derivado complejo del rostro que refleja lo que se puede ver en él. El paciente encontrará su persona y podrá existir y sentirse real. Sentirse real es más que existir, es encontrar una forma de existir como uno mismo, y de relacionarse con los objetos como uno mismo, y de tener una persona dentro de la cual poder retirarse para el relajamiento. Lo que mencioné, en términos de papel de la madre, de devolver al bebé su persona, tiene la misma importancia para el niño y la familia. Es claro que a medida que el primero se desarrolla y los procesos de maduración se vuelven más complicados, y las identificaciones se multiplican, aquel depende cada vez menos de la devolución de la persona por el rostro de la madre y el padre, y por los rostros de otros que se encuentren en relaciones de padres o de hermanos. Pero cuando una familia está intacta y marcha hacia adelante durante un periodo, todos los niños se benefician gracias a que pueden verse en la actitud de los miembros de la familia o en la de toda esta. Podemos incluir aquí los espejos reales que existen en la casa, y las oportunidades que tiene el chico de ver a los padres y a otros mirarse en el espejo. Pero es preciso entender que el espejo real tiene importancia ante todo en su sentido figurativo.

De la dependencia a la independencia. En el desarrollo del individuo, 1963. (245) En este texto Winnicott propone la idea de pensar el recorrido del desarrollo emocional desde la dependencia hasta la independencia del sujeto. Comienza planteando la idea de la socialización en términos de madurez: “Entiendo a la madurez como algo que va más allá del crecimiento personal, que tiene que ver con la socialización” Cuando una persona tiene salud, es casi un sinónimo de madurez, el adulto puede identificarse con la sociedad sin un sacrificio grande de su espontaneidad o a la inversa es capaz de asumir alguna responsabilidad sin ser antisocial, y sin dejar de asumir alguna responsabilidad por el mantenimiento o modificación de la sociedad. Pero en este camino de la independencia que plantea Winnicott establece que la independencia nunca es absoluta. El individuo sano no queda aislado, sino que se relaciona con el ambiente de un modo que puede que él y su medio son interdependientes. El recorrido: Para pensar el recorrido serán necesarias tres categorías que son: ● La dependencia absoluta. ● La dependencia relativa. ● Hacia la independencia. La dependencia absoluta desde los 0 a 6 meses: En esta primera etapa el infante depende totalmente de la provisión física que le hacen llegar la madre viva, el útero o el cuidado al infante alumbrado. Está etapa es una etapa de no integración indiferenciada, según Winnicott “con fragmentos de experiencias y difusas”. El infante es dependiente e independiente, porque por un lado está todo los procesos de maduración y quizás algunas tendencias patológicas, y tiene una realidad propia, que nadie puede alterar, al mismo tiempo, el despliegue de los procesos de la maduración depende de la provisión ambiental. Es decir, el niño depende totalmente de otro que lo haga brinde lo necesario para su supervivencia. El proceso de maduración que se lleva a cabo se refiera a la evolución del yo y del self, e incluye la historia total del ello, de los instintos y sus vicisitudes y de las defensas yoicas relacionadas con el instinto.

Está satisfacción de las necesidades del niño se dan a atreves de lo que denomino Holding que permite que la madre sirva como un contenedor, para las ansiedades del niño, constituyendo una especie de espacio físico, pero sobre todo psíquico, en el cual el niño se siente acogido, apoyado, tranquilizado y alentado en sus primeras expresiones de sí mismo. Dentro del holding el niño tiene la ocasión de experimentar la omnipotencia subjetiva, es decir, la sensación de que sus deseos son capaces de dar forma a cualquier cosa. El ambiente facilitador hace posible el progreso constante de los procesos de la maduración, pero el ambiente no hace al niño. Este sólo permite que el niño advierta su potencial. Continuando con esto plantea la idea que los padres no “hacen a su hijo” sino que inician un proceso evolutivo, estos le tienen que proveer lo necesario para un niño sano, para que sus procesos de desarrollo no queden bloqueados. También esta etapa aparece la “preocupación materna primaria” (explicada más arriba). La naturaleza hace lo necesario para satisfacer lo que el infante necesita, que es un alto grado de adaptación. Durante el desarrollo la madre debe comenzar a frustrar a su hijo para que se vaya independizando gradualmente, esto lleva a la siguiente etapa que es la de la relativa dependencia. Si la madre no logra ir “fallando” en esta cuestión de la adaptación sensible falla en otro sentido: debido a su propia inmadurez o a sus propias angustias, falla porque no le da a su infante motivos para que tenga rabia. Un infante no tiene razones para sentirla, presenta dificultades para fusionar la agresión con el amor. Winnicott describe que las necesidades del yo son multifacéticas, por ejemplo la idea de sostén que nadie puede sostener un bebé a menos que se identifique con él. Por ejemplo la temperatura del agua que la madre prueba con el codo y que el infante ignora que el agua podría haber estado demasiado caliente. (Esto es dependencia absoluta). Se trata de una cuestión de intrusión o no intrusión en la existencia del infante. Todos los procesos de un infante vivo constituyen un seguir siendo, toda falla de la adaptación o intrusión causa una reacción el infante, y esa reacción quiebra el seguir siendo. Si la pauta de la vida del infante es reaccionar a las intrusiones, se produce una interferencia a la hora de convertirse en una unidad integrada, capaz de seguir teniendo un self con pasado, presente y futuro. La dependencia relativa: desde los 6 meses a los 2 años: Primero, la madre hace mucho para satisfacer las necesidades del yo del infante pero nada de esto queda registrado en la mente del niño. De una manera gradual, el niño empieza a tomar conciencia de su dependencia y de los cuidados que su madre le proporciona, adquiere así la capacidad de informar de sus necesidades de manera que ella se las satisfaga. Es un período de adaptación con una falla gradual de la adaptación, la gran mayoría de las madres están dotadas para proveer una desadaptación gradual, y esto engrana perfectamente con los desarrollos rápidos que despliega el infante. Por ejemplo el esperar la comida. Todo el procedimiento del cuidado del infante tiene como principal característica una presentación regularizada del mundo. Esto se logra a través de una mujer que es siempre ella misma. El punto de “ser ella misma” es porque hay que trazar una distinción entre la persona y el hombre o la mujer, madre o niñera, que actúa esa parte. El infante sólo es capaz de encontrar una presentación libre de confusiones de la realidad externa si le cuida un ser humano consagrado a él y a la tarea de atenderlo. La madre irá saliendo de este estado para volver a su vida de independencia. La recompensa en la primera etapa era que el desarrollo del infante no sufre distorsión alguna. En esta etapa de la dependencia relativa consiste en que el infante empieza de algún modo a percatarse de la dependencia, aparece un nuevo elemento que es la ansiedad. Cuando la madre está ausente por un lapso más extenso de tiempo que el de la capacidad del bebé para creer en la supervivencia de ella (el niño cree que su madre sigue existiendo por más de que no esté ahí), aparece la angustia, que es el primer signo de que el infante conoce. Antes si la madre estaba ausente, el infante simplemente no podía beneficiarse con la especial habilidad de ella para protegerlo de las intrusiones, por lo cual no quedaba bien establecido un desarrollo esencial

de la estructura del yo. Después de que el infante de algún modo siente necesidad de la madre, aparece la etapa en la que empieza a comprender que la madre es necesaria. En la salud, poco a poco la necesidad de la madre real se vuelve violenta y terrible, de modo que las madres detestan dejar solos a sus hijos y están dispuestas a sacrificar mucho para no provocar en ellos malestar y producir odio y desilusión durante esta fase de necesidad especial, que puede ir desde los seis meses a los dos años. A partir de los dos años el niño inicia desarrollos que le dan armas para tratar con la pérdida, también es importante el ambiente, la naturaleza hace todo para satisfacer lo que el infante necesita, que es un alto grado de adaptación. Un desarrollo importante en el infante es el que denominamos “identificación” desde muy temprano el infante puede presentar una capacidad para identificarse con la madre. Existen reflejos primitivos de los que puede decirse que constituyen la base de estos desarrollos, por ejemplo la sonrisa. Muy pronto la criatura se vuelve capaz de formar complejas identificaciones, que implican la existencia de imaginación. Luego de esto el niño llega a poder creer en la unión de los progenitores, que de hecho condujo a su propia concepción. El efecto de estos nuevos mecanismos mentales sobre el tema de la dependencia consiste en que el infante puede aceptar acontecimientos que están más allá de su control y como es capaz de identificarse con la madre o con ambos padres, la etapa en la cual sus tendencias integradoras generan un estado en el que es una unidad, una persona total, con un interior y un exterior, y una persona que vive en el cuerpo, más o menos limitada por la piel. Una vez que lo exterior significa “no-yo” el interior significa yo, y se cuenta con un lugar para almacenar las cosas. En la fantasía del niño, la realidad psíquica está ubicada dentro. Si está ubicada fuera, hay buenas razones para ello. En este punto el crecimiento del infante toma la forma de un intercambio continuo entre la realidad interna y la realidad externa, que se enriquecen recíprocamente. El niño ya no es sólo un creador potencial del mundo sino que también se vuelve capaz de probarlo con muestras de su propia vida interior. Gradualmente llega a “abarcar” casi todos los hechos externos y la percepción es casi sinónima de creación. Hacia la independencia. Hasta la adolescencia: Es un recorrido gradual que caracteriza todos los años de la infancia hasta la adolescencia, siendo capaz de enfrentar el mundo y sus complejidades, el niño se vuelva cada vez más independiente sin la necesidad de verse a sí mismo devuelto por la cara de su madre, en él se ve cada vez más lo que es su propio self, se identifica con la sociedad en círculos crecientes que de la vida social, pues la sociedad local es una muestra del mundo personal del self tanto como una muestra de los fenómenos verdaderamente externos. De este modo se desarrolla una verdadera independencia, el niño llega a una existencia personal satisfactoria mientras participa en los asuntos de la sociedad. Si el niño ha recibido cuidados adecuados en los primeros seis meses de vida, y ha podido experimentar gradualmente un fracaso en la adaptación que ha favorecido el proceso de separación entonces ha podido adoptar confianza en el entorno. Este camino hacia la independencia lleva a una condición en la que “yo y no yo” son diferentes, el niño se siente una unidad, tiene una vida interior que siente separada de la externa, poco a poco se vuelve capaz de hacerle frente al mundo y a sus complejidades, proceso que se completa en la vida adulta. Existen posibilidades de que se produzcan retrocesos en este desarrollo de la socialización hasta las etapas ulteriores de la pubertad y la adolescencia. Las situaciones que pueden interferir son: (el punteo que sigue es sacado de un libro aparte no aparecen la ficha) ● La falla de gradualidad. ● La incapacidad de aceptar las nuevas competencias del niño. ● Las dificultades para entender las necesidades del niño.

Realidad y juego: Objetos transicionales y fenómenos transicionales. (221)

LA PRIMERA POSESIÓN: Hay pautas que exhiben los bebés en su uso de su primera posesión de “no-yo”. Gracias a que las exhiben es posible someterlas a observación directa. Se advierte una amplia variación en la secuencia de hechos que empieza con las primeras actividades de introducción del puño en la boca por el recién nacido, y que a la larga lleva al apego a un osito, una muñeca o un juguete, blando o duro. Se pueden estudiar muchas cosas de importancia: 1) La naturaleza del objeto 2) La capacidad del niño para reconocer el objeto como un ‘no-yo’. 3) La ubicación del objeto: afuera, adentro, en el límite. 4) La capacidad del niño para crear, idear, imaginar, producir, originar un objeto. 5) La iniciación de un tipo afectuoso de relación de objeto. Introduzco los términos “objeto transicionales” y “fenómenos transicionales” para designar la zona intermedia de experiencia. Mediante esta definición, el parloteo del bebé y la manera en que un niño mayor repite un repertorio de canciones y melodías mientras se prepara para dormir se ubican en la zona intermedia, como fenómenos transicionales. Objeto transicional: Son objetos materiales capaces de satisfacer, en el lactante, la representación de lago relativo con la posesión y con la unión con la madre, pueden ser un juguete, un osito, o un trozo de tela, en el que el niño desarrolla un fuerte apego, sustituyendo en parte a la figura materna, y de una manera gradual lo conducen a diferenciar el “yo y el no-yo”; incluso objetos inmateriales como repetir una palabra. Estos elementos asumes el papa de “transicional”, son importantes para la construcción del self y actúan como puente entre la psique individual y el mundo, lo que le permite a cada uno delimitar una frontera entre sí mismo y otro que no es él, entre sensaciones, y percepciones interiores y realidad externa. Este elemento que el niño adopta de transición es su primer proceso, lo primero realmente suyo, el primer símbolo que crea: el símbolo del camino que cumple partiendo de la experiencia de adaptación de la madre a sus necesidades para llegar al periodo de la dependencia relativa. Fenómeno transicional: Representan la zona intermedia comprendida entre lo que es el objeto y lo que se percibe subjetivamente. Se trata de una zona neutra de experiencia, se trata de un proceso mental que favorece la transición entre la realidad interna y la externa. Consiste en manipulación real de objetos. Lo inadecuado de la formulación habitual de la naturaleza humana: De cada individuo que ha llegado a ser una unidad, con un exterior y un interior, puede decirse que posee una realidad interna, un mundo interior. Yo afirmo que así como hace falta esta doble exposición, también es necesaria una triple: la tercera parte de la vida de un ser humano, una parte de la cual no podemos hacer caso omiso, es una zona intermedia de experiencia a la cual contribuyen la realidad interior y la vida exterior. Se trata de una zona que no es objeto de desafío alguno, porque no se le presentan exigencias, salvo que exista como lugar de descanso para un individuo dedicado a la perpetua tarea humana de mantener separadas y a la vez interrelacionadas la realidad interna y la exterior. Es habitual la referencia a la “prueba de la realidad” y se establece una clara distinción entre la apercepción y la percepción. Existe un estado intermedio entre la incapacidad del bebé para reconocer y aceptar la realidad, y su creciente capacidad para ello. Es la sustancia de la ilusión. Desarrollo de una pauta personal: En el desarrollo de un niño pequeño aparece, tarde o temprano, una tendencia a entretejer en la trama personal objetos-distintos-que-yo. Se puede suponer que las experiencias funcionales v...


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