Solucionario deícticos y anafóricos PDF

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Ejercicio obligatorio de español...

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Ejercicios de deícticos y anafóricos 1. Señala los deícticos de las siguientes oraciones y di de qué tipo son: deíctico personal deíctico temporal

deíctico espacial deíctico discursivo

a) Estoy enfadada con María. Por eso [porque estoy enfadada con María] no la he invitado a mi cumpleaños. b) Aquí hace un calor terrible. c) En esta ciudad el tiempo es espléndido. d) Tú haz lo que quieras, pero yo me voy. e) Ahora tienes que decirle eso a tu madre. f) Andar todo el día corriendo, eso, eso [andar todo el día corriendo] sí que cansa. g) Nosotros nos vamos de vacaciones, ¿y tú? h) En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos… i) Si te quedas ahí, te vas a morir de frío. j) En este curso tenemos que presentar tres trabajos ¿y vosotros? k) No me gusta lo que hace, lo [lo que hace] encuentro de mal gusto. l) Aquella exposición que vimos en Sevilla era sobre pintores modernistas. m) Ni nosotros ni ellos estamos en condiciones de aceptar esa propuesta. n) A mí no es que no me guste el fútbol, no es eso [que no me guste el fútbol], pero prefiero otros deportes. o) Mañana tenemos cita a las diez. p) ¿Te has quedado sin gasolina?

2. Señala las anáforas que encuentres en las siguientes oraciones y señala el referente.

a) A ella la tildan de alocada. b) Los libros, los dejé en casa. c) El cuadro que se vendió esta mañana procede de París. d) A Juan y a María los quiero mucho. e) Dile a tu primo que me devuelva el libro. f)

Mañana, cuando vayas al cine, no te olvides el abrigo.

g) Hoy, día 13 de marzo, está lloviendo a cántaros. h) Yo, María Pérez, declaro que… i)

Los libros que me diste están en la biblioteca.

j)

Tu abrigo no lo quiero para nada.

k) Le preguntaron si pensaba ir a la excursión y Luis dijo que no. l)

A mis padres los adoro.

m) Yo tengo mis cosas y tú las tuyas.

3. Señala los deícticos y anafóricos del siguiente texto: deíctico personal deíctico temporal

deíctico espacial deíctico discursivo

Anáfora [antecedente] No quiero acordarme de la mujer que enloqueció. Todavía me avergüenza. Durante mucho tiempo fui reacia a leer lo que aquella mujer había escrito en un cuaderno blanco y negro mientras estuvo ingresada en aquel pabellón. Sabía que en la tapa había garabateado un título, Fragmentos cerebrales, con una letra que no se parecía en nada a la mía, pero me negaba a abrirlo [cuaderno]. Tenía miedo de ella [la mujer que enloqueció]; lo [que tuviera miedo de aquella mujer que enloqueció] comprendéis, ¿verdad? Cuando mi hija Daisy venía a verme la notaba incómoda. No sé exactamente lo que veía en mí, pero puedo imaginármelo [lo que veía en mí]: una mujer escuálida por falta de apetito, todavía confusa, con el cuerpo rígido después de tanta medicación, una persona que no podía responder adecuadamente a las palabras de su hija y que era incapaz de abrazarla [a su hija]. Después, cuando se [mi hija Daisy] marchaba, oía cómo le decía gimiendo a la enfermera con un sollozo contenido en la garganta: Es como si no fuera mi1 madre”. En aquellos momentos yo no estaba en mis cabales, pero, cuando recuerdo esa frase, siento un dolor insoportable. No me lo [todo lo anterior] perdono. Hustvedt, Siri. Un verano sin hombres, Barcelona, Anagrama, 2011.

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Este “mi” puede interpretarse de dos maneras debido a que está reproduciendo un texto en estilo directo dentro de una narración. Si se interpreta como la reproducción exacta de lo que dice la muchacha en el momento en que lo dice, se puede considerar como deíctico personal. Si se interpreta dentro del amplio contexto narrativo, podría considerarse como una anáfora cuyo antecedente sería “la mujer que enloqueció” de la primera línea....