Tema 6 - LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA LATINA PDF

Title Tema 6 - LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA LATINA
Course América Contemporánea
Institution Universidad de Castilla La Mancha
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TEMA 6. LA GUERRA FRÍA EN AMÉRICA LATINA

Al iniciarse la década de los sesenta, América Latina era un semillero de conflictos y tensiones. Algunas de sus causas fueron los desajustes provocados por las transformaciones económicas; las persistentes desigualdades sociales y la existencia de numerosos gobiernos dictatoriales e impopulares. A ello hay que añadir el contexto de la política internacional, en particular el predominio de los Estados Unidos, que ejercían una gran influencia sobre los países latinoamericanos, sobre todo en América Central y el Caribe. Las influencias norteamericanas en América Latina aumentaron demasiado al finalizar la Segunda Guerra mundial, dos potencias predominantes: Los Estados Unidos y la Unión Soviética. Defensora del capitalismo la primera y del comunismo la segunda, estas dos potencias se enfrascaron en una pugna por el dominio del Planeta. Este enfrentamiento es conocido como Guerra Fría. El resultado fue la polarización de los países del mundo en dos campos opuestos. Debido a la polarización existente entre esas potencias, los conflictos sociales y políticos en el Tercer Mundo fueron vistos como expresión de la pugna entre el capitalismo y el comunismo. Los Estados Unidos trataron de evitar que en América surgieran gobiernos que, desde su perspectiva se identificaran con el socialismo, el comunismo, el antiimperialismo o el nacionalismo revolucionario. Por ende, fue inevitable que emergieran movimientos y gobiernos que abogaban por reformas sociales profundas y que cuestionaban la hegemonía norteamericana. El gobierno norteamericano colaboró con el derrocamiento de varios gobiernos que intentaron hacer reformas sociales. Su temor era que las reformas dieran paso a cambios más radicales y que, como consecuencia avanzara el comunismo. ¿Qué resultó de esta política? En primer lugar, que los Estados Unidos apoyaron a algunos de los regímenes más despóticos de América Latina; en segundo lugar, que se aliaron con los sectores sociales más poderosos en contra de los más débiles y pobres. Los Estados Unidos obstaculizaron determinadas reformas sociales, económicas y políticas que, potencialmente, podían hacer de América Latina una región más justa y democrática.

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6.1. Los guerrilleros en el poder En 1959, justo el día de año viejo, Fulgencio Batista, entonces dictador de Cuba, abandonó el país. En los años cincuenta surgieron diversos movimientos políticos que abogaban por el fin de su régimen. En las montañas de la Sierra Maestra se desarrolló una guerra de guerrillas, encabezada por el Movimiento 26 de julio. Su líder máximo era un joven abogado llamado Fidel Castro. Los guerrilleros que llegaron al poder representaban una gama muy amplia de ideologías. Entre ellos había nacionalistas y antiimperialistas que se oponían a la intervención de los Estados Unidos en los asuntos de Cuba. Había quienes además abogaban por reformas amplias que erradicaran las desigualdades sociales. Entre estos últimos se encontraba Ernesto “Che” Guevara, un médico argentino que se unió al Movimiento 26 de julio y que llegó a convertirse en una de las figuras de la revolución triunfante. Inicialmente, el gobierno revolucionario contó con un respaldo muy amplio entre todas las clases sociales, pero pronto comenzó a tomar medidas que disgustaron a las clases acomodadas y a los norteamericanos. Tales medidas tendían a favorecer a las clases populares de Cuba. Uno de los primeros pasos fue decretar la reforma agraria. Además, los funcionarios favorecieron a los trabajadores en contra de los patronos. Las relaciones entre el gobierno revolucionario y los Estados Unidos se deterioraron rápidamente. El gobierno norteamericano criticó los juicios celebrados a los colaboradores de Batista, muchos de los cuales culminaron en fusilamientos. A ello se sumaron los recelos de las empresas norteamericanas hacia las medidas por obreras del nuevo gobierno. Todo esto incrementó el sentido nacionalista de la población cubana. El gobierno revolucionario nacionalizó varias propiedades de compañías o de empresarios norteamericanos. Los norteamericanos toleraron varios actos de sabotaje dirigidos a crear dificultades al gobierno de Cuba. La creciente animosidad entre ambos gobiernos desembocó en hostilidad abierta a raíz de la firma de acuerdos comerciales entre Cuba y la Unión Soviética. Esta se comprometió a comprar azúcar cubana; a cambio, le vendería petróleo a Cuba. No obstante, las refinerías de capital norteamericano se negaron a refinar el petróleo soviético. En respuesta, el gobierno cubano confisco sus propiedades. Los Estados Unidos tomaron medidas más drásticas aun en contra de Cuba, entre ellas impulsar un embargo comercial y apoyar una invasión de los cubanos que se habían exiliado debido

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a su oposición a la revolución. Es decir, la Revolución Cubana se inserta en el contexto de la Guerra Fría. 6.2. Las ambivalencias de una revolución asediada El gobierno cubano buscó el apoyo soviético. La tirantez que se generó alcanzó su mayor intensidad en octubre de 1962, cuando las dos potencias mundiales estuvieron al borde de la guerra nuclear. Tal crisis evidenció la ruptura total entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos y este último arreció su embargo comercial y sus ataques políticos al gobierno de Castro. El resultado fue que Cuba se convirtió en el primer país de América que intentó desarrollar una economía socialista. Así que una de sus primeras medidas fue la estatización de las propiedades: toda actividad económica de importancia quedó bajo el control del Estado. Una de las consecuencias de esta política fue que, en su mayoría, las clases altas y medias emigraron de Cuba. El nuevo régimen, por otro lado, amplió de manera significativa los servicios sociales: la alfabetización y las oportunidades al conjunto de la población, al igual que la vivienda.

De estas

medidas

se beneficiaron numerosas áreas

rurales,

tradicionalmente marginadas y se beneficiaron sectores urbanos. No obstante, estos logros conllevaron a sacrificios enormes para el pueblo cubano. En primer lugar, el embargo comercial implicó que escasearan los alimentos, el vestido, y los enseres domésticos, por lo que tuvieron que ser racionados. La centralización del poder en manos del gobierno y del partido Comunista acarreó una falta de tolerancia política e ideológica. Los disidentes fueron reprimidos y las libertades públicas restringidas. El sistema político se asemejó cada vez más a las dictaduras de partido único prevalecientes en los países del bloque soviético. Por décadas, Cuba fue una neo colonia norteamericana. Por lo tanto, su creciente independencia económica, política e ideológica respecto de los Estados Unidos le resultaba incomoda a estos. En segundo lugar, debido a la alianza de Cuba con la Unión Soviética y el bloque socialista, lo que era intolerable para los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría. Y, finalmente, porque Cuba se convirtió en un ejemplo para el resto de los países de América Latina.

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6.3. Latinoamérica y la Revolución Cubana Además del apoyo soviético, el régimen revolucionario trató de ganar respaldo en Latinoamérica. El gobierno de Castro intentó ganar adeptos al socialismo y en contra del imperialismo. En los países latinoamericanos, la Revolución Cubana y su gobierno fueron recibidos con ambigüedad. Las clases acomodadas, los sectores conservadores y la mayoría de los gobiernos de la región vieron con sumo recelo al régimen político-social cubano. A estas razones se añadieron otras. Por ejemplo, las acusaciones de que el gobierno de Cuba apoyaba con dinero, entrenamiento y hasta armas a los grupos radicales de los países latinoamericanos. Es decir, se acusó a Cuba de tratar de “exportar la revolución”. Y, sin duda, algo de eso había. El gobierno cubano apoyó a aquellos movimientos políticos que se identificaban con esas ideologías y que se oponían a los Estados Unidos. Fue a partir de ese principio que el “Che” Guevara lanzó su consigna de crear “muchos Vietnam”. Vietnam se convirtió en símbolo de la lucha en contra del imperialismo y el capitalismo. Siguiendo esa tesis, el “Che” Guevara marchó a Bolivia, donde se integró a una guerrilla. Allí fue apresado y fusilado. No obstante, sería exagerado plantear que los movimientos sociales y políticos que proliferaron en América Latina en los años sesenta y setenta fueron hechura de la Revolución Cubana. Lo cierto es que en toda la región sobraban las razones para que surgieran movimientos radicales que abogaban por una mayor justicia social. Para estos movimientos la revolución cubana se convirtió en un modelo que se debía imitar. La defensa de las masas trabajadoras y campesinas, el antiimperialismo, y las críticas al capitalismo y a la explotación económica fueron algunas de sus principales ideas. La existencia de un régimen socialista en Cuba alertó a las clases dominantes en América Latina y a los intereses norteamericanos sobre la posibilidad de que surgieran regímenes similares en otros países de la región. Irónicamente, una de sus consecuencias fue que en muchos países surgieron gobiernos más represivos y conservadores. 6.4. Las fuerzas políticas del cambio Siguiendo el ejemplo cubano, surgieron grupos que intentaban llegar al poder por medio de las armas, o de servir como focos para el desarrollo de movimientos revolucionarios amplios. Entre estos grupos había tanto guerrillas que operaban en las 48

zonas rurales como guerrillas urbanas. Como ejemplo de los primeros se puede mencionar al Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador; las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC); y el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua. Entre las guerrillas urbanas, la más destacada fue los Tupamaros, de Uruguay. Los movimientos armados fueron comunes en los países donde los sistemas políticos bloqueaban la participación de la oposición. En algunos países los movimientos guerrilleros forzaron a los sectores de poder a realizar cambios políticos y sociales. Sin embargo, esto ocurrió después de décadas de cruentas guerras civiles en las que miles de personas perdieron la vida. También surgió una gran cantidad de pequeños grupos radicales. Sus acciones se concentraban en las universidades, las escuelas, los círculos culturales y determinadas organizaciones, incluyendo ciertos grupos religiosos. Estos grupos radicales fueron influenciados ideológicamente por la revolución Cubana. Finalmente, surgieron movimientos cuyas miras eran más sociales que políticas. En las áreas urbanas sus reclamos giraban en torno a la vivienda, a los salarios, al costo de la vida y a la obtención de servicios sociales. En las áreas rurales, giraban mayormente en torno a los reclamos por tierra para cultivar; agua para sembrados y protección contra los latifundios. 6.5. La abordada democracia dominicana La polarización política que generó la Revolución Cubana en América Latina se demostró en la Republica Dominicana en los años sesenta. En este país imperó la dictadura hasta 1961, cuando fue asesinado Rafael Leónidas Trujillo. Entonces se inició un proceso de democratización que llevó al poder al escritor Juan Bosch, quien trató de implementar algunas reformas sociales. Pero para los sectores más conservadores, tras esas tímidas reformas se ocultaba el fantasma del comunismo. En consecuencia, Bosch fue derrocado en 1962. Luego de un período de gran inestabilidad política, surgió un movimiento constitucionalista que pretendía la vuelta de Bosch al poder. El resultado fue, en 1965, el estallido de una guerra civil. Los Estados Unidos enviaron tropas a este país argumentando que lo ocurrido en Cuba podía repetirse en la Republica Dominicana. Esa fuerza militar favoreció a los golpistas y se opuso a los constitucionalistas. Finalizada la guerra, se celebraron elecciones en 1966, marcadas por el fraude y las irregularidades. Estas fueron ganadas por Joaquín Balaguer, un antiguo colaborador de Trujillo y candidato favorecido por los norteamericanos. Balaguer instauró un gobierno autoritario 49

y represivo que bloqueó la democratización y las reformas y sociales. Así se salvaguardaron los intereses de las clases altas y de Estados Unidos. 6.6. Imperialismo, oligarquías y dictaduras El caso dominicano no fue el único. En Nicaragua, la familia Somoza mantenía su dominio; en Guatemala y El Salvador existían oligarquías poderosas que mantenían un firme control económico y político sobre esos países. Somoza y las oligarquías guatemalteca y salvadoreña, contaba con el beneplácito de los Estados Unidos. Desde su punto de vista, esos regímenes impedían el avance del comunismo y del radicalismo. En otros países latinoamericanos la huella de los Estados Unidos, aunque en muchos caos surgieron también regímenes dictatoriales.

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