TEMA 7 LA Detección DE LA Mentira PDF

Title TEMA 7 LA Detección DE LA Mentira
Author Patricia Aguado
Course Psicología Jurídica
Institution Universidad de Salamanca
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TEMA 7: LA DETECCIÓN DE LA MENTIRA Verdades, mentiras y su detección a partir del comportamiento no-verbal. 1. La evaluación de la credibilidad en el marco de la psicología del testimonio. Resulta de gran ayuda la distinción de Wells entre dos tipos de variables susceptibles de influir sobre el testimonio. -

Variables del sistema, factores que pueden estar bajo el control directo del sistema legal. Variables a estimar, no están bajo el control del sistema legal, solo podemos estimar su impacto. Comprenderán las características del delito en sí y de las personas implicadas. Dentro de este grupo se puede hacer una distinción adicional. Un testimonio puede apartarse de la verdad porque la persona es incapaz de describir los hechos tal y como sucedieron, una limitación cognitiva, un problema de competencia del testigo. Un testimonio también puede apartarse de la verdad porque la persona no quiere describir los hechos como sucedieron. Sería una estrategia motivacional, un problema de credibilidad.

Los procedimientos para diferenciar entre declaraciones verdaderas y falsas se dividen en tres grupos: -

Aquellos que se centran en el comportamiento observable del testigo. Aquellos que atienden al contenido verbal de la narración Aquellos que se derivan de la ciencia psicofisiológica.

2. La evaluación de la credibilidad a partir del comportamiento observable del testigo. Existe la creencia popular de que la mentira se refleja en ciertos correlatos conductuales observables de naturaleza no verbal. Esta creencia no es exclusiva del ciudadano medio, sino que también ha llamado la atención de numerosos científicos sociales, quienes han dedicado ingentes esfuerzos y recursos a examinar el vínculo entre veracidad y conducta. Recientes voces críticas manifiestan que este foco de investigación está fuera de lugar, dado que en su vida cotidiana las personas raras veces detectan el engaño en el momento de producirse y sobre la base del comportamiento observable del emisor (Park, Levine, McCornack, Morrison y Ferrara, 2002). Sin embargo, en determinadas situaciones donde otras informaciones escasean, en que hay motivos para sospechar del entrevistado y en que debe hacerse un juicio a corto plazo, es posible que uno recurra a la conducta observable de la persona para evaluar su credibilidad. Una situación de este tipo puede ser un interrogatorio policial. La cuestión es, en primer lugar, si existen conductas indicadoras de engaño. En segundo lugar, si los potenciales detectores de mentiras conocen y utilizan tales conductas. En tercer lugar, si sus juicios de

credibilidad son correctos. Y en caso de que no lo sean, si es posible enseñarles a hacerlo mejor. 1. Precisión de los juicios de credibilidad. Normalmente, en los experimentos sobre la detección no-verbal del engaño uno o varios grupos de receptores u observadores ven una serie de declaraciones, habitualmente presentadas en vídeo, efectuadas por unos sujetos emisores. Algu nas de días (normalmente la mitad) son falsas; las restantes son verdaderas. La tarea de los observadores consiste en inferir si cada una de tales declaraciones es verdadera o falsa. Tal como ya hemos indicado en otro lugar (Masip, Garrido y Herrero, 2002), los resultados experimentales son poco alentadores: la capacidad de las personas para discriminar entre testimonios verdaderos y falsos a partir de la observación de la conducta del sujeto emisor es casi la misma que la que se obtendría echando una moneda al aire. Asumiendo un mismo número de decla raciones verdaderas y falsas, esperaríamos una precisión del 50 por ciento solo por azar. Pese a la creencia generalizada de que los profesionales son buenos detectores de mentiras (Garrido, Masip y Herrero, 2004), su precisión no difiere de la obtenida por estudiantes legos. Otra cuestión de importancia en el ámbito jurídico alude a la motivación para mentir. A diferencia de lo que sucede en muchos estudios de laboratorio, quien miente en contextos jurídicos está muy motivado para ser creído. Las cifras globales de precisión ofrecen poca información sobre la capacidad de las personas al detectar específicamente declaraciones verdaderas o  declaraciones falsas. Levine, Park y McComack (1999) observaron que existe en las personas un «sesgo de veracidad» (truth bias): tendencia a juzgar las declaraciones como verdaderas. Este sesgo genera un «efecto de veracidad» (veracity effect): la precisión al detectar las declaraciones verdaderas es superior que la obtenida al detectar las falsas. Este efecto es, no obstante, menor entre los expertos. La precisión al diferenciar entre declaraciones verdaderas y falsas es mayor cuando lo que se pretende detectar es algo distinto de la veracidad. i queremos incrementar la precisión de la discriminación entre mensajes verdaderos y falsos, no preguntemos a los observadores si los emisores mienten o dicen la verdad; preguntémosles cuán ambivalente les parece la de claración, o lo cómodo que parecía el emisor, etc. Este efecto, etiquetado como «detección implícita del engaño», se ha hallado con una larga serie de medidas. La cuestión referente a si ofrecer esta información a quienes deben hacer juicios de credibilidad en contextos jurídicos anularía el efecto espera una respuesta empírica. Una de las medidas implícitas del engaño es la confianza de los observado res en sus decisiones sobre la credibilidad de las declaraciones. La confianza es significativamente mayor al juzgar verdades que al juzgar mentiras. 2. Confianza en los juicios de credibilidad.

Pese a su escasa precisión los observadores muestran una confianza inflada en sus juicios. La confianza no varía con lo acertado de tales juicios, pero sí en relación con otras variables, como la veracidad real de la declaración. Esto convierte a la confianza en una medida implícita del engaño. También varía según la credibilidad atribuida a la declaración, el sexo del obser vador y la profundidad de la relación emisor-receptor. 3. El vínculo entre mentira y conducta. Masip y Garrido estructuraron la investigación centrada en el modo de discernir entre declaraciones verdaderas y falsas a partir del comporta miento bajo dos grandes líneas de indagación: la aproximación de los canales y la aproximación de los indicadores discretos. La primera ha intentado determinar a través de qué canales expresivos (por ejemplo, el rostro o el cuerpo; las palabras o el comportamiento no verbal) se discrimina mejor entre mensajes verdaderos y falsos. La segunda se ha centrado sobre si determinadas conductas concretas (por ejemplo, movimientos, parpadeos, tartamudeos, etc.) se producen con mayor frecuencia al mentir que al decir la verdad. Canales Ekman y Friesen (1969) argumentan que tenemos más control sobre lo que ex presamos con el rostro que sobre lo que expresamos con otras partes del cuerpo. Ello se debe a que el rostro posee una gran capacidad de transmisión, lo que hace que las demás personas se  e lo que expresamos. Esto, a su vez, hace que atiendan a él y nos proporcionen feedback d prestemos atención a lo que mostra mos facialmente y aprendamos a controlarlo. Como resultado, más que reflejar nuestros sentimientos o pensamientos reales, el rostro acabará expresando lo que queramos transmitir. En consecuencia, Ekman y Friesen sugieren que el poten cial detector de mentiras haría bien en no atender al rostro y sí a las manos, las piernas y los pies del emisor. Pese al control que podamos ejercer sobre nuestro rostro, Ekman reconoce que el engaño puede no obstante detectarse en el semblante. Mentir a menudo conlleva simular u ocultar emociones. Esto es así porque muchas veces mentimos precisamente sobre emociones. Según Ekman (por ejemplo, 1972), hay una serie de emociones básicas universales cuya expresión facial es asimismo universal. La expresión de cada emoción particular consiste en determinados movimientos de ciertos músculos del rostro. Algunos de estos movimientos son controlables, pero otros solo se producen cuando la persona experimenta la emoción de cuya expresión forman parte. De modo que que si uno quiere ocultar una emoción, solo podrá suprimir los movimientos voluntarios de la misma, y si quiere simular otra emoción di ferente solo podrá efectuar los movimientos controlables de la misma. Si inten tamos enmascarar una emoción con otra, lo que obtendremos será una mezcla entre los movimientos automáticos de la expresión de la emoción que intentamos ocultar y los voluntarios de la expresión de la emoción que pretendemos mostrar. Indicadores discretos La mayoría de personas tienen ideas muy claras sobre el comportamiento no- verbal de los demás al mentir, pero tales creencias se apartan de la conducta real de quien falta a la verdad.

Un aspecto que es necesario que el potencial detector de mentiras tenga pre sante es que no existe ninguna conducta que, en y por sí misma, indique que la persona esté mintiendo. La relación entre el engaño y determinados procesos psicológicos que pueden revelarse en conductas observables. Otro posible error al inferir engaño a partir de la observación de los indicado res conductuales es lo que Ekman denomina el «error de idiosincrasia» o «riesgo de Brokaw» (Ekman, 1991). Las personas difieren mucho en su forma habitual de comportarse, por lo que al observar la conducta de alguien para saber si está min tiendo debemos tener en cuenta su conducta típica en situaciones similares. Las claves conductuales del engaño son escasas, no aparecen en todas las ocasiones y su ocurrencia varía con la motivación del emisor y con la temática (transgresión/no-transgresión) de la declaración. 4. Entrenamiento De lo expuesto en las páginas anteriores se desprende: (a) que bs detectores de mentiras, incluyendo aquellos para los cuales detectar el engaño es fundamental para el buen desempeño de su labor profesional, alcanzan un nivel de aciertos muy reducido; (b) que una posible razón de esta escasa precisión es que sus no ciones sobre la conducta del mentiroso son erróneas; y (c) que de hecho hay muy pocas diferencias conductuales entre mensajes verdaderos y deliberadamente falsos, la aparición de tales diferencias es probabilística, y se ve sujeta a la in fluencia de múltiples variables (de las cuales la motivación y si se declara sobre una transgresión o sobre otro tema son sólo dos; véase DePaulo et al., 2  003, para una lista más amplia de variables moderadoras). Cabe preguntarse si hay algún medio para lograr que los observadores incrementen la precisión de sus juicios. De hecho, se han realizado muchos intentos de entrenar a las  ull, 2004). Vrij (2000) clasifica tales intentos bajo personas a detectar el engaño {véase B tres modalidades: (a) Programas de entrenamiento basados en una estrategia atencional. Según se desprende de lo señalado anteriormente sobre los canales, algunos de ellos son más transparentes que otros. Se puede por lo tanto pedir a los observadores que se focalicen sobre los canales más reveladores, (b) Programas basados en una estrategia informativa. S  e trata de contar a los observadores cual es la relación real entre ciertas conductas y la veracidad. A la vista de los desalentadores resultados del meta-análisis de DePaulo et al. ( 2003), esta estrategia resulta cuestionable, ya que las relaciones entre comportamiento y veracidad son escasas, probabdísticas y se encuentran sujetas a la influencia de diversas variables, (c) Provisión defeedback. S  e trata de indicar a los observadores, tras cada juicio, si su decisión ha sido correcta o no, con el fin de que puedan aprender de sus propias decisiones correctas e incorrectas. CONCEPTOS CLAVE Competencia. Capacidad del testigo, la víctima o el delincuente para ofrecer un testimonio que se corresponda con los hechos. Credibilidad. Voluntad o motivación del testigo, la víctima o el delincuente para ofrecer un testimonio que se corresponda con los hechos.

Detección implícita del engaño. Efecto consistente en alcanzar una mayor discriminación entre declaraciones verdaderas y falsas al juzgar alguna caracte rística de las mismas distinta de su veracidad que al juzgar la veracidad. Efecto de veracidad. Efecto consistente en obtener una mayor precisión al identificar declaraciones verdaderas que al identificar declaraciones falsas. Es consecuencia del Sesgo de Veracidad. Efecto del empeoramiento motivacional. Efecto consistente en una mayor detección de mentiras a partir del comportamiento no-verbal en condiciones de alta motivación que en condiciones de baja motivación. Error de idiosincrasia. También llamado Riesgo de Brokaw. Error consistente en no tomar en cuenta las diferencias individuales a la hora de inferir engaño a partir de la conducta perceptible. Hay personas que muestran de forma habitual conductas asociadas con la mentira, incluso cuando no mienten. Para inferir el engaño a partir de los indicadores conductuales, es importante tomar en cuenta el comportamiento típico de esa misma persona en una situación similar mientras está diciendo la verdad (Ekman, 1991). Error de Otelo. Error consistente en atribuir una conducta perceptible de origen incierto al acto de engañar sin descartar antes otras explicaciones posibles (Ekman, 1991). Evaluación de la credibilidad (o de la veracidad). Según se emplea en este capítulo, tarea consistente en intentar averiguar si alguien miente o dice la verdad. FACS (Facial Action Coding System). Sistema de codificación de la acción facial elaborado por Ekman y Friesen en 1978. Permite detectar cada uno de los 46 posibles movimientos individuales del rostro, que se denominan «unidades de acción» (AUs). Además permite valorar la intensidad de las acciones, la lateralidad de la expresión, su localización temporal y el tiempo de inicio, máxima expresión y desaparición de la expresión. El FACS se emplea en investigación conductual y clínica para investigar la expresividad facial. Hipótesis del filtraje. Hipótesis formulada por Ekman y Friesen (por ejemplo, 1969) que mantiene que las emociones que uno pretenda no mostrar pueden «Hitar se», ya sea a través de movimientos poco controlables constituyentes de la expresión facial de las mismas, o bien en forma de microexpresiones faciales emocionales. Microexpresiones faciales emocionales. Expresiones faciales emocionales completas, pero de duración extremadamente corta, que pueden filtrarse cuando uno quiere mantener oculta la emoción en cuestión. Riesgo de Brokaw. Véase Error de idiosincrasia. Sesgo de veracidad. Tendencia a considerar que los mensajes emitidos por otras personas son verdaderos. Unidades de acción (AUs). Cada uno de los 46 movimientos individuales del rostro que pueden identificarse con el FACS. Cada AU tiene una base anatómica, correspondiendo a una acción concreta de un músculo determinado.

Variables a estimar. Aquellos factores que pueden influir sobre la exactitud del testimonio y que no están bajo el control directo del sistema legal, de forma que no se puede intervenir sobre ellos para minimizar su influencia -solo se puede estimar su impacto- (Wells, 1975). Variables del sistema. Aquellos factores que pueden influir sobre la exactitud del testimonio y que están bajo el control directo del sistema legal, de forma que se p  uede intervenir sobre ellos para minimizar su influencia.

Verdades, mentiras y su detección: aproximaciones verbales y psicofisiológicas Las aproximaciones verbal y psico fisiológica han desarrollado instrumentos y procedimientos sistematizados para la detección del engaño, cuya fiabilidad y validez pueden ser examinados. Esto no ha sucedido con la aproximación basada en el comportamiento no-verbal. 1.

La evaluación de la credibilidad sobre la base del contenido verbal de la declaración.

El Análisis de Contenido Basado en Criterios (CBCA) El CBCA consta de un conjunto de 19 criterios de contenido (Tabla 15.1). La presencia de tales criterios en una declaración sugiere que esta describe acontecimientos experimentados por el narrador en lugar de hechos inventados. Según Kóhnken, los criterios del 1 al 13 son de tipo cognitivo, ya que resultaría muy complejo inventar una declaración que incluyera tales características. Los criterios del 14 al 18 son de tipo motivacional, porque su inclusión en el testimo nio podría poner en entredicho la veracidad de la declaración, por lo que quien mienta deliberadamente se cuidará de no introducirlos. El criterio 19 alude al conocimiento específico del narrador sobre el tema de la declaración. El procedimiento consta de tres elementos. Primero, un protocolo de entrevista semiestructurada, diseñado para maximizar la cantidad de información a obtener cuidando de no sesgar el recuerdo del entrevistado. Para ello se parte de preguntas abiertas, seguidas por otras progresivamente más cerradas que solo deben emplearse en caso de que no se haya obtenido la información necesaria. La entrevista debe transcribirse literalmente para poder ser analizada con el CBCA, que es el segundo elemento del procedimiento global. Hay que examinar si cada criterio se encuentra presente o ausente en la descripción de bs hechos fundamentales durante la entrevista. El tercer elemento es la llamada «lista de validez», que toma en consideración una serie de factores que pueden haber influido sobre los resultados del CBCA y sobre la posibilidad de que estemos ante una declaración falsa. Entre ellos se encuentra el nivel de desarrollo cognitivo, lingüístico y emocional del entrevistado, su sugestionabilidad, si la entrevista se ha realizado correctamente, si existen mo tivos para hacer una alegación falsa, si la declaración viola las leyes de la na turaleza y si es inconsistente con otros testimonios o con evidencias materiales (por ejemplo, Steller y Boychuk, 1992). La decisión final sobre la veracidad de la declaración no debe tomarse exclusivamente sobre el resultado del CBCA, sino tras haber considerado todos y cada uno de los factores comprendidos en la lista de validez.

Vrij exami na, fundamentalmente: (a) la fiabilidad interjueces al examinar los criterios; (b) el poder de discriminación entre declaraciones verdaderas y falsas de los criterios individuales del CBCA; y (c) el poder discriminativo del CBCA en su conjunto (es decir, la «precisión» del CBCA). Las conclusiones de Vrij (2005) son las siguientes. 1. Fiabilidad entre evaluadores. se halló una buena coincidencia entre evaluadores en la mayoría de los estudios para todos los criterios salvo elaboración no estructurada, correcciones espontáneas y admisión de falta de memoria. En general, pues, la fiabilidad interjueces es adecuada. 2. Poder discriminatorio de los criterios individuales. Hubo más criterios en declaraciones verdaderas tanto si las habían formulado niños como narradores adultos, y tanto si correspondían a víctimas como a tes tigos. No obstante, es importante tener en cuenta que aunque la edad no afectara d poder discriminativo de los criterios, sí incrementó la presencia de muchos de ellos. Por otro lado, las diferencias en la presencia de criterios según el ti po de declaración (verdadera o falsa) se mantuvieron con independencia de si se cfeclaraba sobre un acontecimiento en que se hubiera participado o sobre hechos presenciados en vivo o en vídeo. Las diferencias fueron, en general, mayores en estudios de campo que en estudios de laboratorio. 3. La precisión del CBCA. Vemos que se identificaron correctamente un 73 por ciento de las declaraciones verdaderas y un 72 por ciento de las declaraciones falsas. La discriminación entre un tipo y otro de declaraciones no varió en función de si los narradores habían sido niños o adultos. Sin embargo, al igual que sucedió con los criterios individuales, sí se halló que a medida que aumentaba la edad lo hacían las puntuaciones globales en el CBCA. 4. Variables que influyen sobre la evaluación con el CBCA. A mayor edad del narrador, mayor presencia de buena parte de los criterios individuales y mayor puntuación global del CBCA. La evidencia empírica también muestra que las preguntas abiertas durante la entrevista dictan más criterios del CBCA que cuestiones de tipo más cerrado. El uso de la entrevista cognitiva también favorece la presencia de criterios del CBCA. La investigación muestra asimismo que las personas que con...


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