Tema 9. Los recursos enérgeticos PDF

Title Tema 9. Los recursos enérgeticos
Course Economía Mundial
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LOS RECURSOS ENERGÉTICOS LA IMPORTANCIA DE LA ENERGÍA El hilo conductor del progreso económico es la energía: la denominada Revolución Industrial, el salto tecnológico y productivo que se inicia a partir del S.XVIII en Gran Bretaña, y que, a lo largo del S.XIX, se extendería al resto de Europa y a América del Norte, se apoya en la inversión de la máquina de vapor, y consecuentemente, en la capacidad de transformar el calor en tracción mecánica. De esta manera, el combustible básico, el carbón podía utilizarse de manera distinta a como se venía haciendo hasta entonces. Esa gran transformación energética fue seguida, unos cien años más tarde, por el uso generalizado de la energía eléctrica, que permitió transportar fácilmente la energía entre puntos muy distantes, y que no solo aumentó la versatilidad de las fuentes energéticas, sino que dio un gran impulso a los niveles de vida de las sociedades occidentales. Hacia finales del S.XIX comienza también a utilizarse el petróleo, que modificaría radicalmente la estructura productiva de buena parte de las economías del mundo: el perfeccionamiento de los motores y, en general, de los medios de transporte; la aparición del automóvil y el desarrollo de la industria química. En la primera mitad del S.XX comienza a desarrollarse la fisión nuclear, inicialmente por razones bélicas. Pero la energía presenta, en la actualidad, cinco problemas de considerable alcance, que no pueden ser ignorados en ningún análisis de la economía mundial. 1. La desigual distribución de la producción y el consumo del mundo. 2. La limitación de las fuentes de energía que hoy se utilizan. Todavía un 90% de la producción mundial de energía primaria procede de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), fuentes no renovables y limitadas. 3. El papel dominante que desempeña el petróleo en el abastecimiento de energía, un petróleo en el que se hace máxima separación entre la producción y el consumo. 4. La relación entre energía y desarrollo: el consumo energético per cápita actual es muy dispar, porque los niveles de desarrollo también lo son. 5. La producción y el consumo de energía plantean grandes problemas de conservación del medio ambiente, problemas que afectan a otros recursos productivos del planeta y que pueden dar lugar a un cambio climático generalizado de consecuencias irreparables. RECORDATORIO: - Energía primaria: la que no ha sido sometida a ningún proceso de conversión: carbón y crudos de petróleo, por ej. - Energía secundaria: la que procede de una fuente de energía primaria o secundaria: gasolina y electricidad, por ej. - Tonelada Equivalente Carbón (TEC): la liberada por una tonelada teórica de hulla pura. - Tonelada Equivalente Petróleo (TEP): la liberada por una tonelada de crudo de petróleo. - Barril de petróleo: 158,9 litros. Corresponde a 1,428 TEC o 10.000 termias. - GTEP: miles de millones de TEP - Termia: unidad térmica empleada para medir el calor. Equivale a un millón de calorías. CONSUMO MUNDIAL DE ENERGÍA PRIMARIA Por lo que atañe a las fuentes productivas: - Las grandes fuentes energéticas son: petróleo, gas natural, carbón, fisión nuclear y producción hidroeléctrica. - Los combustibles fósiles, y, por tanto, no renovables, suponen en la actualidad un 87% del consumo total. Lo que importa destacar, sin embargo, no son las fuentes productivas, sino los desequilibrios entre producción y consumo. Se advierte que la OCDE es el gran deficitario y los países OPEP los grandes excedentarios. La brecha entre producción y consumo de las zonas mencionadas, no se debe solo a las diferencias de grado de desarrollo – el mundo industrializado es un gran consumidor de energía – sino que es el resultado de una distribución irregular de las reservas de hidrocarburos, dos fuentes energéticas que, en la actualidad, significan todavía el 62% de la producción primaria. Ahora bien, un mercado, el energético, con ese grado de concentración en oferta y demanda es, por definición un mercado inestable y con inestabilidad creciente debido a la limitación de los recursos energéticos hoy empleados. LA LIMITACIÓN DE LOS RECURSOS ENERGÉTICOS De los combustibles fósiles, solo el carbón, en sus diferentes variedades, ofrece reservas amplias y dispersas: suficientes para permitir más de 100 años de consumo a los niveles actuales. El petróleo y el gas natural muestran, sin embargo, reservas limitadas y concentradas. Conviene, antes de extraer conclusiones sobre los datos anteriores, puntualizar lo que se entiende por reservas. En el mundo existen múltiples materias primas energéticas que, por el momento, no pueden utilizarse para la obtención de energía útil puesto que, para que eso suceda, es preciso que se cumplan dos condiciones: 1) que su extracción sea posible, porque se cuente con los medios técnicos necesarios, y que sea rentable, porque los costes de extracción sean inferiores a los de mercado; 2) que la energía útil que se obtenga de esa materia prima sea muy superior a la empleada en extraerla y transformarla. Las reservas son las cantidades de materias primas energéticas que, en cada momento, cumplen esas condiciones; al resto de las materias primas conocidas, pero que no satisfacen tales condiciones, se las

denomina recursos. El concepto de reserva es, por tanto, un concepto cambiante que depende del estado de la técnica y de la tensión de los mercados. Por razones sociales, productivas y comerciales, los precios finales de la energía están subsidiados de un 30 a un 50% en muchas economías intermedias y en la mayor parte de los países subdesarrollados. Pero desde el punto de vista de la oferta de energía, los bajos precios la limitan al frenar el desarrollo de energías alternativas. Tanto en países desarrollados como en subdesarrollados, todavía buena parte de la producción de energía están en manos de empresas públicas, protegidas por el Estado y, en muchas ocasiones, con mercados monopolizados. En esas condiciones, la capacidad para responder a las variaciones de la demanda y mejorar la eficacia productiva es reducida, con lo que la oferta de energía se resiente; tales son las razones por las cuales la producción de energía se privatiza en muchos países. La restricción medioambiental dificultará, hacia el futuro, la oferta energética porque afectara, en el ámbito nacional, al desarrollo de otros recursos productivos y porque las normas internacionales serán más difíciles de sortear que en la actualidad. EL PETRÓLEO COMO PROBLEMA EL PETRÓLEO COMO PROBLEMA El petróleo es el combustible fósil sobre el que gira la vida moderna, especialmente en las sociedades más desarrolladas, y no solo porque es la fuente de energía más fácil de extraer y transportar, sino porque gran parte del tejido industrial y del nivel de vida de esas sociedades depende de los derivados del petróleo. Y, sin embargo, el petróleo es un combustible que empezó a utilizarse de forma generalizada alrededor de los años 20’ y que, en el futuro próximo, un futuro de perfiles borrosos, desaparecerá como combustible y se usará exclusivamente como materia prima. Pero ese futuro tiene que resolver una incógnita importante: la sustitución no traumática del que, sin duda, constituye el combustible por excelencia y al que se deben tres crisis de enorme alcance. DEL CÁRTEL DE LAS SIETE HERMANAS AL CÁRTEL DE LA OPEP El uso generalizado del petróleo en los años 20’, y las abultadas cifras que alcanzaban las transacciones, desataron una serie lucha entre las principales compañías, lucha que hubiera amenazado sus cuentas de resultados de no haberse alcanzado un acuerdo entre ellas en 1928. El acuerdo suponía, en sus líneas esenciales, el reparto de los mercados entre las siete compañías y la aplicación de un único precio, el correspondiente al Golfo de México. La cartelización, que había comenzado a quebrarse durante la II Guerra Mundial por la decisión de los gobiernos de EE.UU y Gran Bretaña se vio amenazada, después de la guerra, por la aparición de empresas independientes de los países occidentales y por la creación, entre notables tensiones, de empresas públicas de los países productores: La National Iranian Oil Compañy (NIOC), entre otras. De todas formas, el dominio de las grandes compañías se mantuvo durante mucho tiempo y los precios de referencia siguieron en sus manos, unos precios de referencia sobre los que giraban los beneficios de los países productores y que en 1959 y 1960, fueron reducidos un 10% y un 15% a consecuencia de un exceso de oferta. La reducción de los precios, especialmente resentida por los países productores, daría lugar al nacimiento, en 1960, de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, más conocida como la OPEP. La OPEP nace con dos objetivos fundamentales: regular el mercado de petróleo, de forma que sirva a los intereses de los países productores y no al de los países consumidores, y obtener precios rentables para los productores, dado que en muchos de ellos el petróleo constituye la única fuente de riqueza. LOS ESCALONES DE LA CRISIS Los primeros síntomas de la tormenta que se avecinaba no se producen, sin embargo, hasta 1970. En ese año el Gobierno Libio, ya en manos de Gadafi, presiona a las empresas concesionarias para que reduzcan su producción, con objeto de elevar los precios del petróleo. La rotura del oleoducto Tapline, que transportaba el crudo saudí hasta la terminal de Sidón, enerva, también en ese mismo año, los mercados de crudos. Pero el acontecimiento más importante ocurre a finales de año en la reunión de la OPEP, en Caracas, cuando la organización decide participar activamente en la fijación de los precios. Como resultado de una serie de complicadas negociaciones, la OPEP firma, en febrero de 1971, el Acuerdo de Teherán con las empresas productoras, en virtud del cual se establece un sistema conjunto de fijación de precios que debía durar cinco años y una fórmula de protección del precio del crudo para compensar las posibles depreciaciones del dólar. A consecuencia de todo ello, el precio del petróleo se duplica, con lo que los mercados de petróleo advierten por vez primera, la importancia que había cobrado la OPEP. El factor desencadenante de la primera gran crisis es, sin embargo, la cuarta guerra árabe – israelí de septiembre 1973, la denominada guerra del Yom Kippur. En ese momento, la OPEP, con mayoría dominante en países árabes, decide elevar los precios en un 70% e imponer un embargo a todos los países que habían defendido la causa israelí, empezando por EE.UU.

En diciembre de 1978, la OPEP decide elevar escalonadamente el precio del crudo durante 1979 para conseguir un aumento total del 14% aproximado. Esa decisión perturbo enormemente los mercados, porque los consumidores intentaron adelantar sus compras para evitar las subidas, y los productores procuraron retrasar sus ventas, por la razón inversa. En enero 1981, el precio del petróleo de referencia había alcanzado los 36$/ barril. La OPEP parecía haber alcanzado sus objetivos. LAS RAZONES ECONÓMICAS DE LAS CRISIS Como señalan Rybczynski y Ray, hay un doble trasfondo en el desencadenamiento de la crisis: en primer lugar, el deseo de los países productores de tener en sus manos la extracción y distribución de una materia prima fundamental; en segundo lugar, el cambio experimentado, a lo largo de los 60’, en los mercados de petróleo, a consecuencia de las importaciones cada vez mayores efectuadas por EE.UU y Japón. La crisis no hubiera podido alcanzar, en sus dos etapas, la dimensión que la caracterizó de no haber sido por la rigidez de la demanda de petróleo, una rigidez que venía dada por la alta elasticidad – renta de su demanda y las bajas elasticidades – precio y sustitución. Por elasticidad entendemos la respuesta de una variable ante los cambios de otra con la que está relacionada. Una elevada elasticidad – renta de la demanda de petróleo supone que los aumentos o disminuciones de la producción provocan aumentos o disminuciones similares de la demanda de petróleo. Una baja elasticidad – precio de la demanda implica que las elevaciones del precio del petróleo contraen muy poco su demanda. Y una baja elasticidad de sustitución significa que, en las funciones de producción, resulta difícil reemplazar por otro factor productivo. A corto plazo, la demanda de derivados del petróleo – de los combustibles que del petróleo se obtienen – es muy rígida. A largo plazo, la demanda de derivados se hace mucho más elástica porque la estructura productiva varía, y se torna menos dependiente de la energía, porque los usos energéticos se alteran para dar paso a energías alternativas. EFECTOS DE LAS CRISIS Un doble choque de la magnitud del descrito – los precios del petróleo casi se cuadruplican de 1973 a 1974 y se vuelven a triplicar de 1979 a 1981 – provoca efectos múltiples y encadenados de incidencia distinta en los diferentes países, y no es posible efectuar de los mismos una enumeración completa. Si cabe, sin embargo, hacer referencia a los cuatro impactos globales que más afectarían a la economía mundial: el crecimiento lento de las principales economías, la magnitud del esfuerzo de transferencia, el cambio de matrices productivas y de pautas de consumo y, finalmente, el aumento de la deuda externa de los países menos desarrollados. Por definición, el aumento en flecha del precio de una materia prima básica significa, para los países importadores, un empeoramiento de su relación real de intercambio y, consecuentemente, una pérdida de renta real que limita su capacidad de crecimiento. A mediados de 1977, los precios al consumo de los países OCDE eran un 75% superior a los de 1970, al tiempo que los del grupo europeo de la misma organización se habían doblado. La segunda elevación de los precios del petróleo, y el consiguiente aumento de costes, dio lugar a la aplicación generalizada de políticas contractivas, iniciada por Norteamérica, que sumiría a los países industrializados en la recesión del período 1980 – 1983. La elevación de los precios de la energía puso en marcha, a escala global, toda una serie de modificaciones de largo alcance, tanto en las matrices productivas como en las pautas de consumo. No fue un efecto inmediato, pero sí un poderoso estímulo de transformación de la economía mundial: del lado de la producción, buena parte de los países industrializados modificaron tanto la composición de su oferta como las funciones de producción para ajustarse a los mayores precios de la energía; del lado del consumo, los efectos renta y sustitución generaron cambios sustanciales en las demandas relativas. La segunda revolución industrial espoleada por los bajos precios de la energía y apoyada en la industria pesada y el transporte, había llegado a su fin; la tercera revolución industrial, la de la informática, había tomado cuerpo. La primera crisis energética había obligado a los países en desarrollo importadores de petróleo a apelar continuamente a la financiación exterior para hacer frente a los nuevos precios, necesidad que pudo ser satisfecha fácilmente a través del reciclaje efectuado por la banca internacional; más aún, en un primer momento el monto de la deuda no resultaba inquietante porque sus exportaciones se mantenían en niveles adecuados y los precios de sus productos de exportación eran elevados. La segunda elevación de los precios del crudo trastocó completamente ese panorama porque les obligó a recurrir más ampliamente a los mercados financieros internacionales y les redujo notablemente sus posibilidades de hacer frente al servicio de la deuda. Por dos razones principales: porque sus precios de exportación cayeron y porque el coste de la deuda se elevó. Los precios cayeron porque la recesión subsiguiente a la segunda elevación de los precios del petróleo, causada por la necesidad de ajuste de los países industriales, redujo la demanda de productos básicos e hizo que sus cotizaciones descendieran. Buena parte de la deuda había sido contraída con entidades privadas para sortear así la condicionalidad de los organismos internacionales, y a tipos de intereses variables.

EL DEBILITAMIENTO TEMPORAL DE LA OPEP Todo cártel desencadena las fuerzas que, antes o después, lo cuartearán. En el caso de la OPEP, esas fuerzas operaron desde la demanda, desde la oferta y desde la propia política de la Organización. El aumento de las elasticidades, al que se ha hecho mención, terminó por reducir, con el tiempo, la demanda de petróleo. Por un lado, el aumento de la eficiencia energética hizo que, en los países industriales, disminuyese el consumo de energía por unidad producida. Por otro lado, la demanda energética se diversificó para hacer un uso mucho mayor del carbón y de la energía nuclear. El ímpetu fundamental se dio, de todas formas, desde la oferta porque los precios alcanzados por el petróleo rentabilizaron, de un lado, yacimientos de costosa extracción y, del otro, impulsaron la exploración y, consiguientemente, la aparición de nuevas bolsas de petróleo y de nuevos competidores, entre los que hoy se encuentra Reino Unido, Noruega, México y China. Durante el período 1979 – 1985, la estrategia de la OPEP se baso en defender la política de altos precios del petróleo, dando así satisfacción a una parte de sus miembros, los que contaban con menos reservas y abogaban por maximizar su valor. Para ello necesitaba reducir progresivamente las cuotas de producción, de forma que la oferta no anegase los mercados; una política que fue posible mientras el principal productor, Arabia Saudí, acepto desempeñar el papel de productor acomodante (swing producer): su producción completaría la de los demás miembros, dentro de una cuota global prefijada por la OPEP, para evitar así el exceso de oferta, de conformidad con lo acordado en la reunión de Londres de marzo de 1983. Por tanto, si la cuota global se reducía porque el mercado era incapaz de absorberla, sería Arabia Saudí la que recortaría su producción. Una situación de por sí inestable no solo porque permitía a los productores no logados a la OPEP aumentar su cuota de mercado, sino porque chocaba frontalmente con los intereses de Arabia Saudí: sus enormes reservas la permitían aceptar reducciones en el precio para mantener la cuota, un objetivo mucho más acorde con sus intereses a largo plazo. Sometida a multiples tensiones, las derivadas de una demanda decreciente y de la obsesión por mantener los precios, la política se mantuvo hasta mediados de 1985, cuando el gobierno de Arabia Saudí decidió no seguir desempeñando el papel de productor marginal y atenerse a una cuota. A partir de ese momento se supo que los precios del petróleo experimentarían una caída, forzada por la reducción de la demanda de la OPEP y la nueva posición adoptada por Arabia Saudí. Posición que, además, se completaría, en ese mismo año, con la adopción de una política de precios completamente distinta: el gobierno Saudí empezó a negociar una serie de contratos del tipo , según los cuales el precio de su crudo sería el resultante de decir del precio de los productos refinados un margen por costes de refino y transporte. A finales de 1985, los precios de los crudos se derrumbaron y se mantuvieron en intervalos relativamente bajos, hasta el año 2002. Los acontecimientos posteriores – la Guerra Irán – Irak y la invasión de Kuwait por Irak – sirvieron para debilitar aún más la difícil cohesión de la OPEP, en la que se albergaban las dos posturas mencionadas de maximizar precioso mantener cuotas y en la que se advertían, continuamente, las divergencias de sus miembros respecto de su estrategia global. Buena prueba de ello es que Ecuador abandonó la OPEP en 1992, por su deseo de superar el cupo que se le asignaba y porque ya no confiaba en el poder de la OPEP para regular los mercados de petróleo. EL TERCER SOBRESALTO Desde principios de 1986 hasta principios de 1999, el precio del petróleo se mantuvo relativamente estable, y, por tanto, su precio, en dólares constantes, cayó por definición. El único período en que la estabilidad se rompió fue el de la tensión originada por la Guerra del Golfo: de agosto a diciembre de 1990 los precios oscilaron alrededor de 40$/ barril por la conjunción de una serie de temores: temor a que la producción de Arabia Saudí pudiera quedar afectada ante una posible invasión de Irak, temor a que la producción de los demás países no pudiera compensar la desaparición de la oferta kuwaití; temor a que, al quedar inu...


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