1. Conceptos básicos de Psicologia Politica PDF

Title 1. Conceptos básicos de Psicologia Politica
Course Psicología Política
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Conceptos básicos de Psicología Política

Socialización política 1.

Introducción

“Las ideas políticas —como el consumo de tabaco o alcohol— no aparecen de repente cuando uno cumple dieciocho años”. Esta frase de Niemi (1973) ilustra la importancia que tienen los primeros años de vida en el proceso de socialización política. Aun siendo esto cierto, no debemos olvidar que realmente el proceso de socialización no se limita a esa etapa del desarrollo. Toda experiencia y acontecimiento en el que se vea implicado el sujeto, tiene capacidad para incidir sobre sus percepción, representación y configuración del mundo social y político. Por este motivo, se puede afirmar que el proceso de socialización no sólo cubre una etapa muy concreta del desarrollo humano, sino que abarca todo el proceso vital de las personas. La socialización política, que forma parte del proceso más amplio de socialización, hace referencia a dos fenómenos: I.

II.

El desarrollo de sistemas políticos. Desde esta aproximación, el objetivo será conocer cómo las actitudes, creencias, conocimientos, modelos de comportamiento, tendencias conductuales, etc., de los ciudadanos influyen en el sistema político. La definición de Dawson et al. (1977) de socialización política, entendida como “el proceso por el que los ciudadanos adquieren opiniones políticas que tienen consecuencias para la vida política de la nación”, se encuadraría dentro de esta primera perspectiva. El desarrollo de la identidad política de los individuos.

Percheron (1978) también define la socialización política “como el conjunto de procesos gracias a los cuales todo nuevo miembro de un sistema se crea una cierta representación de su sociedad y de su sistema político, aprende a conocer los valores que constituyen el fundamento de la cultura política de dicha sociedad, adquiere información sobre las normas, reglas e instituciones de esa sociedad y constituye todo un conjunto de actitudes que, más tarde, serán fundamento de su comportamiento político”. Con esta definición, Percheron intenta una integración de los dos aspectos de la socialización aunque se destaca, de modo especial, la vertiente individual del proceso de socialización. Pero sin lugar a dudas, una de las definiciones que subraya el punto de vista individual del proceso de socialización, obviando el sistema político, es la que nos proporcionan Dawson et al. (1977). Para estos autores la socialización política hay que entenderla “como los procesos a través de los cuales un individuo adquiere sus orientaciones políticas particulares —sus conocimientos, sentimientos y evaluaciones respecto de su mundo político”." 2.

Una breve nota histórica

Parece ser ampliamente aceptado que es a partir de la obra de Hyman (1959) Political Socialization, cuando se inicia de modo directo y continuado el estudio de la socialización política. Una de las líneas de investigación que tuvieron un mayor impacto fue la percepción de las figuras de autoridad política. Easton y Dennis (1969), señalan 4 fases: I. II.

III.

IV.

Politización. En esta fase, los jóvenes son conscientes de que, más allá de su familia y de la escuela, existen autoridades externas que requieren que se les respete y obedezca. Personalización. La autoridad se comprende mejor por las personas concretas que la ejercen que a través de autoridades colectivas, como parlamento o la judicatura, que resultan más abstractas para los jóvenes. Esta personalización parece estar motivada por las limitaciones cognitivas que presentan los sujetos de esta edad. Idealización. La idealización con la que los más jóvenes contemplan a las autoridades políticas. Contra lo que años más tarde puede pasar a ser la apreciación más general, los sujetos de esas edades confían en las autoridades políticas y las consideran justas y benevolentes. Institucionalización. En esta fase los individuos son capaces de comprender la naturaleza e importancia de las propias instituciones como entidades independientes de los individuos. Este paso de la vinculación con las personas a la identificación con las instituciones, que supone la manifestación de un mayor desarrollo cognitivo, resulta obligado para el logro de un sistema democrático en donde las lealtades deben estar dirigidas a las instituciones y no a las personas que provisionalmente están al frente de ellas.

Easton y Dennis asumen que la politización, la personalización y la institucionalización deben ser universales, mientras que la idealización está más relacionadas con ciertos grupos y sectores sociales. Este planteamiento resulta bastante lógico: aquellas fases que consideran universales son las más relacionadas con el desarrollo cognitivo del sujeto. Por el contrario, la idealización es una actitud hacia la autoridad y no está vinculada con la transformación del pensamiento de los individuos. Por esta razón, la idealización no puede considerarse como una etapa que exista en todo momento y lugar, sino que depende del tipo de relación que exista entre la autoridad y los ciudadanos. En la década de los 70 los investigadores mostraron su interés por temas como los grupos minoritarios y el sistema de valores. Para Rodrígu Sería absurdo que grupos sociales que permanecen en situaciones precarias uientes características: por culpa de determinadas medidas adoptadas por los responsables políticos, mantuviesen actitudes de idealización respecto a esas autoridades.

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La edad adulta va a ser también objeto de atención, en contra de la creencia de la década anterior que afirmaba que lo relevante eran los primeros años y que las posibilidades de cambio eran menores a mayor edad. Se analizan los efectos de los ciclos vitales y los de mentalidad de la época (ej.: se analizan relaciones entre actitudes y edad, nivel de participación política y edad, etc.). A diferencia de los ciclos vitales, que hacen alusión a diferencias individuales, la mentalidad de la época alude a experiencias o creencias colectivas que caracterizan una época determinada y que ejercen una evidente influencia sobre las actitudes de los sujetos. Se le concede una enorme transcendencia a todos aquellos hechos socio-políticos capaces de despertar el interés de la opinión pública.

En la revisión de estudios sobre socialización política, Cadenas (1991) afirma que las diversas investigaciones responden a dos concepciones básicas del proceso de socialización: •



3.

Los planteamientos dominantes sobre el estudio de la socialización política se han centrado en la dependencia directa del individuo respecto de la sociedad y en la influencia específica de sus agentes sobre las creencias políticas de los niños y adolescentes. Esta posición defiende la primacía de la sociedad sobre el individuo. Frente a la posición mayoritaria, existiría otra posición que coloca el acento en las interacciones del sujeto con los escenarios sociales donde éste se levanta dejando en lugar relevante el desarrollo cognoscitivo como proceso insoslayable a la hora de analizar la socialización política.

Marcos generales de la socialización política

Merelman (1986) comparara las consecuencias que para la socialización tienen cuatro de las grandes teorías políticas: •

En la teoría de sistemas los actores son los líderes políticos, que son considerados como figuras justas y benevolentes, y los seguidores, que se caracterizan por su lealtad al sistema. Las actitudes de deferencia y respeto hacia la autoridad se desarrollarían en los jóvenes como un proceso psicológico normal, apoyado en los modelos positivos de autoridad que observa en la familia y en la escuela. Merelman (1986) revisa diferentes trabajos para comprobar el apoyo empírico con el que cuentan varias de las hipótesis que se deducen de ese planteamiento teórico. Así, en lo referente a líderes benevolentes, los resultados muestran cambios significativos en la opinión que tienen los jóvenes en distintos momentos históricos sobre diversas figuras de autoridad. Estos datos llevan Merelman a concluir que la hipótesis se ve confirmada. Por lo que atañe a la confianza política y a la evaluación de los líderes, se hacen precisas más investigaciones que permitan delimitar la relación e estos aspectos con el proceso de socialización política.



La teoría hegemónica está íntimamente relacionada con las formulaciones marxistas y con el planteamiento de que las ideas de las clases gobernantes son las que dominan en los diferentes momentos históricos. Desde esta perspectiva, el proceso de socialización tendría tres aspectos de interés: la manipulación en el proceso de socialización, el contenido y la calidad del aprendizaje político y los orígenes económicos de la socialización. La teoría de sistemas y la hegemónica comparten el supuesto de la influencia de agentes externos en el proceso de socialización. Sin embargo, desde la teoría hegemónica se afirma que eso responde a una estrategia deliberada y sistemática de influencia que es realizada por distintos agentes, como la escuela y los medios de comunicación. En relación a la escuela, algunas de las cuestiones que enfatizan los teóricos de la hegemonía son la existencia de un currículum que favorece los valores dominantes, la difusión de ideas que afirman la justicia social y que provoca la desmovilización de grupos socialmente menos favorecidos, y la presencia de un “currículum oculto” consistente en prácticas y comportamientos educativos informales que refuerzan ciertos hábitos y valores sociales (ej.: competitividad, sumisión a la autoridad, etc.). En el caso de los medios de comunicación, los teóricos también identifican un tratamiento informativo y formativo que favorece de manera clara a los intereses sociales, políticos y económicos de la clase dominante.



La teoría pluralista establece que los protagonistas son los partidos políticos y los grupos de interés que tratarán de obtener el apoyo del conjunto de los ciudadanos. Por su parte, los ciudadanos apoyarán aquellas alternativas que mejor defiendan sus intereses. Los principales agentes de socialización serán la familia, la escuela, los medios y los diferentes grupos políticos. De acuerdo con esta teoría, el proceso de socialización tendrá los siguientes resultados: favorecerá el desarrollo de identificaciones partidarias duraderas, ayudará al aprendizaje de las orientaciones políticas, incrementará la tolerancia hacia la diferencia y aumentará la participación.



La teoría de conflicto establece la existencia de dos formas básicas de conflicto: o

El conflicto generado entre los grupos que ocupan distintas posiciones en la escala social.

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o

El conflicto entre iguales, que sería el caso de los sujetos que actúan de forma diferente al resto de miembros del grupo o categoría social a la que pertenecen.

El modelo de conflicto hace especial hincapié en la toma de conciencia de los individuos respecto a la posición social y al grupo del que forman parte. Esa toma de conciencia sólo es posible que tenga lugar a través de un proceso de comparación entre el propio grupo y los demás. En este proceso de comparación, y como establece Tajfel (1984), pueden producirse fenómenos de favoritismo endogrupal y de discriminación exogrupal. La revisión de Merelman (1986) de los modelos sociales y los procesos de socialización, concluye con la afirmación de que ninguno de ellos, por sí mismo, puede dar cuenta de esta realidad. En todas estas aproximaciones, el proceso de socialización se considera de modo jerárquico y vertical; esto es, son los padres los que influyen sobre sus hijos, los profesores sobre los estudiantes, etc. Frente a esta posición, Merelman defiende la necesidad de un nuevo modelo, la teoría lateral de la socialización: “el desarrollo de agentes de socialización conectados horizontalmente que compiten entre sí para influir en los jóvenes y, en el proceso, presentan imágenes distintas de la sociedad”. Desde esta perspectiva, el individuo no está a merced de fuerzas que le empujan a un tipo u otro de socialización, sino que tendrá capacidad para elegir entre distintos agentes de socialización que están compitiendo para ejercitar esa labor. 4.

Modelos teóricos de socialización política

Torney y Hess (1981) plantean 4 modelos para explicar la socialización política, que se basan en el tipo de relación que mantienen los dos elementos centrales de este proceso: los agentes socializadores y el individuo objeto de esa influencia. •

El modelo de identificación asume que el proceso de socialización se realiza de modo vertical, transmitiendo los conocimientos y valores de una generación a otra. Las teorías de aprendizaje que tienen, en este caso, una mayor relevancia son las relacionadas con el aprendizaje vicario. Los sujetos aprenden determinadas conductas imitando la conducta de los otros, especialmente de las p ersonas que tienen más próximas. Bandura (1971) señala que son precisas cuatro condiciones para que la conducta del modelo sea imitada por el sujeto. o o o o

Prestar atención a la conducta emitida por el modelo Retener el comportamiento que ha sido observado. Contar con las capacidades y habilidades precisas para poder reproducir la conducta imitada. Considerar que las creencias que se derivan del comportamiento del modelo son satisfactorias.

Al margen de estas condiciones, hay que tener en cuenta la atracción que los sujetos sientan por el modelo y el tipo de consecuencias que tengan las conductas que éste realice. Una diferencia importante entre esta teoría y la de identificación, es que en la primera la imitación del sujeto se reduce a conductas específicas del modelo. Sin lugar a dudas, la teoría cognitiva es una de las más profusamente utilizadas para explicar la socialización política. El reconocer la existencia de distintos momentos en el desarrollo cognitivo, nos permite una mejor comprensión de las respuestas actitudinales que se producen en momentos diferentes de la vida de los sujetos. Piaget (1932) fue el pionero en este tipo de trabajos, señalando la existencia de tres fases por las que pasará el niño en su percepción de las reglas sociales: I. II.

III.

El niño identifica cosas que le están permitidas y aquellas otras prohibidas, pero es incapaz de reconocer la fuente que sustenta y origina estas normas. El niño considera que las normas existentes tienen un carácter de “inmutabilidad” y que por ello son la única alternativa válida de comportamiento. No se cuestiona el origen de estas reglas ni la posibilidad de su modificación. El niño descubre que las reglas que existen en los juegos han sido establecidas convencionalmente; son producto de una aceptación por parte del grupo, por lo que son de esa manera pero podrían ser de otra.

Otro de los planteamientos importantes para la socialización política está relacionado con el desarrollo moral. Kohlberg señaló la existencia de tres etapas en el desarrollo moral: I.

II.

Moralidad preconvencional. Característica de los sujetos hasta los 9 años, las normas y las reglas se consideran como algo externo a uno mismo. Este nivel está compuesto por otros dos niveles: i. Orientación hacia el castigo y la obediencia ii. Intercambios interesados Moralidad convencional. El individuo asume que las reglas existentes en la sociedad son compartidas por todos los sujetos que en ella viven. Los sujetos internalizan esas normas y las cumplen, no tanto por el

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temor a un castigo sino por su valor intrínseco. Según Kohlberg, en esta fase de desarrollo, que está compuesta por otros dos niveles, se encuentran la mayoría de las personas. i. ii. III.

Estadio de mantenimiento de unas buenas relaciones interpersonales Estadio de mantenimiento del sistema social, incluyendo las relaciones de autoridad.

Moralidad post-convencional. Se da una aceptación de las normas imperantes en la sociedad, pero junto a ello, las personas desarrollan principios morales propios. En caso de conflicto entre las normas sociales y los principios personales, los sujetos tenderán a defender éstos últimos. i. ii.

Nivel de moralidad del contacto social y derechos del individuo Nivel de moralidad de los principios éticos universales

Kohlberg afirma que la mayoría de los sujetos en la sociedad occidental se encuentran en el estadio cuarto del desarrollo moral, caracterizado por la defensa del sistema social vigente y el recurso, si es preciso, al castigo para los disidentes. Por ello, las actitudes de esas personas son fundamentalmente normativas, determinadas por las autoridades. Es más, Nassi et al. (1983) comprobaron la relación existente entre el desarrollo moral y las distintas orientaciones políticas. Observaron que los sujetos situados en el nivel de desarrollo moral convencional obtuvieron puntuaciones más altas en el factor del conservadurismo político-económico. Por su parte, los sujetos de desarrollo moral post-convencional obtuvieron puntuaciones más altas en radicalismo y activismo político. Por las razones anteriormente apuntadas, una forma adecuada de entender el desarrollo moral y actitudinal es concebir ambos procesos como producto, no de un desarrollo intelectual en el vacío, sino como resultado de un ambiente sociocultural en el medio en el que se desarrolla el sujeto. Pero esto no es un obstáculo para el reconocimiento de que es preciso la existencia de determinado grado de desarrollo cognitivo e intelectual en las personas para que se produzca la asimilación de ciertos esquemas y pautas comportamentales del entorno. 5.

Agentes de socialización

Los trabajos sobre socialización política han estudiado los siguientes agentes de socialización: •

La familia ha sido considerada como el principal agente de socialización. Al constituir un grupo primario básico del individuo y al existir unas fuertes relaciones afectivas entre sus miembros, se consideró que era el elemento fundamental en la configuración de las actitudes y creencias de los sujetos. Sin embargo diversos trabajos vienen a cuestionar esta creencia tan generalizada sobre el enorme poder de influencia de la familia; Jennings y Niemi (1966) concluyen que los hijos no pueden considerarse una “carbón-copy” de sus padres. Es preciso reconocer el cambio sustancial que en los últimos años se ha producido dentro de ese grupo primario: los padres, especialmente la madre, pasan un menor tiempo con sus hijos, otras personas e instancias (cuidadoras, guarderías, televisión, etc.) han incrementado su presencia en la vida de los más jóvenes, etc. Todo esto conduce a que la familia ha dejado de ser, como ocurría hace algún tiempo, el referente exclusivo para los sujetos menores. Pero esto no significa que no exista influencia, sino que esa influencia no se manifiesta de una forma tan lineal y directa como se pensaba. Uno de los elementos más importantes a considerar dentro de la familia, es el tipo de relación que establecen padres e hijos. Esta relación hay que entenderla en sus distintas facetas: tipo de comunicación, autonomía del niño, nivel de experiencia, etc. En definitiva, nos estamos refiriendo a las prácticas de crianza. Fue Baumrind en los años 70 quien definió tres estilos conductuales propios de los padres en la relación con sus hijos: o o

o

Estilo autoritario. Los padres autoritarios exigen de sus hijos una obediencia total, un respeto a la autoridad y el mantenimiento del orden. Todas estas exigencias son impuestas sin explicación ni razonamiento. Estilo con autoridad. Los padres con autoridad explican a sus hijos las razones de sus prohibiciones e intentan, a través del diálogo y la argumentación, modificar aquellas conductas consideradas indeseables. Tratan de fomentar la independencia y la seguridad en sus hijos, pero no dudan en ejercer su autor...


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