1. La ciudad ideal en el Renacimiento PDF

Title 1. La ciudad ideal en el Renacimiento
Author Libertad Sevilleja
Course La Imagen de la Ciudad
Institution UNED
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Resumen del tema 1...


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I LA CIUDAD IDEAL EN EL RENACIMIENTO Las urbes del Humanismo fueron capaces de representar simbólicamente una realidad social y política acorde con la nueva concepción del hombre. En la Italia de la segunda mitad del Quattrocento la ciudad se convirtió por esta vía en tema de interés prioritario. En este contexto, el retorno a los modelos de la Antigüedad grecolatina y la nueva cultura figurativa se convirtieron en las principales fuentes de inspiración, mientras el redescubrimiento de Platón y Vitruvio estimuló en los humanistas la reflexión sobre el estado perfecto, la sociedad y el individuo.

1. LA CIUDAD IDEAL EN LOS TRATADOS 1.1 EL DIÁLOGO HUMANISTA CON LA ANTIGÜEDAD: VITRUVIO Y PLATÓN Fueron dos los elementos que caracterizaron las diversas formulaciones de ciudad ideal durante el Renacimiento: el intento de crear un estado perfecto que garantizase la armonía entre las diversas esferas de la vida ciudadana y el interés por dotarlo de una imagen ordenada, organizada racionalmente de acuerdo a los principios de la geometría y la nueva perspectiva pictórica. La imagen renacentista, pues, se caracteriza por la correspondencia entre concepto e imagen, de forma que los tratados sobre arte se convirtieron en libros de política. Los teóricos hallaron su principal inspiración en los libros de urbanismo de Vitruvio, cuyo ideal urbano era el de una ciudad sana, cómoda y bien defendida regida por principios de funcionalidad. Pese a la claridad con la que expresó su modelo no fue acompañado por ningún diseño, posibilitando su interpretación posterior. Por entonces, la forma circular había adquirido connotaciones simbólicas fundamentadas en el pensamiento platónico de la ciudad entendida como microcosmos, a lo que se uniría la concepción medieval de Cristo como cuerpo cósmico-esférico del que participaría el hombre. Todo ello desembocó en la consideración del hombre como reflejo del universo, dando lugar a la insistencia renacentista de los elementos centralizados y circulares.

1.2 LA FORMA URBANA IDEAL. LOS MODELOS TEÓRICOS DESDE LEON BATTISTA ALBERTI A VICENZO SCAMOZZI • La ciudad ideal de Alberti: El primer tratado en afrontar la problemática del urbanismo fue el de Alberti, quien retoma el diseño de la ciudad en De Re Aedificatoria. Su concepto de ciudad organizada como una gran casa y como organismo remitía al pensamiento platónico, estableciendo una relación entre el cuerpo humano, el edificio y la propia urbe que fundamentó la nueva teoría de las proporciones antropocéntricas, concediendo gran importancia al edificio y su ubicación y contribuyendo a entender la ciudad como un todo basado en relaciones geométricas. Asimismo, incorporó a su idea de ciudad los principios racionalizadores de belleza y comodidad. Pese a su gran relevancia teórica, la ciudad ideal de Alberti careció de imágenes que la ilustrasen.

• La Sforzinda de Il Filarete: el primer autor en incorporar imágenes a su ideal urbano durante el Renacimiento fue Antonio Averlino, Il Filarete, quien propuso crear una ciudad bella, buena y perdurable a la que denominó Sforzinda y cuyo plano se basada en dos cuadrados superpuestos, de manera que generaban un octógono inscrito en una circunferencia o foso circular de defensa. Sus calles convergían en el centro de la ciudad, siendo antes interrumpidas por plazas. En su centro ubicó las sedes de los poderes civil y religioso y, junto a ellas, el Hospital Mayor, el palacio del Vicio y la Virtud y el Laberinto –símbolo del universo y de las dificultades del hombre para comprenderlo-. Con Sforzinda, Il Filarete proporcionó un modelo de imagen que contaba con Alberti como referente teórico, iniciándose así una serie de ciudades ideales originadas a partir de un ideograma geométrico basado en la forma estrellada.

• La racionalización del espacio y el triunfo de la geometría: el Tratatto d’Architettura de Francesco di Giorgio Martini, último del Quattrocento , inaugura la tratadística militar. Presenta una ciudad construida proporcionalmente en torno a una plaza central que albergaría los poderes de la urbe, bien a través de un trazado radial o a partir de un eje de simetría, y conformada por un polígono regular amurallado, introduciendo como novedad su trazado interior hipodámico o en damero. Este mismo autor incorporó la asimilación del cuerpo humano a la ciudad y a la arquitectura, proponiendo una ciudad radial que aunaba simbolismo y funcionalidad.

A mediados del XVI los tratados que abordan la problemática urbana se reparten según su carácter civil o militar, siendo recurrente la forma poligonal tendente a la circularidad. En esta línea haría su propuesta Baldasare Peruzzi, quien plantearía una ciudad radial conformada a partir de la combinación del cuadrado y el círculo Estas condiciones coincidieron con la imperiosa necesidad de modificar unas fortificaciones obsoletas por el avance en la técnica bélica, conjugándose tradición y funcionalidad para una imagen de ciudad ideal definida en sus contornos, pero no en su trazado interno, asumiéndose tramas radiocéntricas u ortogonales. Centralidad, ordenamiento y jerarquía se erigieron como principios generadores de la forma e imagen urbanas. Ejemplo de ello serían las propuestas de Pietro Cataneo, ciudades basadas en polígonos regulares rodeadas por un perímetro amurallado con baluartes pentagonales cuyos edificios quedaban geométricamente organizados en forma de damero en torno a una plaza central. Estos planteamientos carecieron de aplicación práctica, pues la teoría llegaba a ciudades ya edificadas en las que sólo eran posibles intervenciones puntuales, de modo que las posibilidades de hacerlas reales se reducían a urbes de nueva construcción. En este sentido, las fortificaciones se presentaron como una gran posibilidad. Así destaca Palmanova, cuyo trazado se ha relacionado con la ciudad ideal de Vincenzo Scamozzi, de trazado poligonal rodeada por una fortificación en forma de estrella cuyo interior se disponía en retícula, con plazas ordenadas jerárquicamente según su tamaño y disposición.

2. CIUDAD Y UTOPÍA: NUEVOS MODELOS ESPACIALES La aspiración a la forma urbana ideal dio lugar, durante el siglo XVI, al género literario de la Utopía, que desarrollaba modelos de ciudades imaginarias planteadas como alternativas a las ciudades reales . Durante los siglos XVI y XVII la correspondencia entre forma de la ciudad y orden social motivó propuestas de ciudad utópicas que, tomando como referente La República de Platón, aspiraban a configurar un estado perfecto regido por la justicia y el bien común, y en el que los ciudadanos fueran felices gracias a su perfecta organización. Así, la ciudad pretendía reflejar tanto la racionalización de la vida política y social como el orden igualitario que debía presidir la vida del hombre en sociedad. Se trataba de ciudades distantes del resto del mundo y de su territorio circundante. Tomás Moro inauguró este género literario con su obra Utopía, una crítica a la organización del estado inglés del XVI frente al que planteaba como alternativa la isla de Utopía, descrita mediante el relato de un viajero. La ciudad, ubicada en la ladera de una colina, en el centro de la isla, era de planta cuadrada, con calles anchas y rectas, hermosos jardines y fachadas homogéneas. Se dividía en cuatro sectores idénticos que contaban con sendas plazas centrales como espacios cerrados y definidos por la geometría. Ya en el XVII dos obras definirían un modelo de sociedad cristiana directamente implicada en el clima político y religioso del momento, adoptando un importante significado simbólico que relacionaba Humanismo y Cristianismo: -

La Ciudad del Sol, de Tommaso Campanella, exponía el ideal urbano de la Contrarreforma. Se articulaba a partir de siete círculos concéntricos con cuatro puertas orientadas a los puntos cardinales. En su centro se situaba un gran templo solar, de planta también circular, en el que habitaba Hoh, el sabio gobernante de la ciudad, en alusión tanto a los ideales platónicos como al Templo de Salomón en cuanto a referente simbólico de sabiduría. Se trata de una correspondencia entre el microcosmos y el macrocosmos con la que Campanella creaba una metáfora visual de la ciudad a través del conocimiento cósmico, símbolo del saber universal.

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Christianopolis, de Johannes Valentinus Andreade, referente protestante, eligió la forma cuadrada dividida en calles concéntricas, buscando asimilar su imagen con la de una fortaleza inspirada en la Jerusalén celeste. Toda la ciudad estaba adornada con pinturas que reproducían los movimientos de los planetas y su espacio sometido a una pensada ordenación regida por la proporción entre las partes. Su centro se hallaba presidido por un templo del saber universal y un laberinto.

3. RETRATOS DE LA CIUDAD IDEAL: CIUDADES PINTADAS Desde finales del XV los pintores se encargaron de concretar visualmente una nueva imagen urbana basada en las ciudades ideales de los tratados. Como resultado de la reinterpretación humanista de la ciudad

antigua surgió un “catálogo” de tipologías arquitectónicas de la Antigüedad, insertas en un espacio urbano escenográficamente concebido. Las taraceas, tablas pintadas, de tema urbano iniciaron un modelo de representación urbano interesado en mostrar una imagen de la misma irreal y que en principio estuvo determinada por la imagen de la ciudad preexistente, de arquitecturas aún medievales, aunque insertas en un espacio urbano sometido a la ordenación matemática. Entre estas nuevas representaciones sobresalen tres de autoría discutida, en las que la ciudad se muestra cual escenario teatral formado por arquitecturas clásicas. -

De las tablas de Urbino y Baltimore se dice que son recreaciones de las escenas cómica y trágica, descritas por Vitruvio: La Tabla de Urbino muestra una vista urbana en perspectiva, compuesta por una plaza cuadrangular enmarcada por edificios civiles y en cuyo centro se erige un edificio de planta central. -

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La Tabla de Baltimore está conformada por dos palacios sobre basamento que dan forma a una plaza dividida por cuatro columnas, en cuyo fondo se sitúa un arco de triunfo de tres vanos, una recreación del Coliseo y un baptisterio que remitía al medievo, estableciendo de este modo un diálogo entre el pasado y el presente y entre la ciudad real y la ideal.

La Tabla de Berlín presenta una visión escenográfica de la ciudad, con un pórtico en primer plano, a modo de proscenio, que da paso a la vista en perspectiva de una plaza urbana flanqueada a ambos lados por edificios civiles.

Los autores de estas tablas mostraron gran capacidad para imaginar arquitecturas ideales que remitían a la Roma antigua como escenario de la ciudad, lo cual también se muestra en composiciones pictóricas de la época, como La Entrega de las llaves a San Pedro o Los desposorios de la Virgen. Todas estas obras remitían a un nuevo concepto urbano como espacio regulado por la perspectiva en el que la arquitectura aparece como algo esencial....


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