5 Minnicelli Ceremonias minimas PDF

Title 5 Minnicelli Ceremonias minimas
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Course Ceremonias Mínimas
Institution Academy of Management under the President of the Kyrgyz Republic
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Ceremonias Mínimas – Mercedes Minnicelli - 2010

Ceremonias mínimas ¿Cuál es el papel de las instituciones en la estructuración y regulación de los lazos sociales? ¿Cuáles son los límites y posibilidades que tienen hoy las instituciones para cumplir las funciones que les han sido encomendadas? ¿Cómo pensar esos límites y posibilidades considerando su dimensión sociohistórica y su dimensión subjetiva? ¿Qué aporta el psicoanálisis en sus diálogos con otras disciplinas para pensarlo? ¿Qué experiencias lo testimonian? El análisis del tema requiere de ciertas puntualizaciones para abrir la posibilidad de comprender el alcance de ciertos conceptos y discernirlos en sus implicancias cuando hablamos de prácticas socio-educativas. En esta clase nos ocuparemos de las prácticas socio-educativas con relación a lo que denominamos ceremonias mínimas.

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Ceremonias Mínimas – Mercedes Minnicelli - 2010

Ceremonias mínimas1 por Mercedes Minnicelli

Introducción En esta clase abordaremos a las

Abordamos el tema en tiempos turbulentos para pensar en la socialización y educación de las nuevas generaciones. Tiempos en que la violencia se manifiesta “pura” (Benjamin) sin un fin y sin sentido por doquier. Tiempos en los cuales las nuevas generaciones reflejan especularmente el mundo en que vivimos y se hacen eco –y carnede aquellas perspectivas que, pretendiendo ser silenciadas, operan con efectos desujetivantes. Desde el Seminario de Psicoanálisis y Práctias Socio-Educativas, se fueron ubicando nombres del malestar, formas discursivas que en su repetición van definiendo el sentir de los mayores (padres, educadores, profesionales) ante los chicos. Sumando a otros nombres del malestar ya analizados en seminarios anteriores “estos chicos son un peligro, caminan por las paredes”, en esta clase nos detendremos en otros dos casos que pueden resultar paradigmáticos enunciando el malestar por los dichos que sancionan y prescriben un lugar social desde temprana edad “se amotinaron los bebés”; “esconden los cuadernos de comunicaciones, seguro van a ser delincuentes”.





Sabemos que las causas de estas formas de presentación del malestar contemporáneo son múltiples y variadas, no resultando posible determinarlas por la simple relación lineal de causa-efecto. Es por ello que, más que detenernos en las causas, en esta clase nos interesan los , especialmente en estos tiempos en los cuales estamos (y con nosotros los chicos y los jóvenes) sumergidos en una ¿“fiesta”? social, cultural y económica presidida por un discurso generalizado que promueve el sin-límites-como-fuerza-de-ley-sin-ley. Cuando recortamos y nos detenemos en un que enuncia malestar, estamos puntuando el devenir discursivo, al delimitar un enunciado que nos permite producir operaciones discursivas ante lo que se repite incesantemente sin ser registrado ni escuchado tan . La pregunta es la llave que habilita operatorias de lenguaje. La expresión del malestar, nos habla de adultos en muchos casos perplejos, se trate de docentes o de profesionales, quienes también corren el riesgo de apelar a fórmulas pseudocientíficas mercantiles para acallar lo que bulle pulsionalmente de 1

Clase dictada en la Diplomatura en Psicoanálisis y Prácticas Socio-Educativas, FLACSO-Argentina, Area Educación, 2010 “significantes”; “significantes reprimidos” “cadena de significantes r primidos”

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modo descontrolado sólo resultando acotado por actos. Perplejidad que inhibe la posibilidad de hacer algo diferente con lo que se presenta de dudoso abordaje, cayendo en la trampa de un círculo vicioso que nos interesa pueda ser Los dichos que enuncian el malestar, expresan que allí mismo está lo por hacer, que siempre parte de la pregunta que interroga lo establecido, habilitando el juego significante y la creación de otras alternativas que cuentan con fundamentos teóricos que provienen del psicoanálisis y se nutren del aporte de otras disciplinas sociales. Las viñetas clínicas que . Fueron recortadas en nuestras experiencias clínico-institucionales, por las cuales será posible identificar efectos socio. Nuestras investigaciones y experiencias nos dan claras pruebas de cómo se habilita lo posible al ofrecer alguna forma de resistencia a lo que se presenta como inexorable, afianzando la idea freudiana sobre el educar, analizar y gobernar como imposibles, es decir, si bien no podemos garantizar por anticipado los resultados, por ello mismo y sin garantías, no podemos renunciar a la tarea de educar, analizar y gobernar. Se trata de restablecer el après-coup de la experiencia , el análisis posterior, la reconstrucción minuciosa de las mismas, su relato en diálogo con otros, a fin de hallar pistas significantes, formas discursivas reiteradas una y otra vez, que nos indiquen el camino que habilita la pregunta. Desde esta posición consideramos a lo que sucede como contingente y no necesario, conduciéndonos a la revisión de nuestras prácticas cotidianas, las más sencillas, las más repetidas, las más obvias que por estar tan incorporadas al hacer diario, en su repetición nos pasan casi inadvertidas.

Lacan ubica al : “Se dan cuenta, sin duda, que estoy esquematizando, pero el desarrollo de una metáfora, de un dispositivo para pensar, exige primero entender para qué sirve”. (1954, 24 de

febrero, p. 129) Pensar en un dispositivo tal como lo refiere Lacan, nos conduce a una metáfora que nos .

Las ceremonias

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mínimas resultan un marco simbólico que se agujerea por la pregunta que lo interroga, habilitando una hiancia, un vacío, un “entre” lo dicho y lo no dicho; entre lo dicho y lo hecho; entre los hechos – muchas veces desilvanados-; para decir y promover otros enlaces discursivos;

Ceremonias En primer lugar debemos ir a definiciones de c . Desplegar el concepto de ceremonia , nos lleva a enlaces respecto de su relación con el mito, el rito y el juego (Agamben, 2003), para llegar a exponer aquellas ceremonias mínimas, objeto de nuestro interés entre la amplia gama de posibles. El diccionario de la Real Academia Española define “ceremonia” como: “



Las ceremonias, se asocian con los rituales propios a las comunidades y sus instituciones sean religiosas, jurídicas, educativas, gubernamentales. También las fiestas, por ej. el carnaval, implican formas ceremoniales. Especialmente están vinculadas al rito, ritual, celebración, acto, cortejo, solemnidad, investidura. a ceremonia es “acto”. ¿Qué es un acto3? Continuando con el diccionario de la Real Academia Española, es un hecho o una acción; hecho público o solemne; la división importante de una obra escénica; y, en Derecho, una disposición legal. Ritos y rituales, han circunscripto a lo largo de los tiempos, momentos de pasaje – de diferencia – entre nacimiento y muerte, metáforas de cualquier inicio y finalización. Diferencias entre “estados” – infancia a juventud -; diferencias “entre” estar o no estar iniciado en la sexualidad adulta. A partir de los Estados Modernos, diferencias en el “estado civil” por la ceremonia del matrimonio civil entre otras –otrora ceremonia exclusivamente religiosa-; diferencias “entre” contar con la posibilidad de estar inscripto en la sociedad por la inscripción en el registro civil de cada nuevo nacimiento / muerte. Si bien no toman a simple vista la forma convencional del ritual, es posible identificar en sus procedimientos normativos resabios de los mismos; basta analizar los protocolos administrativos que establecen cómo se deben llevar a cabo dichos procedimientos. Por ello nos permitimos llamar formas ceremoniales jurídicoadministrativas a los “circuitos de intercambio legitimadores” –siguiendo el concepto de Bourdieu- propios a la burocracia.

. 3 No desarrollaremos aquí la distinción que Lacan realiza entre “acto” y “acting”, dejando el tema pendiente ya que requiere de otras distinciones precisas.

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Es decir, su vez, en todos los casos se encuentran los personajes que desempeñan papeles determinados o creados ad hoc, los cuales pueden ser múltiples y variantes. Aquello que identificamos como invariante es que toda forma ceremonial presenta un momento de apertura, despliegue y cierre. De alguna manera, conservando la lógica ritual, por la ceremonia se “crea” un tiempo que se suspen de para marcar otro tiempo, el del inicio, el del final, el de nuevas condiciones sociales investidas “creadas” - por el pasaje que la misma instituye. se “juegan” . Nuestra vida cotidiana social e institucional presenta múltiples formas ceremoniales, muchas de ellas tan naturalizadas (burocratizadas) que hacen necesario un trabajo de deconstrucción para su identificación. Pensemos en aquellas más íntimas, las que repetimos a diario en la cotidianeidad que serán diferentes para cada uno, para cada grupo familiar. Encontremos ceremonias próximas a los escenarios educativos cuando de homenaje… ntrega de títulos de diferentes niveles educativos…La lista está abierta para que cada uno pueda continuarla. Consideremos un trámite que para muchos puede ser familiar, el “sacar el registro de conducir”, también presenta su formato, su guión normativo, sus representantes sociales y finaliza con la entrega de un “carnet”, emblema que identifica ante terceros si “está habilitado o no” para manejar. A diferencia de las ceremonias y formas sociales de ciertos animales que han sido estudiadas por etólogos, la posibilidad de crear las propias ceremonias, es algo que pertenece a la cultura, por ende es inherente a los humanos. Implican en todos los casos un acto, un marco, un guión (en las sociedades modernas marcado el sistema jurídicoinstitucional), signan una ubicación témporo-espacial que las sostiene en y por su reiteración. cada vez que… el antes de…

el después de…

Mientras circunscribe un escenario, crea un marco para el despliegue de la escena y la suspensión del tiempo. “antes de… ” es un claro ejemplo del efecto de una ceremonia mínima que fija el tiempo y, a su vez, lo suspende vez… colorín colorado… Los chicos pequeños y aquellos más desvalidos subjetivamente hablando, apelan a la repetición “me lo contás otra vez… “, la requieren y exigen que dicha reiteración sea fiel al original “así no era… no lo cambies…”, Debemos hacer una salvedad. Hablar de repetición en psicoanálisis, nos conduce al Más allá del principio de placer (Freud, 1920), momento crucial de la teoría en la cual Freud otorga un doble filo a la repetición: “



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. , sujeto a la legalidad del lenguaje transforma los hechos por la movilidad significante que el juego posibilita. Un padre terrible podrá transformarse en un león hambriento que va a la caza de su presa, y un ratón pequeño y travieso podrá asustarlo y hace huir, saliendo triunfante ante lo que antes se sentía por demás desvalido. Ahora bien, siguiendo el doble filo de la repetición, por una de sus caras ceremonias mínimas nos indican que tanto pueden cristalizar, encapsular y naturalizar los hechos que acontecen – cobrando formas ritualizadas- como dejar sin marco alguno a la compulsión a la repetición. Su otra cara, nos habla de otra vía posible, y es la que nos interesa destacar, aquella que habilita a la lógica del juego, En un extremo, las ceremonias por sus rituales se convierten en sostén de tradiciones cuando la repetición protocolar las naturaliza y las establece como tales; reiterando una y otra vez, el mismo protocolo sin interrogación alguna. Más allá de ello y, aunque el ritual establezca el siempre es lo mismo, la dramática subjetiva se encargará de encontrar las diferencias, las grietas. Los celebrantes de tradiciones ritualizadas sancionan los cambios, no toleran la flexibilidad del marco, pretenden que el siempre lo mismo aparezca y garantice la estabilidad pretendida. Las tradiciones en este sentido, buscan la estabilidad permanente, sin variaciones, sin lugar para las transformaciones. En este caso, la conservación de la institución está por sobre los sujetos implicados. En la misma dirección aunque su opuesto, es el caso que se presenta sin marcos de referencia alguna. Abolido cualquier marco de referencia, el sin límite cobra fuerza de ley-sin-ley, quedando de tal modo librado a su punto absoluto que diluye cualquier anclaje. Un ejemplo del extremo de esta condición, podemos encontrarlo cuando en el cuerpo a cuerpo de una pelea, la violencia se expande de modo desenfrenado hasta la muerte del uno o el otro, único límite que acota lo desenfrenado4.

El reconocimiento de aquello que podemos identificar como ceremonias mínimas resulta de la escucha de un dicho, un hecho o una acción que recortamos en sea porque nos interesa crearla, es decir instalarla a fin de promover una interferencia, una interdicción, un corte a lo establecido esperando operen otros enlaces discursivos. En los casos que presentamos podrá leerse cómo conservan las improntas de una obra escénica (aunque no se trate de una obra de teatro) y, a su vez, presentan el carácter

por sus funciones sociales ante los implicados por la instancia que opera como marco simbólico de referencia social. 5 Para ampliar el tema, ver Minnicelli, M. “Escrituras de la ley en la trama social. Ensayo sobre la relación entre Dispositivos, ceremonias mínimas y prácticas profesionales” Revista Pilquen • Sección Psicopedagogía • Año X • Nº 5, 2008 disponible en http://www.revistapilquen.com.ar/NE_Psicopedagogia.pdf

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y la eficacia simbólica de una disposición legal que por ella se cumple con fuerza-deley, aunque efecto de discurso que ubica a la ley como operador de la estructura. “mínimas” otorga un carácter diferencial al término cer

De la solemnidad que se asigna a las ceremonias en general, nos quedaremos con lo que implica

Las ceremonias mínimas, no se definen entonces ni por el tamaño ni por la envergadura de un acto; sino por el contrario,

Nos hacemos eco en nuestra metáfora, por un lado de lo que Foucault denominara como microfísica del poder y, de manera sustancial, del psicoanálisis, al considerar las resonancias singulares y los efectos de discurso colectivos en la singularidad –tal como Freud los describiera en Psicología de las masas y análisis del yo (1921)-. Ningún discurso podría resultar eficaz si no fuera por el anclaje singular; por efectos de la identificación –al modo de la masa- que opera al estar inmersos en el universo lingüístico social, es decir, por estar inmersos en el discurso vehiculizador del lenguaje. “nos toca”

“se amotinaron los bebés” cuadernos de comunicaciones, seguro van a ser delincuentes”

“Esconden los

Sostendremos que la creación e implementación de ceremonias mínimas resultan proclives a la promoción de condiciones de posibilidad sujetivantes allí donde el límite se presenta como abismo. Otorgarle carácter creador de condiciones de posibilidad sujetivantes, implica necesariamente entender que el poder (hacer), no se aloja en las grandes estructuras de manera exclusiva sino, que se sostiene en detalles mínimos, en la palabra, en el decir diario, en la posición de cada sujeto en lazo con otros. Las ceremonias mínimas como instancia de intervención, implican un reposicionamiento subjetivo de los adultos ante los niños, niñas y adolescentes. En este sentido, destacamos cómo por ellas se puede acotar la lejanía de lo macro-social, que produce como efecto impotencia e incapacidad, para hacer frente a la complejidad de variables que atentan contra las condiciones de subjetivación, recuperando márgenes posibles de intervención docente y profesional, rescatando las posibilidades de sujeción de lo humano a la cultura, . Las ceremonias mínimas implican la posibilidad de escrituras de la ley en la trama social. Se trata de restituir la legalidad allí donde una . Esta “obligación” que compele a actuar puede hacerlo a costillas del sufrimiento de los sujetos implicados. Sostenemos que aún

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en el límite, es posible restituir condiciones de dignidad y respeto para cada uno y para los otros en lazo social.

“Se amotinaron los bebés!!!” En la nursery de un hogar de tránsito del Municipio de General Pueyrredón, se escuchan sonidos de sonajeros de una intensidad inusitada. Hay en la sala 12 bebés quienes, en ese momento, se encuentran en sus cunas luego de despertarse de la siesta. Ante semejante “bochinche” el Jefe del área – encontrándose en otra de las habitaciones- se dirige a la nursery y observa que, mientras las cuidadoras atendían el cambiado de pañales de dos niños, los otros bebés – aproximadamente entre 8 y 13 meses- estaban parados en sus cunitas golpeando el sonajero con fuerza contra la pared. Los adultos allí presentes se detuvieron a observar la escena comentando con un tono de humor, sorpresa, ternura y un toque de espanto: ¡Se amotinaron los bebés!.

“Como los presos en la cárcel” es la primera asociación que surge en todos aquellos a los cuales hice partícipes de este relato. Esta escena al ser interrogada y analizada en los sucesivos días, fue retornando una y otra vez por la pregunta lugar que se otorga a esos niños por estar inmersos en el discurso de “minoridad”?. Los términos que nombran los lazos sociales de la minoridad siguen la línea de los códigos carcelarios, señalando un destino inefable. El hecho de ser huérfano, o abandonado ¿es una condena?, ¿un insulto?, ¿una marca negra en tiempos tempranos? o, ¿es una condición filial no elegida por los pequeños que requiere del Estado, de la representación social de manera sustantiva, para la creación de otras condiciones familiares cuando la familia biológica no resulta viable? La lectura de este incipiente fenómeno de lazo social y demanda colectiva a una edad demasiado temprana, admite otras lecturas que aquella que los asocia a la minoridad. Para estos niños, los espejos en los que mirarse son múltiples miradas y no el retorno especular de la propia imagen sostenida en la mirada materna. A falta de ella, es necesario que haya alguna mirada en la cual reflejarse. Significar ese acto como “motín” no es sin consecuencias para su ubicación en

Identificamos en esta ceremonia mínima, el momento de creación de Personajes de la Novela Social de la Infancia Desamparada (Minnicelli, 2004). Pierre Legendre (1996) en la introducción de El inestimable objeto de la transmisión, convoca a una profunda reflexión: Hay que recordar que las instituciones son un fenómeno de la vida. Evocar la vida sería una banalidad si no se tratara aquí de esgrimir la cuestión jurídica, que está tan mal en nuestros días […] Una característica hace del humano algo aparte en lo vivo: la palabra.

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[…] Instituir lo vivo es un hecho de discurso, supone la humanidad. La humanidad, pues, deber ser definida como lo vivo hablante. (p.10)

Y agrega unos párrafos más adelante: Esto es lo que está en juego a escala social: aplastar la vida o hacerla vivir. (p.10)

Mínimas expresiones, inclinan la balanza hacia el aplastamiento de la vida, o, al hacerla vivir.

Bien sabemos que en las últimas dos décadas, múltiples y diferentes Programas; Centros de Estimulación Temprana; Hogares; Clubes; Sociedades de Fomento; Fundaciones y ONGs; y, a su vez, desde la sanción de la Ley Nacional de Protección de Derechos No. 26066 (2005) los Centros de Protección de

A pesar de ello, aún no se visualizan cambios significativos en términos generales, sino que la sensación es que nada produce los efectos que las buenas intenciones proclaman. Especialmente sucede, cuando cada uno de dichos escenarios no

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