Bechterev – La psicología objetiva PDF

Title Bechterev – La psicología objetiva
Author Gonzalo Erice
Course Modelos Y Teorías Psicológicas I
Institution Universidad de Belgrano
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Bechterev – La psicología objetiva

La psicología no debe dedicarse exclusivamente a los hechos de la consciencia. Lejos de limitarse al dominio de la consciencia, tiene que estudiar todos los fenómenos psíquicos, sean o no conscientes, y todos aquellos que se producen en relación con la vida psíquica. Además, debe estudiar las condiciones biológicas de su manifestación. ¿Qué es pues la psicología? Desde nuestro punto de vista es la ciencia de la vida neuropsíquica en general, y no solamente de sus manifestaciones conscientes. Su objetivo deben ser los procesos psíquicos en el sentido más amplio del término, incluyendo las condiciones biológicas de su manifestación. Además, queda entendido que no se trata únicamente de la vida individual, sino también de la vida de las colectividades, no sólo de la vida humana sino también de la vida animal. Consideramos que la actividad psíquica, donde quiera que se manifieste, jamás puede juzgarse desde un punto de vista puramente subjetivo. Originada por impulsos externos y terminando por modificaciones objetivas del medio ambiente, se la debe considerar como un factor del mundo objetivo. Si utilizamos el término psíquico no será en el sentido habitual sino teniendo en cuenta, junto con los fenómenos subjetivos, los procesos cerebrales en que se basan. El conjunto de los procesos vitales que ello comprende constituirá el psiquismo objetivo, u su ciencia será la psicología objetiva. Opinamos que la psicología objetiva no debe ocuparse en ningún sentido de los datos proporcionados por la introspección. Su finalidad es indagar y explicar la actividad neuropsíquica del individuo como resultante de los procesos materiales del cerebro, y solamente como tal. Por eso excluimos la observación interna, tanto del estudio como de la experiencia, limitando nuestros recursos al registro y control de los hechos objetivos. Nuestra ciencia debe continuar siendo exclusivamente objetiva en todas sus partes. La experiencia puede y debe ser el principal recurso de la psicología objetiva, pero hay que organizarla de tal manera que sea factible registrar las manifestaciones externas del fenómeno psíquico en relación con los factores que lo han provocado. Una segunda razón por la que debemos dejar de lado el problema de la conciencia, es que los datos subjetivos no introducen en el proceso nada que explique su mecanismo o permita distinguirlo del de un proceso inconsciente. No llegamos hasta el punto de juzgar los datos de la consciencia como algo superfluo, añadido al organismo. Si renunciamos a estudiarlos en sí mismos, es por una razón muy diferente. Ya nos hemos explicado varias veces con respecto al papel que desempeñan en la vida psíquica los datos subjetivos, pero dada la importancia de esta cuestión gustosos la consideramos nuevamente en detalle. La naturaleza y la cualidad de los estados subjetivos que descubrimos en nosotros mismo a raíz de una excitación externa, están en relación directa con la naturaleza del excitante. Así, la cantidad de vibraciones de éter determina la naturaleza de la sensación luminosa, y la cantidad de oscilaciones del medio aéreo la de la sensación sonora. Las sensaciones táctiles dependen de la fuerza y de la cantidad de los choques mecánicos sobre la superficie cutánea. Si queremos estudiar la actividad neuropsíquica de los demás, nos es forzoso tomar en consideración lo que se manifiesta exteriormente. Tales son las reacciones secretorias

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y motrices, la palabra, la mímica, los gestos del individuo, la manera de ser, el lenguaje y las costumbres de los diferentes pueblos, y finalmente los productos de su vida intelectual, la industria y las artes, la filosofía y la religión, la poesía y la ciencia. Todo ello considerado desde el punto de vista objetivo como sistemas de reacciones en correspondencia con ciertos impulsos externos. En suma, todo acto neuropsíquico puede ser reducido al esquema de un reflejo en que la excitación, al llegar a la corteza cerebral, despierta las huellas de las reacciones anteriores y encuentra es éstas el factor que determina el proceso de la descarga. Por eso la psicología objetiva debe limitarse a reconocer la existencia de ciertas huellas que las reacciones neuropsíquicas dejan en el tejido nervioso del cerebro, y las asociaciones de esas huellas con las nuevas impresiones. ¿Existe un criterio objetivo del psiquismo? Lo encontramos en el hecho de que las reacciones psíquicas comprenden una modificación del reflejo por la experiencia anterior del individuo. Siempre que la reacción es modificada por la experiencia individual, tenemos un psicorreflejo o fenómeno neuropsíquico en el sentido riguroso del término. Esta definición separa los actos psíquicos de los reflejos simples que manifiestan una reacción igualmente repetida y hasta consolidada por la transmisión hereditaria, pero sin modificaciones individuales. En los reflejos simples también hay una experiencia, pero es la experiencia de la especie. Dado que los fenómenos neuropsíquicos sólo se diferencian de los simples reflejos por la presencia de una variación, es evidente que la psicología objetiva no puede desinteresarse de éstos, por lo menos desde el punto de vista de la filogénesis. También se recomienda el estudio de los reflejos porque, estando éstos en su mayoría ya modificados por la experiencia hereditaria, representan un grado de transición hacia las modificaciones individuales. Los principios de la psicología objetiva: exclusión del problema de la consciencia: repetidas veces hemos dicho que el estudio de la vida psíquica no puede ser puramente subjetivo. Subjetivamente sólo captamos una parte de los procesos neuropsíquicos que ocurren en nuestro organismo, los llamados conscientes; los otros, subconscientes o inconscientes, escapan a la observación interior. Extensión del estudio a la totalidad del arco reflejo: siempre y en todas partes se llega a descubrir la causa externa de una reacción neuropsíquica. Donde esta última parece espontánea, lo que ocurre es que el factor externo es más o menos lejano y hay que buscarlo en el pasado. Es así como la psicología objetiva llega a establecer la correlación total del organismo con el mundo externo, sin tener en cuenta fenómenos subjetivos que estamos inclinados a atribuirle por analogía con nuestros propios estados de alma. Para ella no hay sensaciones, ni imágenes, ni ideas. Sólo tiene que considerar los procesos de excitación y de reacción, las huellas que estos últimos dejan en los centros nerviosos, la asociación de esas huellas con las nuevas impresiones y la determinación del proceso reactivo por influencias más o menos alejadas. En los reflejos simples encontramos una reacción heredada, derivada de excitaciones que han incidido sobre toda una serie de generaciones, establecida en el sentido de la mayor utilidad para la especie. En los procesos neuropsíquico el vínculo no es tan directo no tan constante. No presenta la repetición del mismo reflejo, sino una reacción modificada por otras que la habían precedido. En consecuencia, la actividad neuropsíquica supone la conservación de ciertas huellas en los centros nerviosos del cerebro y la posibilidad de que sean revividas como consecuencia de excitaciones asociadas. pág. 2

Los procesos neuropsíquicos: los procesos neuropsíquicos presuponen la acción del estímulo exterior sobre la superficie del organismo, la correspondiente excitación de los centros cerebrales, la transmisión de ésta a los centros asociados y, como resultado de esta transmisión, una reacción centrífuga, bajo la forma de un movimiento o de cualquier otra variación orgánica. Se puede llamar receptiva a la primera parte de este proceso, asociativa a la segunda y reactiva a la tercera. La parte más característica es la segunda. Representa el elemento específico e indispensable de todo fenómeno neuropsíquico, simple o complejo. En el último caso se encuentra toda una serie de huellas que posibilitan la acción de las impresiones pasadas. Los fenómenos neuropsíquicos jamás permanecen definitivamente internos u ocultos, sino que, como los reflejos, terminan por transformarse en el trabajo mecánico de los músculos o en el trabajo molecular de las glándulas y otros tejidos del organismo. Se advierte pues, que al observar las reacciones musculares y glandulares que resultan del impulso neuropsíquico estudiamos la actividad neuropsíquica en su forma objetiva, inmediatamente accesible a la observación. Lo mismo que los reflejos, los procesos neuropsíquicos no se apartan en ningún sentido de su base fisiológica. Siempre llegan a la producción de un acto exterior y presentan con los reflejos una analogía que puede ser seguida hasta en los menores detalles. Diferencias con los reflejos: mientras que en los reflejos simples la reacción sigue siempre la misma vía, en las reacciones neuropsíquicas ello depende de la combinación de la corriente nerviosa con las huellas de las impresiones internas del organismo. Según el estado momentáneo del sujeto, la misma impresión puede asociarse con huellas diferentes y conducir, sea a un movimiento de aprehensión, sea a un movimiento de retroceso. Es así como, en el fondo, la determinación del movimiento en que desemboca el proceso reactivo proviene de las impresiones internas del organismo o, para ser más exactos, de la combinación de éstas con las impresiones provenientes del exterior. Estas últimas fijan la meta y la dirección del movimiento, pero los factores internos son los que determinan su carácter, decidido o indeciso, aprehensivo o defensivo, etc. Claro está, pueden ejercer una acción tan decisiva como el estado momentáneo del organismo. Esquema objetivo de los procesos neuropsíquicos: al principio de la vida del recién nacido es principalmente vegetativa, y como los órganos de los sentidos todavía no se han adaptado a la recepción de los estímulos externos, transcurre bastante tiempo antes de que la acción del mundo exterior prevalezca sobre el flujo continuo, pero más limitado, de las impresiones internas. Esto explica perfectamente por qué tienen éstas tal importancia en la vida del individuo e influyen tanto sobre sus relaciones con el mundo ambiente. Son estos los factores lo que constituyen el tono neuropsíquico del individuo y dan a las reacciones externas un carácter positivo o negativo. Por otra parte, la continuidad de las impresiones internas se convierte en la base de la diferenciación que alcanza su punto culminante en el hombre bajo la denominación de personalidad. Aquí las huellas de las impresiones internas forman un complejo que determina todos los actos del individuo.

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