Capitulo I. LA Ciencia Politica PDF

Title Capitulo I. LA Ciencia Politica
Author Marito Olivera Falon
Course Derecho
Institution Universidad Nacional de La Rioja
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derecho...


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NOCIONES DE POLITICA Ricardo del Barco CAPITULO I

1. La Política. 2. La ciencia Política. 3. El método en Ciencia Política. 4. Los distintos enfoques en Ciencia Política. 5. Estilos culturales en Ciencia Política. 6. Relaciones con otras Ciencias. 7. El Derecho Político.

1. La Política 1.1 Concepto El vocablo política proviene del mundo griego, donde precisamente se denominada polis o ciudad – estado a la forma de convivencia política helénica. Este concepto definía tanto la cultura política, cuanto las actividades que desarrollaban los hombres dentro de la estructura política. No obstante, con el transcurso del tiempo, aquello que se piensa en el marco de una realidad especial, cual es la polis griega, trascendió desprendiéndose de esta forma específica de la ciudad – estado, para referirse a otras formas de organizar la convivencia política en occidente. Digamos en primer término, que la política es una actividad humana que se da en el seno de relaciones inter-humanas. Consecuentemente, la convivencia humana supone aquella actividad que denominamos política. La genialidad del pensamiento griego lo advierte con claridad cuando Aristóteles destaca la natural politicidad humana; es decir, el hombre conviviendo con los demás hombres, no puede dejar de comportarse políticamente. Ahora bien, es necesario precisar los atributos peculiares que caracterizan esta actividad humana que llamamos política, ya que si bien la política es una actividad humana, no toda actividad humana es política. En un sentido formal, caracterizamos a la política como toda actividad que tiende a doblegar otras voluntades humanas, procurando que las demás conductas se plieguen a la propia voluntad. En sentido material, hablamos de actividad política cuando, además de serlo en sentido formal, el contenido de esa acción se dirige a una finalidad cual es la de formar, conservar y acrecentar el agregado humano como tal. El concepto de política que venimos señalando corresponde a un concepto amplio, pues como vemos, toda actividad humana que se da en el seno de relaciones interhumanas, tendiente a doblegar voluntades con la finalidad de formar, conservar y acrecentar el agregado humano, incluye una multiplicidad de actividades y relaciones. Por ello, es posible limitar este concepto a aquella actividad formal y materialmente política que se refiere no a cualquier agregado humano, sino a los que los clásicos denominaron “comunidad perfecta” o “comunidad autosuficiente”, y que contemporáneamente conceptualizamos como el grupo humano superior que contiene dentro de sí los elementos capaces de asegurar el logro del bien común

temporal. En este sentido más limitado, actividad política es coincidente con actividad estatal, en la medida que el Estado aparece como la comunidad política mayor.

1.2 Fases de la Política Precisados los anteriores conceptos, procedemos a analizar los distintos aspectos de la realidad política. Decimos en primer lugar, que la realidad política es polifacética, distinguiéndose en principio dos fases: la faz estructural y la faz dinámica. Desde el punto de vista de la estructura, la realidad política presenta una serie de actividades tendientes a mantener el orden y la estabilidad, que generalmente se articulan a traves de instituciones políticas jerarquizadas. Al mismo tiempo, desde la perspectiva dinámica, la actividad política tiende al cambio, a la evolución y al movimiento. Vemos pues, que en principio la política implica una faz estructural y una faz dinámica. Pero aquella presenta paralelamente una faz agonal y una faz arquitectónica. En todo sistema político existen cargos y roles de gobierno, y en torno a ellos, o más precisamente para acceder a los mismos, se plantea una actividad que propende a la conquista y posesión de aquellos. También desde quienes desempeñan los cargos y roles de gobierno, se despliega una actividad tendiente a conservarlos. Desde este punto de vista la política es lucha – faz agonal – y conflicto. Sin embargo, estaríamos sesgando el panorama si redujéramos la política a la lucha por el poder, dado que éste una vez obtenido, se presenta como el medio para construir una determinada configuración de la convivencia política tendiente al logro de metas comunes. El pensamiento clásico nos advirtió el sentido constructor, integrado y realizador del poder con singular agudeza, y este aspecto constituye la faz arquitectónica de la política. Ambas fases se presentan como actividades simultáneas e integradas dentro de un mismo sistema político; más precisamente, tanto las fases estructural y dinámica, cuanto las fases agonal y arquitectónica, se dan recíprocamente entrelazadas en lo que constituye la política plenaria, tal como se sintetiza en el siguiente cuadro:

Política Plenaria

Estructural

la actividad tiende a consolidarse en instituciones, normas, etc.

Dinámica

En el interior y alrededor de las estructuras fluye la actividad política (fuerzas políticas)

Agonal

lucha por conquistar y/o mantener el poder

Fases

Arquitectónica el poder como medio de construir un

orden político que asegure el logro del bien común

La política, por último, se presenta como una realidad variable, simbólica y multirrelacionada. Es variable, porque si bien la actividad política es consustancia con el hombre, las formas, instituciones y metas varían en el transcurso histórico. Los problemas que plantean la polis, el imperio, el sistema feudal, el Estado absoluto, el Estado liberal, el Estado Totalitario, etc., poseen un particularismo especial que proviene de la problemática histórica y las circunstancias dentro de las cuales esas formas políticas se desarrollaron. Es simbólica en la medida en que el universo de lo político, lo que proporciona el carácter esencialmente político a una serie de acciones, comportamientos, etc., son la representaciones que de ellos se efectúan. No es la materialidad de determinados hechos sino el sentido simbólico que el hombre les imprime, lo que convierte a ciertos actos en políticos. Es multirrelacionada en tanto esa actividad humana que llamamos política y cuyo actor protagónico es el hombre, se da en tiempo y lugar determinado y en consecuencia interesa a la moral, al derecho, a la historia, a la economía, etc. Con la finalidad de clarificar los conceptos expuestos anteriormente, presentamos el siguiente cuadro:

Variable

Política Caracteres Dinámica

Multirrelacionada

A pesar de mantenerse la constante acerca de la natural politicidad humana, las formas y los medios cambian de acuerdo a las coordenadas espacio-temporales. Los actos políticos son tales en cuanto representan algo Relaciones con otras disciplinas como la historia, moral, derecho, economía, etc.

2. La ciencia Política 2.1. Concepto, Objeto y Método. A pesar de una larga tradición que ubica a nuestra disciplina como la principal de las ciencias – ya Aristóteles en su Etica a Nicómaco hablaba a la Ciencia Política como ciencia regia-o, paradójicamente, tal vez obedezca a ello, la Ciencia Política posee una variedad de significaciones, enfoques y metodologías que tornan prácticamente imposible invocar una definición unívoca acerca de ella.1 Lo que acabamos de señalar no implica abandonar el intento de presentar el problema en sus líneas generales a quien se introduce a los estudios de Ciencia 1

La reunión que propició la UNESCO en 1948 para dar una respuesta a este interrogante, concluyó en un listado de aquellos temas que necesariamente debían incluirse en los estudios de Ciencia Política. Esta respuesta pragmática no hace sino confirmar la dificultad antes citada.

Política; por el contrario, consideramos más útil mostrar un panorama simplificado acerca de las grandes concepciones que en la actualidad existen en relación al problema del objeto, puesto que un exhaustivo análisis de cada una de ellas constituye una tarea de muy difícil realización y en gran medida engorrosa para el estudiante. Tal si tuación nos conduce a exponer el concepto de Ciencia Política precedido de una escueta sistematización de los principales planteos en torno al problema del objeto y los distintos enfoques desde los cuales se aborda la Ciencia Política en la actualidad. Realizada la advertencia anterior, y con un propósito fundamentalmente didáctico, sistematizamos en tres grandes líneas las distintas concepciones acerca del objeto de la Ciencia Política. La primera de ellas afirma que el objeto de esta ciencia es el Estado, la segunda concibe como tal al poder, y en torno a la tercera posición- que podríamos denominar intermedia - se ubican aquellos que rechazando la primera, consideran exageradamente amplia la segunda. a) Aquellos que se agrupan en esta primera posición entienden a la Ciencia Política como ciencia del Estado. Esta corriente reclama para sí una venerable tradición de cuño aristotélico y cuenta con una considerable cantidad de adherentesHerman Heller entre ellos -, a la vez que inspira gran parte de los programas de la presente asignatura en los países hispano – parlantes. Es importante reconocer los fundamentos de esta posición, y así tenemos que desde la Política de Aristóteles, la Ciencia Política es la ciencia del Estado, dado que éste es la forma por excelencia de la convivencia política, y por lo tanto la Polis o comunidad perfecta es el objeto de preocupación fundamental. De esta manera, los fenómenos políticos no son otra cosa que los problemas en relación al Estado como organización superior de la convivencia humana. En cuanto a las limitaciones que esta posición presenta, y sin dejar de reconocer la esencial politicidad del Estado, se han efectuado las siguientes objeciones: - Al referirnos al Estado, estamos aludiendo a un concepto amplio de organización política, pudiendo el mismo cobijar muchas y variadas situaciones históricas, como la organización tribal, el feudo, el imperio persa, el Estado Absoluto, etc. No parece aceptable en consecuencia, referir el objeto de una disciplina a una noción tan imprecisa. - Si a los efectos de subsanar la objeción precedente se circunscribe el Estado a la organización de la convivencia política dentro del área occidental y a partir del Renacimiento, se aduce que gran parte de la temática más significativa del contexto político internacional en la segunda mitad del siglo XX parte de la base de una crisis de los estados nacionales soberanos y un progresivo incremento de los bloques de países e intereses supraestaduales. En estos términos, tal temática quedaría fuera de la consideración de nuestra ciencia. - Se impugna también que los estudios realizados desde esta óptica tendrían un carácter considerablemente jurídico e institucionalista – en razón de que el Estado implica un alto grado de institucionalización de los fenómenos políticos -, obviando en consecuencia gran parte de la dimensión sociológicas de la política. - Por último, se cuestiona que al convertir al Estado en el marco a partir del cual se estudia lo político, se ignora que dentro y fuera de él transcurren una serie de fenómenos vitales que hacen a lo político.

b) La segunda posición nos habla de la Ciencia Política como ciencia del poder. Esta corriente surge en las primeras décadas del siglo XX y en gran medida se ha formado al calor de estudios de tradición predominantemente sociológica. Entre quienes han señalado al poder como objeto de estudio de la Ciencia Política, se ubican Max Weber, Harold Laswell, Charles Merriam, Georges Burdeau y William Robson. Sintéticamente, esta postura parte de la premisa de la insuficiencia del concepto de Estado como objeto de estudio de la Ciencia Política, sustituyéndolo por el de poder - presente en toda sociedad y momento histórico- aludiendo a su carácter más universal y compresivo de los fenómenos políticos. Por otra parte, este último concepto es en gran medida más sociológico e incluye preferentemente los aspectos dinámicos en torno a la problemática de las relaciones de poder. La mayoría de las objeciones en torno a esta posición señalan que estamos frente a una noción de dudosa eficacia, dado que desde su propia definición es problemática. El concepto de poder, como se verá posteriormente, presenta un considerable grado de complejidad al intentar determinar qué clase de relaciones de poder abarcaría la Ciencia Política, ya que las mismas pueden hallarse en muy diversos tipos de sociedad y grupos. En estos términos, hablar de una ciencia con un objeto tan amplio es proponerse una tarea demasiado ambiciosa. No obstante la certeza de estas objeciones, debemos destacar al propio tiempo que los estudios de Ciencia Política han alcanzado desde esta perspectiva un gran desarrollo y que muchos aspectos de la realidad política, insuficientemente analizados desde la postura anterior, han sido estudiados con especial profundidad; el concepto de poder ha obrado ciertamente como un poderoso estímulo para los estudiosos. En cuanto a la excesiva amplitud del enfoque – señalada como un inconveniente-, a los fines de atenuarla, la propuesta radica en identificar los criterios que permitan aislar al poder político de los demás poderes sociales. Por el contrario, estimamos menos atinada la crítica formulada en el sentido de que esta corriente contribuye en cierta manera al aplastamiento del individuo y el engrandecimiento de los fenómenos de concentración totalitaria del poder. c) Entre las dos categorías anteriores fundamentalmente antagónicas, se ubica una tercera que comprende una gama de posiciones intermedias que asignan objetos diferentes a la Ciencia Política, los cuales tendrían la ventaja de ser más precisos que el concepto de poder. Duclos sostiene que la relación política es el objeto propio de la Ciencia Política, definiendo a la misma como “la relación particular que nace en el seño de un grupo por el hecho de la existencia de un aparato de fuerza pública y de su aplicación al mantenimiento de la cohesión social”. David Easton, por su parte, ubica como tal a la “distribución imperativa de valores en el seno de una sociedad”; Jean Meynaud afirma que la noción de “estructura de autoridad” puede constituir un instrumento válido de abordaje para la Ciencia Política. Estas menciones sólo ilustran la amplia gama de concepciones que se agrupan en esta tercera posición en torno a la definición del objeto de estudio de nuestra disciplina. Ahora bien, es necesario destacar que algunas de las nociones propuestas por esta diversidad de corrientes adolecen, al igual que el concepto de poder, de cierta imprecisión. La noción de valores proveniente de D. Easton constituye un concepto de dificultosa definición, en tanto que podría arriesgarse que la posición de Duclos nos traslada en definitiva a las teorías que postulan al Estado como objeto de la

Ciencia Política. No es nuestra pretensión dar respuesta a los interrogantes planteados, sino remarcar el aspecto esencialmente polémico de la cuestión que estamos abordando y la relativa provisionalidad de las posiciones que se adoptan en torno a la misma. Si bien es indudable que en la organización estatal se generan fenómenos de poder cuantitativamente de manera más acentuada que en otras organizaciones, sería poder acertado circunscribir arbitrariamente el objeto de la Ciencia Política al marco de esta organización. Por nuestra parte, estimamos que el concepto de poder político es más rico y sugerente; no obstante, es necesario tener presente las dificultades ya apuntadas sobre una definición operativa de poder político que permita distinguirlo de las demás relaciones de poder que se dan en el seno de la sociedad. Similar dificultad se plantea al procurar trazar las fronteras que separan a la Ciencia Política de las demás disciplinas sociales, la Sociología entre otras. Aun así estimamos que la noción apuntada es útil, previa advertencia acerca de la provisionalidad de tal posición, siempre sujeta a discusión, siendo muy perjudicial pretender obrar con dogmatismo en ello. Finalmente, y tras las observaciones anteriormente expuestas, estimamos conveniente apuntar la definición de Ciencia Política expresada por William Robson y transcripta por Pablo Lucas Verdú: “La Ciencia Política consiste en estudiar la naturaleza, los fundamentos, el ejercicio, los objetivos y los efectos del poder en la sociedad”.

3. El método en la Ciencia Política El problema del método en la Ciencia Política se plantea dentro de un marco más amplio, cual es el del método en las Ciencias Sociales; por ello, lo abordaremos en ese ámbito sin perjuicio de su especificidad metódica en la Ciencia Política. Precisamente, Maurice Duverger al referirse a esta cuestión dice acertadamente que dicho problema ha sido ya superado, pues quedó atrás la discusión acerca de si debe existir una metodología exclusiva de la Ciencia Política diferente a la de otras ciencias sociales. El intercambio de métodos y técnicas de observación dentro del campo de las ciencias sociales se ha convertido en una necesidad cada vez más acuciante, a la vez que posibilita la obtención de resultados más ricos en la investigación social. 3.1. Técnicas de Observación y Análisis Sistemático. En primer lugar, podemos hacer una gran distinción entre técnicas de observación y análisis sistemático. Las primeras nos permiten acceder empíricamente a los hechos políticos a través de la recolección de datos fácticos. Claro está que una mera recolección de hechos y datos no constituye ciencia, por lo que se torna necesaria la sistematización posterior, la elaboración de hipótesis de leyes y teorías que hagan inteligible el complejo universo de lo político. En síntesis, además de observar los hechos debe emprenderse el análisis sistemático de los mismos. 3.1.1. Las Técnicas de Observación

Podemos clasificar las técnicas de observación en tres grande rubros: observación documental, observación directa extensiva y observación directa intensiva. a) Observación documental: podemos clasificar de la siguiente manera los documentos sobre los cuales los fenómenos sociales se asientan:

Documentos Escritos

Documentos de Cifras Otros Documentos

Observación Documental - Archivos públicos y/o documentos oficiales. - Prensa. - Archivos. - documentación indirecta (obras literarias, etc.) - Estadísticas - Fotografías - Cine. - Documentación fonética.

b) Observación directa extensiva: la forma más difundida de este tipo de observación consiste en las encuestas por sonde, a través de las cuales se estudia una proporción escogida- en función de ciertas variables- de una gran comunidad humana, y se extienden sus conclusiones al conjunto de la misma. Esta técnica presenta tres grandes fases: 1) determinación de la colectividad a interrogar. 2) interrogatorio de la colectividad. 3) interpretación de los resultados. c) Observación directa intensiva: la investigación se efectúa sobre grupo más reducidos o individuos en particular, a través de los siguientes procedimientos:

Interviú Observación Participante

Observación Directa Intensiva - de opinión: se interroga lo que es. - documental: se interroga sobre lo que sabe. En este caso el observador se sitúa dentro de una comunidad y participa de la vida del grupo, compartiendo sus actividades.

Todas las técnicas enumeradas, como ya se dijo, se utilizan para la recolección de datos; se torna pues, necesario el análisis sistemático de los mismos. Y a ello nos referiremos de inmediato. 3.1.2. Análisis Sistemático. En principio, la investigación científica se plantea en tres fases: 1) Observación de los hechos. 2) Formulación de las hipótesis. 3) Verificación experimental de las hipótesis con el fin de transformarlas en leyes.

Pero en la realidad el problema se plantea de un modo diferente, dado que no todas las investigaciones tienden al establecimiento de leyes, y la observación no se lleva a cabo sino en un determinado marco conceptual, pues quien investiga define previamente los objetivos de la investigación. Por otra parte, la experimentación ocupa un lugar muy diferente según se trate del campo de las ciencias físicas o sociales, dado que en e...


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