Comentario de la Catedral de Notre-Dame de Reims PDF

Title Comentario de la Catedral de Notre-Dame de Reims
Author Anxo Solla
Course Introducción a la Historia del Arte I
Institution Universidad de Salamanca
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Summary

Este es un comentario de una obra arquitectónica que realicé para la asignatura de Introducción a la Historia del Arte I. Como práctica de curso, sigue la metodología marcada por el profesor en el aula y presenta los pasos para redactar el comentario. ...


Description

Comentario de la Catedral de Notre-Dame de Reims. La catedral de Notre-Dame de Reims es un templo cristiano católico en la ciudad francesa de Reims, en la región del Gran Este (Francia). De estilo gótico clásico, fue construida en entre 1211 y 1275 bajo la supervisión de cuatro arquitectos: Jean D’Orbais, Jean Le Loup, Gaucher de Reims y Bernard de Soissons. La catedral fue realizada a partir de un tipo de piedra caliza propio de la zona de la Isla de Francia, conocida en francés como calcaire lutétien, además de otros materiales como vidrio (para las vidrieras). Esta catedral tiene una gran tradición en Francia, pues aquí eran coronados los reyes de Francia, y es un prototipo de la catedral gótica que se repite en muchos otros templos de este mismo estilo. El Gótico fue un estilo artístico que se desarrolló en la Baja Edad Media, siendo junto al Románico y al arte cisterciense una de las grandes etapas del arte medieval europeo. Surgió en la Isla de Francia, a los alrededores de París, y abarca desde el siglo XII hasta bien entrado el Renacimiento en los siglos XV y XVI, aunque en algunos casos se extendería durante mucho tiempo, y tuvo su desarrollo principal en Francia, Alemania, Inglaterra y España. El término gótico fue acuñado en el siglo XVI por Giorgio Vasari para designar a este estilo de forma peyorativa, pues era considerado bárbaro y oscuro por los renacentistas, siendo por tanto un arte godo (pueblo germánico que tuvo un papel esencial en la caída del Imperio Romano de Occidente). Diferenciamos cuatro etapas: Gótico Preclásico (s. XII), Gótico Clásico (s. XIII), Gótico Radiante (s. XIII-XIV) y Gótico Flamígero (s. XIV-XV). En España este período se alarga hasta la época isabelina, donde se produce un gótico en transición al Renacimiento conocido como plateresco, y en Inglaterra será el estilo hegemónico durante gran parte de su historia. Mientras tanto, en Italia no arraiga y se deshecha tan pronto como llega el Renacimiento. El Gótico surge en la Baja Edad Media, último período de la Etapa Medieval, que se caracteriza por una serie de cambios económicos, políticos, sociales y culturales que culminarían en el Renacimiento y la Edad Moderna. Uno de los aspectos

fundamentales de la Baja Edad Media es el auge que vivieron las ciudades en este momento, proceso propiciado por el aumento de la producción agrícola gracias a avances técnicos que dieron a un crecimiento demográfico, desplazándose población a los núcleos urbanos que se dinamizaron. Las urbes aumentan su riqueza gracias al comercio que se empieza a agilizar, propiciando la aparición de la letra de cambio, la banca, las ligas mercantiles y la bolsa. Hay que resaltar tres focos de especial importancia en el comercio internacional: el Mediterráneo (Barcelona, Venecia, Pisa, Génova…), el mar Báltico (Hamburgo, Lübeck) y la zona de Flandes (Gante, Brujas…). Surgen entonces nuevas clases sociales que se caracterizan por no pertenecer a los estamentos privilegiados ni al campesinado, considerándose ciudadanos libres que se desarrollan en nuevos barrios (burgos: burguesía) a las afueras de las murallas ejerciendo profesiones como las de mercader, artesanos, o aquellas ligadas a las Artes Liberales. Aunque la nobleza y el clero aún gozaban de sus privilegios, esta nueva burguesía consideraba que la riqueza establecía la clase social, y pese a no ser aristócratas podían percibir grandes riquezas, existiendo ya en este momento casos de burgueses prestamistas que ofrecían sus servicios a nobles e incluso reyes. La monarquía se apoyará en esta clase social para legitimar su poder frente a la nobleza y el clero, consolidando su poder y dando los primeros pasos hacia las primeras monarquías autoritarias. En cuanto al ámbito cultural, se aprecia un relajamiento en las posturas religiosas, que enseguida recuperaron cierto optimismo y gusto por la vida y la naturaleza, existiendo en este momento una gran tendencia marianista. En las urbes surgen nuevas órdenes mendicantes, los franciscanos (San Francisco de Asís) y los dominicos (Domingo de Guzmán). A su vez, la catedral se convirtió en un símbolo del auge y poder de las ciudades, y a su sombra se fundarán las Escuelas Catedralicias que evolucionarán con el tiempo hacia las primeras universidades europeas (Bologna, París, Oxford, Palencia, Salamanca...) donde las nuevas ideas que parten de la Escolástica predicaban la unión de los dogmas cristianos y el pensamiento filosófico clásico. Esta nueva mentalidad provocará un cambio en la visión de cómo debe ser un templo cristiano. La catedral debe representar el reino de Dios sobre la tierra, y por tanto esta debe reflejar la claridad de la luz divina que invite a la devoción y a elevar el alma hacia Dios, que se resume en los dos trazos destacables de la arquitectura gótica: la luminosidad y la verticalidad.

Ante todo esto puede definirse al arte gótico como un estilo eminentemente urbano, en el que no solo se da un arte religioso, sino el que también tiene cabida un arte civil, gracias a la nueva mentalidad urbana que surge en este momento. La arquitectura gótica destaca por su verticalidad y ligereza, y ciertos avances técnicos permiten desmaterializar el muro. Los rasgos típicos son: el uso de arcos ojivales o apuntados, la bóveda de crucería, el arbotante; en alzado, tres niveles: arquerías, triforio y claristorio; elementos que añaden verticalidad: gabletes, pináculos…

La planta de la catedral de Reims es basilical, con un transepto poco desenvuelto y una enorme cabecera. La nave longitudinal se divide en tres partes, en una nave central más ancha y dos laterales. Todas están cubiertas por una bóveda de crucería que surge a partir de dos arcos apuntados en un espacio delimitado por dos arcos fajones y dos arcos formeros que descargan los empujes en pilares. En paralelo a los arcos fajones se levantan contrafuertes en el muro exterior que aligeran la carga del muro y permite abrir ventanas en este, un gran avance técnico que lo diferencia del espacio oscuro y cerrado propio de los templos románicos. La cabecera poligonal y de gran tamaño está formada por el presbiterio, el deambulatorio y las absidiolas radiales. En la fachada occidental, y coincidiendo con las tres naves longitudinales, están las tres fachadas abocinadas flanqueadas por dos torres. En alzado, la fachada occidental es la más impresionante, situada a los pies de la catedral. Está organizada en tres cuerpos distintos que le dan a la fachada una forma de H. En la parte inferior se encuentra la portada triple adintelada, con cada una correspondiéndose a cada nave longitudinal, siendo la portada central más alta y ancha que las laterales, cortada por un parteluz. Las arquivoltas profusamente decoradas describen un arco ojival que descarga en jambas ornadas con columnas y esculturas bajo doseletes, siendo cada puerta coronada por gabletes. Los tímpanos de las puertas no son pétreos, sino vítreos. En el segundo nivel está el rosetón flanqueado por las torres con el muro abierto, a la vez que cuatro contrafuertes coronados con pináculos y en cuya base guardan esculturas. Las ventanas que se abren en las torres son alargadas y están cubiertas por gabletes. En el siguiente nivel se encuentra la Galería de los Reyes, formada por una serie de nichos coronados por gabletes que abrigan las esculturas de los

reyes de Francia, y finalmente las dos torres abiertas. En su conjunto, la fachada occidental es un ejemplo de la búsqueda de verticalidad propia de la arquitectura gótica, pues los gabletes, los arcos ojivales, los pináculos, las espinas que surgen de la piedra y el alargamiento de los elementos arquitectónicos acentúan la sensación de verticalidad. La masa abierta y hueca de las torres añade a la verticalidad una apariencia ligera y etérea que resta al conjunto pesadez. En los laterales, se observa el poco desenvolvimiento del transepto y los distintos niveles de las naves longitudinales. En los muros exteriores se levantan los contrafuertes que refuerzan la estructura de la catedral, rematados en pináculos que acentúan la verticalidad del conjunto. De los contrafuertes surgen las gárgolas, que sirven como desagüe aunque también poseen una función simbólica de ahuyentar a los espíritus malignos o demonios. Una vez separados del muro, los contrafuertes tienden los arbotantes que empujan el peso de la nave central hacia los contrafuertes, refuerzan los puntos donde se encuentran los mayores empujes y permiten abrir el muro de la catedral. En la cabecera, los arbotantes refuerzan el muro central y llevan los empujes a los contrafuertes que rodean las absidiolas radiales y el deambulatorio. El interior de la catedral está dividido en tres naves longitudinales, la parte del crucero y la cabecera. La nave longitudinal central es más alta y ancha que las laterales, que se comunican a través de arquerías con arcos ojivales que descansan el peso en pilares compuestos con baquetones pegados que comparten un único capitel. Sobre las arquerías se abre el triforio, una galería estrecha que corre a lo largo de las naves laterales y está formada por una arcada de arcos ojivales que se abren a la nave central. Y por último está el claristorio, la parte superior en la que amplias ventanas geminadas y con tracería iluminan el interior de la catedral con una luz colorida y sobrenatural que le dan al conjunto una atmosfera irreal y sublime. La cubierta es una bóveda de crucería cuadripartita, con espacios delimitados por dos arcos fajones que corren transversales al sentido de la nave y dos arcos formeros en el mismo sentido que la nave, trazando dos arcos diagonales que descargan el peso de la cubierta en los pilares. Todos estos avances técnicos permiten abrir el muro, que pierde su función sustentante para solo cerrar el conjunto. Ya analizada la parte arquitectónica, también hay que destacar el gran despliegue de muestras de escultura gótica que hay en la catedral. Como elementos

propios de la escultura de esta etapa hay que remarcar la nueva expresividad de las figuras, mucho más humanizadas. A diferencia del Románico, el Cristo crucificado muestra dolor y sufrimiento y la Virgen con el Niño es mucho más maternal. Las figuras se liberan del marco arquitectónico, se mueven e interactúan entre ellas y adquieren volumen. Se amplía la temática, añadiéndose al Juicio Final episodios marianos o relacionados con los santos. E influenciados por el neoplatonismo, los escultores pretenden representar la belleza ideal (naturalismo idealizado). En el caso de la catedral de Reims, las muestras escultóricas más destacables están en la portada occidental, en las jambas y en las arquivoltas. Pero un ejemplo interesante y llamativo es la escena de la Visitación, situada en la jamba derecha del pórtico central. Se conoce al escultor de estas esculturas como el Maestro de las Figuras Antiguas, porque se inspira claramente en los modelos clásicos. María e Isabel visten togas de modelo romano con finos y profundos pliegues en el que aparece la técnica de los paños mojados, que permite ver partes del cuerpo de las mujeres, sobre todo las rodillas. Sigue también el canon de siete cabezas de la escultura clásica, e incluso están en una clara postura de contraposto.

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Antes de 1211 existía en Reims una antigua catedral carolingia destruida por un incendio, dónde a partir del siglo XI se consagraban los reyes franceses, convirtiéndose este enclave en uno de los símbolos del poder real francés. Es en este país dónde se encuentran los ejemplos más destacables del arte gótico, por ser su cuna y su centro de expansión por toda Europa, con sus propias variantes regionales (angevino, meridional, normando…). En París se encuentra el archiconocido templo gótico preclásico de Notre-Dame de París, y ejemplos menos conocidos pero incluso más impresionantes como la Sainte Chapelle o la Basílica de Saint-Denis. Otros ejemplos destacables de la arquitectura gótica francesa se pueden encontrar en Rouen (escenario de una serie de pinturas del artista impresionista Claude Monet), Amiens, Chartres, Tours, Narbonne, Estrasburgo…

Galería:...


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