Ely Chinoy Introduccion a la Sociologia PDF

Title Ely Chinoy Introduccion a la Sociologia
Course Socioantropología II
Institution Universidad de Concepción
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Materia de sociología según Ely Chinoy...


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Apuntes _ Sociología

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Introducción a la Sociología (conceptos básicos y aplicaciones) Ely Chinoy CAPÍTULO I LA NATURALEZA DE LOS CONCEPTOS DEFINICIÓN DE SOCIOLOGÍA El estudiante que se inicia en el estudio de la sociología se pregunta con mucha razón: ¿de qué trata la sociología? La respuesta, a primera vista, es simple. La sociología estudia el comportamiento de los seres humanos en sociedad. Pero, se dirá, lo mismo hacen también su modalidad propia, las otras ciencias sociales – economía, historia, ciencias políticas, psicología social, antropología. ¿Cómo se distingue la sociología de estas disciplinas? O, puesto que parece abarcar tanto, ¡se trata solamente de una disciplina que resume muchas otras! Responder a estas preguntas con una definición concisa, que pueda ser comparada con las definiciones de las otras ciencias sociales, proporciona poca comprensión real de la naturaleza de este campo de investigación relativamente nuevo. Podríamos definir la sociología como el estudio de los grupos humanos, o de la interacción humana, o de las instituciones sociales, o tal vez más cuidadosamente, como “la ciencia que trata de desarrollar una teoría analítica de los sistemas de acción social, en la medida en que estos sistemas pueden ser comprendidos de acuerdo con su propiedad de integrarse alrededor de valores comunes”.1 Pero solamente podremos entender los términos o conceptos claves en ellas, esto es, el significado de “grupos”, “interacción”, “instituciones”, “sistemas de acción social” y de “integración alrededor de valores comunes”. Para hacerlo así deberíamos necesariamente introducir todavía otros términos cuyo significado tendremos a su vez que definir. EL POR QUÉ DE LOS CONCEPTOS El primer paso para el dominio de la sociología, como el de cualquier otra disciplina científica, es el manejo de sus conceptos fundamentales. Estos conceptos suministran los recursos intelectuales con los que trabaja el sociólogo. Sirven para definir los fenómenos a estudiar y diferencian a la sociología de las demás ciencias sociales, cada una de las cuales tiene su propio sistema de conceptos. Proporcionan los términos en que los problemas se plantean y resuelven,. La definición de la sociología debe seguir nuestros planteos, no precederlos. Entonces, cuando tengamos una comprensión de lo que la disciplina trata y cómo lo hace, la definición será apenas necesaria salvo como resumen. Al dedicarnos sin embargo a una extensa exposición de los conceptos clásicos y a la definición de los términos claves en una disciplina reciente, aunque en rápido desarrollo, nos exponemos a la acusación de que utilizamos en jerga especializada que agrega poco al entendimiento humano. Se nos puede acusar de usar términos familiares de modo desusado, de proponer rótulos esotéricos para fenómenos por otra parte habituales; en fin, de crear una terminología desusada e innecesaria. Esta es una crítica que debe ser examinada antes de proseguir con nuestra exposición. 1

Parsons, Talcott: The Structure of Social Action, New Cork, McGraw Hill Book Co., 1937, pág. 768

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En primer lugar es importante señalar que tal queja raramente se formula con idéntico espíritu crítico contra las ciencias naturales, cuyas eruditas publicaciones son impenetrables para los no profesionales. Evidentemente, no es la existencia de un vocabulario especializado lo que provoca la crítica, sino la naturaleza de su dominio y su relación con la vida humana. Como la sociología tiene que ver con muchos de los aspectos comunes de la vida social, el profano casi no advierte la necesidad de una terminología especial distintiva o de una cuidados definición de los términos que frecuentemente utiliza. Cualquier miembro de una sociedad conoce algo acerca de su funcionamiento debe ser algo aunque más no sea para actuar en ella. Cada uno puede proporcionar una explicación plausible y razonable de muchas acciones de la gente con la que se une. Ambos, el comportamiento y sus causas, pueden ser descriptos en el lenguaje de todos los días. Cuando el estudioso del comportamiento humano aplica términos especiales a acciones que incluyen, en muchos casos, palabras poco familiares y altisonantes, la sensibilidad de los extraños se ofende. Y cuando las explicaciones del sentido común no se hallan a mano, mucha gente se inclina a negar la posibilidad de cualquier explicación, científica o no. En segundo término, los frutos de la investigación social científica no son todavía tan ricos o tan ampliamente conocidos como para que su terminología peculiar sea aceptada, tal como lo ha sido la de las ciencias naturales. Cuando el científico social demuestre sin lugar a dudas que puede contribuir exitosamente al bienestar de su sociedad, entonces le será permitido, sin discusión o críticas, hablar en su propio lenguaje a los profesionales de su especialidad. Al mismo tiempo existe lo que podría ser una sospecha perfectamente justificable acerca del hombre que trata de estudiar a otros con la misma objetividad con que el lepidopterólogo estudia las mariposas. Dado que el conocimiento puede ser poder, los hombres desconfían a veces de aquellos que saben demasiado y pueden hablar sobre ellos en un lenguaje que no puede ser rápidamente entendido. En verdad, uno de los problemas morales con los que se ven enfrentados los científicos sociales es precisamente el de los usos a que pueden aplicarse sus cocimientos. En parte, con todo, las críticas al vocabulario sociológico son fundadas. Hay indudablemente muchas oportunidades en las que los sociólogos han sido culpables del uso excesivo o innecesario de una terminología especial. Podemos atribuir tales excesos al entusiasmo de los neófitos en la disciplina o al de aquellos atraídos por una especialidad en rápido crecimiento. (Podemos ignorar por el momento los motivos más personales que a veces gobiernan los hábitos verbales.) En parte, la jerga es el resultado de los esfuerzos de una nueva disciplina por deslindar su campo de estudio y adquirir respetabilidad académica. Pero a pesar de los abusos, no podemos dejar de lado una terminología distintiva, claramente definida. Sin conceptos no hay ciencia. Conant, ex Presidente de la Universidad de Harvard y distinguido científico, ha llegado tan lejos como para definir a la ciencia como “una serie interconectada de conceptos y esquemas conceptuales”.2 Antes de que examinemos los conceptos sociológicos básicos, debemos definir claramente qué entendemos por conceptos y explicar por qué son tan importantes. Dicho de la manera más simple, un concepto es un término general que se refiere a todos los miembros de una clase particular de objetos, acontecimientos, personas, 2

Conant, James B.: Science and Commen Sense, New Haven, Yale University press, 1951, pág. 25. Hay edición castellana, La ciencia y el sentido común, Buenos Aires, Guillermo Kraft.

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relaciones, procesos, ideas –de toda clase de identidad o unidad. Todos usamos frecuentemente conceptos. Como el héroe de El burgués gentilhombre de Moliere, que descubrió que había estado hablando en prosa solamente después de haberlo hecho así durante cuarenta años, todos nosotros hemos usado conceptos a través de nuestras vidas. Como el distinguido sociológico francés, Emile Durkheim, señalaba. “El sistema de conceptos con los cuales pensamos en la vida diaria es el que expresa el vocabulario de nuestra lengua materna, porque cada palabra traduce un concepto”.3 LA CIENCIA Y LOS CONCEPTOS Los conceptos científicos e diferencian de los del razonamiento común por la mayor precisión con la que por lo general están definidos, por el creciente grado de abstracción, esto es, generalización, a la que tienden, y por su desarrollo y uso más sistemáticos. En la conversación cotidiana el significado de las palabras que usamos se da generalmente por descontado; suponemos que los otros saben lo que estamos diciendo: En la mayoría de los casos esta presunción es correcta, aun cuando muchas palabras tienen más de un significado. El significado apropiado está indicado en cada caso por el contexto específico, verbal o social, en el que el término se usa. Si hablamos sobre nuestra familia, por ejemplo, podemos referirnos a nuestros parientes; nuestro propósito se aclarará normalmente por el contexto en el que la palabra aparezca. Muchos de los términos comúnmente usados, sin embrago, no tienen significado preciso, ni pueden ser entendidos por el contexto en que aparecen. Si tratamos de establecer definiciones precisas y generalmente aceptables de comunismo, subversión, liberalismo, o conservadurismo, o aun de conceptos no políticos, como amistad, éxito, y ambición , veremos en seguida que para estas palabras no hay un significado simple sobre el que la mayoría de la gente esté de acuerdo. Como los estudiosos de semántica han señalado frecuentemente, muchas palabras, particularmente las “grandes”, son a menudo usadas más por su valor emocional que por cualquier significado concreto que puedan tener. Nuestro lenguaje sirve no sólo para comunicar ideas (a veces), sino también, por los matices implícitos en muchas palabras, para indicar sentimientos y actitudes y aun, en ocasiones, para sugerir posibles normas de acción. Puesto que la ciencia requiere un análisis lógico riguroso, tanto como una observación cuidadosa, objetiva, el significado de los términos que usa debe ser tan claro y preciso como sea posible, independientemente de los diferentes contextos y libre de ambigüedades y complejos matices. A diferencia de aquellas disciplinas que han escapado de los riesgos del lenguaje de la conservación usual, utilizando una terminología matemática o acuñando nuevas palabras cada vez que fue necesario, la sociología ha desarrollado un vocabulario basado en su mayor parte sobre términos corrientes en el uso popular. Términos tan comunes como “cultura”, “grupo”, “rol”, “status”, “poder”, “autoridad”, “función”, “raza” y “burocracia” se han convertido en importantes conceptos sociológicos. Su definición requiere el análisis de los objetos a los que se refieren, o, según la terminología semántica, de sus referentes. Una vez definidos nuestros 3

Durkheim, Emile: Elementary Forms of the Religious Life. Tradiucción de J. W. Swain, Glencoe, IL., The Free Press, 1947, pág. 433.

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conceptos debemos usarlos cuidadosa y sistemáticamente, excluyendo de nuestro trabajo toda intromisión de matices comunes y usos convencionales. Los conceptos de la sociología, definidos con precisión y despojados de connotaciones morales y emocionales, son términos de referencia general. Esto es, se refieren a tipos o clases de acontecimientos, de personas y de relaciones, por ejemplo, revoluciones, doctores, cooperación o conflicto. Parte o la mayoría de nuestra conversación cotidiana, por el contrario, trata de individuos, ocasiones y situaciones determinadas y honguitos materiales. Hablamos de nuestra familia, nuestras ocupaciones, nuestras relaciones con algún miembro del sexo opuesto. Perdemos poco tiempo en considerar en términos generales la naturaleza de la familia, de las ocupaciones o de las citas. La tarea de la sociología, como la de todas las ciencias, es trabajar con clases de fenómenos, no con casos individuales. El sociólogo se interesará por el divorcio de una familia particular o por una revolución en un determinado tiempo y lugar, sólo para aclarar la naturaleza del divorcio en general, mayor será nuestra comprensión de las circunstancias particulares. Es, en parte, esta relación con lo general más que con lo particular, lo que nos mueve a decir que los conceptos sociológicos tienden hacia un nivel más alto de abstracción que los de la conversación cotidiana. Atendiendo a los casos individuales sólo como ejemplo de alguna clase de fenómenos, el sociólogo abstrae aspectos seleccionados o rasgos del comportamiento del complejo total de la realidad. A pesar de su formidable nombre, este proceso de abstracción no es un ejercicio puramente esotérico, pues con frecuencia, si bien inconscientemente, es realizado por la mayoría de nosotros. Como Cohen y Nagel señalan: “Todo pensamiento avanza mediante la notación de ciertos rasgos distintivos en las cosas, su simbolización por medios apropiados, y el razonamiento a partir de dichos rasgos abstraídos, por medio de los símbolos. Al enfrentar intelectualmente alguna situación concreta, específica, no prestamos atención a todas las infinitas relaciones complejas que posee, o a todas sus cualidades. Por el contrario, dejamos de lado casi todas ls cualidades y relaciones que posee una cosa y destacamos sólo aquellos rasgos que nos permiten verla como instancia o ejemplo de pautas o tipos de situaciones repetibles indefinidamente. De esta manera nuestro conocimiento de las cosas implica una abstracción de las propiedades infinitamente complejas y acaso únicas que poseen las situaciones”.4 El uso de abstracciones hace posible obtener generalizaciones aplicables a un amplio margen de observaciones. Por ejemplo, los prematuros intentos del adolescente para actuar como adulto, la popularidad entre los negros de los que alisan el cabello o blanquean la piel y las pretensiones de ascenso social pueden ser denominadas “socialización anticipatoria”. Esa frase resume los esfuerzos de los individuos para actuar como miembros de aquellos grupos a los que les gustaría pertenecer. El análisis de estos fenómenos generales traerá obviamente generalizaciones más amplias que las que podrían obtenerse si cada caso fuera tratado separadamente. Como la meta de la ciencia es un teoría que abarque la extensión más amplia posible de fenómenos, es evidente que los conceptos sociológicos tenderán constantemente hacia un nivel más alto de abstracción. 4

Cohen, Morris R. Ernest Nagel: An Introduction to Logic and Scientific Method, New York, Harcourt, Brace &Co., 1934, pág. 371. Reproducido con permiso del editor.

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LOS CONCEPTOS Y LA PERSPECTIVA DE LA SOCIOLOGÍA AL definir los conceptos de la sociología, estamos definiendo la naturaleza y los límites de la perspectiva sociológica, y explicitando los aspectos particulares de la realidad social que analizaremos. Quizá podemos ilustrar este punto en forma muy simple. El comer una rebanada de pan con manteca para el desayuno, puede analizarse en términos del valor nutritivo de la comida ingerida, de los hábitos alimentarios de los individuos, de la economía del pan, la leche y las máquinas de aplicación casera; también como una pauta dietética convencional o acostumbrada, o aun como para complacer el gusto de su marido. Las palabras claves en cada caso, valor nutritivo, hábitos individuales, economía de las industrias, pautas convencionales o acostumbradas, y fricción social, son extraídas de diferentes disciplinas: nutrición, psicología, economía y sociología. El estudioso de cada campo usará sus propias categorías y descubrirá la posibilidad de que el mismo hecho pueda también ser observado desde otros puntos de vista. Al enfocar nuestra atención sobre aspectos seleccionados de la realidad, los conceptos, en efecto, nos dirán que observar. Pero al avanzar en nuestro análisis, especialmente cuando tratamos con cuestiones empíricas (reales), específicas, ellos pueden también decirnos qué buscar. Por ejemplo, si quisiéramos explicar la preponderancia de los adictos a las drogas, entre los adolescentes, nuestros conceptos generales guiarían nuestra búsqueda de factores que pudieran ser aplicables. Como sociólogos deberíamos tratar de ver qué valores culturales se hallan implicados en esta forma de conducta desviada y exploraríamos los rasgos distintivos de los roles del adolescente y de la cultura adolescente. Podríamos recoger datos para ver si la afición a las drogas se da en la misma extensión entre adolescentes de todas las clases sociales, de todas las razas, en todos los tipos de comunidades, o si es igualmente frecuente en las distintas clases de grupos sociales. Cada uno de estos términos es un exponente del arsenal de conceptos con los que el sociólogo trabaja. No necesita saber mucho sobre la afición a las drogas cuando comienza; supone, sobre la base de muchas evidencias y experiencias anteriores, que estos conceptos generales lo llevarán a los factores particulares relacionados con el problema. La eficiencia de la búsqueda de factores relevantes, esto es, de soluciones para los problemas, se acrecienta marcadamente cuando los conceptos son incorporados en una teoría sistemática. Los conceptos son un elemento esencial en la teoría, pero no son idénticos a ésta. La teoría consiste en un cuerpo de proporciones lógicamente conectadas obre las relaciones existentes entre variables, esto es, conceptos. Así como los físicos han examinado las relaciones entre presión, temperatura y volumen de los gases, los sociólogos han estudiado, por ejemplo, las relaciones entre las creencias religiosas y el estado del conocimiento científico, entre las instituciones económicas y la organización familiar, entre la estructura de clases y las ideologías, entre el comportamiento desviado y valores en conflicto.

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Nos interesamos sólo ocasionalmente por la teoría sociológica como tal, en este estudio. Antes de que podamos desarrollar proposiciones teóricas válidas debemos definir y analizar los conceptos sobre los que dicha teoría se construirá. Al hacerlo así debe señalarse que nosotros nos imponemos arbitrariamente un conjunto predeterminado de ideas abstractas sobre la infinita variedad de la vida social. Como la historia de cualquier ciencia lo demostrará, tanto los conceptos como las teorías emergen del esfuerzo por considerar y comprender algún aspecto de la realidad. Es de nuestra experiencia y de nuestras observaciones de donde derivamos nuevos conceptos o perfeccionamos los viejos. El conocimiento en sociología, como en cualquier otra ciencia, es a la vez acumulativo y de ensayo, aun en los conceptos que usa; no surge acabado de un momento para otro ni permanece fijo e inmutable. Como William James notara en una ocasión, es necesario “forjar cada juicio en el yunque de hechos irreductibles e inquebrantables” en forma constante. En verdad al analizar los conceptos básicos de la sociología trataremos, siempre que sea posible, de indicar los tipos de observaciones que llevan a su creación y aceptación. EL ANÁLISIS CONCEPTUAL Los conceptos no son generalmente verdaderos o falsos en el mismo sentido en que lo son los juicios o las proposiciones. Los conceptos pueden ser analizados en forma más o menos adecuada y precisa, y son más o menos útiles para fijar nuestra atención sobre aspectos importantes y significativos de la realidad, pero no son acertados o errados. Nuestra tarea aquí es presentar y analizar los conceptos que han surgido como los más útiles y significativos. No podemos presentar una enumeración completa de los conceptos sociológicos. Muchos de ellos son aplicables sólo a áreas de investigación relativamente limitadas, a campos tales como la criminología, ecología social (el análisis de la distribución espacial de los fenómenos sociales), población, o relaciones raciales, por ejemplo. Además, muchas de las categorías menores usadas en campos especializados de la sociología son sólo subdivisiones o refinamientos de los conceptos básicos. Así como el químico, por ejemplo, divide el concepto de elemento en elementos metálicos y no metálicos, y éstos en los elementos específicos, así el sociólogo puede dividir conceptos tales como cultura, institución, o status, en categorías progresivamente más refinadas y específicas. Aunque los sociólogos se están acercando firmemente a un acuerdo sustancial sobre la naturaleza de sus conceptos básicos, aún existe un considerable grado de desorden conceptual y terminológico sobre el cual debemos estar prevenidos. Encontraremos, por ejemplo, que términos tales como institución, estructura social , y clase social, son usados con referencia a ...


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