Ensayo Frida Kahlo - asjcjkcbds PDF

Title Ensayo Frida Kahlo - asjcjkcbds
Author Cristian Rios Guerrero
Course Ciencias de la vida
Institution Universidad TecMilenio
Pages 1
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Summary

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Description

Ensayo Frida Kahlo Ella fue escarnecida por la vida, se sentía despreciada en su salud: sufrió más de treinta operaciones con los consecuentes letargos antes de volver sobre sí. Frida era una herida abierta que no sanaba nunca. El crematorio finalmente cauterizó ese cuerpo lacerado; pero, alma y espíritu quedaron encantados en los trazos de sus lienzos. Obra hecha a la imagen y semejanza del itinerario de su sufrimiento. Sentíase la encarnación física y espiritual del dolor, y pensaba que si toda la vida de un ser se concentra en el ser mismo, nada mejor que mostrarlo: su rostro y su cuerpo fueron su mejor temática. Fue su propia modelo, porque tantos días de postración vividos por su precaria salud la obligaron a mirarse en una soledad constante, aguda y lenta. Al verse rota y quebrada salía de sí, abandonaba su cuerpo y con la ayuda del espejo se observaba. Pintó innumerables autorretratos por ese deseo de bucear hondo en ese cuerpo maltrecho, lleno de dolor. Íngrima en su habitación, durante horas y horas, decidió realizarse en esas limitaciones y logró dejar una obra pictórica sumamente original: su imagen indescifrable. Su soledad lacerada la hizo obra de arte. El accidente que a los 18 años padeció, cuando un tranvía chocó con el autobús en el que viajaba junto a su novio, y que malogró toda su futura vida, trajo como consecuencia la postración y el deseo de tomar el pincel, y con cierta ironía recorrer las telas a manera de una radiografía cromática: iba pintando sus penas, la textura de su piel y los detalles internos de sus dolores. Unas vértebras desviadas, jamás curadas que hacen inestable y dolorosa su columna, las representa en La columna rota (1944). También plasma allí los movimientos de sus articulaciones fuera de lugar, en ruinas. Mostrase siempre en sus profundidades viscerales, a carne abierta, así daba forma a sus lienzos. En Las dos Frida (1939), representa su imagen una frente a la otra, esa otra que siempre quiso ser, la doble que la acompañará hasta su muerte. Y fue ese deseo de querer ser otra, lo que la mantuvo con vida, no hacer crisis, y paliar un poco el tormento. El dolor físico y el desamor los proyectó en esas pinturas de colores y temas tan personales. En su infancia se inventó una amiga imaginaria con la que solía hablar y jugar, premonición, tal vez, de lo que ella no sería: una niña sana, correlona; eso que se truncó en su vida y que le permitió entender la idea de Schopenhauer –el filósofo tan querido y leído por su padre–, de que la felicidad está en la salud y en la ausencia de aburrimiento. Sin gozar de la vitalidad y sabiendo que jamás sería feliz bajo este precepto, se dedicó a pintar para combatir el tedio y animar a esa niña que de manera tan alegre representa en sus pinturas. Niña lozana, mujer rota parece ser su arte poética....


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