Epistemologia PSY - SON BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA CON CONOCIMIENTO NATURAL O CONOCIMIENTO PDF

Title Epistemologia PSY - SON BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA CON CONOCIMIENTO NATURAL O CONOCIMIENTO
Author Paola Marin
Course Epistemologia de la psicologia
Institution Universidad Autónoma de Occidente (México)
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SON BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA CON CONOCIMIENTO NATURAL O CONOCIMIENTO CIENTÍFICO...


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Tema 1. BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA INDICE 1. CONOCIMIENTO NATURAL Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO 1.1. Todas las personas poseen grandes conocimientos de psicología. Los han adquirido por experiencia directa, por observación y por instrucciones. En general, no por enseñanza formal. 1.2. Se trata de conocimientos propios de la psicología natural, que hay que distinguir del conocimiento científico. 1.3. Los dos tipos de conocimientos se diferencian por el lenguaje, por sus fines y sus métodos. 1.4. El lenguaje precientífico: las metáforas y las descripciones por analogía 2. LOS MODELOS CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA 2.1. Modelos simples: iInternalismo y externalismo; explicaciones disposicionales y situacionales. 2.2. Modelos complejos: dualismo e interacción. 2.4. El modelo de interacción: un ejemplo. 3. EL OBJETO DE ESTUDIO DE LA PSICOLOGÍA 3.1. El objeto de estudio de la Psicología Médica

1. CONOCIMIENTO NATURAL Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO 1.1. Todas las personas poseen grandes conocimientos de psicología. Los han adquirido por experiencia directa, por observación y por instrucciones. En general, no por enseñanza formal. PREGUNTA GUÍA 1.

La persona que empieza a cursar la asignatura de psicología no lo hace partiendo de cero, sino que ya posee unos sólidos conocimientos en la materia. Por ejemplo: − sabe describir y explicar el propio comportamiento y el de las otras personas, − puede anticipar o predecir las conductas de los demás, − sabe en qué momento es adecuado decir o hacer algo y en qué momentos no − puede entender y sintonizar con lo que les sucede a otras personas (empatía) − sabe mantener relaciones personales satisfactorias con sus familiares, amigos y desconocidos En una palabra, sabe psicología. En ocasiones, le asaltarán dudas, porque su conocimiento no es completo, pero ningún conocimiento lo es. PREGUNTA GUÍA 2

¿Cómo ha adquirido estos conocimientos? De varias formas: − por la experiencia directa, observando los resultados de sus acciones (feedback) y reflexionando sobre ellos, − por observación e imitación del comportamiento de los demás, − a partir de sus consejos, instrucciones y sugerencias.

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− mediante el juego (sobre todo simbólico), como medio para ensayar sin riesgos nuevas pautas de comportamiento, − escuchando las historias y los relatos sobre personajes reales o fantásticos, mediante los cuales ha aprendido las bases de la explicación del comportamiento humano. Si estuviéramos hablando de matemáticas, física o historia, tendríamos que citar otro medio para la adquisición de conocimientos: el aprendizaje formal, el que tiene lugar en la escuela. Pero éste no suele existir en psicología y es muy probable que la primera experiencia en este campo se produzca −cuando se produce− en el ámbito universitario.

1.2. Se trata de conocimientos propios de la psicología natural, que hay que distinguir del conocimiento científico. Si, movida por el interés por el comportamiento de las personas, una estudiante trata de ampliar sus conocimientos consultando un texto de psicología, es muy posible que se decepcione. Encuentra que el lenguaje es muy distinto del que ella suele usar, ignora a qué se refiere la mayoría de las cosas que lee, y no parece que los textos recojan lo que a ella le interesa. Esto no es exclusivo de la psicología, sino que algo análogo puede pasar en cualquier otra disciplina científica. Por ejemplo, un niño de pocos años que sepa montar en bicicleta, sabe mucha física. Dicho de otra forma: su comportamiento al tomar curvas puede ser descrito muy bien por un texto de la materia. Sin embargo, si este niño consultara un manual de física para averiguar la mejor forma de sentarse en la bicicleta para mantener el equilibrio, no encontraría gran cosa que le sirviera. Le resultaría mucho más útil preguntar a un compañero más experto. Y lo mismo sucedería con un cocinero que consultara un texto de química para conocer las mejores combinaciones de condimentos para hacer un besugo al horno. La conclusión a que nos llevan estos ejemplos es que no hay un solo tipo de conocimiento, sino varios. De ellos nos interesan básicamente dos: el natural y el científico (o disciplinario). El primero, que, en psicología, es también conocido como de sentido común, está representado en la descripción de lo que sabe esta estudiante. El segundo es lo que se entiende por psicología como ciencia y está representado por el contenido de los textos y manuales de la disciplina. Como se ha dicho, el primero es exclusivamente empírico; se adquiere por experiencia directa y en la solución de los problemas que presenta la realidad y la convivencia social. El segundo, por enseñanza formal, el estudio de los textos y la comunicación con los miembros de la comunidad científica. Ninguno de ellos es mejor que el otro, en términos absolutos; lo es en términos relativos: respecto a un contexto y para unas necesidades determinadas. Un investigador en psicología puede saber mucho del comportamiento humano pero difícilmente este conocimiento le serviría para ganarse la vida como jugador de póker profesional. Las diferencias entre los que tienen conocimientos de psicología natural y de psicología científica son cualitativas. No es que los científicos sepan más, sino que saben cosas diferentes o las saben de una forma diferente.

1.3. Los dos tipos de conocimientos se diferencian por el lenguaje, por sus fines y sus métodos. Las principales diferencias entre estos dos tipos de conocimiento residen en el lenguaje , los fines y en la metodología (Figura 1). En cuanto al primero, la diferencia radica en el nivel de generalidad de sus enunciados. El lenguaje del conocimiento disciplinario o científico es abstracto, se articula en enunciados (leyes y teorías) referidos a casos generales. No se ocupa de lo que le sucede a un individuo particular en su contexto

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concreto. Le interesa el comportamiento de todos los individuos u objetos que compartan una determinada característica.

Fig. 1. Diferencias entre el conocimiento científico y el conocimiento natural

El conocimiento natural es parcial, se circunscribe a la solución y explicación de problemas concretos, en contextos concretos. Su lenguaje es anecdótico; se basa en explicaciones particulares para hechos o situaciones particulares. Para hacer un símil gastronómico, una cocinera estará interesada en realizar la mejor pizza posible, no en formular teorías sobre “El método pizzaiolo”, ni sobre la composición de los alimentos. Asimismo, al propietario de un viñedo le interesa hacer un buen vino, no formular los principios de la fermentación. A un joven a punto de irse de vacaciones le interesa conseguir dinero de su abuela, no una teoría de las motivaciones. Por su vinculación con las situaciones particulares, la coherencia, es decir, la exigencia de explicar de la misma forma fenómenos que pertenecen a una misma clase, no es un requisito del lenguaje natural, mientras que es una exigencia básica en el de los científicos. Los dos tipos de lenguaje no son contradictorios, pero tienen fines distintos: en un caso comunicar, persuadir. En el otro, generar conocimiento. En segundo lugar, los dos tipos de conocimiento se diferencian en el método a partir del cual se construye cada uno de ellos. Lo que hace válido un procedimiento o una explicación dentro del conocimiento natural es su eficacia o utilidad prácticas. La pregunta clave es: “¿Funciona?” En cambio, lo que hace lícita una afirmación dentro del ámbito científico es su fundamento: las pruebas en que se basa, la posibilidad de ser refutada. Por esto, la pregunta que mejor define el conocimiento de los científicos es: “Vd., ¿cómo lo sabe?”. Como se verá en el tema sobre la evidencia científica, esta pregunta es la base del saber científico, aquello que lo fundamenta. La ciencia no parte del supuesto de que los científicos son absolutamente imparciales y objetivos, sino de todo lo contrario. Precisamente porque asume su subjetividad y su tendencia ฀฀compartida con los demás mortales฀฀ a hacer inferencias dictadas por sus deseos, dispone de una batería de apoyos metodológicos para contrarrestarlas. El conjunto de estos apoyos conforma lo que se conoce como el “método científico”. Se desprende de lo anterior que no podemos decidir si un enunciado es científico sólo en base a los términos en que está formulado o a los fenómenos a los que se refiere. En principio, tan científico es Los cítricos contienen antioxidantes como Los baños de luna mejoran la autoestima. Se podrán establecer las diferencias en cuanto se especifique en qué se basa cada una de ellas y qué pruebas las sustentan.

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A pesar de sus diferencias, el conocimiento científico no es algo aparte y radicalmente distinto del conocimiento natural, sino que se basa y deriva de él. La ciencia no surge de la nada, sino de las soluciones a los problemas que los seres humanos han ido encontrando en el curso de la evolución. Las disciplinas científicas se asientan sobre los conocimientos y la manera de describir la realidad propia del sentido común y de la experiencia humana. Si no existiera conexión con el conocimiento natural, las ciencias no podrían aprenderse ni, probablemente, existirían.

1.4. El lenguaje precientífico: las metáforas y las descripciones por analogía El hecho de que la ciencia tenga su origen en el conocimiento natural puede originar algunas dificultades en las primeras fases de la adquisición de su lenguaje, sobre todo por la posibilidad de confusión. Esta suele deberse al hecho de que los mismos términos son usados con un significado distinto en uno y en otro ámbito. Esto sucede en todas las ciencias. Por ejemplo, palabras como “afinidad”, “atracción” o “fuerza” surgieron del lenguaje natural y siguen usándose en él, pero han adquirido un preciso significado en física o en química. Esto no suele constituir un problema importante en estas disciplinas científicas porque, a través de la enseñanza formal, ha habido ocasión de aprender a manejar estos términos en su sentido técnico y, sobre todo, a distinguir claramente su significado en función del contexto: según se trate del lenguaje corriente o científico. Pero, como se ha dicho, falta en psicología un periodo de escolarización y de aprendizaje formal previo a los estudios superiores. Por esta razón, el estudiante universitario puede tener dificultades para discernir cuándo algunas palabras del lenguaje natural, como “estímulo”, “respuesta”, “discriminación” o “control”, son usadas como términos técnicos y, por tanto, con un significado y un contexto distintos del lenguaje natural, en parte o totalmente. Otra fuente de confusiones en psicología deriva del origen de las descripciones de los fenómenos. En todas las ciencias abundan las descripciones consistentes en metáforas, es decir, por analogía. Frente a un fenómeno nuevo, las personas recurren al conocimiento del que disponen y describen lo desconocido a partir de lo que les es familiar. Se formulan así las descripciones del tipo de Cómo o Como si... Por ejemplo, una niña puede describir le cosquilleo diciendo: “Es como si tuviera coca cola en la rodilla” o un paciente puede describir así el vértigo: “Me da vueltas la cabeza”. Otros ejemplos, muy familiares a los estudiantes de medicina, son las analogías entre el corazón y una bomba, el ojo y una máquina fotográfica, el cerebro y un ordenador. La metáforas más frecuentes son las que personalizan a los objetos; explican su comportamiento en términos de motivaciones y otras características humanas. Algunos ejemplos son las descripciones que atribuyen intencionalidad y sentimientos a los objetos: La mesa es mala, Las cámaras digitálicas reconocen caras o El páncreas decide o La puerta [mecánica] se abre porque sabe que quiero entrar. Darse cuenta de que no se trata de una descripción en sentido literal es fácil cuando se habla de máquinas fotográficas o de órganos del cuerpo. Resulta más complicado cuando el órgano es el cerebro. Sin embargo, es el mismo caso. Cuando decimos que El cerebro (o una de sus partes) planifica, estamos personificándolo, estamos diciendo que el cerebro hace algo que ─si se tratara de una persona─ designaríamos como “planificar”. Existe otro tipo de metáfora, también importante en psicología, que, en cierto modo, se contrapone al anterior. Su acción se describe como cosificación porque consiste en atribuir entidad de cosas u objetos físicos a fenómenos propios del comportamiento del individuo en su totalidad y en su relación con el entorno. En un sentido general, son ejemplos de esta metáfora las creencias de que La sombra es una parte del cuerpo, que El fuego está en las cerillas o La música, en los instrumentos. En psicología, estas TEMA 1. BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA (4)

metáforas están muy difundidas y aparecen incluso en los textos científicos de disciplinas afines, ejemplificadas por afirmaciones tales como que una determinada sustancia es el neurotransmisor de la agresividad (o del amor) o un potenciador cognitivo, o que un circuito determinado es de recompensa. Las metáforas no presentan problemas en la comunicación basada en el lenguaje corriente porque en él se da el apoyo del contexto, que hace evidente o comprensible el sentido en que las personas las utilizan. Cuando una persona dice que Está perdiendo la memoria, porque nunca encuentra sus gafas, entendemos perfectamente a qué se refiere y la ayudamos a buscar las gafas, no, ciertamente, la memoria. Cuando las metáforas se transportan al lenguaje de la psicología como ciencia y, por tanto, se sacan de su contexto, se puede caer en el error de creer que aluden a fenómenos reales o tangibles. A los estudiantes les resulta difícil darse cuenta de que estas expresiones son metafóricas y no indican la existencia de algo. Por ejemplo, les resulta difícil aceptar que La fuerza de voluntad carece de entidad material, que es una manera de hablar para indicar un conjunto de comportamientos y de relaciones del individuo con su entorno. Las metáforas constituyen un poderoso instrumento de comunicación. El problema que pueden plantear no depende de su uso sino de su “maluso”. Éste se da, por una parte, cuando se confunden con datos o descripciones literales y, por otra, cuando se usan en un contexto que no es el adecuado. Un astrónomo, por ejemplo, no tiene ningún reparo en hablar de la puesta de sol, en su comunicación personal. Pero no pierde de vista el carácter metafórico de esta expresión ni la usa en su comunicación científica. Así, el uso de todas las metáforas a las que hemos hecho referencia no tendría que hacernos perder de vista que se trata de constructos verbales y no expresiones literales y representaciones fehacientes de la realidad.

2. LOS MODELOS CIENTÍFICOS EN PSICOLOGÍA En todos los momentos de su desarrollo, las ciencias se caracterizan por la vigencia de unos determinados modelos o paradigmas. La percepción de la realidad no es nunca directa ni inmediata (como dijo un humorista, no tiene vigencia el Dogma de la Inmaculada Percepción), sino que es el resultado de un proceso de aprendizaje y construcción social. Uno de los resultados de esta construcción son los modelos, que constituyen marcos de referencia, formas de ver la realidad que es objeto de su estudio. El ejemplo más conocido de modelos o paradigmas científicos son la visión geocéntrica del universo, en contraposición a la visión heliocéntrica, propia del modelo copernicano. Los modelos son más generales que las teorías y no suelen estar formulados explícitamente. Cuando una persona pregunta: La inteligencia, ¿es innata o adquirida? nos está dando información sobre el marco de referencia, es decir, su modelo del comportamiento. Nos está diciendo que: a) considera que existe una entidad, que es la inteligencia, b) esta entidad puede ser una de estas dos cosas, innata o adquirida, y c) estas dos cosas son excluyentes. Compárese la pregunta anterior con ésta: ¿Cómo influyen los factores hereditarios y la experiencia en el comportamiento inteligente? Están indagando sobre el mismo ámbito, pero las preguntas se formulan desde modelos diferentes. La cuestión de los modelos reviste un interés que no es sólo teórico. Como se ha dicho, un modelo es como una lente, que establece en cómo se observa e interpreta la realidad. Estipula cuáles son las preguntas de investigación lícitas y pertinentes, qué datos se consideran relevantes y cómo se van a obtener; es decir, los métodos de investigación. Por ejemplo, en la biología actual, no se consideran lícitas las preguntas sobre los efectos o los mecanismos de la fuerza vital. En lo que concierne a los métodos, no sería aceptable un estudio sobre la acción de las vitaminas basado exclusivamente TEMA 1. BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA PSICOLOGÍA (5)

en las descripciones verbales de los sujetos, respecto a cómo se encuentran o qué sienten después de tomar estas sustancias. ¿Hay algún criterio para decir que un modelo es mejor que otro? La pregunta no es ociosa, ya que no existe un punto de referencia externo a los modelos e independiente de ellos, que permita compararlos. No se puede estudiar directamente la realidad y por tanto no existe una referencia absoluta que oriente o nos diga si el modelo A la describe más exactamente que el modelo B. En consecuencia, la comparación entre modelos no se establece en términos de qué modelo es más exacto o más cierto. La comparación se establece en términos de eficiencia, por una parte, y de poder explicativo y de coherencia interna, por otra. Un modelo se considera más eficiente que otro cuando da razón de un rango más amplio de fenómenos con las explicaciones más simples, más “parsimoniosas”. La coherencia interna se refiere al hecho de poder utilizar un mismo tipo de explicaciones para todos los fenómenos y procesos relevantes.

2.1. Modelos simples: internalismo y externalismo; explicaciones disposicionales y situacionales. (Figura 2.) Un motivos de desconcierto para quien inicia el estudio de la Psicología es la existencia de distintas escuelas, que sostienen posturas aparentemente contrapuestas. ¿Por qué no se ponen de acuerdo?, se pregunta. ¿Por qué no se decide quién tiene la razón y se eliminan o se dejan extinguir las otras teorías? O bien, poco preocupado por cuestiones de coherencia interna, sugiere una tercera posibilidad: puesto que todas pueden ser igualmente válidas, ¿por qué no se toma lo bueno de cada una?

Figura 2. Modelos científicos en Psicología

Pero, en realidad, las diferencias no son tantas. La aparente exhuberancia de escuelas se limita, en último término, a un reducido número de variaciones en aspectos que tienen que ver con los modelos. La diferencia más general concierne la perspectiva desde la cual se establece la explicación del comportamiento. En su expresión más simple, dicha perspectiva puede ser internalista o externalista, es decir, explicar su comportamiento basándose en factores internos o externos al individuo. Veamos los ejemplos respectivos. Dos psicólogos están intentando dar una explicación del alto rendimiento en los estudios de una muchacha. El primero comenta: “Es una alumna brillante. Se nota que tiene gran motivación, es responsable y metódica en su trabajo. Le gusta llegar al fondo de las cosas y comprender el significado de lo que estudia,....”. El segundo argumenta: “Sus profesores son muy buenos: explican con claridad, dosifican y orientan el trabajo que los estudiantes han de hacer por su cuenta y proponen numerosos ejercicios para consolidar los aprendizajes. Los materiales de estudio son claros e interesantes. Los compañeros constituyen excelentes ejemplos de trabajo,.....”. Dejando aparte que, por claridad, se han descrito dos posturas extremas, lo que dice cada uno de estos psicólogos representa un tipo característico de explicaciones. La primera se centra en aspectos internos de la muchacha, lo que llamamos “disposiciones”. Es una explicación internalista o disposicional. Las explicaciones formuladas en términos de rasgos de personalidad, tendencias, motivaciones, funciones, aptitudes o actit...


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