Informe judicial NANI - Apuntes habilidades y destrezas UV. PDF

Title Informe judicial NANI - Apuntes habilidades y destrezas UV.
Course Tecnicas y habilidades juridicas
Institution Universitat de València
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Apuntes habilidades y destrezas UV....


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1. RECURSO En Septiembre de 1988 la Sección Cuarta de la audiencia provincial de Madrid condenó al comisario Francisco Javier Fernández Álvarez a un total de 29 años, siete meses y un día de cárcel, al inspector Victoriano Gutiérrez Lobo a un total de 29 años, dos meses y un día y al inspector Francisco Aguilar González a un total de 29 años, cinco meses y un día. El tribunal absolvió de todas las acusaciones a los otros cuatro policías procesados en la causa. Al citado comisario posteriormente le cayeron más de cien años de prisión por la muerte de los atracadores José Luís Fernández Corroto, Feliciano Martín y Pablo Pardo. Estos dos últimos fueron acribillados a balazos cuando salían de asaltar una joyería madrileña, mientras que el otro era abatido en Móstoles mes y medio después. El 17 de julio de 1990 se presentó, en debida forma, en el Registro de este Tribunal un recurso de amparo a nombre de don Francisco Javier Fernández Álvarez contra las Sentencias dictadas por la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid, de 3 de septiembre de 1988, y de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, de 25 de junio de 1990, por violación de los siguientes derechos fundamentales: el derecho a la tutela judicial efectiva y/o el derecho a un proceso con todas las garantías, el derecho a la presunción de inocencia (por aplicación del art. 483 C.P), el derecho a un Juez imparcial (porque los Magistrados que dictaron el Auto de procesamiento han formado parte del Tribunal que ha visto y fallado la causa) y el derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley (porque uno de los Magistrados que formaba la Sala cumplió la edad de jubilación, y no obstante continuó actuando y concurrió a dictar Sentencia). Los hechos en los que se basa la presente demanda tienen como origen el proceso contra Francisco Javier Fernández Álvarez, Victoriano Gutiérrez Lobo y Francisco Aguilar González, funcionarios de policía procesados y condenados por la detención y desaparición de don Santiago Corella (a) el Nani y otras personas. Los tres policías fueron condenados como autores criminalmente responsables de un delito continuado de falsedad documental y de un delito de detención ilegal con "desaparición forzada", tipo recogido en el artículo 483 del Código Penal entonces vigente. Además, dichos policías fueron también condenados a otras penas menores por torturas y privación de derechos cívicos a Ángel Manzano (compañero de atracos de Santiago Corella) y Soledad Montero (esposa de Santiago Corella), por detención ilegal de tres de las hermanas de Santiago Corella y por un delito de quebranto domiciliario. Ninguno pudo ser acusado de homicidio o asesinato, puesto que la principal prueba, el cuerpo de el ‘Nani’, jamás fue encontrado. El asunto terminó con la absolución de los agentes y con la condena de Venero por tenencia ilícita de armas. El sindicato unificado de la policía hizo público un comunicado en el que considera "excesivas" las condenas contenidas en la citada sentencia y recuerda que, en otros casos, con personas encausadas por delitos de asesinato las condenas han sido "bastante inferiores". El 25 de junio de 1990 el tribunal supremo pronunció una sentencia que confirmó las condenas.

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El Ministerio Fiscal solicita la inadmisión de la demanda por estimar que no ha existido vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva. Sostiene que las Sentencias impugnadas no han vulnerado el derecho a la presunción de inocencia, ya que el art. 483 C.P. no constituye un delito de sospecha. Carece de relevancia constitucional la discusión sobre la legalidad de la continuación o no en su función de un Magistrado que se jubila cuando aún no ha terminado el acto del juicio oral y se prolongan sus funciones exclusivamente para permitir la finalización de ese juicio. Tampoco estima que haya existido violación del derecho al Juez predeterminado por la Ley, aparte de que no se recusó en el momento oportuno y, por ello, no se agotó la vía judicial pertinente, ni invocó el derecho fundamental que se dice vulnerado. El Tribunal Constitucional acordó no admitir el presente recurso de amparo interpuesto.

2. ANTECEDENTES - IDENTIFICACIÓN DE LOS HECHOS Santiago Corella, nacido en Auñón (Guadalajara) el 12 de enero de 1954, hijo de Santos y Consuelo, era un delincuente suficientemente conocido en la Brigada Regional de la Policía Judicial de Madrid. Con anterioridad a su desaparición había sido detenido en tres ocasiones; una de ellas (el 12 de noviembre de 1981), por su relación con un atraco a una joyería de León. El Nani era un joven delincuente multi-reincidente de veintinueve años, que fue visto por último vez con vida el 12 de noviembre de 1983 en las dependencias de la antigua Dirección General de Seguridad (DGS) de Madrid, en la Puerta del Sol, cuando estaba detenido en relación con un posible atraco que se había cometido recientemente en una joyería de Lavapiés. Su cuerpo se dio por desaparecido y más de 30 años después, todavía es un misterio en qué lugar tres policías nacionales, dos inspectores y un comisario, ocultaron el cadáver de este joven atracador sin delitos de sangre, al que mataron de una paliza. Un testigo observó en la Puerta del Sol a un par de agentes uniformados cuando sacaban al detenido; declaró que iba en volandas “ya que, aunque caminaba, la sensación era de no hacerlo por sus propios medios”. Antes de su desaparición había sido detenido en tres ocasiones, en una de ellas el botín recaudado rondaba 40 kilos de oro, el cual, jamás se halló. Tras su salida de prisión, volvió a cometer un atraco en otra joyería. La historia de esta desaparición comienza el 12 de noviembre de 1983 en el domicilio de Santiago Corella y de su esposa, Soledad Montero, en el madrileño distrito de San Blas. Sobre la una de la tarde interrumpieron en su casa, pistola en mano, cinco agentes del Grupo III de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid, dedicados a esclarecer atracos a joyerías. En esa actuación también son arrestadas las tres hermanas de el ‘Nani’. Éste y el resto de su

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familia fueron detenidos acusados de haber atracado el 31 de octubre de ese mismo año a punta de pistola la joyería Payber, en la calle Tribulete, y de haber matado a tiros a su propietario. Todos fueron llevados a las dependencias de la DGS, donde fue torturado el ‘Nani’ durante su interrogatorio por unos policías, que querían asociarle con el atraco de un joyería y con la desaparición de las joyas robadas, a pesar de su negativa. Junto a ellos detuvieron también a su supuesto compinche Ángel Manzano, que denunció públicamente las torturas a las que fue sometido Corella, su mujer y él mismo durante su paso por DGS. Más tarde, el acusado fue trasladado a un descampado para que indicara el paradero de algunas armas, pero aprovechó ese momento de oscuridad para darse a la fuga. A raíz de aquello, se perdió la pista sobre lo que había sucedido con Santiago Corella, y fue la misma familia de éste la que señaló como asesinos a los policías. Posteriormente fueron detenidos los verdaderos autores del asalto a la joyería y Soledad Montero pudo abandonar la cárcel, donde había estado en prisión preventiva desde su detención; nada más salir la esposa interpuso una denuncia por la desaparición de su marido y malos tratos. En este asunto representó un papel clave el joyero santanderino Federico Venero, que supuestamente pasaba información a Corella para la comisión de atracos, actuaba como comprado de los objetos robados y era a la vez confidente de la Policía desde 1981. Venero le encargó al ‘Nani’ el atraco de una joyería madrileña llamada “Payber”, en el que fue asesinado su propietario, sin embargo Santiago Corella no estaba muy decidido y en el último momento se echó atrás, haciendo otro el trabajo. La policía fue a por el ‘Nani’ sin dudarlo y éste fue detenido, y llevado al calabozo, donde fue sometido a diferentes vejaciones. Sin embargo no podía decirles dónde se encontraba el botín porque no lo sabía. No fue hasta unos meses más tarde que este caso cobra repercusión mediática, la cual comenzó gracias a que el joyero Venero, testigo del caso, el cual reconoció que montó el falso atraco porque estaba recibiendo presiones de los policías, y denunció una red de corrupción policial en la que implicó a seis funcionarios de policía en atracos, tráfico de drogas y tráfico de armas, lo que supuso la reapertura de la investigación. Federico Venero declaró haber visto como Santiago Corella había muerto debido a un infarto en la propia comisaría pero que su cuerpo había sido cubierto por cal viva y enterrado en un descampado de Vicálvaro. Cinco años más tarde modificaría la versión afirmando que el paradero definitivo del cadáver había sido la finca de Jaime Mesía Figueroa. A partir de la versión de los policías implicados empiezan las incongruencias, declaran que Santiago Corella había sido trasladado al barrio de Vicálvaro durante la madrugada para que señalase un zulo donde supuestamente guardaba las armas de los atracos y que, tras bajar del vehículo, - a pesar de estar esposado, ser de madrugada, con nueve grados de temperatura y el 3

cuerpo lleno de golpes-, empujó a un policía y se dio a la fuga por un descampado. Los agentes no hicieron uso de sus armas y tampoco salen tras el detenido, según su versión. Además, extrañamente transmiten por radio su huida tres horas después. La zona se llena de policías de paisano y uniformados, que no logran atrapar al desaparecido. Su fuga fue transmitida por télex a todas las comisarías de España once horas más tarde y comunicada a la Interpol el 14 de mayo de 1884, un año más tarde. La versión policial fue desmontada por la instrucción que hizo el entonces titular del Juzgado número 4 de Madrid, Andrés Martínez Arrieta. Éste recibió la denuncia presentada por la esposa de el ‘Nani’, tras pasar dos meses en prisión, tiempo en que tardaron en aparecer los verdaderos autores del atraco y homicidio de la joyería de la calle de Tribulete. La sentencia no dice que el ‘Nani’ muriese, sino que no fue puesto en libertad tras permanecer en custodia policial y fue ratificada por el Tribunal Supremo, tras el recurso impuesto por los condenados. La desaparición estuvo rodeada de misterio durante muchos años, ya que Paloma y Candelas, las hermanas de Santiago Corella, declararon durante el juicio haber escuchado desde los despachos contiguos los desgarradores gritos de éste durante las torturas y cómo los policías le preguntaban insistentemente por las joyas robadas durante un anterior atraco por el que el ‘Nani’ ya había cumplido pena de prisión, aunque el botín nunca fue recuperado. A Manzano, el otro detenido, también le preguntan por el oro y las armas. Según su propia denuncia, le hacen objeto de la tortura conocida como "la mesa", le ponen un casco y se turnan para golpearle. Igual tratamiento recibe la mujer del Nani, Soledad Montero, a la que hacen objeto de otras vejaciones. Tras su paso por las dependencias policiales, Manzano tuvo que ser trasladado al Hospital Provincial, donde fue intervenido de urgencia. El caso dio un giro tras la irrupción de Luis Miguel Rodríguez Pueyo, un conocido estafador, en el proceso, al acusar a Jaime Mesía Figueroa, implicado también en numerosas estafas y en la desaparición de Corella. Rodríguez Pueyo testificó que Mesía Figueroa le había contado que el ‘Nani’ murió víctima de los golpes en comisaría y que él mismo habría ido a recoger su cadáver y lo habría trasladado hasta el pantano de Guadalén (Jaén), donde supuestamente lo habría arrojado. Nunca fue juzgado por ello puesto que no existían pruebas concluyentes de su participación en este caso. Jaime Mesía sería posteriormente implicado por varias personas en la mafia policial, integrada por policías de varios grupos antiatracos, que se dedicaba a instigar atracos en sucursales bancarias, que más tardes fueron ejecutados como delincuentes comunes. Un cortijo de su propiedad también fue registrado en busca del cadáver de Corella. La Guardia civil también buscó el cadáver en los embalses de Guadalén (Jaén), y en los de Puente Nuevo y Guadanuño (Córdoba).

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3. FACTORES SOCIALES Santiago Corella fue la primera desaparición de la democracia, la cual sacó a la luz la trama mafiosa que habían montado un grupo de miembros de la secreta para organizar una serie de atracos. Planeaban los golpes, se los encargaban a terceros y después se quedaban con la casi totalidad del botín. Un profesional del sector era quien les facilitaba información y armas. Después estos le entregaban la mercancía obtenida y recibían una pequeña compensación. Todo en medio de la más absoluta impunidad. Santiago Corella estaba casado con Soledad Montero con la que tenía dos hijos, y a la que maltrataba y con la que había iniciado un proceso de separación. Después de la detención, se produce la desaparición y siete meses después, el hecho sale en la prensa. El 14 de mayo de 1984 el periodista Gregorio Roldán saca a la luz en Diario 16 lo que, según él, tan difícil era denunciar en una sociedad heredera del régimen franquista, donde las fuerzas policiales seguían siendo prácticamente las mismas de la dictadura. España en los 80 fue el escenario que las cloacas del Estado (policiales y del CESID) y la red terrorista Gladio de la OTAN pusieron en práctica, por una parte, desde la vertiente política, para aniquilar a la izquierda (incluida la independentista) mediante asesinatos, torturas y desapariciones; por otra parte, en la vertiente social, se fagocitó la idea en la ciudadanía de una falsa "inseguridad ciudadana" utilizando a jóvenes marginales que orbitaban en la delincuencia común como chivos expiatorios para cometer atracos. España vivía en un contexto de continuos robos y delincuencia; tras el triunfo en las elecciones del Partido, el ministro de Interior, José Barrionuevo, ordenó que se pusiera fin a tan anómala situación de delitos, dado que no se detenía a los autores ni se recuperaba lo robado. A la situación política se le añadió el agravamiento de la situación económica del país a consecuencia de la segunda crisis del petróleo de 1979 (se superó el millón de parados), el recrudecimiento de las acciones terroristas de ETA que en 1979 y 1980 marcaron el punto álgido de su actividad, el problema vasco y catalán, etc. España en el año 1983, año de la desaparición del Nani, veía como empezaban a gobernar los socialistas después de la victoria del PSOE en 1982, el principal acontecimiento politicoeconómico se produjo el 23 de febrero, cuando el Gobierno de Felipe González decide expropiar la empresa de Rumasa a su propietario, José María Ruiz Mateos. La vida diaria de los españoles pegó un cambio con otra decisión del Gobierno de la época: el 30 de julio entraba en vigor la nueva ley laboral que establecía una jornada laboral máxima de cuarenta horas semanales y treinta días de vacaciones anuales.

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El año 1983 será recordado también por varios sucesos: el primero tuvo lugar el 26 de agosto, cuando unas fuertes lluvias en el norte, que afectaron especialmente a Bilbao, causando inundaciones y 34 muertos, además de arrasar todo el casco viejo de la ciudad. También fue un final de año trágico para Barajas: con solo diez días de intervalo se estrellaron en el aeropuerto dos aviones. El primero de ellos, un avión en el murieron 181 personas de sus 192 ocupantes. Y el otro vuelo se estrellaba debido a la niebla y en él morían 93 personas. En Madrid también tuvo lugar el incendio de la discoteca Alcalá 20, en el que fallecieron 83 personas. Aunque la lista más dolorosa de muertas la seguía dejando el terrorismo de la banda ETA, con 44 asesinados. Las reminiscencias de la dictadura iban quedando para la historia y en junio se abolía el uso del garrote vil, un instrumento de tortura que databa de la Inquisición que se utilizó durante el franquismo para algunas ejecuciones. Entre 1975 y 1983 tuvo lugar la llamada «Transición» no fue un proceso pacífico como se cree. Al contrario, fue un momento histórico de violencia extrema, cargado de muerte. En La transición, Sánchez Soler pone de manifiesto la política desarrollada en España desde los aparatos del estado en prisiones, comisarías y cuartelillos; la opresión generalizada, las conexiones de la guerra sucia y la dialéctica criminal emprendida por ETA, GRAPO y otros grupos. Terrorismo, represión y guerra sucia son los tres ejes coercitivos de la transición española, un período que propició el regreso a una legislación propia de la posguerra, con leyes penales especiales, mientras se implantaba una estrategia represiva y sistemática para controlar la calle. El resultado: más de seiscientos muertos. El silencio de la transición sobre esta cuestión supone, en la práctica, la continuación de la política de olvido aplicada a las víctimas de la guerra civil y la represión franquista. El caso 'El Nani', cuyo juicio comenzaba en 1988, reflejaría con bastante exactitud como era la sociedad española que se abría camino hacia la democracia, conviviendo con dolorosos restos del pasado.

4. REPERCUSIÓN DEL CASO. A finales de la década de los ochenta, el caso del ‘Nani’ hizo que creciera la preocupación sobre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y que se creara en España la Unidad Policial de Asuntos Internos.

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España suele ser mucho más reticente que otros países a la hora de condenar a alguien por homicidio sin que haya aparecido el cadáver, tal vez por la repercusión que tuvo el supuesto crimen de el ‘Nani’. La historia fue un escándalo en la época y en 1988 el director de cine Roberto Bodegas se encargó de recordar el caso en una película. Famoso fue el caso de Santiago Corella, un delincuente habitual que fue el primer desaparecido de la democracia; en relación a su desaparición destaca la sentencia del 25 de junio de 1990 del Tribunal Supremo, que confirmó la que se dictó en su día condenado a tres policías a más de 29 años de reclusión por desaparición forzada de Santiago Corella. Tras la sentencia por el caso ‘Nani’ el día 9 de septiembre de 1988, la familia de el ‘Nani’ tiene miedo a posibles represalias. La mujer de Santiago Corella, Soledad Montero, y las hermanas de éste, Inmaculada, Consuelo y Candela, declararon en una rueda de Prensa, que la sentencia de la Audiencia Provincial les parece justa, pero que lo que les preocupa es que continúen las diligencias y aparezcan los restos de Santiago. La familia Corella estuvo acompañada por los acusadores particular y popular, Sanz Grasa y Sanz de Bremond, y el presidente de la Asociación contra la Tortura, Fernando Salas. Soledad Montero declaró haber sido amenazada con ahorcar a uno de sus hijos si no dejaba el caso. También el Tribunal Supremo, el 24 de octubre de 1998 (recurso 632/1998), destaca en un caso anónimo, es decir, no conocido por la opinión pública, que hay acreditación suficiente sobre la intervención del acusado en el secuestro de la víctima desaparecida, pero faltan pruebas sobre su posible homicidio. Desaparición del secuestrado y falta de acreditación del homicidio son dos constantes que se repiten en numerosas sentencias desde entonces. En este caso, la Audiencia Provincial de Madrid condenó al recurrente al Supremo como autor de un delito de detención ilegal y otro de tenencia ilícita de armas. Los dos motivos del recurso de casación denuncian vulneración de la presunción de inocencia y aplicación indebida del art. 164 del nuevo Código Penal. El Tribunal Supremo los desestima. Una de las reformas que ha cometido el Gobierno en el Código Penal se refiere a la desaparición de personas, que será castigada como un delito de homicidio en aquellos casos en los que el cuerpo no aparezca. El supuesto debe partir de una detención ilegal que haga constatable que si la persona no aparece es porque ha fallecido. Según ha explicado Alberto Ruiz Gallardón, esa reforma del delito de detención ilegal para hacer equiparable la pena en los citados supuestos a la del homicidio, agravará también las condenas cuando la víctima sea menor de edad. El ministro ha evitado dar nombres concretos que hayan inspirados esta modificación pero la reforma se produce después de casos de gran repercusión mediática en los que ha habido una desaparición de una persona sin hallar su cadáver como es el caso...


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