La comunicación del arte en la cibercultura PDF

Title La comunicación del arte en la cibercultura
Author Moraima Guanipa
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Revista F@ro Nº 3 - Monográfico Página 1 de 8 Revista F@ro Nº 3 - Monográfico La comunicación del arte en la cibercultura Moraima Guanipa Universidad Central de Venezuela [Descargar PDF] - [Descargar SWF] Resumen: En un cont rapunt o ent re las visiones que reconocen las pot encialidades de Int erne...


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La comunicación del arte en la cibercultura Moraima Guanipa Revista F@ro

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La comunicación del arte en la cibercultura Moraima Guanipa Universidad Central de Venezuela [Descargar PDF] - [Descargar SWF]

Resumen: En un cont rapunt o ent re las visiones que reconocen las pot encialidades de Int ernet y aquellas que las cuest ionan, la present e reflexión t eórica se orient a a poner de relieve cómo las formas art ísticas present es en Int ernet vuelven crít ico el papel de la obra art íst ica, su dif usión y la condición misma del obj et o artíst ico. De igual forma, se analiza est e paisaj e cult ural del art e en la red y sus esfuerzos por preservar la comunicación frente a los designios de la industria cultural que reproduce también en los ámbitos cibernéticos la poderosa fuerza de sus dispositivos mercantiles y legitimadores. Palabras claves: Cibercultura, comunicación, net-art, realidad virtual Abstract: In a count erpoint among t he visions t hat recognize t he pot ent ialit ies of Int ernet and t hose t hat quest ion t hem, t he present t heoret ical reflect ion is guided t o put of relief how t he art ist ic forms present s in Internet turn critical the paper of the artistic work, its diffusion and the same condition of the artistic object. Of equal it forms, this cultural landscape of the art in the net and its efforts to preserve the communication in front of t he cult ural indust ry t hat it also reproduces in t he cybernet ic environment s t he powerful force of it s mercantile devices. Keywords: Cyberculture, communication, net-art, virtual reality

Un azaroso ej ercicio de indagación en uno de los más populares buscadores en Int ernet (Google), arroj a cifras mi cuando se t rat a de ubicar direcciones y sit es sobre Art e Digit al, Net Art , Art e Elect rónico. La búsqueda result ará ardua sumamos palabras como art e y cult ura o cibercult ura, t érminos que aluden a est as nuevas realidades cult urales que cad definen a través de la red de redes. Est amos frent e a un nuevo horizont e cult ural y art íst ico, un nuevo paisaj e digit al (Rushkoff, 2000: p. 22), que se manera infinit ament e diversa ant e nuest ros oj os. Las posibilidades informát icas y de comunicación abiert as con Int ern t rast ocando desde nuest ra noción de espacio y t iempo hast a la forma de cómo percibir el mundo; desde nuest ra no ambiente y entorno hasta nuestra idea de comunidad; desde nuestra noción de lo real hasta nuestra consciencia de corporalidad, de materialidad. Douglas Rushkoff (2000) ha definido los fluj os comunicacionales vía Int ernet , a los cuales accedemos con el uso comput adora y un módem, como la infosfera , un cerebro global int egrado que genera un nuevo t errit orio al que se le el nombre de Ciberia (Rushkoff, 2000: pp. 22-23). La experiencia comunicat iva en t iempo real mediant e la int erfa módem y de un comput ador, nos lleva a dialogar con formas art íst icas inédit as, en t ant o su creación y puest a en es requieren de la realidad espacial de un museo ni de las formas hasta hoy conocidas de difusión y consumo cultural. Est e nuevo paisaj e cult ural y comunicat ivo t rast oca nuest ras más firmes convicciones acerca del papel del art e y el l obj et o art ístico. ¿Pueden est ar los art ist as y la crít ica de art e al margen de est os cambios y t ransformaciones? ¿Podríamo pensando el art e y la crít ica sólo desde el espacio est rict ament e limit ado de lo visual y la mat erialidad de la obra considerada, además, un objeto en capacidad de entrar en la lógica del mercado y del consumo? Piénsese, sólo como ejemplo, en la llamada realidad virtual (RV) y la forma como en una exposición pionera: Virtual Reality: an emerging medium , en el Museo Guggenheim del SoHo neoyorkino, en 1993, se aprovechaba la posibilidad de ha

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digit al a part ir de dos de sus caract eríst icas básicas: la realidad virt ual es inmersiva , en t ant o, permit e la v imágenes generadas por comput adoras y percibidas gracias a la colocación de un casco con sensores; es interactiva medida en que podemos cambiar nuest ra aparent e posición en un ambient e art ificial y movernos dent ro de él. La obra no sólo es inmat erial, sino t ambién móvil e irrepet ible, considerando que se const ruye en una relación ent re la máqu visión del espectador, como ha hecho ver Jon Ippolito (1993) curador asistente del museo Guggenheim y artista de Internet. El t ema no result a aj eno y reclama una aproximación que supere los límites t radicionalment e demarcados para el géneros, las t écnicas, los circuit os de difusión, et c. Bien lo señala el t eórico venezolano Ricardo Bello a propósit o de Indagar en t orno al sent ido de las imágenes y represent aciones humanas que produce la Int ernet es una t area de import ancia para el posible desarrollo de la est ét ica cont emporánea (Bello, 1999: p. 35). Y es que est e nuevo mundo cult ural de la red se abre como una int errogant e sobre las posibilidades humanas y en t ant o espacio convoca a replanteamientos en torno al papel del arte y su función en nuestro presente.

La inmaterialidad del objeto artístico El art e elect rónico, digit al sacude los cimient os de una idea del obj et o artíst ico somet ido desde las primeras vangua siglo XX a la puest a en cuest ión, a la negación, a la borradura. Como bien lo ha dest acado José Ramón Alcalá (198 catedrático de Procedimientos Gráficos y Tecnologías de la Imagen de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca y director del Museo Int ernacional de Elect rografía (MIDE) de Cuenca, España: La imagen ya no es algo mat erial, dependient e de la luz materia pictórica o pigmentaria, sino que su naturaleza es ahora eléctrica, matemática y algebraica . Vamos del pincel al pixel. La ut ilización de la digit alización y de la imagen virt ual, el uso de recursos que parecieran más propios del diseñado que del art ist a, han sido aprovechados int ensament e por los netartistas o netaworkers , en inglés, como se aut o algunos de est os creadores, quienes no sólo se sirven de Int ernet para difundir y promover su t rabaj o, sino que a convertir ese universo digital en objeto artístico en sí mismo (Adasme, s/f). La posibilidad de que la obra de arte sea inmaterial en tanto existe en la memoria del computador, rompe la tradicional idea de la obra como objeto . Y si no es mat erial, t angible, luego no puede comercializarse ni convert irse en pot encial o valor. El término de net-art, acuñado por el artista esloveno Vuk Cosic en 1995 para aludir al arte de la red y las comunicaciones ha result ado polisémico y ext endido en su capacidad de aglut inar dist int as voces y visiones alrededor de nuevas y cada numerosas experiencias de comunicación que escapan al ámbit o propiament e est ét ico para insert arse direct ament e en l del debat e respect o a los alcances de la cibercult ura. Rachel Greene, edit ora de Rhizome, publicación on line sobre el los nuevos medios, destaca las posibilidades y metas del net-art: El Net .art permit ía que confluyesen e int eract uaran comunicaciones y gráficos, e-mail, t ext os e imágenes; facilit ando que los art ist as, ent usiast as y crít icos de la t ecnocult ura int ercambiaran ideas, y compart ieran u interés común en el mant enimient o de un diálogo permanent e [...] Desde el principio los net .art ist as han t enid grandes met as. Gran part e de la breve hist oria del net .art ha vist o como sus pract icant es han est ado colaborand conscientemente en propósit os e ideales colect ivos, aprovechando para ello las peculiaridades de Int ernet , l inmediatez y la inmaterialidad. El E-mail, la forma dominante de comunicación fuera y dentro de las comunidades del net .art , ha permit ido a t odo aquel que est é conect ado la posibilidad de comunicarse dent ro de un espacio d igualdad, donde se t raspasan las front eras int ernacionales, inst ant áneament e, cada día [...] Const ruir un comunidad más igualit aria en la que el art e est uviera not oriament e present e en cada una de las act ividade cotidianas era un ideal colectivo. (Greene, 2000: 2) La imagen creada mediant e comput adoras pone en cuest ión la t radición art íst ica occident al, afirmada en la idea de de art e como obj et o, cuya mat erialidad ent rañaba un aspect o cualit at ivo que llegó a definirla (en t ant o mercancía u o cambio). Los hoy llamados net art ist as est án conscient es de est a capacidad crít ica del propio medio elect rónico, que que ver con despliegues de virtuosismo técnico, ni con experimentaciones formales. Tiene que ver con la ampliación de espacios alt ernat ivos donde la obra de art e, liberada ya de su mat erialidad, reivindique plenament e su verdadera función soci lenguaje (Adasme. s/f). Desde est a perspect iva, cabría pregunt arse t ambién por el lugar que ocupará la crít ica de art e en su relación con digit al, máxime cuando la inmat erialidad de la obra digit al ret a las nociones de permanencia a las que el propio t ext aspira y a partir de las cuales se ha construido el proceso de legitimación y canonización del arte mismo.

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Isabelle Vinson, una especialist a de la Unesco, ha dest acado el crecient e papel que viene cobrando el art e en las re forma cómo est as nuevas realidades est án marcando t ransformaciones t ant o en las práct icas art ísticas como en la rela los públicos. La irrupción de grupos de art ist as colocados al margen de los circuit os t radicionales del art e, con experi sit ios en la web, dan cuent a de un movimient o art íst ico virt ual que se moviliza por y desde la red, aj eno a los dic canónicos de la crít ica y de las inst it uciones museíst icas y cuya presencia pone en cuest ión la condición misma de la artística: La ut ilización de las t ecnologías de las redes en los procesos de creación y para la difusión de obra contemporáneas abre el inmenso campo de por qué y cómo' se hace el arte, algo que no es nuevo en la historia ni es exclusivo de las redes, sino que, en nuest ra opinión, es más propio del cuest ionamient o que el mund occident al se hace de la imagen y de las diferent es formas de represent ación de la realidad a t ravés del art e (Vinson, 1999: p. 141) La especialist a va más allá cuando anuncia que las j óvenes generaciones est arán en mayor y más int enso cont a movimient os art íst icos marginales present es en la red, como los creadores dedicados al art e del graffit i. Por est a internautas pueden t rast ocar las reglas est ablecidas en las j erarquías art íst icas y en los procesos de reconoc social (Vinson, 1999: 241).

Arte posthistórico, ¿post humano? ¿Hast a qué punt o el art e en la red rat ifica la noción de art e post hist órico de la que habla Art hur Dant o (1999), señala que el art e llega a su linde cuando vuelve central el problema de la representación? El arte moderno se consolidó de una noción de represent ación pict órica que obligaba, por una part e, a poner en cuest ionamient o la mímesis (la obra debía imit ar la realidad), lo cual se ent ronizó como un est ilo. Por ot ra, se orient ó a la superación progresiva de sus logros, ent endido el art e como hist oria, como narración, como una definición que se const ruye, a part ir de las vanguard las rupturas y discontinuidades. Desde la perspect iva de Dant o, el art e se vuelve el propio t ema del art e moderno. La pregunta sobre qué es arte abre lo que para este filósofo y profesor de la Universidad de Columbia, Nueva York, es el período posthistórico -momento que el autor ubica en la década de los 60- a part ir del cual la función filosófica del art e no se vincula con ningún imperat ivo est ilíst ico, po cualquier cosa podía ser una obra de arte (Danto, 1999: p. 66). ¿Art e post hist órico en la era que ha sido t ambién calificada, dada la presencia de un mundo mediado por lo elect digit al, como post humana? La virt ualidad, esencia misma de est as práct icas de art e en la red, est á creando ot ras realid menos concret as y poseedoras de nuevas posibilidades para sumar al imaginario art íst ico de nuest ro t iempo. También n cada vez más profundas preocupaciones. Arte volcánico llama Derrick de Kerckhove (1999), director del Programa McLuhan de la Universidad de Toronto, Canad est as expresiones surgidas de la digit alización de la imagen. A part ir de una idea de raíz j unguiana, est e aut or consider art e, como product o del inconscient e colect ivo, hace erupción cuando una nueva t ecnología desafía el orden est abl esto es lo que, a su juicio ocurre en la actualidad: el arte nace de la tecnología. Es la fuerza contraria que equilibra los efectos perj udiciales de las nuevas t ecnologías en la cult ura. El art e const it uye el lado met af órico de esa misma t ecnología que critica (de Kerckhove, 1999: p. 199). El art e como port avoz de una nueva consciencia social en ebullición, Una idea na de asimilar y siempre estimulante para un tiempo en el que se ha cantado el fin de todo, incluso del arte mismo. El direct or del Programa McLuhan, plant ea una verdadera recuperación de nuest ros sent idos, una renuncia al domin racionalidad alfabet izada que ha domado nuest ras consciencias en aras de un orden psicológico programado. Prop consecuencia, una reapropiación de nuest ros sent idos, en especial el t act o, largament e condenado al rincón de la cu pecado y del pudor. El art e enfrent aría la t area de cont ribuir a la conformación de est as nuevas posibilidades de expansión sensorial. Se pues, de ver más, escuchar más y sent ir más (de Kerckhove, 1999: p. 112). No es sólo mirar más lej os, sino recup visión de totalidad; escuchar más para sobreponernos a la violencia del ruido y reconocer que el silencio está vivo ; sentir m es reconocer que la piel de la cult ura comienza por asumir una nueva corporalidad int eligent e y sensible, la piel mecanismo de comunicación, no de protección (de Kerckhove, 1999: p. 114). De Kerckhove, quien fuera pionero en la organización de videoconferencias sobre art e y cibercult ura, considera fund el papel del art e para favorecer esa ampliación de nuest ro mundo psicológico y social en un present e marcado por el

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las redes de comunicación y las realidades elect rónicas, desde la t elevisión hast a la llamada Realidad Virt ual (RV). Y de la creación artística no es en modo alguno cómodo: En tiempos de violentas convulsiones físicas, como el nuestro, el arte no es un escape, ni una salida de la confusión y la incert idumbre, sino un camino hacia el int erior, una mirilla en el ma conciencia colectiva, el magma de una realidad en construcción (de Kerckhove, 1999: 197). En una línea similar pero quizás menos opt imist a o ¿realista?- pareciera insert arse Rushkoff, cuando señala que el lit erat ura del mundo virt ual llamado Ciberia, est á más cerca del realismo mugrient o y post urbano escenificado en p como Blade Runner, donde los ordenadores no simplifican los asunt os de los seres humanos sino que revelan e incluso los errores evidentes de nuestros sistemas lógicos y de ingeniería social" (Rushkoff, 2000: p. 24). El arte digital se inserta con fuerza y de manera natural en esta nueva cultura, la cibercultura modelada a partir del impacto de Internet y de la expansión del ciberespacio, termino acuñado en 1984 por el escritor de ciencia ficción William Gibson. La comunicación y la información constituyen así procesos medulares en la cotidianidad del ciberespacio, por lo que el arte y sus expresiones en la virt ualidad de la red, abren nuevas posibilidades de int eracción ent re los art ist as y el público, ad redefinir una nueva estética que se aleja de los paradigmas artísticos imperantes hasta el presente. Según Lev Manovich, t eórico y crítico de los nuevos medios digitales y profesor de las universidades de California y M EEUU, los rasgos estéticos que distinguen los mundos virtuales pueden sintetizarse de la siguiente manera: - El art ist a ya no es un creador de obras únicas, elaboradas manualmente, sino un seleccionador de elementos prefabricados. En la cultura digital la creación se ha sustituido por la selección . - La imagen se const ruye ant e los oj os del usuario y ést e puede dest ruirla, borrarla con un clic. Los mundo virtuales no han dejado de recordarnos su propia artificialidad, incompleción (sic) y carácter construido . - La t ot alidad de la imagen se const ruye a part ir de la ilusión de que obj et os separados est án unidos, en un suert e de Gest alt . Los espacios virt uales no son verdaderos espacios sino colecciones de obj et os separados [... no hay espacio en el ciberespacio (Manovich, 1998: p.p. 94-96)

Retos y pluralidades La cibercult ura y el art e en la red, t ambién cont ribuyen con su int eract ividad al subvert ir la noción de homb impuest o por las indust rias cult urales, por lo que podría decirse con Ant onio Pasquali que la monolítica comu unidireccional de los grandes monopolios emisores ha comenzado a fisurarse profundamente, y en buena hora (Pasqua p. 289). La Int ernet , al pot encializar las posibilidades de esa suert e de prótesis del oído y del habla que es el t eléfono, ro que Pasquali llama el embargo al diálogo que durant e décadas impusieron medios como la TV y la radio. Est os secuest raron el derecho de los usuarios a est ablecer una relación dialógica, con feed-back o respuest a de ret orno inm Para est e t eórico venezolano de la comunicación, quien ha ofrecido t ambién sus reflexiones sobre el lado oscuro de In la red de redes represent a una verdadera y hast a subest imada revolución en el campo de la relación int erpersonal, est la convivencia (Pasquali, 1998: p. 289). ¿Hast a qué punt o la verdadera significación t ransformadora de Int ernet será pasar de la capacidad para constituir públicos (Aguirre, 1999) a la capacidad para const it uirse en comunidades? Un hecho es ciert o, Int ernet , la superautopista de la información y los desarrollos sobre fibra óptica y nuevas redes, están cambiando los paradigmas desde los cuales analizamos los procesos comunicacionales de caráct er masivo. Int ernet es una generadora de redes comunicac como lo asomó Donna Haraway en su Manifiesto Cyborg (1985): las comunidades virtuales están impulsando una visión distinta de lo comunicacional y de lo artístico. Est e proceso de globalización cult ural , como lo ha calificado José Joaquín Brünner (1999), ha t raído co incert idumbre y el cambio como nuevos escenarios sociales. Est e aut or caract eriza la globalización cult ural como dilemát ico ent re cuat ro fenómenos int erdependient es: la expansión global de los mercados; la difusión del modelo dem como forma ideal y universal de organización; la revolución de las comunicaciones y la creación de lo que llama cult ural de época ; la posmodernidad. Est e reacomodo en modo alguno depara nuevas seguridades, por el cont rario la no t ranscurre en un ámbit o familiar. El cielo no es más lo que solía ser. La hist oria no nos habla en el lenguaj e acost u

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