La convivencia humana y Relación armónica entre hombre y naturaleza PDF

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¿Qué es la convivencia humana? La condición biológica de los seres humanos nos habla de su forzosa relación con los otros. Pero la presencia activa de los otros no solo se limita a los primeros años de vida y se prolonga en un período de preparación para la vida adulta, sino que toda la existencia humana se desarrolla en y a través de la convivencia social. Pues resulta, que la existencia humana siempre es un vivir con, una vida compartida con otros, incluso aunque se pretenda vivir en solitario o en el aislamiento. Y por esto mismo podemos decir que, el cuerpo humano se hace humano en la convivencia, con su inclusión en una vida con otros y en común. Pero la convivencia humana simultáneamente arraiga en profundidad y se pierde de vista cuando el grupo se amplía y se complejiza, generándose una red de interdependencias mutuas entre sus miembros. En otras palabras, puede decirse que cada sociedad problematiza a su modo la cohabitación en un ambiente, en tanto que las respuestas dadas a esas problematizaciones conforman prescripciones de distinta índole. Cuando se trata de llevar adelante la convivencia, entonces parece que siempre se impone alguna clase de normatividad a los comportamientos, que además de apuntalar privilegios, se establece sobre las relaciones sociales, con sus tensiones y conflictos, estabilizándolas en ciertas modalidades. Con esto se hace presencia de la normatividad en las sociedades, pero cada sociedad histórica se observan sus particulares problematizaciones de las relaciones sociales.

Relación armónica del hombre con la naturaleza Para entender esta relación, primero debemos definir qué es hombre y qué es naturaleza. Definiciones de Hombre: La definición más famosa sería que es “animal racional”, pues expresa bien el punto de vista de la ilustración griega y el espíritu de la filosofía platónica y aristotélica. En la política, Aristóteles afirma que “el hombre es el único animal que posee razón” y que la razón sirve para indicarle lo útil y lo dañoso y, por lo tanto, lo justo y lo injusto. Para Rosmini: “el hombre es un sujeto animal dotado de la intuición del ser ideal indeterminando”. Pues según Rosmini la “percepción del ser ideal indeterminando” es la razón. Para De Bonald: “el Hombre es una inteligencia servida por órganos” siendo una paráfrasis de la definición tradicional. Donde el “servicio de los órganos” equivale a la “animalidad”, que sería la condición o naturaleza propia del animal. -Para Pascal: “el Hombre no es más que un junco, el más débil de la naturaleza, pero es un junco pensante”. Siendo esta definición una connotación de la fragilidad natural del Hombre. Por ello, Descartes dejó a un lado la animalidad, y redujo el Hombre a pensamiento, como conciencia inmediata: “Yo no soy, precisamente hablando, más que una cosa que piensa, o sea un espíritu, un entendimiento o una razón”. Por otra parte, definamos a la Naturaleza: Como principio de vida. Frases como “dejar hacer a la Naturaleza”, “abandonarse a la Naturaleza”, “seguir a la Naturaleza”. Son expresiones sugeridas por el concepto de que la

Naturaleza es un principio de vida que atiende a los seres en los que se manifiesta. En este sentido, Aristóteles la definió explícitamente: “es el principio y causa del movimiento y la calma de la cosa a la cual es inherente al principio y por sí no accidentalmente”. La exclusión de la accidentalidad sirve, como lo explica el propio Aristóteles para distinguir la obra de la Naturaleza de la obra del Hombre. Como orden y necesidad. Su origen se encuentra en los estoicos, quienes decían que la Naturaleza “es la disposición para moverse por sí, según las razones seminales, disposición que lleva a cumplimiento y mantiene unidas a todas las que de ella nacen en tiempos determinados y coincide con las cosas mismas de las cuales se distingue” Este concepto de naturaleza se relaciona con la noción de ley natural, que es la regla de comportamiento que el orden del mundo exige sea respetada por los seres vivientes. Como manifestación del espíritu. Esta concepción se encuentra expresada en Plotino: “la sabiduría es el 1er término, la Naturaleza es el último. La Naturaleza es la imagen de la sabiduría y es la última parte del alma y como tal no tiene en sí más que los últimos reflejos de la razón… La inteligencia tiene en sí toda cosa, el alma del universo recibe las cosas eternamente y ella es la vida y la eterna manifestación del intelecto, pero la Naturaleza es el reflejo del alma en la materia. En ella, o también antes de ella, la realidad termina ya que ella es el término del mundo inteligible y, aparte de ella, no hay más que imitaciones”. Ahora bien, una vez definido cada uno de los términos, podemos relacionarlos de la siguiente forma: La armonía con la naturaleza comprende el equilibrio o balance entre los seres humanos y la naturaleza. En este caso, el Buen Vivir como vida plena trasciende la vida de los seres humanos e incluye y valora la vida de otros seres no humanos como animales y plantas. No obstante, si bien la naturaleza tiene valor intrínseco, no está desvinculada de los seres humanos que forman parte de ella. Para Skidelsky, “la armonía con la naturaleza forma parte de la buena vida para el hombre” y en ese sentido es una concepción antropocéntrica, pero también el valor de la naturaleza es intrínseco ya que “vivir en armonía con algo significa no manipularlo para fines propios”. Nussbaum considera la relación con otras especies como parte de su lista de capacidades centrales: “poder vivir una relación próxima y respetuosa con los animales, las plantas y el mundo natural”.

Referencias Bibliográficas 1. Abbagnano N. (1961) Diccionario De Filosofía 2ª. Fondo de cultura económica. 2. Armonía con la naturaleza. https://www.ecuadorencifras.gob.ec 3. Cifuentes F. (s.f) La dimensión ético-política de la convivencia humana. ACADEMIA Accelerating the world's research....