La explicación desde la teoría de la acción social II: El individualismo metodológico: F. VON HAYEK y K. POPPER PDF

Title La explicación desde la teoría de la acción social II: El individualismo metodológico: F. VON HAYEK y K. POPPER
Course Metodología de las Ciencias Sociales
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Amanda Domingo Lahuerta 2013

6.

La explicación desde la teoría de la acción social II: El individualismo metodológico: F. VON HAYEK y K. POPPER (cap. 9)

1. APROXIMACIÓN FENOMENOLÓGICA A LAS TEORÍAS DE LA ACCIÓN. 1.1 Acción e individuo Una teoría de la acción humana como acción social obliga a partir del individuo. Así lo hizo el mismo Parsons en “La estructura de la acción social”, M. Weber declaró sus principios accionalistas y sistematizó por vez primera los conceptos centrales de una sociología comprensiva de la acción social. La acción nos remite inmediatamente a la idea de actor y, éste, prima facie, no es otro que el individuo; el individuo-actor es la condición de posibilidad de la acción social tanto en un sentido ontológico (sólo hay acción donde hay individuo), como gnoseológico (sólo puede ser pensada y explicada la acción desde una determina concepción de la individualidad). Las realidades colectivas, los todos o los conjuntos, habrán de ser reconstruidos conceptualmente como agregados de individuos y acciones individuales, combinados y cosificados.

1.2 La acción como átomo social La acción, como concepto, cobra un espesor y una profundidad irreductible a la idea de conducta. La acción reclama una inmersión en los procesos internos al hacer humano, social e histórico. La acción no puede pensarse como una ejecución mecánica, como el resultado de una fuerza causal exterior al individuo o como el resultado de las necesidades sistémicas de la cosa social. La acción reclama un análisis desde el actor y con el actor entendido como autor. El nuevo átomo social muestra una red de conceptos tales: a) La acción social necesita ser concebida como unidad discreta, discernible y separable de la corriente de acontecimientos; el átomo social debe presentar una cierta entidad que permita distinguir una acción social de otra, un curso de acción de otro, tanto de lo realmente existente como de lo que se manifiesta sólo como posible. b) La acción reclama un actor-autor. Esta cuestión encierra, también, compromisos ontológicos y epistémicos muy poderosos. El problema de la imputación emerge en virtud de dos cuestiones centrales: la pregunta por el quién de la acción y la determinación de las condiciones de la autoría.

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Amanda Domingo Lahuerta 2013 c) Un nuevo lenguaje se despliega al paso de la elaboración teórica de la acción social. Es el lenguaje de las intenciones, los fines y las razones. Estos conceptos, nacidos con el individuo moderno y con la formación del imaginario individualista constituyen la trabazón categorial de las sociologías de la acción. Representan la exaltación de la idea de proyecto, trasluce una semántica en la que la intencionalidad consciente cobrará el papel protagonista en la explicación de la acción individual, al tiempo que su estructura lógico-sintáctica permitirá una interpretación formalista y matematizable que será explotada desde el punto de vista de la construcción de prometedores modelos explicativos. d) La acción social nos acerca al terreno de la subjetividad, es decir, a los territorios de la conciencia, generan la expectativa de una reconstrucción de los procesos íntimos que conducen al individuo a actuar de una determinada manera. Sin embargo, al mismo tiempo prometen lo que la ciencia, la más ortodoxa ciencia positiva, había conseguido eliminar trabajosamente de la explicación científica de la naturaleza, entendiendo que una buena parte de su éxito procedía de esa depuración.

1.3 Acción y racionalidad Si la intencionalidad se levanta como la categoría subjetiva central en la reconstrucción causal de la acción, la racionalidad se ofrecerá como principio objetivo para su evaluación. Por una parte, la racionalidad se puede entender como una cualidad de la acción dependiente de la relación entre medios y fines. En este sentido, la acción manifiesta su racionalidad en la medida en que esa relación sea adecuada: el actor ha elegido el mejor medio para el fin que persigue, o al menos un buen medio. Esta interpretación de la racionalidad ha articulado una de las tradiciones de pensamiento más importantes del pensamiento económico y sociológico. Por otra parte, la racionalidad de la acción puede interpretarse en un sentido semántico, y no meramente lógico. Una teoría completa de la racionalidad como instancia evaluadora de la acción exige ser capaz de pronunciarse acerca de los fines y los medios en sí mismos, y no meramente en relación al proceso de asignación entre unos y otros. Se pretende juzgar la racionalidad de los fines del actor y de los medios disponibles para decidir acerca de su naturaleza. Esta dimensión semántica o sustantiva de la racionalidad acecha en los límites de la teoría social recordando al hombre de ciencia la distancia ontológica, lógica y axiológica entre los modelos científicos de la realidad y la realidad de los modelos científicos. En última instancia, la teoría de la acción habrá de enfrentarse al problema de la posible irracionalidad de la acción, en cualquiera de los dos sentidos anteriores.

1.4 La acción y sus consecuencias La elección de la acción como átomo de la teoría social nos enfrenta al problema de sus resultados. En su sentido más elemental, una acción responde al esquema: el 2

Amanda Domingo Lahuerta 2013 individuo A pretende un determinado fin F; en una situación dada, A realiza un determinado acto X, el medio escogido, para obtener F. como resultado de su buen hacer y su buen parecer, se produce F, tal y como A esperaba. Toda acción supone por parte del actor una evaluación. Bien sea que tal evaluación se produzca de manera explícita, reflexiva y consciente, bien sea resulta por la vía del hábito, toda acción presupone, al menos teóricamente, el concurso de: Las preferencias del actor, es decir, un conjunto de terminaciones que le permitan establecer prioridades entre sus deseos, intereses, metas, etc.; Las creencias del actor, es decir, un conjunto de saberes acerca del mundo, de sí mismo, de la situación y de los demás actores; actúan al modo de teorías implícitas y permiten al actor dar cuenta del mundo y actuar en él. Preferencia y creencia se encuentran en el corazón de la teoría de la acción y de sus desarrollos metodológicos. Sobre el concepto de preferencia y sobre sus propiedades matematizables descansa el modelos más ambicioso de explicación de la acción intencional, desarrollado dentro del marco de la economía neoclásica y que más tarde se ha exportado y ampliado al conjunto de las ciencias sociales. La tarea de evaluación no concluye en el sistema de creencias y preferencias del actor. Debe ampliarse hacia el entorno de la acción. Efectivamente, los actores no actúan en el vacío. Un medio físico y social acoge siempre la acción, imponiendo restricciones. Las restricciones más interesantes para la teoría y la metodología de las ciencias sociales son aquellas que nacen de la naturaleza estratégica del medio social. Nos referimos a que la acción de un individuo va siempre asociada a un medio social integrado por otros actores y por instituciones, normas, costumbres, etc. Un medio así obliga al actor a considerar el significado que cobrarán sus actos para otros actores, así como a evaluar el significado de los actos de los demás. Este tipo de situación define el marco denominado medio estratégico. Su análisis ha sido desarrollado a partir de la denominada teoría de juegos, en la que se simulan situaciones sencillas, con un número limitado de actores, en las que se analizan las consecuencias de las distintas estrategias combinadas por parte de individuos para descubrir cuál o cuáles son las estrategias o cursos de acción óptimos o más favorables. También las instituciones pueden ser objeto de evaluación. Estas instituciones son entidades “sui generis” que denotan formas pautadas de conducta, conjuntos normativos establecidos, costumbres, etc., frecuentemente acompañados de sistemas de creencias fuertemente arraigados en los actores. Este tipo de entidades desempeña un papel muy relevante en el análisis de la acción. Estas entidades plantean un serio reto a una teoría de la acción pues la hacen derivar al terreno de la sociología del sistema social. Si la acción es esencialmente un proceso de reproducción social, entonces el actor- y la acción- pierden algunos de sus rasgos más sobresalientes y toda esa profundidad que venimos destacando. 3

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2. LA EXPLICACIÓN DE LA ACCIÓN. REVISIÓN DE LOS PRINCIPALES MODELOS METODOLÓGICOS. 2.1 El postulado de la racionalidad como ley de cobertura en Hempel Perspectiva causalista y principio de racionalidad: El punto de vista de Hempel no es exactamente el del individualismo metodológico. Hempel se sitúa dentro del proyecto de una ciencia unificada y entiende que la explicación de la acción individual debe abordarse desde la perspectiva causalista propia del modelo de cobertura legal. Sin embargo, Hempel cree necesario incluir al actor y su subjetividad dentro de la explicación. Frente a los reductivismos conductistas, la explicación de la acción no puede hacerse al margen de los estados de conciencia del actor social. Es necesario incorporar a la explicación nociones como las de intención o fin para poder dar cuenta de la acción, al tiempo que no se puede renunciar al proyecto objetivista de la ciencia. Al tratar de la explicación de la acción individual, Hempel ha propuesto el principio de racionalidad como condición de posibilidad de la formulación de leyes empíricas que actúen como leyes generales. La idea central de la propuesta hempeliana es: se trata de considerar que todo actor social debe ser tenido, en su conducta, como agente racional. “los hombres son racionales porque adoptan medios que conducen a fines, si disponen de información y desean esos fines”. Sea A un individuo. Supongamos que: 1. A estaba en una situación del tipo C 2. A era un agente racional 3. En una situación del tipo C, todo agente racional hará X; Por lo tanto, A hizo X. Este ejemplo demuestra el papel del principio de racionalidad como condición de posibilidad de la explicación de una acción. Al suponer la racionalidad del agente, entendida como la necesidad objetiva de procurar el curso de acción que permita obtener el fin perseguido de la manera más adecuada en las circunstancias dadas, Hempel está en condiciones de formular una proposición legaliforme (número 3 del esquema) que actuará como ley empírica y que permitirá presentar la acción final como consecuencia necesaria o, cuando menos, explicarla probabilísticamente. Este tipo de argumentación presenta dos problemas fundamentales: Su circularidad, cierta falla lógica en la estructura de la deducción. Es decir, se produce circularidad al afirmar simultáneamente; si A es racional, A actuará de determinada manera, si A actúa de determina manera, A es racional. Referida al concepto de racionalidad; para Hempel, la acción de los individuos debe entenderse como el resultado de un conjunto de disposiciones -de naturaleza psicológica, cognitiva, actitudinal, etc.4

Amanda Domingo Lahuerta 2013 empíricamente demostrables que, dados ciertos fines, explican la conducta de un sujeto. Esas disposiciones, en la conciencia del sujeto, actúan como una red de factores causales que, si bien no podemos establecer con precisión, ni cualitativa ni relacionalmente, debemos suponer responsables de la conducta; tal y como en las ciencias de la naturaleza, consideramos un conjunto de variables empíricas causalmente responsables de un fenómeno. Este tipo de disposiciones del actor tendrán que transformarse en un conjunto de proposiciones generales que, como leyes empíricas, ajustadas al binomio actorsituación, puedan dar cobertura a la deducción. La racionalidad en el modelo hempeliano desempeña un papel meramente formal, sin interpretación semántica. Racional es, por definición, la conducta de todo actor que elige el curso de acción más adecuado a los fines que persigue. Si A es racional, A hará X; si A hace X, A es racional. El concepto disposicional de racionalidad nos conduce a un terreno que nos aproxima al fantasma hermenéutico, que con tanta dedicación ha intentado esquivar el positivismo.

2.2 El individualismo metodológico El individualismo metodológico es la doctrina que sostiene que todos los fenómenos sociales –su estructura y sus cambios- son en principio explicables por elementos individuales, es decir por las propiedades de los individuos tales como sus metas, sus creencias y sus acciones. Para lograr su propósito se ve obligado a realizar un poderoso esfuerzo de reducción que permita expresar fenómenos de estructura social o cambio histórico por medio de la acción individual de los actores sociales. Este proceso de reducción exige la desagregación de los fenómenos colectivos y holísticos hasta sus componentes accionalistas mínimos, los actos individuales, y un conjunto de fórmulas relacionales a partir de las cuales se pueda explicar los complejos fenómenos de agregación social. A.C. Danto ha resumido las propuestas del Individualismo Metodológico (IM), en torno a estas tres tesis: 1) Los individuos sociales o colectivos son causalmente dependientes de las conductas de los actores individuales, y no al revés. 2) Las explicaciones de la conducta de los colectivos no son nunca últimas y deben explicarse, a su vez, mediante conductas individuales. 3) Las explicaciones de las conductas individuales jamás deben formularse en términos relativos a la conducta de los colectivos. Esta tradición es deudora de una ontología nominalista. Ésta vendría a afirmar que sólo los individuos son reales y que cualquier entidad colectiva, conjunto o todo tiene el estatus de realidad construida, conceptualmente sostenida.

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Amanda Domingo Lahuerta 2013 El IM puede, sin embargo, aceptar el uso de conceptos tales como institución, rol, ideología, etc., siempre que se entiendan, en último término, como un conjunto de representaciones mentales ancladas en las conciencias individuales y reificadas por medio de la expresión lingüística. La concepción individualista, ontológica y metodológica, se encuentra fuertemente enraizada, por una parte, en la experiencia histórica de la génesis del individuo moderno y, a través de ella, en la reflexión teórica de las ciencias sociales a partir del siglo XIX. Las ideas de Friedrich von Hayek y Karl Popper son las representantes del individualismo metodológico. Ambos asumen posiciones causalistas, por tanto orientadas a la explicación de la acción, aunque el primero lo haga desde la afirmación de la singularidad metodológica de las ciencias sociales, mientras que el segundo se mantiene dentro de la tradición positivista de la unidad del método científico. El individualismo económico de Friedrich von Hayek. Hayek fue un economista liberal que podemos calificar de individualista radical, tanto en su dimensión ontológica como metodológica. Se sitúa dentro de la tradición de la escuela austríaca; su pensamiento, liberal a ultranza, entronca, por otra parte, con las intuiciones esenciales de la economía política de A. Smith. 1. Todo fenómeno económico o social es, en último término, un fenómeno reductible a las decisiones de los individuos, decisiones que afectan a la articulación entre preferencias individuales, medios y fines. 2. El análisis de la conducta individual debe hacerse desde los postulados de la intencionalidad y la racionalidad de la acción, de suerte que ésta pueda ser explicada por relación a los estados de conciencia del actor, es decir, sus creencias, opiniones y percepciones. 3. La esfera de las estructuras o fenómenos sociales dotados de cierta estabilidad son el resultado de la convergencia no planificada de las consecuencias no intencionales de la acción; es decir, de una u otra manera, de la mano invisible de la que hablaba A. Smith, inspirándose en Mandeville. 4. La existencia de una estructura psíquica en el género humano, es la condición de posibilidad de que podamos aventurar interpretaciones acerca de ciertos actos básicos, originados en ella. Esta estructura universal básica es la condición de posibilidad de una ciencia explicativa mínima, basada en descubrimiento de los principios que explican la acción a través de las representaciones de la realidad en las mentes de los hombres. 5. Defenderá la singularidad de las ciencias sociales basada en la idea de que, frente a las ciencias de la naturaleza, que trabajan con realidades complejas, las ciencias sociales trabajan directamente con la estructura atómica de lo social; los individuos y sus acciones. 6. Las ciencias sociales, a pesar de su singularidad, no pueden renunciar a la búsqueda de regularidades que expliquen la acción individual; ahora bien, la 6

Amanda Domingo Lahuerta 2013 explicación de la acción no puede pretender la formulación de predicciones exactas, sino un tipo de explicación aproximativa, que podemos denominar explicaciones por principios. Las ciencias sociales tratan de la acción consciente y reflexiva propia del hombre, de actos de los que una persona realiza en función de una elección entre varias alternativas que se le presentan. Hayek se muestra dispuesto a incorporar a su ecuación explicativa la esfera subjetiva del actor; sólo incorporando la subjetividad individual puede darse cuenta de la acción y, a través de ella, de la esfera social. “La estructura de la mente humana, el principio común por el que las personas clasifican los fenómenos externos, nos proporciona el conocimiento de los elementos recurrentes sobre los que las diferentes estructuras sociales descansan, y sólo en función de él podremos describir y explicar esas estructuras”. El verdadero problema de las ciencias sociales es explicar el orden social como resultado no intencional de la acción individual. “Sólo se presenta un problema que requiere explicación teórica cuando surge una especie de orden no planeado como resultado de las acciones individuales”. Hayek entiende que aquello que llamamos comúnmente lo social existe sólo en tanto que conceptos o representaciones en las mentes individuales; tales realidades no actúan per se, sino en la medida en que los hombres, en su interacción, reproducen ciertas pautas de conducta, de modo que aunque cada uno de ellos sea distinto a los otros, individualmente considerado, su conducta, en ciertas circunstancias, pueda ser intercambiable. La permanencia y estabilidad de lo social, afirma este autor, se debe a la acumulación de innumerables consecuencias no intencionales. La óptica colectivista se engaña permanentemente cuando introduce nociones antropomórficas o teleológicas en el orden. Éste, considerado globalmente, no puede ser el resultado de la previsión, materialmente imposible para una mente finita como la del ser humano. Se engañan los constructivistas al afirmar que la instituciones humanas sean obra del hombre, esto no quiere decir que sean el resultado de una planificación consciente. Con relación a la capacidad explicativa de las ciencias sociales, Hayek se mantiene fiel a la estrategia explicativa, aunque matizada. Las limitaciones de la mente y la complejidad del mundo humano, sus innumerables dimensiones y procesos, hacen imposible una ciencia predictiva en sentido fuerte.

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Amanda Domingo Lahuerta 2013 Karl Popper y la lógica situacional Los puntos de vistas de Popper distan mucho de encontrarse expuestos de manera completa, sistemática y precisa. Cree Popper, al igual que Weber, que las ciencias sociales han de poner su atención en la acción social significativa, pues es la acción, por así decir, el verdadero átomo social. El análisis de la acción individual ha de hacerse desde una estrategia metodológica objetivista que permita una auténtica explicación causal de la acción. En esto, Popper se sitúa en la tradición de la unidad metodológica de la ciencia, pues opina que no cabe otra cosa que remitir la acción individual al marco situacional en que se produjo. “Puede ser llamado método de la compresión objetiva o lógica situacional. Una ciencia social (de tal índole) puede desarrollarse independientemente de toda idea subjetiva o psicológica. Su método consiste en analizar suficientemente la situación social de los hombres actuantes para explicar la acción co...


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