La mujer en Esparta PDF

Title La mujer en Esparta
Author ivan belinchon
Course Historia Antigua de España
Institution Universitat de València
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La mujer en Esparta...


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Las mujer en Esparta

Introducción En esta actividad complementaria he elegido este tema por considerar que, dentro de los propuestos, es el que prácticamente desconozco por completo. Y lo considero interesante a la hora de complementar la asignatura ya que es un apartado al que suele tener poco tratamiento, aunque si bien es cierto está cobrando cada vez más protagonismo. Siguiendo el mimo planteamiento del debate, he querido buscar información del papel que jugó la mujer en la sociedad espartana a través de aspectos como la educación, el matrimonio y su participación en la cuidad y vida pública. Comparándola además con la ateniense pues el objetivo del debate es ganarlo y encontrar esos puntos que jueguen en nuestro favor. El principal problema que se han encontrado las diferentes escuelas historiográficas que se han querido introducir en el mundo femenino de la Esparta se encuentran con que las principales fuentes escritas que provienen de Heródoto, Tucídides, Plutarco, Platón… no solo son hombres con el sesgo misógino propio de la época, sino que además ninguno es espartano. Estos autores clásicos estudiaron e interpretaron la sociedad espartana desde una perspectiva foránea y minimizaron o idealizaron el papel que la mujer en esta sociedad tan militarizada, de ahí el difícil papel que como historiador actual a la hora de exprimir la información válida. De entre los textos antiguos hay tres que nos interesan especialmente. El más antiguo de ellos pertenece a Jenofonte, que, si bien es verdad fue un admirador de Esparta, hasta el punto de llegar a traicionar por ella a su patria, conoció la realidad espartana y que nos informó de ella. El segundo texto está tomado de la Política, de Aristóteles y por último, un pasaje de la Vida de Licurgo de Plutarco.

Educación - Esparta vs Ateneas Para entender el primer aspecto que vamos a abordar, el de la educación hay que entender las diferencias culturales, políticas, económicas y sociales que separaban ambas ciudades estado. Por un lado, estaría Atenas, patria de la democracia, centro político y cultural, y potencia económica gracias a su activo comercio. Por otro lado, una Esparta dominada por la oligarquía, por la rigidez de sus costumbres, por la austeridad, por su estricta educación y vida comunitaria. De esas sociedades tan distintas surgen pues modelos distintos donde el estereotipo de la mujer no podía quedar fuera de estas divergencias. En ambas sociedades debían cumplir la misma función social: ser buenas madres y esposas, estar supeditadas al hombre y a las obligaciones impuestas por el Estado y tenían escasa o nula participación en la vida social, carecían de derechos políticos vivían en una situación de dependencia e inferioridad, es decir no eran consideradas “ciudadanas activas”. Sin embargo, es a través de Jerofonte y concretamente en el primer capítulo de su República de los Lacedemonios, donde coloca a Licurgo como el artífice del modo de vida femenino dedicado más a la maternidad que a las labores del hogar. Ello implica un rol más activo pues para que sus hijos nacieran fuertes y robustos debían ejercitarse físicamente al igual que los hombres: “considerando que el quehacer más importante para las mujeres era la maternidad, dispuso primero que las mujeres practicaran los mismos ejercicios físicos que los hombres; después estableció carreras y pruebas de fuerza tanto entre las mujeres como entre los hombres” (I, 3,4).

A las niñas atenienses las educaban sus madres, instruyéndolas en las labores del hogar: tejer la ropa, moler grano, buscar agua, etc., ya que no podían acceder a oficios relacionadas con la política. En cambio, en Esparta la educación era gestionada por el Estado, de forma comunitaria y obligatoria, a través de la agogé. Las jóvenes espartanas eran instruidas, no solo en las relacionadas con el hogar, sino que la gimnasia, el atletismo, la danza y canto, también fueron los pilares de su educación. “la mujer no se encontraba fuera de la comunidad lacedemonia: formaba parte de ella no sólo como madre y esposa de soldados espartanos, sino que a través de su educación (en los coros y también mediante la educación física) se integraba en la comunidad cívica”. (Dodero, 2012, p. 20). Los coros, anteriormente nombrados, es una institución donde a través de cantos y danzas (mousiqué), en principio preparatorios para festividades y cultos religiosos, se transmitían a las niñas los valores, la cultura y las reglas de conducta que debían aprender para formar parte de

la sociedad espartana. Hay que decir que la sociedad espartana tenía una riqueza cultural y poética arraigada desde la segunda mitad del siglo VII a.C. con poetas como Tirteo o Alcmán. Por otro lado, la educación física que nos esbozó Jefofonte fue precisada siglos más tarde por Plutarco en su Vida de Licurgo: “Por orden suya (de Licurgo), las jóvenes se adiestraron en las carreras, en la lucha, en el lanzamiento de disco y de jabalina... Despreciando la blandura de una educación hogareña y afeminada, acostumbró a las jóvenes, lo mismo que a los jóvenes a mostrarse desnudas en las procesiones, a danzar y cantar con ocasión de algunas ceremonias religiosas en presencia de los muchachos y bajo su mirada»” (XIV, 3-4).

Esta preparación física también estaba revestida de un fuerte carácter adoctrinador y los historiadores en la actualidad le presuponen también un elemento sexual y socializador. Donde a través de la visibilidad del cuerpo desnudo femenino se persigue mostrar la virtud del mismo y fomentar el matrimonio, teniendo en cuenta la necesidad que tenía de fomentar la natalidad debido al problema denominado oligantropía. Que no es otro que el descenso de homoioi que componen el cuerpo cívico espartano consecuencia de la guerra, la endogamia, la homosexualidad y los matrimonios tardíos. Es la necesidad e importancia que tiene la mujer en la elaboración y conservación de la moral cívica en la comunidad, que responde a una necesidad para que la mujer reciba una educación organizada por el Estado “A la mujer se la integra dentro de la estructura represiva del Estado, adquiriendo el papel de garante de la mentalidad cívica. Recibe el mismo rol subordinado a las instituciones de la polis que el resto de individuos que la conforman, participando de los castigos y reprimendas, tanto las jóvenes respecto a sus congéneres varones, como las madres hacia sus hijos” (Rodríguez, 2019, p. 313). Vemos por tanto elementos suficientes a la hora de poder defender en un debate sobre la “superioridad” del sistema educativo espartano referente a las mujeres, con más actividad y más libertad, puesto que las mujeres espartanas pues hasta el matrimonio quedaban liberadas de las penosas tareas del hogar (realizadas por ilotas) que sus homólogas atenienses debían realizar. “Hasta ese momento vivían y comían con sus madres y gozaban de tiempo para hacer lo que quisieran (…) si los hombres establecían vínculos amorosos con muchachos durante su preparación militar en los barracones, las mujeres en sus casas, según ateneo y Plutarco, también acostumbraban a amar a las doncellas”.

Matrimonio- Esparta vs Atenas En Atenas, generalmente los parientes elegían marido para su hija en función de su estatus social y el poder adquisitivo de la familia del joven, esta decisión se cerraba con un acuerdo entre el padre de la novia y el muchacho donde se decidía la dote. Una vez casada Ese realizaba el traslado de la chica a su nuevo hogar y una vez ahí, su cónyuge se convierte en su kirios, es decir, en el tutor de la mujer, de los hijos y del hogar, y en el responsable de la dote de la novia. Por tanto, para los atenienses, la mujer y los hijos formaban parte del núcleo familiar, es decir, eran patrimonio del hombre, por lo que, si alguien “alteraba” esta propiedad, sería juzgado y castigado. En Esparta como hemos dicho anteriormente, no se casaban hasta llegar a la madurez, estaban más preparadas físicamente para tener relaciones sexuales y afrontar los problemas del parto. El rito se realizaba por rapto, aunque en época clásica tendría un significado simbólico, y el acuerdo entre familias era lo habitual. Después, los recién casados consumaban el matrimonio, pero no comenzaban a vivir juntos de inmediato, ya que el muchacho debía volver a los llamados “barracones” para continuar su instrucción, la cual duraba hasta los 30 años. Por lo tanto, solo mantenían encuentros furtivos, y si la esposa no se quedaba embarazada, el matrimonio podía quedar nulo, ya que el matrimonio en Esparta, no estaban enfocado a conseguir un mayor patrimonio, sino estaba centrado en la reproducción al servicio del Estado. Sarah B. Pomeroy, gran estudiosa de la mujer en la Antigüedad clásica reconoce esto último como una ventaja de las esposas espartanas ya que no debía estar supeditada y obligada a convivir con el marido, con lo que esto significaría. Sus hijos eran apartados de su lado a la edad de 7 años, pero durante ese tiempo eran las encargadas de educarlos e inculcarles el valor y la disciplina suficientes para servir a la grandeza Esparta. Plutarco se maravillaba de la entereza y el orgullo con el cual las madres recibían la noticia de la muerte en batalla de sus hijos. En relación al debate también encontramos argumentos suficientes para sostener que las mujeres en Esparta eran más “dueñas de sí mismas” en el matrimonio y gozaban de más libertad.

Libertad e independencia económica- Esparta vs Atenas La instrucción concluía sobre los 30 años, pero deberes del servicio militar duraban hasta los 60 años. Durante ese período los espartanos, permanecían grandes temporadas lejos de sus mujeres que quedaban en su ausencia como dueñas absolutas de sus casas. Incluso, si tenía hijos con varios esposos, podía hacerse cargo de varios “oikos” (núcleo familiar formado por la casa, la tierra y los ilotas. Según Plutarco, los espartanos debían comunicar los negocios públicos y privados y estaban más sometidos a ellas que el resto de ciudadanos griegos. Aristóteles en su obra Política por su parte escribiría: “solo vosotras, las espartanas, mandáis sobre los hombres”, está replicó (Gorgo) “porque solo nosotras parimos hombres” (1269 b).

Por otro lado, el sistema de herencia era más favorable que en Atenas, las hijas como dote recibían la mitad de bienes que la herencia de sus hermanos. Pero el aspecto más significativo era que las mujeres sin padres y hermanos podían gestionar por sí mismas sus bienes. “Hacía el siglo IV por sus dotes o herencias las mujeres controlaban dos quintas partes de la propiedad de Esparta” (Murcia, 2017, p. 164). Este hecho era visto como un escándalo para los demás griegos, el propio Aristóteles vincularía al problema de la oligantropía con este hecho, se quejaba de que las mujeres en Esparta habían abandonado su condición natural y habían alterado el equilibrio de ahí la decadencia espartana. Estas particularidades espartanas, que hemos visto en diferentes campos de la vida y costumbres lacedemonias, sumadas pueden servir para armar una buena defensa en favor del mejor tratamiento y posición que podía llegar a tener la mujer espartana en comparación a su coetánea ateniense. “La sociedad tenía en alta estima a las espartanas, por ser las encargadas de gestionar el oikos, y de engendrar nuevos espartanos, por lo que, consiguieron tanta presencia y poder como para enfrentarse al rey Agis IV” (Ruiz, 2000, p. 181). Paradójicamente, podemos afirmar que, en este sistema aparentemente más represivo que el ateniense, las mujeres disfrutaban de una mayor libertad. Y aun así, esas relativas libertades empequeñecían si se comparan con el inmenso honor, que suponía para los espartanos, tener una lápida. En Esparta, solo había dos caminos para conseguirla: si un soldado caía en el campo de batalla, o si una mujer moría dando a luz.

Como no podía ser de otra manera, la única ganadora en la carrera de cuádrigas en los antiguos JJOO, tenia que ser espartana, pues pese a que las mujeres no podían participar como aurigas, se consideraba ganador al propietario de los caballos

En el santuario de Olimpia se encuentra una inscripción de Cinisca, en la cual declara que fue la única mujer que ganó la corona de flores en las carreras de carros de los Juegos Olímpicos. Reyes de Esparta son mis padres y hermanos. Cinisca, vencedora con un carro de veloces corceles, erijo esta estatua. Y me declaro como la única mujer de toda Grecia que ha ganado esta corona.

Biografía

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Alcocer, M. (2018). La educación de las mujeres espartanas (Doctoral dissertation, Universidad Complutense de Madrid). Madrid: Facultad de Geografía e Historia.

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Gómez, C. (2016). Las mujeres en Esparta. La educación y los valores asumidos en el contexto de la Grecia Clásica. Valladolid: Facultad de Filosofía y Letras Grado en Historia.

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González, D. (2008). El prototipo de mujer espartana en Plutarco. MillenniumStudien Volume 19, pp. 679-687.

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Paz, M. (2012) La joven espartana y su participación en la ciudad lacedemonia Madrid: Antesteria, 1, pp. 19-28.

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Mosse, C. (1995). La mujer en la Grecia clásica (Vol. 12 ). Madrid: Editorial Nerea.

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Ortuño, J. (2017). Esparta. Madrid: Comercial Grupo ANAYA, SA.

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Ruiz, J. (2000): “Transmisión hereditaria a través de la mujer en la Grecia Clásica”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, t.13. UNED, Madrid: Facultad de Geografía e Historia....


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