La Perspectiva de Los Rasgos Allport PDF

Title La Perspectiva de Los Rasgos Allport
Course Psicologia de la Personalitat
Institution Universitat Oberta de Catalunya
Pages 26
File Size 609.7 KB
File Type PDF
Total Downloads 34
Total Views 132

Summary

Download La Perspectiva de Los Rasgos Allport PDF


Description

La perspectiva de los rasgos Desde antes de que hubiere registro de la historia, las personas han hablado unas de otras, ca-lificándose entre sí. Raymond Cattell (1943a) observó que “todos los aspectos de la personali-dad humana que son o han sido de importancia, interés o utilidad, ya han sido registrados en lo esencial del lenguaje” (p. 483; citado por Borkenau, 1990). El “enfoque lexicográfico” pretende derivar una descripción de la personalidad mediante el examen sistemático del lenguaje, empe-zando por lo general con las palabras del diccionario (John, Angleitner y Ostendorf, 1988). Los dos teóricos incluidos en esta perspectiva realizaron estudios lexicográficos (Allport y Odbert, 1936; R. B. Cattell, 1943b). Sin embargo, el lenguaje cotidiano está lleno de sutilezas, tales co-mo connotaciones de evaluación (Borkenau, 1990) y causalidad (Hoffman y Tchir, 1990), que lo hacen menos sencillo de lo que deberían ser los constructos científicos. Un rasgo es un constructo teórico que describe una dimensión básica de la personalidad. Aunque difieren más ampliamente de lo que en general se reconoce, las teorías de los rasgos coinciden en algunas suposiciones básicas: 1. Los enfoques de los rasgos ponen énfasis en las diferencias individuales de las características que son más o menos estables a través del tiempo y de las situaciones. 2. Los enfoques de los rasgos ponen énfasis en su medición por medio de tests, a menudo cuestionarios de autorreporte. ¿La personalidad es estable a lo largo del tiempo? ¿Se comporta la gente de manera consis-tente en diversas situaciones? Esos temas han atraído mucha atención porque, si la gente fuera demasiado variable, eso sería evidencia en contra de la posesión de rasgos de personalidad. El de-bate ha producido revisiones teóricas que se considerarán más adelante (véase el capítulo 11). Mischel (1968a, 1968b, 1984a) encabezó el ataque contra el “paradigma de los rasgos”. Argüía que la conducta es demasiado inconsistente a través del tiempo y de las situaciones como para garanti-zar la suposición de rasgos estables. En la literatura se ha suscitado un debate de persona-situa-ción que considera si el determinante principal de la conducta son las diferencias individuales (como los rasgos de personalidad) o la variación situacional (D. J. Bem, 1983; S. Epstein, 1983b; Funder, 1983; Jackson y Paunonen, 1985; Mischel y Peake, 1982, 1983). El debate ha provocado mucha investigación y renovado el interés en temas metodológicos, como el muestreo adecua-do de variables de personalidad y de situaciones (Funder y Colvin, 1991; Houts, Cook y Sha-dish, 1986). Al final, tanto los rasgos como las situaciones son importantes. La medición de los rasgos ha adoptado diversas formas. Los rasgos singulares propuestos a menudo se basan en observaciones de conductas. Los rasgos y sus instrumentos de medición pa-san luego por un proceso de perfeccionamiento teórico y de investigación antes de que sean aceptados en el campo de la personalidad (Furnham, 1990a). Los enfoques empíricos perfec-

194



Parte III

La perspectiva de los rasgos

cionan las medidas de personalidad usando la técnica estadística del análisis factorial. Este procedimiento es central para el enfoque de Cattell y se describirá en el capítulo 8. El método pue-de usarse para determinar si un test de personalidad mide sólo una dimensión (como por lo general debería) o si combina dos o más aspectos de la personalidad que sería mejor mantener aparte (Briggs y Cheek, 1986; Lennox, 1988). Cientos de rasgos han sido propuestos y medidos. El número completo hace difícil formar una teoría cohesiva de la personalidad. Un enfoque alternativo sería alejarse de los rasgos a fa-vor de los tipos, los cuales son categorías amplias de gente (véase el capítulo 1). Se ha informado que incluso el antiguo conjunto de cuatro tipos de Galeno (melancólico, sanguíneo, flemático y colérico) predice los estados de ánimo de la gente (Howarth y Zumbo, 1989). Pero en su mayor parte, los investigadores prefieren rasgos menos globales porque pueden ser definidos con ma-yor precisión. El intento por encontrar las dimensiones básicas de la personalidad ha motivado a muchos investigadores. En los años recientes se ha generado considerable interés en las “cinco gran-des” dimensiones: extroversión, afabilidad, neuroticismo, rectitud y apertura (Digman, 1990; McCrae y Costa, 1987). Esas dimensiones (en ocasiones denominadas de manera diferente) surgen del análisis de diferentes tests de personalidad, apoyando la interpretación de que representan di-mensiones sólidas de diferencias individuales. El enfoque de Cattell (capítulo 8) identifica 16 dimensiones en lugar de cinco. La aparente discrepancia puede ser resuelta considerando un modelo jerárquico, en el cual un número mayor de factores más específicos, los cuales no están del todo no correlacionados entre sí, corres-ponden a un número menor de factores más generales (Boyle, 1989). A manera de analogía, una persona que afirma que existen sólo dos cosas para estudiar en la universidad, las artes libera-les o la capacitación profesional, en realidad no está en desacuerdo con una persona que afir-ma que hay varias docenas de cosas para estudiar y luego menciona todos los departamentos de la universidad. Simplemente están hablando a niveles diferentes de generalidad. En el estu-dio de la personalidad, el número de “dimensiones básicas” descubiertas depende de qué tan generales o específicas sean las dimensiones buscadas (Marshall, 1991a). Sin embargo, los teóricos no se han puesto de acuerdo en cuáles son las dimensiones funda-mentales de la personalidad (por ejemplo, Eysenck, 1991) y debaten activamente puntos teóricos concernientes a los rasgos. Parece justo decir que está surgiendo un paradigma más coherente. Se ha argumentado incluso que el enfoque de los rasgos proporciona la base para establecer un paradigma coherente de la teoría de la personalidad en la tradición de la ciencia natural, ya que, “en cualquier ciencia, la taxonomía precede al análisis causal” (p. 774). Sea que la investi-gación de los rasgos al final haga o no esa contribución teórica, incluso en la actualidad tiene gran valor para aplicaciones prácticas. La medición de los rasgos de interés vocacional ayuda a predecir quiénes son adecuados para ocupaciones particulares; aquellos que ingresan a carre-ras que se ajustan a su personalidad son más felices y más exitosos (Dawis, 1996; Gati, Garty y Fassa, 1996; Hogan, Hogan y Roberts, 1996; Holland, 1996; Rafilson y Sison, 1996). Sin embargo, el uso de los tests para seleccionar a los solicitantes de empleo es una práctica que en oca-siones ha resultado en demandas legales cuando los candidatos afirman que los tests están sesgados y resultan en discriminación racial o de otro tipo (Tenopyr, 1995). Esas demandas nos recuerdan la importancia de la validez en la evaluación (según se describió en el capítulo 1), no sólo por razones teóricas abstractas sino como un principio fundamental de equidad (Lubinski, 1995). Quizá la prevalencia de la evaluación de los rasgos indica que, sin importar que los de-bates teóricos permanezcan sin resolverse, los rasgos existen a la vista del público.

ALLPORT

Teoría personológica de los rasgos T eoría personológica de los rasgos Como uno de los primeros teóricos de la personalidad en un ambiente académico (en oposi-ción a uno clínico), Gordon Allport impartió el primer curso de personalidad en Estados Unidos para el cual escribió un libro. En el prefacio de su obra publicada en 1937, Personality, escribió que el estudio de la personalidad era entonces una área nueva y de popularidad ascendente en las universidades. “El resultado de esta marea creciente de interés es una demanda insistente por un libro guía que defina el nuevo campo de estudio —uno que articule sus objetivos, for-mule sus estándares y pruebe el progreso hecho hasta ahora” (Allport, 1937b, p. vii). De esta manera planteó algunos de los temas que el campo de la personalidad continúa debatien-do. Las descripciones de Allport estaban más cerca del sentido común y del lenguaje cotidiano que los desarrollos posteriores en la investigación de la personalidad. Para muchos, su énfasis en una aproximación del sentido común y en los rasgos globales de la personalidad vuelve ob-soletas sus ideas, pero otros afirman que sus introspecciones intuitivamente significativas son en teoría útiles incluso en los tiempos modernos (por ejemplo, Funder, 1991). El bosquejo inicial que hizo Allport del campo de la personalidad ha tenido un gran impac-to. Los rasgos de personalidad se han convertido en un interés importante de la investigación de la personalidad. Sus ideas acerca de los rasgos de personalidad han proporcionado un foco para el debate creciente acerca de si la teoría de la personalidad debería poner énfasis en la identificación de las diferencias individuales o centrarse en los procesos de personalidad. All-port identificaba al sí mismo como un tema principal de la personalidad. Exhortaba a los teóri-cos del campo a utilizar conceptos que tomaran en consideración las capacidades únicas de los humanos (en oposición a los animales) y a que pusieran énfasis en el funcionamiento sano. Su énfasis en la persona como un todo, el sí mismo, ha continuado en el movimiento humanista

200



Capítulo 7

ALLPORT: Teoría personológica de los rasgos

(Maddi y Costa, 1972). De hecho, Roy DeCarvalho (1991a) afirma que Allport fue el primero en emplear el término psicología humanista. Allport ayudó a organizar el movimiento de la psico-logía humanista en una organización, aunque su propio énfasis teórico podría describirse con mayor precisión como ecléctico (Nicholson, 1997). Por último, a Allport le preocupaban las im-plicaciones de la personalidad para la sociedad, y contribuyó a la psicología social y a la teoría de la personalidad. Aunque los dos campos han crecido de manera separada, más reciente-mente los investigadores han buscado incrementar su influencia conjunta, lo que sin duda ha-bría agradado a Allport. Su enfoque era ecléctico e incluía contribuciones de varias escuelas de psicología. “Mejor expandir y reformar las teorías de uno hasta que hagan alguna medida de justicia a la riqueza y dignidad de la personalidad humana, que sujetar y comprimir la personalidad hasta que se ajuste a un sistema cerrado de pensamiento” (Allport, 1937b, p. vii). Aunque enseñó tanto psi -coanálisis como teoría del aprendizaje, consideraba que esos enfoques eran limitados. El psico-análisis pone un énfasis excesivo en el inconsciente y no presta atención suficiente a la motivación consciente, mientras que la teoría del aprendizaje pierde cualidades únicamente humanas que no pueden entenderse por medio de un modelo animal. Allport cuestionó el én-fasis excesivo en la metodología científica de la escuela conductista, representada por John Watson y por B. F. Skinner, su colega en Harvard. Allport realizó investigación y propuso ideas teóricas, y esperaba que la ciencia podría au-mentar las contribuciones aplicadas de la psicología al bienestar humano. No obstante, afirma-ba que era un error que la metodología ensombreciera el contenido del campo. Afirmaba que en sus primeros años se servía mejor a la personalidad prestando atención al sentido común, a la filosofía y a las artes liberales. A pesar de su propia actitud, predijo correctamente que los te-mas metodológicos dominarían el futuro de la personalidad.

AVANCE: PERSPECTIVA DE LA TEORÍA DE ALLPORT La teoría de Allport tiene implicaciones para cuestiones teóricas importantes como las que se presentan en la tabla 7.1.

TEMAS IMPORTANTES EN EL TRABAJO DE ALLPORT Allport tuvo una influencia notable en la selección de los temas que serían de interés para el desarrollo del campo de la personalidad durante las siguientes décadas. He aquí algunos de los temas identificados por Allport, con los cuales han lidiado desde entonces los teóricos de la personalidad.

Consistencia de la personalidad El sentido común nos dice que la personalidad es estable y hace que la gente se comporte de manera consistente a lo largo del tiempo. Sin embargo, mucha investigación ha desafiado esta idea, sugiriendo más bien que las situaciones hacen que la gente cambie su conducta (por ejemplo, Bem y Allen, 1974; S. Epstein, 1979, 1980b; Mischel, 1984a; Mischel y Peake, 1982; Moskowitz, 1982). El concepto de consistencia de la personalidad a lo largo del tiempo y de las situaciones es central para el campo de la personalidad. Allport (1937b) argumentaba con fir-meza que los humanos son consistentes o “notablemente reconocibles”, aun cuando varíen de una situación a otra y a lo largo del tiempo. La consistencia empieza temprano: “desde la infan-cia temprana hay consistencia en el desarrollo de la personalidad” y la investigación longitudi-nal apoya la afirmación de Allport de que la personalidad es consistente conforme los niños crecen para ser adultos (por ejemplo, Ozer y Gjerde, 1989).

Temas importantes en el trabajo de Allport

Tabla 7.1



201

Avance de la teoría de Allport

Diferencias individuales

Los individuos difieren en los rasgos que predominan en su personalidad. Algunos rasgos son comunes (compartidos por varias personas); otros son únicos (pertenecen sólo a una persona).

Adaptación y ajuste

La psicología se equivoca si busca demasiado la enfermedad. Allport mencionó varias características de la personalidad sana. Por lo general es posible aceptar las autoafirmaciones de la gente por su valor aparente.

Procesos cognoscitivos Sociedad

La adaptación a la sociedad es de central importancia. Allport hizo contribuciones importantes a nuestra comprensión del prejuicio, el rumor y la religión.

Influencias biológicas

Toda la conducta es influida, en parte, por la herencia; pero no se especifican los mecanismos.

Desarrollo infantil

El proprium (yo o sí mismo) se desarrolla a través de etapas que se bosquejan, pero no se investiga en detalle. El desarrollo adulto consiste en la integración de los desarrollos anteriores.

Desarrollo adulto

Influencia social Allport, quien estaba muy consciente de que la gente vive en un ambiente social que ejerce una influencia significativa, consideró temas sociales específicos. Por ejemplo, escribió un trabajo importante sobre el prejuicio que se convirtió en un texto clásico (Allport, 1954), y estudió la transmisión de rumores (Allport y Postman, 1947).

El concepto del sí mismo En una época en que muchos otros enfoques psicológicos eran reduccionistas, Allport argu-mentaba a favor de la idea del sí mismo como objetivo principal del crecimiento de la persona-lidad. El sí mismo es ahora un concepto teórico importante en la personalidad y la psicología social y se usa ampliamente en áreas tan diversas como la psicología clínica humanista y la psi-cología social cognoscitiva.

Interacción de la personalidad con la influencia social No es sorprendente que alguien que era un psicólogo de la personalidad y un psicólogo social no pensara en la personalidad y las situaciones como causas alternas sino que considerara más bien cómo trabajarían juntas como influencias conjuntas. Las situaciones influyen en la gente, pero influyen en los individuos de maneras diferentes, como reconoce el enfoque interaccio-nista a la personalidad (Endler y Magnusson, 1976). En palabras de Allport (1937b): “El mismo calor que derrite la mantequilla cocina el huevo” (pp. 102, 325). Sin embargo, no desarrolló la noción de interacción entre personalidad y ambiente más allá de ese breve bosquejo. Recono-cía que, al poner énfasis en los rasgos de la personalidad, había “descuidado la variabilidad in-ducida por los factores ecológicos, sociales y situacionales” (Allport, 1966b, p. 9). Reconocía que se necesitaban mayores avances teóricos para desarrollar este concepto de interaccionismo (Zuroff, 1986).

202



Capítulo 7

ALLPORT: Teoría personológica de los rasgos

En resumen, Allport anticipó muchos de los temas que interesarían a la psicología de la personalidad en el más de medio siglo que ha transcurrido desde que se publicó por primera vez su texto clásico de personalidad. Ciertamente, los enfoques actuales son más complejos en su análisis de los datos empíricos. No obstante, los temas básicos de consistencia, influencia social, el sí mismo y la interacción de la personalidad con el ambiente, se mantienen como focos de atención importantes.

DEFINICIÓN DE ALLPORT DE LA PERSONALIDAD Después de una revisión de otras 49 definiciones de personalidad en psicología, teología, filo-sofía, derecho, sociología y el uso común, Allport (1937b) propuso lo que se convirtió en una definición clásica de personalidad: “Personalidad es la organización dinámica, dentro del in-dividuo, de los sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos al ambiente” (p. 48; cur-sivas en el original). Aunque la definición se cita mucho, no tiene aceptación universal porque contiene suposiciones que no todos los teóricos de la personalidad aceptan. Veamos en detalle la explicación de Allport de los cinco conceptos principales en su definición de personalidad ya que esto proporciona un bosquejo amplio de su teoría.

Organización dinámica Allport (1937b) se refería a “la organización dinámica” de la personalidad para “poner énfasis en la organización activa” (p. 48). La gente sana se integra, “todo lo junta.” La organización di-námica evoluciona como un proceso de desarrollo y la falta de integración es una señal de psi-copatología. Este tema de organización, o unidad, no es compartido por todas las teorías. Las teorías tradicionales del aprendizaje, por ejemplo, trabajan con unidades conductuales discretas o asocia-ciones estímulo-respuesta. El psicoanálisis tiende a fragmentar a la gente en partes en conflicto. Allport creía que el psicoanálisis tiene una visión restringida de la personalidad porque se basa en poblaciones clínicas y estudia a personas que no se han integrado por completo y cuyos sín-tomas no parecen ajustarse con el resto de su personalidad. En contraste, la personalidad sana se convierte en un todo organizado y autorregulado.

Sistemas psicofísicos La personalidad está sometida a influencias biológicas y psicológicas. Mente y cuerpo están inextricablemente unidos. El temperamento se refiere a diferencias en la personalidad basa-das en la biología, que a menudo se manifiestan como reactividad emocional a estímulos nue-vos o potencialmente atemorizadores. Es la base, por ejemplo, de la timidez de una persona y de la audacia de otra. Allport aceptaba la investigación empírica disponible en su época que in-dicaba que el temperamento constituye una base biológica heredada de la personalidad. Desde ese tiempo, la evidencia adicional apoya además la importancia del temperamento basado en la biología, que ya es observable en la infancia (por ejemplo, Kagan, 1989; Kagan y Snidman, 1991a, 1991b). Allport (1937b) mencionó a la psique y la inteligencia heredadas, junto con el temperamento, como “las tres principales materias primas de la personalidad” (p. 107). ¿Qué tan importante es la herencia como determinante de la personalidad? Allport afirmaba que ambos son siempre importantes. “Ningún rasgo de personalidad carece de influencias hereditarias” (Allport, 1937b, p. 105; cursivas en el original). Todo es influido también por la experiencia. Allport ofreció una expresión matemática de esta influencia penetrante de la he-rencia por medio de una ecuación multiplicativa Personalidad = f (herencia) × (ambiente)

Definición de Allport de la personalidad



203

Afirmó que “los dos factores causales no se suman, sino que se interrelacionan como multipli -cador y multiplicando. Si cualquiera de ellos fuera cero no podría haber personalidad” (p. 106). Las propiedades matemáticas de un modelo aditivo alternativo (que agrega los componentes en lugar de multipl...


Similar Free PDFs