Lírica Renacentista PDF

Title Lírica Renacentista
Course Literatura Española del Renacimiento
Institution UNED
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Lírica...


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LA LÍRICA RENACENTISTA. LAS FORMAS Y ESPÍRITU ITALIANOS EN LA POESÍA ESPAÑOLA. GARCILASO DE LA VEGA I. LA LÍRICA RENACENTISTA. El Renacimiento literario español del XVI tiene sus primeras manifestaciones en la lírica. El principio de la imitatio presidía la creación literaria renacentista. Imitación no se oponía a creación; crear no significaba sacar algo de la nada, y la originalidad absoluta se consideraba arriesgada; inventar significaba buscar. La imitación podía ser simple y compuesta; esta implicaba leer y asimilar varios modelos, y fue la que triunfó en el Renacimiento, porque era la más completa y la que suponía un mayor afán de superación para el autor. 1.1. EL PETRARQUISMO. Petrarca ejerce una “dictadura poética” absoluta, que en la literatura española se inicia de modo firme y seguro con Boscán y Garcilaso, alcanzando su cumbre con Herrera y con Quevedo como epígono genial. La lírica renacentista española ha sido dividida en diversas generaciones de petrarquistas. BOSCÁN Y GARCILASO. El poeta barcelonés Juan Boscán, tras una conversación en Granada con el humanista y diplomático veneciano Andrea Navegero, decide adoptar los metros y motivos poéticos desarrollados en Italia a partir de Petrarca. Y no sólo eso, convence a su amigo Garcilaso de la Vega para que haga lo mismo, y el superior talento lírico de este triunfa en la empresa. Aunque algunos poetas fieles a la tradición cancioneril del XV se opongan, el triunfo de la revolución poética garcilasiana será absoluto. Con el gran poeta toledano, buena parte de la lírica renacentista española entra en la órbita del petrarquismo. El petrarquismo es una ideología amorosa, manifestación última del amor cortés de los poetas provenzales, que se halla en Petrarca muy espiritualizada: él y sus seguidores aman sin correspondencia por parte de la amada; y ello les produce sentimientos muy diversos de titubeo, duda, esperanza, tristeza, remordimiento, vergüenza, etc. En este padecimiento, el poeta se purifica espiritualmente. 1.2. OTROS AUTORES Fray Luis de León. Líder de la escuela salmantina, se inició en el petrarquismo pero evolucionó hacia una temática religiosa. Rinde tributo a la moda y escribe unos pocos sonetos (sólo se conservan cinco) influidos por el ambiente italianizante, pero esta temática no podía satisfacer su ánimo austero y profundo. Diego Hurtado de Mendoza, Gutierre de Cetina y Hernando de Acuña estuvieron todos en contacto con la poesía italiana en la misma Italia. Fernando de Herrera. Sevillano, segunda gran figura del petrarquismo, se le presenta como cabeza de la escuela sevillana, distinta de la salmantina en la temática, el amor humano frente a la moral y religiosa de Fray Luis. Frente a la sobriedad castellana, destacan su manierismo, lenguaje ornamental retórico y efectos sonoros como Petrarca. 2. EL TRADICIONALISMO 1

2.1. CRISTÓBAL DE CASTILLEJO. Clérigo cortesano de vida cosmopolita que estuvo en la corte de Viena y que adopta una postura anti-italianizante, pues defiende la tradición cancioneril castellana en su obra Reprensión contra los poetas españoles que escriben en verso italiano. Lo que más le preocupa es el hecho de que la poesía de influencia italiana menosprecia el idioma castellano con la entrada de italianismos. 2.2. CANCIONERO. El Cancionero General conoce 9 ediciones en el XVI. 2.3. ROMANCERO. En su forma de Romancero Nuevo es cultivado y difundido en pliegos sueltos. 3. EL ESPIRITUALISMO: MÍSTICA Y ASCÉTICA. Fenómeno tardío pero muy brillante en España (“país de frutos tardíos”), fue en Europa un movimiento específicamente medieval. En su acepción amplia, literatura mística equivale a “literatura religiosa”, pero hay que distinguir dos sentidos estrictos y diferentes de esta: literatura ascética, que se ocupa de las actividades que el espíritu debe realizar para alcanzar la perfección moral; y literatura mística propiamente dicha, que describe los fenómenos (difícilmente descriptibles) experimentados por algunos justos al entrar su alma en contacto directo con Dios. Los escritores ascéticos aconsejan a sus lectores acerca del comportamiento que deben adoptar para salvarse. Los místicos describen sus experiencias, que sólo están al alcance de unos pocos elegidos, cuando su alma ha logrado fundirse con la Divinidad. La ascética es una parte de la mística: todo místico debe ser un asceta, pero no todos los ascetas logran vivir experiencias místicas, pues estas son un regalo de Dios a almas absolutamente excepcionales. Destacan Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León. Ignacio de Loyola también cultivó la ascética. 4. CONCLUSIÓN. La poesía del XVI se dibuja como una confluencia de influencias diversas: lírica italiana, castellana y clásica. II. LAS FORMAS Y ESPÍRITU ITALIANOS EN LA POESÍA ESPAÑOLA. El caballero barcelonés Boscán y su gran amigo Garcilaso descubren la lírica italiana. 1. RENOVACIÓN INTEGRAL. Afectó a nuevos temas, metros y estilo. 1.1. TEMAS AMOR. Concepción petrarquista: espiritualizado, sin correspondencia por parte de la amada, que produce duda, esperanza y melancolía. Al contemplar la belleza del mundo, y sobre todo la de la mujer amada, el hombre se siente atraído por la fuerza del amor hacia la belleza suprema que es Dios. Esta idealización de la mujer aparece como la solución a un antiguo conflicto que el hombre medieval tenía planteado entre sus inclinaciones naturales y su razón. La imposibilidad de aceptar que la inclinación hacia la mujer -hay que recordar que la poesía la hacían los hombres- procedía en primer lugar del instinto sexual, 2

obligaba a un ejercicio de falsificación del sentimiento amoroso para convertirlo en un estímulo de espiritualidad. Sin embargo, Garcilaso, aun dentro de esta concepción idealizadora propia de su época, no llega nunca a ese grado de espiritualización del sentimiento amoroso al que llega Petrarca. La pasión de Garcilaso es puramente humana, por eso alienta bajo sus versos una emoción y un temblor de verdad íntima que no encontramos en el cantor de Laura. NATURALEZA. Bella y armónica , cobrará un protagonismo que no tuvo en el Medievo, participando de los propios sentimientos del autor. Unida al sentimiento amoroso y dependiente de él, Garcilaso la descubre de la mano de Petrarca, pero su total revelación se la proporcionan sobre todo el poeta napolitano contemporáneo Sannazaro con su Arcadia y Virgilio con sus Bucólicas. Esta naturaleza responde también a la concepción neoplatónica renacentista; es, por tanto, espejo de la perfección de Dios, obra por delegación divina, tiene facultades creadoras y actúa sobre el hombre. MITOLOGÍA. El mundo pagano de la antigüedad clásica irrumpe con sus dioses y sus héroes en la literatura renacentista. Las fuerzas de la naturaleza adquieren entidad personal en ninfas, faunos y otros seres. Estas representaciones adquieren valores simbólicos con respecto a los sentimientos del poeta y funcionan a su vez como componente prestigioso, culto y embellecedor, y como referencia a una edad perfecta -la Edad de Oro- y a un mundo idealizado. Las Metamorfosis de Ovidio son la fuente de la que se extrae la mayor parte de los temas. Garcilaso va introduciendo progresivamente estos elementos, aunque siempre de forma moderada. Todos los mitos actúan como metáfora de la realidad. Veamos unos ejemplos de Garcilaso. Unas veces se da la total identidad entre mito y objeto real: “armas del sangriento Marte” (la guerra), “Estigio lago” (la muerte) o “húmido reino de Neptuno” (las aguas) (Égloga III). Otras veces una fuerza de la naturaleza se diviniza, como ocurre con el poder fecundador del río Tormes, que se derrama por la arena para llorar la muerte del joven don Bernardino. Pueden adquirir total autonomía y aparecer exentos de cualquier conexión simbólica con la realidad, como en los sonetos en que se cantan las historias desdichadas de Leandro y Dafne. 1.2. METROS. Imitación de endecasílabo (solo o combinado con heptasílabos) y nuevas estrofas como soneto, terceto encadenado, lira, octava real y silva. La diferencia entre la poesía medieval y la de Garcilaso es abismal. En aquella dominan los versos cortos, y para la poesía solemne se reservaba el llamado verso de arte mayor castellano: dos hemistiquios en cada uno de los cuales tenía que haber dos sílabas tónicas separadas por dos átonas, un ritmo martilleante y duro: Al múy prepoténte/don Juán el segúndo (Juan de Mena).

Frente a ello, el endecasílabo , con tres sílabas más que el octosílabo castellano, proporciona mayor holgura para acoger el discurso poético y, por tanto, no obliga a tantas manipulaciones: el discurso puede ser más natural, menos artificioso. La 3

variedad de acentos que puede recibir el endecasílabo lo hacía apto para una musicalidad mayor que la del octosílabo y por tanto para expresar mejor los tonos del sentimiento. Las rimas fáciles, con escaso relieve fónico, contribuían también a la naturalidad que Garcilaso procuraba para sus versos. Todo ello sorprendió a los partidarios de la métrica castellana. Según Boscán, decían que no se sabía si aquello era verso o prosa. Y les parecía que el sentimiento, tan abiertamente exhibido por él y Garcilaso, sólo podía gustar a las mujeres. Algunos poetas se opusieron a las innovaciones italianas, defendiendo el octosílabo propio de la poesía tradicional española. 1.3. ESTILO. Enriquecimiento con epítetos, metáforas, etc., siempre buscando elegancia clásica y bella musicalidad. 2. MODELOS: DANTE Y PETRARCA 2.1. DANTE ALIGHIERI (XIII-XIV). Muy imitado en España en el XV, sobre todo su Divina Comedia, que originó una corriente literaria denominada alegóricodantesca. Obra medieval por su estructura y propósito, representa en muchos aspectos el comienzo de la poesía moderna renacentista. Escrita en tercetos, expone una visión que el poeta tuvo: estando perdido en una selva oscura (el pecado), se le aparece Virgilio (la razón), que le guía a través del Infierno y del Purgatorio. Beatriz (amor juvenil de Dante, símbolo de la Teología) es su guía en el Paraíso. 2.2. FRANCESCO PETRARCA (XIV). Gran humanista y profundo conocedor de la literatura clásica, cultivó diversos géneros, pero pasó a la posteridad como autor lírico de sonetos y composiciones dedicados a Laura , figura real idealizada por el poeta y que le inspiró un delicadísimo amor. Influido por el dolce stil novo, escuela poética italiana a la que pertenecían Cavalcanti, Alfani y Dante, su influencia en los poetas renacentistas españoles se manifestó en el uso del endecasílabo, la preocupación por la belleza formal, la importancia del paisaje, la introspección del sentimiento amoroso y el tono sentimental y melancólico. III. GENERACIONES POÉTICAS 1ª GENERACIÓN: “ESCUELA DE GARCILASO”. Época imperial (15191558). “Combativa y polémica”. Boscán, Garcilaso, Sá de Miranda, Acuña, Cetina, Mendoza, Silvestre, Montemayor. Poetas de formación cortesana , con comunidad personal (trato y amistad) y participación diplomática o militar en la política imperial, poetas y soldados que viajan a Italia. Su guía es Petrarca y su lenguaje generacional el petrarquismo. Con todas las precauciones, no es muy desatinado emplear el término “escuela de Garcilaso” para referirnos a un grupo de poetas integrado por Mendoza, Acuña y Cetina, por sus fechas de nacimiento, porque cuando Garcilaso muere están iniciando sus carreras poéticas y porque tuvieron que conocer las 19 ediciones (verdadero éxito editorial) de Boscán y Garcilaso. Resulta prácticamente imposible que la poesía de Garcilaso no ejerciera un magisterio selectivo en ellos, pese a que los tres iniciaran sus carreras literarias sin conocer al poeta toledano, aunque siempre estuvieran bajo el amparo de otro maestro 4

como Petrarca o March. Los tres están claramente unidos por una serie de experiencias generacionales comunes: -Cierta homogeneidad en su educación. -Espíritu viajero e inquieto, abierto a todo tipo de innovaciones, con especial relevancia del “viaje a Italia”. -Participación activa en el proyecto imperial de Carlos V. -Unión de armas y letras: “poeta y soldado”, “poeta y embajador” en Mendoza. -Trato personal y amistad; esta se convierte en tema literario básico (epístolas, poemas dedicados) y postura vital (Garcilaso-Boscán) del nuevo hombre renacentista. -Influjo de Petrarca y adopción del petrarquismo como lenguaje generacional. GUTIERRE DE CETINA . Nació en Sevilla. Fue el arquetipo renacentista “poeta-soldado”, como Jorge Manrique o el marqués de Santillana. Su personalidad poética se enriquece constante y progresivamente en diferentes ambientes culturales que encontrarán eco en su obra: Sevilla humanística, Valladolid cortesano, Italia renacentista y América del exotismo y la aventura. Pero es en Italia donde tomará verdadero contacto con el ambiente y el espíritu renacentistas y con el nuevo modelo de poesía. De Petrarca y sus seguidores, los poetas españoles heredarán no sólo un código poético, fijado en léxico, imágenes y procedimientos estilísticos (código adecuado tanto para la contemplación de la naturaleza como para la introspección y el análisis de la relación amorosa), sino también una base rítmica, el endecasílabo, e ideológica, el neoplatonismo. Es un eslabón de unión entre Garcilaso y Herrera, recogiendo motivos medievales, junto a los típicos renacentistas. OBRA. Gran variedad de tonos y oscilación expresiva atribuible a los diversos modelos que imita (Petrarca, Tansillo, March, Garcilaso), además de los diferentes disfraces o convenciones que adopta: pastoril, mitológico, psicológico, laudatorio, dramatización dialogada . Hay un Cetina innovador y experimentador, que introduce en la poesía española la oda anacreóntica (de ser cierta la atribución), la sextina y, sobre todo, el madrigal, en que alcanza gran perfección: su bello poema “Ojos claros, serenos” no es sólo el madrigal-tipo y su composición más conocida, sino también otro diáfano ejemplo de la fusión de lo italiano con lo popular español. a) Sonetos. Conjunto estrófico más abundante en su producción y por el que ha adquirido merecida fama de petrarquista. Variedad de temas y registros, que desdice de la pretendida uniformidad del petrarquismo de escuela: amorosos, dedicados y festivos-humorísticos. b) Madrigales. Es una composición breve de tema amoroso y carácter galante, de origen italiano, perfeccionada por Petrarca, por quien la conocieron otros poetas. Se combinan libremente heptasílabos y endecasílabos. “Se viene diciendo que Cetina es el poeta de los ojos; pero dentro de esa gran antología que el tema nos brinda, Cetina se ofrece como el poeta de la mirada. Cantar los ojos es una postura en cierta manera objetiva, la mirada es ya puro subjetivismo: y 5

otra vez, con el madrigal, se confirma esta acentuación de lo personal que domina toda la lírica petrarquista. […]. El tema de los ojos es uno de tantos convencionalismos como abundan en las canciones y madrigales del s. XVI italiano, tan prodigado, que de él se burla Pietro Aretino” (Gallego Morell). Según Blecua, el tema de los ojos constituye un tópico de la poesía castellana popular desde el XV. 2ª GENERACIÓN. Reinado de Felipe II (1558-1598). Baltasar del Alcázar, Figueroa, Aldana, de la Torre, Ercilla, Gil Polo, Herrera. Reciben la experiencia de los poetas anteriores y meditan sobre ella. Sus viajes son menos abundantes y nace la categoría de hombre de letras puro, de dedicación exclusiva (Herrera). Herrera y Fray Luis encabezan dos escuelas y todos toman como modelo principal a Garcilaso. FERNANDO DE HERRERA. Nació en Sevilla. Todo induce a presumir que tuvo una formación humanística, con profundos conocimientos de lenguas clásicas. Su vida fue parca en sucesos extraordinarios, solitaria y provinciana, no obstante las tertulias y controversias literarias, acabada finalmente en el círculo de fieles y excelentes amigos; vida que consagró a sus dos amores, ambos absorbentes y exclusivos: la mujer amada y el suelo patrio, cantados con igual entusiasmo. Fue clérigo beneficiado de una parroquia, con cuya prebenda vivió “sin apetecer mayor renta”, y no quiso tomar las órdenes sagradas. Hay en él una afirmación rigurosísima de vida espiritual, tendente, de modo exclusivo, a la creación poético-literaria. Primer literato puro de Europa en la línea de Petrarca o Góngora, es eslabón intermedio entre la elegante gracia italianizante de Garcilaso y el explosivo ímpetu imaginativo de Góngora. Ejerció importante influjo en el Barroco español y sobre todo en Góngora. OBRA. Bajo la dura corteza del escolasticismo petrarquesco-platónico, más allá de la hinchada elocuencia de la frase y el análisis agotador de los sentimientos y el abuso de la metáfora, ya plenamente barroca, vibraban en el espíritu poético herreriano notas puras y graves; entre la selva ingrata de la monotonía y de la hipérbole, se perfilaba el estilo de un poeta escueto y severo. a) Tema amoroso. Entre todas las amistades sobresale la íntima y duradera que tuvo con los Condes de Gelves. La condesa doña Leonor fue musa inspiradora de la poesía herreriana, donde aparece con el nombre de Luz y en sus infinitas variaciones: Eliodora, Aglaya, Lumbre, Lucero, Estrella, etc. Parte de la crítica ha supuesto una real relación amorosa entre el poeta y la condesa, pero, en nuestra visión, es incongruente y metodológicamente incorrecto sacar del plano formal elementos que podrían corresponder a acontecimientos reales y humanos. Sin olvidar, claro está, que muchos de los elementos de íntima efusión de la poesía herreriana derivan de los tópicos del petrarquismo platónico renacentista. Herrera no estaba enamorado de doña Leonor , sino de Luz, el eterno femenino que en la concepción neoplatónica petrarquesca representa la belleza de su creador, el vehículo para que el hombre llegue a la contemplación de la belleza. Sin duda Herrera participó en las reuniones que se celebraban en la magnífica finca que los condes de Gelves tenían a orillas del Guadalquivir a poca distancia de Sevilla. Allí se había creado una “corte de amor” de tipo cancioneril, cortesana y bucólica. Los participantes en este mundo de convencionalidad arcádica habían 6

trocado sus nombres en apelativos pastoriles. En esta atmósfera se entiende que Herrera dedique a su protectora su poemario con aprobación del conde. b) Patriotismo y heroísmo. Destacan los poemas dedicados a la derrota de los españoles en Castelnovo (Bosnia) y Canción al rey don Sebastián, muerto trágicamente en Alcazarquivir; A don Juan de Austria. ESTILO: MANIERISMO. Su virtuosismo formal es la señal más evidente del cambio de rumbo que la cultura renacentista sufre a fines del XVI. Estamos ya a orillas del Barroco. Su obra se adelanta a la exuberancia de medios expresivos de Góngora. Destaca la abundancia de adjetivación, quizá lo que mayor impacto produce en el lector; no se contenta con que un único adjetivo modifique el sustantivo, sino que le agrega dos, tres y hasta cuatro para connotarlo de la manera más amplia. Gran importancia revisten los tropos, sobre todo la metáfora. Parte de ellas pertenecen al repertorio petrarquista, pero lo novedoso es que a las petrarquistas ya lexicalizadas les atribuye nuevas posibilidades de comunicación; por tanto es una metáfora muy complicada y a veces oscura que preanuncia la gongorina. Son significativos también el hipérbaton y el asíndeton. 3ª GENERACIÓN. Añadida por Fucilla, que agrupa en ella a prebarrocos y barrocos: Cervantes, Maldonado, los Argensola, Quevedo, Covarrubias, Lope de Vega, Góngora. IV. GARCILASO DE LA VEGA (1501-1503?-1536) 1. VIDA. Nació en Toledo, de familia noble. Tuvo educación esmerada y desde muy joven sirvió al emperador Carlos V. Se casó con doña Elena de Zúñiga y parece ser que no fue feliz en su matrimonio; sintió profundo amor no correspondido por doña Isabel Freyre, dama portuguesa de la emperatriz. Pasó largas temporadas en Italia, en convivencia con importantes escritores y en ambiente renacentista. Sufrió destierro en una isla de Danubio, por haber desobedecido al emperador. Murió muy joven al resultar malherido en el asalto a la fortaleza de Le Muy (Provenza), cuando las tropas del emperador tenían sitiada esta plaza. Representa la encarnación del cortesano renacentista, tal como lo había definido Baltasar Castiglione: elegante, cultísimo hombre de letras y valeroso soldado. Vivió, como él mismo dice...


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