Motivacion en la empresa Como motivar a sus empleados UD 1 PDF

Title Motivacion en la empresa Como motivar a sus empleados UD 1
Author Pepe Ramirez
Course Derecho Comunitario
Institution Universidad de Valladolid
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MOTIVACIÓN EN LA EMPRESA: CÓMO MOTIVAR A SUS EMPLEADOS

Unidad Didáctica n.º 1

MOTIVACIÓN EN LA EMPRESA

I

Unidad Didáctica n.º 1

Definición de motivación A) ¿Qué entendemos por motivación? B) Tipos de motivación C) ¿Cómo lograr nuestros objetivos? D) Aportación del trabajo al ser humano

II

Motivación y valores en el trabajo A) Ejercicio: test de motivación y valores en el trabajo

III

Componentes fundamentales de la motivación

IV

Un caso para la reflexión

Ejercicios de repaso

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Unidad Didáctica n.º 1

I. Definición de motivación A) ¿Qué entendemos por motivación? Desde el momento en el que el ser humano toma conciencia del YO individual y de la realidad que le envuelve, una de las necesidades que puede experimentar es tratar de comprender la naturaleza de sus emociones, su relación con el pensamiento racional y el modo en que ambas dimensiones interactúan y condicionan los diferentes actos que realiza. Una vez que el individuo realiza una determinada acción y comprueba las consecuencias de su proceder, posiblemente se pregunta por los motivos por los cuales ha actuado de tal modo y si existían otras alternativas posibles que hubieran podido arrojar diferentes resultados al obtenido. El comportamiento humano es un proceso complejo, difícil de comprender incluso por los especialistas en psicología o psiquiatría, hasta el extremo de que, en ocasiones, nos resulta imposible entender y justificar ciertos actos. Ante ciertos comportamientos no podemos dejar de preguntarnos, en ocasiones, por los motivos que animaron al individuo a actuar de un modo determinado y no de otro. Podríamos decir que la motivación es un impulso que nos permite mantener una cierta continuidad en la acción que nos acerca a la consecución de un objetivo y que, una vez logrado, saciará una necesidad. La intensidad y duración de dicho impulso están condicionadas por diversos factores, destaquemos los más importantes:

   

Grado de necesidad o deseo que nos embargue. Tipo y naturaleza de las dificultades que hallemos durante el proceso. Recursos disponibles para mejorar la acción. Sentimientos que genere el proceso.

La naturaleza humana hace que la percepción que podamos tener de todos estos factores varíe constantemente y se produzcan cambios frecuentes de pensamiento o sentimientos. Según sean estos, nuestra conducta puede verse reforzada, lo que asegurará el éxito o, por el contrario, supondrá una pérdida de interés durante el proceso y que no se logre el objetivo marcado.

B) Tipos de motivación La motivación puede nacer de una necesidad que se genera: 1. De forma espontánea o autoimpuesta (motivación interna). 2. O bien puede ser inducida de forma externa (motivación externa). 1. La motivación interna o espontánea surge sin motivo aparente, es la más intensa y duradera. Por ejemplo, la primera vez que observamos una actividad deportiva y quedamos tan impresionados que sentimos la necesidad de integrarla en nuestras vidas, a partir de ese instante, todo gira alrededor de dicha actividad y poniéndola en práctica sentimos un placer que nos empuja a realizarla, hasta que, momentáneamente, queda satisfecha la necesidad de llevarla a cabo. Si, además, obtenemos un resultado apetecible (éxito, reconocimiento, dinero, etc.), ello reforzará, aún más, nuestra conducta de repetir dicha práctica. Pensemos que no todo el que lleva a cabo una actividad lo hace con el ánimo de destacar, ganar o ser el mejor. Es más, si el único objetivo fuera ganar y la continuidad de la acción dependiera del triunfo, posiblemente solo unos pocos seguirían practicando dicha actividad (evidentemente, los ganadores). La motivación espontánea es una fuerza que se nutre de sí misma y no precisa ni de reforzamientos externos ni de ninguna autoimposición.

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Cuando llega la hora de ir al trabajo, hazte la siguiente pregunta: ¿eres de los que se dicen debo ir a trabajar o, por el contrario, quiero ir a trabajar? Si meditas acerca del tipo de sentimientos que te genera la perspectiva de acudir al trabajo, ¿experimentas la necesidad de acudir a trabajar para sentir con plenitud tu vida o porque crees que debes satisfacer a alguien (director, compañeros, padres, hijos, amigos, etc.). ¿Trabajas para poder ganar dinero o prestigio social o simplemente por el mero placer de hacerlo? Existe otro tipo de motivación interna que no surge de forma espontánea, sino, más bien, es inducida por nosotros mismos. Es aquella que nos autoimponemos por algún motivo y que exige ser mantenida mediante el logro de resultados. Se trata de una motivación vacía que difícilmente se sostiene a menos que se consigan los resultados apetecibles. Por ejemplo, muchos estudiantes renuncian a cursar una carrera que les gusta porque piensan que una vez convertidos en profesionales no ganarán el dinero que desean y se plantean cursar otra diferente porque confían en alcanzar un elevado nivel de vida. Su motivación responde a una necesidad ajena a los estudios y que se basa en un supuesto imprevisible, por depender del siempre cambiante mercado laboral. No sienten la necesidad de aprender para colmar un deseo de conocimiento, sino que deben estudiar para terminar la carrera y poder ganar dinero. Cuando las largas noches de estudio comienzan a hacerse insoportables, cuando llegan los primeros suspensos, cuando llegan las primeras dudas, es entonces cuando comienzan a recapacitar y, posiblemente, arrepentirse de la decisión adoptada. Tomemos el ejemplo de la persona que sufre un accidente y debe iniciar un proceso de recuperación. Se inscribe en un gimnasio y se pone en manos de un profesional que le confecciona un programa de ejercicios. El paciente acude regularmente a realizar el programa, pero no porque sienta la necesidad de entrenarse, sino porque se autoimpone el deber de hacerlo esperando una pronta recuperación. Una vez completada dicha recuperación, abandona el centro deportivo y sigue con su rutina de vida habitual. 2. La motivación externa inducida, sin duda, es la más débil de todas, ya que no depende de nosotros mismos, sino del criterio de otras personas y de la valoración que hagan de nuestro trabajo. Sería el caso, por ejemplo, de aquellos deportistas que se comprometen a realizar una determinada marca a cambio del dinero de un patrocinador. En este caso, no se valora el trabajo hecho independientemente del resultado, ni la satisfacción personal que emana de la propia práctica del deporte; se valora, por encima de todo, el resultado final y si este no es satisfactorio para el sponsor que financió la actividad, probablemente retire la ayuda económica. El deportista vive con la presión del resultado y si no lo consigue, puede llegar a desanimarse y perder la motivación interna que le animó desde los inicios de su carrera deportiva. Incluso el propio entrenador puede caer en el error de estar recordando constantemente al deportista que si no cumple con los objetivos marcados el patrocinador puede cansarse y retirar el dinero. También la familia puede llegar a imponer una presión insostenible al descargar toda la responsabilidad de su futuro económico en los resultados deportivos del atleta. En definitiva, llegamos a una situación en la que el deportista ya no se entrena por el placer de hacerlo, sino por dar satisfacción a terceros. Es, sin duda, una pobre motivación que suele venirse abajo cuando los resultados no son los esperados por los demás. Este ejemplo lo podemos trasladar a nuestro trabajo cotidiano y es importante darnos un tiempo para reflexionar acerca de la verdadera naturaleza de nuestra propia motivación laboral y de las personas con las que trabajamos, que están esperando nuestras diferentes respuestas para valorar su trabajo y sentirse o no motivados, de una manera externa o interna. La pregunta que nos debemos plantear es: ¿qué tipo de motivación queremos para nuestros empleados?, ¿qué podemos hacer para que lleguen a lograr sus objetivos laborales?

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C) ¿Cómo lograr nuestros objetivos? ¿Qué significa el término objetivo? Podemos decir que objetivo es aquello de lo que se carece y que sentimos que es necesario integrar en nuestras vidas. Puede ser un objeto (comprar una casa, un coche, una prenda de vestir, etc.), un conocimiento (leer un libro, memorizar unos datos, estudiar una carrera, etc.), algo que agrade a nuestros sentidos (comer, tomar una bebida, observar un paisaje, contemplar una obra de arte, acudir a un concierto, etc.), o mejorar una capacidad física, etc. Existen toda una serie de actos y comportamientos que nos permiten acceder a ciertos logros cuyo sentido fundamental es llenar un vacío. Una vez conseguido y satisfecha la necesidad, ya estamos listos para intentar conseguir otros objetivos. Evidentemente, las personas tenemos la capacidad de poder plantearnos la consecución de más de un objetivo a la vez, pero también es cierto que si nos empeñamos en el logro de varios objetivos importantes al mismo tiempo, podemos llegar a sentirnos desbordados y ser incapaces de lograr ninguno. Por otro lado, la lista de objetivos que podemos llegar a establecer a lo largo de nuestra vida es incalculable. En muchas ocasiones, automatizamos nuestros actos hasta tal punto que ya no somos conscientes de que todos responden a un objetivo concreto. La fácil y pronta consecución de dichos objetivos hace que no les concedamos ninguna importancia. Salir de casa con un vehículo y dirigirnos a nuestro lugar de trabajo es un comportamiento que responde a un objetivo tan simple como peligroso (tal como está el tráfico hoy en día) y que en el mejor de los casos, alcanzamos cada día. Aparentemente, es un acto sencillo que no entraña mayores dificultades. Pero si pensamos en que hay personas con minusvalías que se encuentran con tremendas dificultades para realizar algo tan “simple” como circular por la calle, podemos darnos cuenta de que para ellos ese objetivo puede llegar a suponer un auténtico reto y cobrar una dimensión más profunda. Algunos comportamientos aparentemente “absurdos” para determinadas personas de algunos niños cuando se hallan en presencia de sus padres puede responder a un objetivo extremadamente claro y definido. Aunque pensemos que el comportamiento de un niño pequeño que comienza a saltar, gritar, reír, tirarse al suelo, todo a la vez, carece de sentido y que solo podemos justificarlo pensando que responde a un afán de llamar la atención hacia sus padres con respecto a los demás personajes de la situación, está claro que tiene un objetivo para él, pese a que no lo sepamos ver. A pesar de que la motivación espontánea es una fuerza difícilmente quebrantable, se hace necesario alimentarla periódicamente para que no se debilite. Es esencial cultivar toda una serie de cualidades que nos permitan, una vez fijado el objetivo, superar las dificultades y seguir adelante hasta conseguirlo. Se pueden destacar las siguientes cualidades necesarias para fomentar y mejorar nuestra motivación:     

Constancia y perseverancia. Iniciativa e independencia. Asumir decisiones. Autodominio. Incentivos.

A continuación, pasamos a exponer cada una de las cualidades anteriores:  Constancia y perseverancia Se refiere al desarrollo de una actitud firme que posibilita una actuación prolongada en el tiempo, sin merma de esfuerzo y que nace del profundo deseo de conseguir los objetivos marcados. Ello solo es posible con la adecuada motivación.

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 Iniciativa e independencia Se refiere a perseguir la meta mediante procedimientos que se desprenden de impulsos propios sobre la base de la propia creatividad y manteniendo un espíritu autocrítico que nos permita detectar errores lo antes posible, para poder generar nuevas estrategias y mejorar las ya existentes.  Asumir decisiones Se refiere a la capacidad para encontrar el modo más idóneo de resolver los problemas en el curso de la acción, adoptando una postura activa en situaciones concretas, asumiendo la responsabilidad en la toma de decisiones y las posibles consecuencias que de ellas se deriven, incluso ante condiciones de riesgo.  Autodominio Se refiere a la capacidad de conservar el control sobre uno mismo, teniendo una comprensión y dominio de los sentimientos y de las propias acciones bajo condiciones de especial dificultad y una capacidad de emprender grandes esfuerzos en situaciones límite, teniendo en cuenta que a un momento de debilidad deben seguir diez de sobreesfuerzo. El proceso de educación de la voluntad solo es posible desarrollarlo si existe la motivación adecuada, ya que nadie puede mantener un alto grado de entrega durante la ejecución de un proyecto si no existe una necesidad personal de llevarlo a cabo. La palabra sacrificio no existe para aquellas personas que desarrollan actividades que les resultan placenteras a pesar de las dificultades que su ejecución conlleve. Por lo tanto, y para terminar, para las personas con las que trabajamos diariamente debemos de fomentar estas cualidades, posibilitándoles, por ejemplo, la capacidad de iniciativa e independencia en su trabajo cotidiano. De esta manera, aumentaremos su capacidad de motivación espontánea.

D) Aportación del trabajo al ser humano El ser humano necesita actividad para poder sobrevivir de una manera adecuada y gratificante, ¿por qué trabaja el ser humano?, ¿solo por dinero, por tener aseguradas las necesidades materiales? Entonces, las personas muy ricas ¿por qué siguen trabajando?, ¿porque aman el poder?, ¿porque se aburren?; ¿por qué personas con retribuciones económicas reducidas pueden abordar con entusiasmo su trabajo?, ¿progresa la excelencia en el trabajo al mismo ritmo que la retribución al mismo? Resulta imposible dar una respuesta única a estos interrogantes. El trabajo aporta valores distintos a cada individuo y, a su vez, los individuos presentan motivos distintos ante el trabajo. Este es el reto del directivo: conocer qué valores obtienen (o esperan obtener) del trabajo sus colaboradores y qué motivaciones los impulsan. Conociendo los componentes fundamentales de la motivación y las herramientas que podemos usar para incrementarla, será posible mejorar el desarrollo de las tareas y el funcionamiento del equipo. Como ya hemos comentado por su propia naturaleza, el ser humano necesita actividad ya que el ocio prolongado agota tanto como el trabajo excesivo. ¿Cuál es el motivo de esta necesidad de actividad? La principal razón es la satisfacción de una serie de necesidades o carencias propias de cada individuo. Estas necesidades pueden ser innatas o adquiridas a través de la cultura.

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A continuación, detallamos las principales necesidades que puede tener cualquier sujeto que forma parte de una organización: Supervivencia

Es el impulso hacia el sustento, reducción del estrés, evitación del peligro.

Afinidad

Es el impulso al apego, la protección, la comunicación, el reconocimiento.

Placer

Es el impulso a la comodidad, la satisfacción, la diversión, la belleza.

Superioridad Información

Juego

Es el impulso hacia el dominio, el control, la autonomía, el poder. Es el impulso hacia la estimulación sensorial, la retroalimentación (feedback), el conocimiento. Es el impulso hacia la exploración, la fantasía, la aventura.

Dignidad

Es el impulso hacia la obtención del respeto de los demás, la autoestima y la integridad. Necesitamos valorarnos y que nos valoren para sobrevivir.

También podemos considerar que lo que valora un trabajador en su lugar de trabajo es: Trabajar con personas que le respeten Un trabajo interesante Reconocimiento por la labor bien hecha Oportunidad de desarrollar sus habilidades Trabajar con personas que le escuchen cuando tiene nuevas ideas sobre el modo de hacer mejor las cosas Oportunidad de pensar por uno mismo, en lugar de recibir instrucciones Ver los resultados del trabajo que realiza Trabajar para jefes eficientes Realizar trabajos no demasiado sencillos Sentir que está bien informado sobre todo lo que le atañe

II. Motivación y valores en el trabajo Para descubrir qué es lo que motiva a las personas hay que analizar cuáles son sus valores. Estos son los que determinan su comportamiento: el porqué y cómo trabajan. Para describir los valores recurriremos a la explicación del método del “carácter social”. Este sostiene que, a través de la familia, la escuela, los amigos, el entorno laboral, etc., la cultura transforma los impulsos humanos en valores adaptables al ámbito laboral y a las relaciones sociales. Es decir, si desarrollamos alguna capacidad que coincide con los valores de nuestra cultura o está bien vista por la mayoría de sus componentes, esta última se encarga de transformar esa capacidad en algo útil para ella y, además, la potencia.

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Ejemplos: Un niño al que le gustan las matemáticas es animado continuamente por sus padres para que progrese en este campo. Un trabajador que destaca por su capacidad es premiado. Un pintor cuya obra se considera de calidad consigue mostrar sus pinturas en varias exposiciones. El ser humano necesita que los demás reconozcan su tarea. Cuando esto ocurre, se siente motivado para continuar realizando su labor de la misma manera y se afianza un valor. Ejemplo: Un jefe de obra elogia a un determinado trabajador por lo limpio que es en la realización de sus tareas. Para este trabajador, la limpieza se convierte en un valor, de tal forma que, cada vez que realiza un trabajo determinado, se sentirá impulsado (motivado) a realizarlo con limpieza y a recoger todos sus utensilios una vez haya terminado. Estos valores que adquiere el individuo pueden ser compartidos por un grupo. Dichos valores compartidos constituyen el carácter social. Existen cinco tipos de carácter social, que detallamos a continuación, donde los individuos se agrupan y defienden unos valores comunes, aplicables al ámbito laboral. Esto no quiere decir que cada sujeto se encuadre en uno de ellos exclusivamente , puede asumir valores de más de un tipo.

Tipo

Valores dominantes

Experto:

Maestría

(Artesano)

Control de la tarea Autonomía Excelencia en el hacer

Trabajador:

Afinidad con los intereses de la compañía

(Hombre de la compañía)

Interés por las personas Sociabilidad

Defensor:

Protección de los compañeros como

(Luchador de la jungla)

miembros de la “familia laboral” Dignidad Autoestima

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Innovador

Creatividad Experimentación Gloria Competición

Autodesarrollista

Equilibrio entre maestría y juego Equilibrio entre conocimiento y diversión

A) Ejercicio: test de motivación y valores en el trabajo Elige solo una alternativa de las dos que se proponen en cada supuesto. Es posible que te gusten las dos, escoge solo una, y si ninguna te parece válida, entonces elige la que menos te desagrade de las dos. 1. Te proponen realizar una tarea junto con un trabajador. Aceptas porque lo conoces y sabes que: a) Le gustan los trabajos bien hechos. b) Te llevas muy bien con él y no tendréis ningún problema para trabajar juntos. 2. En tu ...


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