Resúmen de Historia de Chile s. XIX. Mujeres viciosas, Mujeres virtuosas. María Soledad PDF

Title Resúmen de Historia de Chile s. XIX. Mujeres viciosas, Mujeres virtuosas. María Soledad
Course Historia de Chile: Siglo XIX
Institution Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
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Mujeres viciosas, Mujeres virtuosas. La mujer delincuente y la Casa Correccional de Santiago. María Soledad Zárate. . Este ensayo aborda una aproximación a las mujeres populares de Chile en la 2da mitad del s. XIX. A la autora le interesa, fundamentalmente, saber qué mujeres son, cómo son, qué delitos cometen, cómo son vistas por la sociedad y cómo es el sistema de reclusión y disciplinamiento al que se ven sometidas, esto con el fin de diferenciar las formas de corregir al hombre y a la mujer (integrando el concepto de género) Vigilar y Castigar . Antes de la cárcel estaba el “espectáculo de la pena física”. Luego, la prisión suprimirá la libertad individual dando el castigo de trabajos forzados . Foucault dirá que la prisión es el lugar de la ejecución de la pena y a la vez un lugar de observación de los individuos castigados, lo que permite acumular un “saber clínico” sobre los penados: se vigila toda su conducta, trabajo, salud física y actitud moral. Precisamente, la función del disciplinamiento carcelario es enderezar conductas, fabricar individuos a través del ejercicio correctivo . Los tres grandes principios del aparato carcelario, y que se encuentran en consonancia con la Casa de Corrección de Santiago, es la corrección, el trabajo y la clasificación Mujeres escandalosas, Mujeres viciosas . En la 2da mitad del s. XIX se encontraba la lógica, el rol ideal, de que “la misión de la mujer en este mundo” era servir a Dios, a su marido, a sus hijos; como también los valores que le impregnará la IGlesia son la virginidad, su honra sexual y su maternidad. Este rol contrastaba con la condición de la mujer popular del s. XIX . Con la intensa inmigración campesina que recibió la ciudad de Santiago, el mayor flujo que recibió fue de mujeres. A un grupo de ellas se les llamó “vivanderas”, eran quienes se dedicaban a la venta pública de alimento, a organizar fiestas, bailes, ramadas, etc. Por su carácter extrovertido se les calificaba de inmorales o prostitutas. A su vez, aquí habían mujeres delincuentes (vivían, por lo general, en una gran pobreza) las cuales transgredian el “deber ser” femenino. Los delitos femeninos más repetidos eran los de hurto (ropa, máquinas de coser, utensilios) e injurias La Casa Correccional de Santiago . En 1860 app. la responsabilidad de la custodia de las delincuentes mujeres fue asumida por las Hermanas de la Congregación del Buen Pastor. Esta sociedad tenía como objetivo primordial velar por los intereses y las necesidades de la mujer pobre; sin embargo, el obispo de Santiago se propuso traer a esta sociedad para que ayudase también a las que se habían “descarriada” pues estas necesitaban “regenerarse y deseaban enderezar sus pasos por el camino de la virtud”. Lo interesante es que la orientación de esta orden religiosa no tiene paralelo en el caso de la delincuencia masculina, es decir, no existe una orden religiosa específica en la atención de

hombres delincuentes . De forma continua, la “moralización” de las detenidas se traducía en la aplicación de un intenso régimen de trabajo Las presas que vienen criando . ¿Qué hacer con los hijos de las internas? en muchas ocasiones la Superiora decidía enviar a los niños a la Casa de Huérfanos, con el competente reclamo que cuando la reo cumpliese su condena pasáse a dicha casa a tomar a su hijo. Tal caso reflejaba el abandono o la soledad en que se encontraban muchas veces las reos Un presidio, un hogar . El recinto ocupado por las religiosas y las reclusas resultaba muy inconveniente como penal a causa de que era muy estrecho y comprometía la salud de las personas que vivían allí. Así, en 1866 el proyecto de la Congregación dispondrá un mayor espacio cuando el gobierno tuvo la oportunidad de adquirir la antigua Casa de Ejercicios (Santa Rosa) . Las ocupaciones de las detenidas eran todas aquellas labores propias de su sexo: costuras, bordados, lavados, hilado, cultivar el jardín...El dinero reunido de la venta de los productos y del lavado se dividía la mitad para la reo y la otra mitad se destinaba a la Casa. A su vez, las reos debían someterse permanentemente a períodos de aprendizaje, con el fin de corroborar que efectivamente habían aprendido . Además del trabajo productivo, todas las reclusas que manifestaban una inclinación por el estudio tenían la obligación de asistir a la escuela, establecida en 1867 por la fundación del Buen Pastor. Pero el valor de la educación iba más allá de la alfabetización; la escuela tenía una significación relevante por la función dignificadora que se le atribuía sobre la reclusa. Educar para el trabajo parecía ser la respuesta para contrarrestar el crimen . Un punto interesante es cuando la reclusa al momento de cumplir su condena pedía quedarse en la Casa (aquí se crea la sección de “preservadas”). Así, se revela la imagen que se ha construido en torno a la mujer que se ha regenerado. El mundo exterior es considerado peligroso y turbulento para la mujer regenerada . Todo esto demuestra que la disciplina, en opinión de las religiosas, se construye no tanto a partir de dispositivos modernos (el confinamiento, la reglamentación, el trabajo, la separación, la escuela) como sobre la base de relaciones personales de respeto, gratitud, amor y sumisión Algunas conclusiones provisorias . En la prisión-hogar, la Madre, encarnada en la persona de la superiora y también en las otras religiosas, impone un orden cotidiana y persuasivo. El discurso institucional se vuelve así familiar,

doméstico. Así, la Superiora actúa como madre de las reclusas: las cuida, las acoge y las reprende. Aquí yace un discurso institucional y también de madre . La opinión que tiene la Superiora respecto a las reclusas tiene una importante contradicción: las delincuentes son de carácter indómito y de naturaleza viciosa, mujeres a las cuales se debe regenerar y domesticar. Pero también se les reconoce como mujeres abandonadas y castigadas por el infortunio . En el discurso institucional de la Casa de Corrección existe un dualismo maniqueísta entre mujer viciosa y mujer virtuosa. La primera es la religiosa-guardiana pero que también puede ser la mujer de clase alta que trabaja en labores de calidad, se convierte en el vértice del “ser femenino”. La segunda es un producto del ambiente, de la cultura popular, en la que vive como también en cuanto de su naturaleza biológica . Pero hay algo más en este discurso: los modelos de mujer que conviven en la Correccional son ejemplo de la ideología, explícita, que parece tener un origen masculino, es decir, en cuanto a las instituciones que promueven esta idea: el aparato gubernamental y la Iglesia; una ideología de la condición del “deber ser” femenino y aceptada. Las mujeres delincuentes aparecen como una violación a esta condición y normatividad...


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