Resumen hl - Varios textos vistos en cátedra Korol, historia latinoamericana (ciencias politicas) PDF

Title Resumen hl - Varios textos vistos en cátedra Korol, historia latinoamericana (ciencias politicas)
Author Pablo Glielmi
Course Historia Latinoamericana
Institution Universidad de Buenos Aires
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Varios textos vistos en cátedra Korol, historia latinoamericana (ciencias politicas)...


Description

Guerra, Francois-Xavier: “De lo uno a lo múltiple: dimensiones y lógicas de la independencia” El autor va a hacer algunas consideraciones sobre las múltiples dimensiones del proceso de Independencia en América Hispánica, insistir después en su unidad y terminar trazando su lógica interna y los principales actores que intervienen en ella. La primera dimensión es la que indica la palabra “Independencia”; su significación inmediata es que América Española deja de depender políticamente de cualquier autoridad exterior a ella. Según el autor, hay que precisar quién se independiza de quién. Al término del proceso se encuentran nuevos Estados, pero ellos no son quienes actúan, ya que su existencia no tenia precedentes. Sobre la relación de las comunidades y los nuevos Estados: ni todas ellas llegaron a ser Estados, ni todos estos corresponden a comunidades claramente definidas en la época colonial. También es necesario establecer de quién se independiza. Decir que de España es discutible. Los americanos pensaban que las Indias no dependían de un país, sino de un monárca, que era a la vez rey de España y de las Indias; por eso rechazaron con violencia el estatuto colonial que los españoles le atribuyeron. Lo que rechazaban los americanos era la dependencia política de otro Estado. Formaban parte de la Corona de Castilla y, a través de ella, de la Monarquía hispánica, pero no dependían de una España peninsular que, por lo demás, no tenía existencia jurídica. En la segunda fase de la crisis, los mismos que había rechazado hasta entonces el estatuto de colonia van a reivindicarlo como argumento para justificar la Independencia. Al cortar los lazos con el poder central de la Monarquía, se disolvieron también los vínculos que unían entre sí a las

diversas comunidades americanas. La Independencia es tanto ruptura con el poder regio y con la España peninsular, como la fragmentación interna de la América hispánica. El uso de la expresión “emancipación nacional” supone que los Estados hispanoamericanos se conciben a sí como expresión de nacionalidades que, por la Independencia, adquirieron una existencia autónoma como nación. El primer problema es la ausencia casi total antes de la crisis de 1808 de movimientos nacionalistas. El segundo problema concierne al contenido de estas hipotéticas nacionalidades que, en otros lugares, remiten a comunidades dotadas de una especificidad lingüística y cultural, religiosa o étnica. Los fundadores de los nuevos Estados, los constructores de las nuevas naciones, fueron inmensa mayoría de origen europeo y compartían todos los rasgos que en otras áreas geográficas conforman la nacionalidad. El problema de la América española no es el de las nacionalidades diferentes que se constituyen en Estados, sino más bien como construir “naciones” separadas a partir de una misma nacionalidad hispánica. Los autores de las historias patrias se esforzaron por hacer de la Independencia el resultado casi ineluctable de la preexistencia de la nación. El estado no es el punto de llagada de la nación, sino un punto de partida para su creación.

La segunda dimensión de la Independencia es la de ser una época revolucionaria. En lo político triunfa, desaparece el absolutismo, sustituido por la soberanía del pueblo como nuevo principio de legitimidad. Adopción del régimen republicano. La tercera dimensión de la Independencia es la de ser una vasta conmoción social que pone en movimiento una multitud de actores sociales y políticos. (Estallido de movimientos populares en México, Alto y Bajo Perú y llanos de Venezuela) La independencia remite a una pluralidad de fenómenos de índole diferente: implosión de un conjunto político multicomunitario, revolución política y cultural, conmoción social.

La unicidad del fenómeno es patente por varias razones: 1) Por su punto de partida. La invasión de la España peninsular por Napoleón y la abdicación de la familia real. 2) La lógica y los ritmos del proceso son los mismos en las diferentes regiones. A pesar de la gran diversidad de estructuras sociales deben resolver los mismos problemas. Estos están determinados por una coyuntura global que en una primera fase, depende, ante todo, de la evolución militar y política de la España peninsular. 3) La imbricación de los fenómenos políticos, culturales y militares entre las diferentes regiones es tal que hace imposible estudiarlos con una óptica exclusivamente local. Lo que se lee y se discute es toda clase de gacetas, cartas y manifiestos que proceden de todas las regiones de los dos mundos. Ellos son los que transmiten las noticias sobre la evolución política y militar de Europa y de America con relación a la cual se determinan los actores locales. Lo mismo sucede con la mutación de las identidades americanas durante la guerra. Sometidos a la misma represión, los diferentes rublos americanos refuerzan cada uno sus propios agravios con las injurias que otros han sufrido. El autor va a plantear un análisis de los procesos a partir de causas estructurales y coyunturales (las primeras causas lejanas y las segundas próximas). Las causas estructurales apuntan a los diversos aspectos de las reformas borbónicas: económicos-financieros y su impacto en las diferentes regiones, la mutación que ellas suponen en concebir el Estado, sus relaciones con la sociedad. Estas últimas explicaciones no bastan para dar una explicación global por su dificultad para articular lo estructural con lo coyuntural. La crisis que abre el proceso de Independencia en 1808 es la desaparición del rey. Con la revolución francesa se abre un ciclo de guerras que no se cerrará hasta la derrota de Napoleón. Este enfoque seria del estudio de las causas próximas o coyunturales. La guerra rompe la evolución previsible de la Monarquía hispánica por lo menos en tres sentidos:

1) Por su costo. Altera los equilibrios financieros llevando a los gobernantes a adoptar mediadas extremas que resultan impopulares. 2) Por su impacto sobre el comercio entre España y América como consecuencia del bloqueo marítimo inglés. Desde 1797, América cesa de comerciar regularmente con España. Libertad de comercio. 3) La persistencia de la guerra y la incapacidad de la metrópoli de asegurar por sí misma la defensa del nuevo continente contra los enemigos del monárca, transfirió esta responsabilidad a los reinos y a las provincias de América. La Revolución Francesa también tuvo otros efectos indirectos, en las elites de las dos partes de la monarquía. Se difunde la aspiración a la reforma política de ésta. A este nivel clásico de análisis, por las causas se añade otro: el de los resultados; el análisis de la situación final a la que condujo el proceso. El autor va a plantear un segundo nivel de análisis: el desarrollo mismo del proceso, su dinámica propia. Es necesario revelar sus actores, sus referencias culturales, la estructura y las reglas del campo político. La lógica política del proceso esta caracterizada por: 1) Las abdicaciones reales 2) La disolución del cuerpo político por la acefalia del poder real 3) La reversión de la soberanía a la sociedad 4) El nacimiento de la representación política 5) La victoria de la soberanía del pueblo 6) El rechazo por los gobiernos peninsulares de la igualdad política entre España y América 7) Los agravios americanos 8) La guerra y la ruptura Es necesario conceptualizar y periodizar los problemas que le desarrollo de la crisis fue planteando sucesivamente, los actores que se movilizaron para resolverlos y las soluciones que estos intentaron darles. La primera fase que detecta el autor es la que se desarrolla desde 1808 a 1810. La abdicación de Fernando VII

y el rechazo de la nueva dinastía y de la dominación francesa plantean el problema de cómo colmar el vació de la autoridad real que hasta entonces legitimaba los demás poderes y fundamentaba la cohesión de la Monarquía. Desaparecido el rey, la soberanía vuelva a la sociedad. Esta iniciativa se manifestó en España por la formación de juntas de defensa y de gobierno, y en América por la tentativa de formarlas. En lo social se dio una intensa movilización tanto en España como en América. ¿Quiénes fueron los actores? El marco fue la ciudad en ambos lados del Atlántico, lugar político por excelencia, sede de todos los poderes y, de manera preeminente las ciudades capitales, como cabezas que eran de reinos y provincias. Los actores fueron sobre todo los cabildos. El tema de la igualdad entre criollos y peninsulares se vuelve un problema. Es necesario que las autoridades deban fundar su legitimidad en el consenso de la sociedad. Esto planteaba dos problemas más: a. Su derecho a formar juntas de gobierno y b. su representación igual a instancias de la monarquía. La tentativa de formación de juntas chocó desde el principio con el rechazo radical por parte de la mayoría de las autoridades regias y del partido europeo. Con respecto al segundo problema, la igualdad no es reconocida por la Junta Central, lo que supuso un estatuto político inferior. El segundo manifiesto supone una negación práctica de la igualdad de derechos políticos. En esta fase también se produce una profunda mutación ideológica en las elites intelectuales a ambos lados del Atlántico. Creación de la opinión publica. La segunda fase del proceso revolucionario se abre en 1810: la ofensiva victoriosa de las tropas francesas y la huida de la Junta Central de Sevilla a Cádiz y su sustitución por un Consejo de Regencia. Las ciudades americanas se negaron a reconocerlo y formaron juntas que reasumieron la soberanía. La formación de estas juntas abrió el camino tanto a la desintegración territorial

en América como a la ruptura definitiva con la península. La desintegración territorial surge de la misma reversión de la soberanía a los pueblos. En las regiones donde las ciudades capitales eliminaron a las autoridades regias y constituyeron juntas, supuso que cada pueblo, cada ciudad principal quedó libre de definir su propia actitud. Esto supuso el problema de cuales eran los pueblos que tenían derecho a constituir sus propias juntas. Ante la desigualdad política, los juntistas adoptan la apelación de “colonias” que habían hasta entonces rechazado para convertirla en justificación de la independencia. Los criollos se identifican a los pueblos conquistados que recuperan ahora su libertad perdida. Uno de los problemas que la independencia legó fue el de la nación. ¿Cómo podían fundarse las naciones que el nuevo imaginario político postulaba como sujeto de soberanía? En todos los casos quedaran por construir las dimensiones de lo social y cultural de la nación moderna, romperá la sociedad estamental para crear individuos y ciudadanos y hacer que todos compartan una memoria y un imaginario comunes.

Safford, Frank “Política, ideología y sociedad” El autor va a plantear que es difícil trazar las líneas generales que caracterizaron la política latinoamericana durante el medio siglo que sigue a la independencia; los países no tenían una composición étnica igual, muy distintos geográficamente, una distinta herencia colonial. El aspecto más importante de la historia política de Latinoamérica en este periodo quizás sea lo difícil que fue establecer nuevos estados una vez conseguida la separación con España. Otro conjunto de cuestiones tiene que ver con la desintegración de las instituciones coloniales españolas. El paso de unas estructuras de control centralizado al colapso, o aflojamiento, de estas estructuras a menudo bajo la forma de sistemas feudales. La desorganización y la desintegración de las estructuras coloniales no solo fueron consecuencia de las guerras de independencia y de los conflictos sociales posteriores, sino también de la ideología liberal dominante. En las primeras décadas de la independencia, las diferencias existentes entre castas se abolieron jurídicamente, pero no en la práctica. Debido a la ideología liberal y a la realidad económica algunos grupos corporativos que habían dominado la sociedad colonial desaparecieron. El ejercito y la Iglesia continuaron siendo importantes, aunque no dominantes, si bien sus estructuras fueron también sacudidas durante los años de la independencia. Los fueros eclesiásticos y militares desaparecieron frente al principio liberal de igualdad ante la ley y también porque limitaban la autoridad del Estado. Los privilegios y poder de la Iglesia constituían una importante traba al crecimiento económico. La educación primaria bajo control del Estado, y no de la Iglesia, serviría para inculcar la lealtad a los nuevos gobiernos cuya legitimidad era incierta. Varios de estos cambios ideológicos e institucionales tenían sus raíces en el

periodo colonial, particularmente en el periodo del reformismo borbónico. El proceso de liberalización tuvo tres fases: 1) 1810-1830: Al iniciarse la independencia las elites emprendieron un considerable número de reformas políticas, jurídicas, sociales, económicas, fiscales y educativas. 2) 1825-1840: Pero en casi todos lados, esta ola reformista fue seguida de un periodo de pesimismo y de conservadurismo debido a las crisis económicas, los rebrotes de inestabilidad política y, en algunos lugares, reacciones contra las reformas. 3) Desde 1840 hasta la década de 1860 una nueva generación llena de optimismo y empujada por circunstancias económicas más favorables reemprendió el proceso de liberalización. Las elites latinoamericanas tuvieron que enfrentar el problema fundamental y perenne de construir sistemas políticos que ejercieran una autoridad efectiva y duradera. Los pensadores políticos europeos más significativos, influenciaron sus ideas sobre la estructura de las instituciones políticas y el funcionamiento del proceso político. Su primer problema fue el de instaurar la autoridad legitima, ahora sin la presencia del rey. También estaba la cuestión de controlar a los grupos corporativos más fuertes de la sociedad hispanoamericana: la Iglesia y el Ejército. En los primeros años de la independencia no se resolvieron ninguna de estas cuestiones. La cuestión fundamental en este periodo [1810-1813] era controlar a los militares de forma directa. Para la supervivencia de los gobiernos era muy importante tanto controlar la Iglesia, como obtener su apoyo. Las primeras constituciones se proclamaron fundamentándose en el principio de soberanía popular. Se reconocieron derechos inalienables y se protegerían mediante la división de poderes y haciendo que el ejecutivo fuese más débil que el legislativo, pero estos intentos liberales fracasaron. Los principios liberales quedaron eclipsados por la tradición política española. A partir de 1815 hubo una tendencia general a crear gobiernos con

ejecutivos fuertes y que ejercían un control centralizado sobre la administración provincial. Varias figuras importantes defendieron el federalismo debido a los antagonismos regionales existentes o la desconfianza que había en las provincias hacia la capital. Según el autor la centralización se acentúa sobre todo desde 1826 a 1845, pero que hubo algunas excepciones aunque solo fueron anomalías temporales. A pesar de que las ideas constitucionales estaban asimiladas por los universitarios, las reglas constitucionales a menudo no fueron observadas en la práctica. Por otro lado, los que participaban en la vida política tampoco aceptaban estas ideas. Los oficiales militares a menudo entraban en la vida política a fin de proteger su reputación, a veces pata proteger a los militares como grupo de interés y, de vez en cuando, para representar intereses más amplios. Los caudillos regionales debían satisfacer a las oligarquías locales de propietarios que a menudo eran la base de su poder. Los comerciantes se preocupaban mas de que la reglamentación les fuera mas favorable que de la forma de gobierno. Esto de muestra que para muchos los principios constitucionales tenia poca importancia. No se consiguió incorporar la autoridad en las instituciones formales establecidas en muchas constituciones. Esta, estuvo en manos de líderes fuertes que tendían a poner por encima de las leyes y las constituciones. Estos eran considerados caudillos; hombres cuya fuerza personal les permitía obtener la lealtad de un numero importante de seguidores a los cuales movilizaba para enfrentar a la autoridad constituida o para hacerse con el poder por medio de la violencia o la amenaza de violencia. Su mayoría eran líderes militares que habían alcanzado renombre durante la guerra de independencia. Éste se caracterizaba por su personalidad autoritaria, rudeza e impredecibilidad; a menudo atemorizaba tanto a sus seguidores como a sus enemigos. También se usa el término para aludir a un jefe esencialmente civil que ejerció una represión violenta (Portales en Chile). En términos de clases sociales se contempla al caudillo como alguien que asciende socialmente, un hombre de orígenes

relativamente modestos cuya ansia de poder en parte es impulsada por el deseo de riqueza y status. Como los caudillos accedían al poder por métodos violentos, la legitimidad de su poder estaba siempre en entredicho. Debido que a su régimen le faltaba legitimidad constitucional muchas veces se veía obligado a gobernar por medio de la violencia. Como la ideología importaba poco a la mayoría de los caudillos, no tuvieron inconveniente en apoyar causas bastante distintas y contradictorias. Muchas veces, el liderazgo personalista de los caudillos se expreso en revueltas contra los gobiernos constituidos, pero en algunos casos el caudillo utilizó su autoridad para reforzar las jóvenes e inexpertas estructuras gubernamentales. Algunas interpretaciones ven la emergencia del caudillo como consecuencia de la militarización de la política entre 1810 y 1825. Contra esto Safford plantea que en lugares donde no hubo conflictos armados significativos surgieron también, durante la época posindependencia, caudillos. Para Safford el caudillismo tiene raíces mas profundas: fue el resultado de fuerzas más arraigadas. La clase alta criolla fue la que mas se beneficio de la independencia de America Latina. Con ella, a los criollos se les multiplicaron las oportunidades de hacer una carrera en la administración pública y en la política. Las oportunidades políticas abrieron a una gran movilidad territorial de los criollos. La tendencia de converger en las capitales dio lugar a una consecuencia inesperada: al drenar sus elites profesionales mino el desarrollo de las provincias. La cuestión mucho más problemática fue distribuir el poder entre los criollos civiles y los militares. La lucha por la independencia colocó en un lugar preeminente a los militares más que a las elites civiles que habían dominado el régimen colonial. Las filas del ejercito se engrosaron debido a la guerra, la administración civil se debilitó porque los gobiernos carecían de recursos, los comerciantes urbanos perdieron poder y posición sobre todo en la medida que el comercio cayó en manos extranjeras mientras que los

propietarios adquirieron mayor poder. Se produjo entonces, una militarización y una ruralización del poder. Safford platea que esta tesis no debe ser considerada como absoluta sino como un cambio de grado respecto al orden colonial. Hacia finales de 1920 y principios de 1930 se realizaron esfuerzos por parte de los civiles tanto para reducir el número de los oficiales en activo como para contrarrestar al ejército creando milicias provinciales. Recortar el poder del ejercito regular no significo la expulsión de los militares de la política. La militarización de la política presento dos formas básicas: 1) Los caudillos tenían su base de apoyo en las unidades del ejército regular y, combinando la ambición individual con el interés corporativo y la instigación de la clase alta civil, intentaron controlar el gobierno nacional. México y Perú. 2) El caudillo tenia, como punto de apoyo, a la milicia local y el respaldo de los propietarios y los comerciantes de la región. La principal función del caudillo era conservar el orden de la región y defender a la provincia de la desorganización. Un ejemplo es el Río de la Plata. Según Safford, existe una relación de simbiosis entre caudillos y políticos. La elite intelectual necesitaba de los caudillos para llevarles al poder y los caudillos necesitaban los conocimientos intelectuales y administrativos que lo...


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