Romanticismo alemán - Trabajo sobre la literatura Romántica alemana. PDF

Title Romanticismo alemán - Trabajo sobre la literatura Romántica alemana.
Author Talía Waterloo
Course Estética y Teoría del Arte I
Institution UNED
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Trabajo sobre la literatura Romántica alemana....


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Romanticismo alemán. Goethe.

Empezaremos por una de las primeras zonas donde surgió el movimiento: Alemania. En sus fases iniciales se vio ligado a dos movimientos: el Pietismo, de carácter religioso, y otro estético, el Sturm und Drang. El primero, ligado al luteranismo, pretendía hacer de la religión algo más personal y no tan dependiente del culto oficial, así defendía que todos los creyentes podían dirigir la lectura de la Biblia, y no sólo los sacerdotes; se emprendieron misiones gracias a este movimiento. El segundo fue un movimiento artístico desarrollado en la segunda mitad del siglo XVIII. En él los artistas gozaban de libertad de expresión, sin ningún límite de los impuestos por el Racionalismo. Se considera el precursor del Romanticismo. Sus representantes más importantes, además de los ya mencionados, como Fichte o Schiller, fueron Hamann y Herder, especialmente el segundo. Ambos, junto con otros artistas, no sólo del campo de la literatura, sino también de la pintura y la música, rechazaron las normas impuestas por el Neoclasicismo y se convirtieron en los padres de lo que sería en un futuro el Romanticismo. Para Johann Gottfried Herder es necesario sentir empatía para comprender un tema en cuestión, es decir, ponerse en la piel de quien ha vivido, creado, sentido, pensado o sufrido el asunto en cuestión. Una persona está unida a su contexto, algo totalmente razonable, pues cualquier persona es quien es por lo que ha vivido, sentido, pensado o por lo que vive, siente o piensa en presente, o sea, podríamos remitirnos a la frase célebre posterior cronológicamente del filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset “yo soy yo y mi circunstancia”, pues una persona es su persona y lo que le rodea y le ha formado como persona, y ese “lo que” no es otra cosa que la experiencia, tanto mental, como física, como sentimental. Otra de las cosas que le preocupaban era el lenguaje, que unía sin posibilidad de separación a la razón. Para él el lenguaje no es sólo un instrumento, sino algo que surge espontáneamente en el hombre como forma necesaria de expresión. Estudió el lenguaje e investigó sobre literatura antigua desaparecida, recogiendo numerosas canciones populares medievales. Aquí vemos ya un interés por el pasado histórico, una preocupación que abundará en las obras de todo el Romanticismo, un afán por recuperar la esencia de las glorias pasadas para formar un orgullo presente. Por esta razón, en todas las ramas del movimiento se tenderá a esa recuperación del pasado, bien sea mediante el desarrollo de historias en lugares evocadores, o historias con temas políticos, revolucionarios o nacionalistas, o con la representación de ruinas de edificios medievales en la pintura, por ejemplo. Herder también une al ser humano con la naturaleza, englobándolos en un todo, rasgo también de este movimiento artístico. Ya perteneciente a la llamada primera generación romántica es la figura más importante del Romanticismo alemán: Goethe. Johann Wolfgang von Goethe fue discípulo de Herder, era extremadamente curioso, además de superdotado, por lo que llegó a hacer prácticamente de todo, pero se le conoce por sus novelas, poesías y su

dramaturgia, aunque también era científico y abogado. Fue colaborador de la elaboración del manifiesto del Sturm und Drang, junto con su maestro Herder, que reivindicaba la poesía de MacPherson y Shakespeare, considerado el prólogo del Romanticismo en Alemania. Entre sus obras más famosas podemos destacar Las cuitas del joven Werther (1774), una novela en gran parte epistolar que escribió basándose en sí mismo, pues se había enamorado de la novia de un compañero suyo, y en otro compañero que se había suicidado con una pistola del anterior por un amor no correspondido. Tras algunas frustraciones amorosas y laborales se trasladó a Weimar para trabajar para el príncipe heredero Carlos Augusto, donde tiene que abandonar la literatura paulatinamente por los trabajos encargados por el príncipe. Es aquí cuando empieza a investigar en la ciencia, sobre todo en la óptica, pero también en la química, la geología y otras materias. Todo queda reflejado en las cartas que le envía a Charlotte von Stein, dama de compañía de la duquesa. Gracias a su importante puesto, por el que se añadió la partícula von a su nombre, pudo conocer a personajes tan célebres como Napoleón Bonaparte, Beethoven o Schiller y Schopenhauer; posteriormente ingresa en la Masonería. La duquesa Ana Amalia de Brunswick-Wolfenbüttel empezó a crear un círculo de intelectuales que, al ampliarse con la inclusión de Goethe y otras personalidades de la época ayudaron a que Weimar se convirtiera años después en el centro cultural de Alemania. Es en este momento cuando vuelve el Goethe escritor y comienza una de sus obras más emblemáticas: Fausto, aunque no la publica hasta 1808 (primera parte) y 1832 (segunda parte), pues tras un viaje a Italia se vio asombrado por el llamado Clasicismo de Weimar. Posteriormente, tras imprimir la novela Los años de aprendizaje del Wilhelm Meister (1796), considerada por Schopenhauer como una de las cuatro novelas más importantes y mejor escritas de la Historia, Schiller le recomendó que continuara con su gran obra, Fausto. La novela comienza con un pacto entre Dios y el demonio, donde este último reta al primero a que puede desviar al ser humano favorito de Dios (Fausto), que se está empleando a fondo en conocer todo lo que se pueda conocer. Después cuenta cómo Fausto, cansado y decepcionado con la vida y la ciencia, hace un pacto con el diablo que le devuelve la juventud arrebatada por el tiempo a cambio de su alma, algo que también veremos en el Dorian Gray de Oscar Wilde, y también cuenta la historia de amor entre Fausto y Gretchen, que el demonio manipula hasta tal punto que hace que éste mate al hermano de su amada y que ésta tenga un embarazo no deseado que la lleva a cometer un infanticidio y que la historia acabe con su ejecución por llevar a cabo ese infanticidio. Para Goethe, el Romanticismo ofrece una visión deprimente, catastrófica, enfermiza, por la que se procede al autoengaño y al idealismo para no ver la cruda y dura realidad, de ahí esa huida al pasado, y al futuro en ocasiones. El Romanticismo irá girando cada vez más hacia rasgos macabros y tétricos, como plasmación de ese fracaso humano del que nos hablaba Schopenhauer y que saca a la luz también Goethe. Posteriormente hay una segunda generación de artistas románticos, entre los que destacan los hermanos Grimm, Jakob y Wilhelm, famosos por sus compilaciones de

historias tradicionales y cuentos populares, con hadas y brujas gran parte de ellos, resurgiendo también así el carácter fantástico que había en la Edad Media.

Goethe, J.W. (1808). Fausto. Primera edición....


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