TEMA 1 Criminalística. Policía Científica 20-21 PDF

Title TEMA 1 Criminalística. Policía Científica 20-21
Author Antonia Rodriguez Delafuente
Course Derecho Civil I
Institution Universitat de València
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EL LABORATORIO DE CRIMINALÍSTICA

TEMA 1. Criminalística. Policía Científica SUMARIO 1. Introducción a la criminalística 1.1.

Introducción. Fines y objeto

1.2.

La prueba pericial científica

2. Breve evolución histórica de la investigación del delito 2.1.

Etapas. Hans Gross

2.2.

Principios básicos de Locard

3. Inicios, desarrollo y situación actual de la criminalística en la Guardia Civil

1. Introducción a la Criminalística 1.1.

Introducción. Fines y objeto

La criminalística o policía científica –hoy en día se aceptan ambas denominaciones–, tiene un carácter técnico científico, habiéndose convertido en una herramienta fundamental en la investigación del delito. Bajo el término criminalística se agrupan un elevado índice de materias de carácter multidisciplinar, con ámbitos tan especializados de manera independiente y tan diversos como la balística y la biología, la electrónica y la lofoscopia, la química y la grafística, sólo por poner algunos ejemplos. Por ello, hay que admitir que conocer en profundidad todos los ámbitos de la criminalística actual es una tarea excesivamente ambiciosa y probablemente poco realista. No obstante, sí que nos es posible realizar una aproximación al mundo delincuencial desde el punto de vista de la criminalística, profundizando más, por cuestiones prácticas, en algunas materias que en otras. El punto de conexión o lugar de encuentro de todas estas ramas científicotécnicas será el laboratorio de criminalística, denominación que en cierta manera acoge e integra a todas ellas. Así pues, atendiendo a los términos empleados en la intitulación, tenemos por un lado el laboratorio, que es aquel lugar en el que se realizan investigaciones, prácticas, experimentos y en general trabajos de carácter científico-técnico, y que consta de los medios materiales necesarios para ello. Las investigaciones que se lleven a cabo y los medios que se empleen vendrán determinados por la rama científica concreta de la que se trate. Sin embargo, también es cierto que el laboratorio no será siempre el lugar de trabajo del investigador, referido en concreto al ámbito de la investigación policial criminalística, ya que por diversas circunstancias se debe salir del mismo para recabar datos, muestras o cualquier cosa de interés para la averiguación o esclarecimiento del delito. El segundo término en cuestión sería el de criminalística, que habiendo sido definida numerosas veces, se optará por la siguiente definición: Disciplina que utilizando métodos técnico-científicos trata de descubrir el modo de «cómo» se cometió un delito y determinar de forma indubitada «quién» fue su autor. Al ocuparse del «cómo» se realizó el delito y de «quién» lo realizó, se mueve en el terreno de lo tangible y de la realidad concreta del delito. Ya en los primeros años de la creación de la criminalística muchos expertos de la investigación criminal denominaban al conjunto de métodos de investigación del delito como policía científica, sin embargo, originariamente policía científica estaba referido al policía propiamente que se encargaba de la investigación criminalística. No obstante, es cierto también que el término «policía científica», empleado actualmente en España por la Policía Nacional, hizo mayor fortuna que el de criminalística, seguramente por la influencia de las series de televisión, refiriéndose ambos, no obstante, al mismo conjunto de métodos que se utilizan para la investigación de los delitos y siendo por tanto términos intercambiables.

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También es frecuente para los profanos en el mundo delincuencial que se confunda el término criminalística con el de criminología (confusión que parece cada vez menor), debido, probablemente, al desconocimiento del significado de la propia palabra de criminalística, que sólo recientemente ha sido incorporada al Diccionario de la Real Academia Española, que la define como «ciencia penal que tiene por objeto el esclarecimiento del delito y la identificación del autor y de la víctima, valiéndose para ello de técnicas y tácticas dirigidas a la investigación, explicación y prueba de los hechos criminales.» Por otra parte, la criminalística se podría englobar dentro de lo que se denomina técnica policial. Todo trabajo técnico realizado para la averiguación del delito, descubrimiento de su autor y aclaración de los hechos con aporte de pruebas es técnica policial, que serían los procedimientos y recursos que aporta la ciencia policial y que son aplicados para llevar a buen término una investigación. La técnica policial se ocupa, entre otras cosas, de los indicios probatorios, aplicándose en criminalística los métodos científicos existentes para descubrir y demostrar fehacientemente una determinada realidad. La criminalística requiere por tanto el conocimiento y la aplicación de métodos científicos a la investigación del delito. Antes de ella la investigación se concretaba únicamente en la pesquisa, que en muchos casos no pasaba de ser una reflexión especulativa. La criminalística reúne los procedimientos científicos aplicados al examen de los indicios materiales del delito con el fin de aportar pruebas para esclarecer los hechos ocurridos y poder imputarlos, o no, a una persona determinada. Se trata en definitiva de aportar elementos de prueba objetivos para la resolución del delito. Los fines de la criminalística/ policía científica son los siguientes: a) Investigar el delito. b) Identificar a los autores de ese delito. c) Conocer las circunstancias que determinan el hecho punible. d) Aportar elementos probatorios. El objeto de la criminalística es, como ya se ha apuntado, la investigación del delito a través de diferentes técnicas. Se pueden distinguir tres partes en la investigación del delito: 1) La inspección técnico ocular, realizada en el lugar de los hechos. Se trata de la observación directa de la escena del crimen recabando indicios, muestras, pruebas, etc. 2) Investigación policial, entrevistas, interrogatorios, recogida de informes, indagaciones y averiguaciones de cualquier índole que permitan conocer de la mejor manera posible los hechos, sus circunstancias, intervinientes, autores, etc. 3) Investigación técnica de laboratorio, donde se analizan con diferentes técnicas los indicios/ muestras materiales que se recogieron en el lugar de los hechos

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o en cualquier otro de interés para el caso. El tipo de indicio marcará de manera decisiva el análisis correspondiente; por ejemplo, el análisis de una muestra biológica será totalmente distinto que el análisis de una prueba informática, y el análisis de ésta será distinto de una prueba balística, etc. La criminalística puede estar relacionada con las tres partes o sólo con alguna, e incluso puede no ser necesaria por las particularidades propias del delito en cuestión; por ejemplo, un delito de calumnias vertido en presencia de testigos sin que se hayan realizado grabaciones de ningún tipo.

1.2.

La prueba pericial científica

La inclusión de la ciencia y la tecnología en el auxilio de los proceso judiciales ha traído consigo un aporte incalculable para los jueces, fiscales y defensores, ya que les ha permitido incrementar en gran manera las posibilidades de averiguar la verdad de los hechos ocurridos; el carácter científico de la prueba pericial está vinculado con los conceptos de objetividad y (presunta) universalidad de sus principios, características que le confieren un alto grado de fiabilidad así como fuerza probatoria. Según la LECrim en su artículo 456 (redacción de 1882) la prueba pericial tiene por objeto analizar los hechos o circunstancias para cuyo esclarecimiento y determinación «fuesen necesarios o convenientes conocimientos científicos o artísticos», de modo que mediante la pericia, se suple la falta de conocimiento especializados del Juez para conocer los hechos sometidos a su enjuiciamiento. Dentro de la infinidad de procedimientos técnicos, los análisis de balística, escritura, ADN, químicos, lofoscópicos e informáticos, están entre los más utilizados. En la gran mayoría de los casos, la ciencia o técnica aplicada tiene como objetivo analizar los vestigios encontrados en la investigación del hecho delictivo, y lograr la identificación de la persona u objeto que los dejó. Un correcto tratamiento de los indicios hallados, ya sea en la escena del crimen o en cualquier otro lugar relacionado con éste, puede determinar el éxito de la investigación. Finalmente, es importante recalcar que el papel del perito en el proceso judicial es de auxiliar, nunca se deben realizar afirmaciones sobre la culpabilidad o inocencia de un investigado, sino que se limitará a señalar, responsable y eficazmente, la correspondencia entre el vestigio y el sospechoso, así como su grado de certeza y cualquier hallazgo que sea de utilidad para el juez o las partes. El peso de los indicios deberá ser evaluado por el juez o tribunal dentro del contexto de todo el sumario.

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2. Breve evolución histórica de la investigación del delito 2.1.

Etapas. Hans Gross

En la investigación del crimen históricamente pueden distinguirse dos etapas claramente diferenciadas. Primero se podría hablar de una etapa primitiva o precientífica, en la que no se recurre a las ciencias positivas para la investigación del crimen. Aquí la averiguación del delito se basaba principalmente en la manifestación de testigos, si los había –no se debe menospreciar por ello el valor de la prueba testifical, tan presente y de tanto peso en nuestro Derecho penal–, el sentido común, la intuición, y en general en la pesquisa policial. Esta etapa abarcaría hasta el siglo XVIII. Pese al espectacular desarrollo científico que comenzará aproximadamente en el siglo XVII (lo límites históricos son siempre difusos, téngase en cuenta que Copérnico había muerto en 1543), con Kepler, Galileo, Descartes o Newton, este desarrollo no se puede aplicar todavía al ámbito delincuencial. Será en el siglo XIX cuando se comiencen a aplicar técnicas «científicas» para el uso policial. Entraríamos entonces en la denominada etapa científica, cuyos principales exponentes serán los positivistas italianos Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele Garófalo. Será en esta época en la que aparece el Manual del Juez de Instrucción de Hans Gross y La identificación antropométrica de Bertillón. El término «criminalística» fue acuñado en 1892 por el doctor en Derecho y Juez de Instrucción austriaco Hans Gross, dándose a conocer en España en el año 1893 a través de su libro Manual del Juez de Instrucción, cuyo subtítulo en alemán era: «todos los sistemas de criminalística». En él definía la criminalística como «el conjunto de teorías que se refieren al esclarecimiento de los casos criminales». Gross reconocía que los encargados de la instrucción del sumario y de ejercer la acusación pública carecían, en muchos casos, del tiempo necesario para dedicarse a la investigación criminal y que era indispensable contar con el auxilio de personal especializado y dedicado plenamente a colaborar en la administración de Justicia. El Manual del Juez en su primera parte recogía la educación del Juez instructor y su misión, el interrogatorio, la inspección ocular, los peritos, etc. Otra parte la destinaba a la fotografía, modus operandi de los delincuentes, etc. La segunda parte se refería a las lesiones por arma de fuego, municiones, pisadas y otras huellas, manchas de sangre, robo, estafas, incendiarios y explosiones en calderas. Estos estudios fueron ampliados y desarrollados por el francés Edmond Locard, en su obra Tratado de Criminalística, publicado en siete volúmenes entre 1931 y 1940. Esta obra contribuyó de manera fundamental al desarrollo de la disciplina.

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2.2.

Principios básicos de Locard

En la investigación de delitos todavía hoy la criminalística se basa, si bien no siempre, en alguno o algunos de los principios básicos establecidos por Locard: 1) Principio del intercambio. Nos indica que todo contacto deja rastro, se refiere al intercambio de sustancias de diverso origen, composición y tamaño que se transfieren de un cuerpo a otro cuando interactúan en el mismo espacio físico. La redacción original aparece en el Manual de técnica policíaca, al inicio del capítulo 3: «es imposible que un criminal actúe, especialmente en la tensión de la acción criminal, sin dejar rastros de su presencia». 2) Principio de correspondencia o reproducción. Cuando un cuerpo deja su huella o marca sobre una superficie capaz de contenerla, es posible la identificación del autor o herramienta causante a través del cotejo de ambas. 3) Principio de reconstrucción del delito. Se trata de una reconstrucción de los hechos efectuada bajo control policial o judicial. Se efectúa con base en la hipótesis confeccionada mediante los elementos derivados del proceso de investigación tales como declaraciones, indicios y muestras recabadas, etc. Su objeto es aclarar cuestiones relacionadas con la investigación y determinar cómo sucedieron los hechos. 4) Principio de probabilidad. Es de orden cuantitativo, atiende al porcentaje de similitudes entre dos elementos que son comparados, a mayor número de coincidencias, mayor probabilidad de que ambos elementos compartan origen e identidad. 5) Principio de identidad. Parte de la premisa de la inexistencia de dos seres vivos exactamente iguales, todos ellos poseen elementos y rasgos únicos y diferenciadores del resto que, mediante un cotejo adecuado, pueden llegar a ser individualizadores e identificativos.

3. Inicios, desarrollo y situación actual de la criminalística en la Guardia Civil La criminalística alboreó en la Guardia Civil en el año 1903 con una serie de conferencias que se impartían sobre nuevas investigaciones antropométricas y dactiloscópicas, a las que siguieron otras sobre la investigación de huellas. Pero no fue hasta 1914 cuando con la creación del Servicio de Identificación Judicial de la Guardia Civil por Real Orden del Ministerio de la Guerra de 15 de abril del mismo año, se generalizó la lofoscopia y se impartieron cursos a oficiales para que ellos enseñaran estas técnicas en las respectivas Comandancias. Los primeros estuches dactiloscópicos para Compañía y Línea -órganos territoriales encuadrados en la Comandancia-, se entregaron en diciembre de 1914. En poco tiempo los guardias civiles de todos los Puestos –la división territorial de la

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Comandancia se estructuraba entonces en Compañías, Líneas y Puestos–, llegaron a conocer estas técnicas, pues tenían que tomar huellas y confeccionar tarjetas, así como realizar una vez al mes dos casos prácticos sobre formulación dactiloscópica. A este periodo siguió la creación en Madrid, en 1953, de la Academia Especial de Oficiales de la Guardia Civil, en donde se creó un laboratorio para las prácticas de técnica policial de los alféreces cadetes, llegando a convertirse, poco a poco, en un verdadero laboratorio de criminalística. Las diferentes Unidades del Cuerpo enviaban indicios para su análisis a este laboratorio, pero es a raíz de la creación en 1979 de los Equipos de Investigación y Atestados, que al igual que numerosos juzgados, continuamente solicitaban la realización de informes periciales, cuando en 1982 la Guardia Civil crea el Servicio de Policía Judicial, y dependiendo de este Servicio nace la Jefatura de Investigación Criminalística, primer embrión de lo que es en la actualidad el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Este servicio estaba integrado por el Gabinete Central de Investigación Criminalística, estructurado en cuatro Departamentos según las especialidades que en ese momento se desarrollaban: a) Balística e Identificación de Armas; b) Grafística y Falsificaciones; c) Lofoscopia y Huellas Especiales; y d) Análisis Químicos; todos ellos apoyados por un laboratorio Fotográfico, así como por un laboratorio periférico ubicado en cada una de las seis Zonas que en ese momento existían en la Guardia Civil. En el año 2001, por una Orden del Ministerio de la Presidencia, de fecha 29 de octubre, se crea el actual Servicio de Criminalística (SECRIM), culminado el proceso de reordenación en el año 2009. Este Servicio establece la Investigación Criminalística en tres niveles: 1) Nivel Nacional, denominado Servicio de Criminalística y donde se ubica el Laboratorio Central, con sede en Madrid. 2) Nivel Regional, donde se encuadran los Laboratorios de Criminalística de Zona, ubicados en Barcelona, La Coruña, León, Logroño, Sevilla y Valencia, que cubren, junto con el laboratorio Central, las diecisiete comunidades autónomas. 3) Nivel Provincial, con los Laboratorios de Criminalística de Comandancia, uno en cada comandancia. Tanto los laboratorios de Zona como los de Comandancia tienen una dependencia técnica del Servicio de Criminalística, otra orgánica de la Unidad donde están encuadradas, y por último funcional de la Autoridad Judicial. Cometido un acto delictivo, es deber de la Policía Judicial auxiliar al ministerio público y órgano judicial competente, investigando y aportando pruebas fehacientes que lo esclarezcan. La misión de los componentes de la Guardia Civil que trabajan en criminalística será convertir en prueba científica, ante un Tribunal, el indicio o vestigio relacionado con la comisión del delito. La criminalística se encarga de prestar los servicios propios de la ciencia forense, desarrollando proyectos de investigación científica que resulten de interés

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policial. El estudio del lugar de los hechos de la comisión del delito es el campo de actuación inicial de los especialistas en esta disciplina; lo protegerán, observarán, preservarán y obtendrán todos los indicios del hecho a investigar. Después elaborarán los informes periciales solicitados por los juzgados, tribunales, Ministerio Fiscal, Unidades del Cuerpo y otras instituciones que los precisen. Las unidades de criminalística están formadas por investigadores forenses, técnicos y científicos cuya misión principal es la confección de informes periciales, propios de la ciencia forense, con las más avanzadas técnicas, equipos y procedimientos de investigación para el esclarecimiento de los delitos, sus autores y víctima/s. A modo de conclusión, diremos que hoy en día la criminalística es una de las disciplinas clave en el trabajo policial. Desde los primeros trabajos para identificar huellas dactilares hasta los avances de la medicina forense, ha ido incrementado sus áreas de estudio, pudiendo afirmarse que es la ciencia aplicada a la investigación judicial. Los informes se elaboran de acuerdo a criterios científicos, si bien es cierto que no todas las disciplinas en criminalística tiene el mismo poder de discriminación, destacando entre ellas la prueba de ADN.

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