1 parcial. CAP 5. LA ERA DEL Imperio. Trabajadores DEL Mundo PDF

Title 1 parcial. CAP 5. LA ERA DEL Imperio. Trabajadores DEL Mundo
Author Sabrina Lucci
Course Problemas de Historia del Siglo XX
Institution Universidad Nacional de Tres de Febrero
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LA ERA DEL IMPERIO CAP. 5 TRABAJADORES DEL MUNDO El electorado se había incrementado y la mayor parte de los electores eran pobres, inseguros y descontentos, estaban dominados por su situación económica y social, los problemas de su clase. El proletariado había crecido como consecuencia de la industrialización, los asalariados habían aumentado en todos los países capitalistas occidentales, trabajaban en la modernización de las ciudades que requerían construcción, servicios básicos (gas, luz), acería, minería, sector terciario terciarios y todo lo relacionado al desarrollo económico. En los países industrializados de manera temprana como Europa, Norteamérica, Japón y colonias de ultramar el crecimiento fue mucho más amplio, allí formaron una clase específica. La demanda de mano de obra era ilimitada y el proletariado la abastecía. Se componía de masas de ex trabajadores preindustriales: *Campesinos: la población se multiplicaba, el trabajo en el campo era insuficiente y migraron a las ciudades en busca de oportunidades laborales *Artesanos: las máquinas habían reemplazado en muchos casos la mano de obra artesanal. En otros casos los artesanos se incorporaban a sectores híbridos entre destreza manual y tecnología del vapor donde su trabajo especializado se adaptó a las nuevas industrias de fabricación de maquinarias, estos artesanos especializados que ya eran asalariados antes de la era industrial eran el núcleo más activo y culto del nuevo proletariado. Sus aspiraciones eran “conquistar América”, conseguir un trabajo, comprar una casa y ser respetados por sus vecinos. Se usaba mucho el trabajo estacional o “golondrina”, esto desligaba al patrón de responsabilidad cuando terminaba. En síntesis, para fines del SXIX todos los países industriales empleaban ejércitos de trabajadores, no había precedentes históricos de esto, las ciudades estaban pobladas de ellos e iba en aumento. El proletariado estaba destinado a convertirse en mayoría. Donde había política democrática aparecían partidos de masas trabajadoras inspirados en la ideología del socialismo revolucionario. La ampliación de voto revelaba que las masas industriales no solo lo votaban sino que se organizaban en ejércitos, sumaban afiliados, y tanto movimientos grandes y sólidos como grupos de activistas irregulares debían ser tomados en consideración pues “lanzaban una sombra oscura sobre el orden establecido de la sociedad y la política” (Hobsbawm). El proletariado se estaba afiliando a sus partidos y era cuestión de tiempo que obtuvieran el 51% de los votos. “Nunca hasta entonces se había vivido una era de esperanza similar para aquellos que trabajaban con sus manos en la fábrica, el taller y la mina”. “Del oscuro pasado surge brillante la luz del futuro”. El poder de los partidos obreros radicaba en la sencillez de sus planteamientos políticos, representaban a esa clase en sus luchas contra capitalistas y sus estados y el objetivo era la liberación de los trabajadores, y de toda la especie humana (menos los explotadores). Todos se integraban o apoyaban a esos partidos porque, según la doctrina del marxismo, la historia garantizaba la futura victoria. Pero había un problema, la falta de un proletariado homogéneo con una conciencia de clase unificada, al contrario, había divisiones muy marcadas entre “las clases trabajadoras”: el proletariado clásico de la fábrica industrial moderna, los trabajadores manuales de pequeños talleres, los asalariados de las ciudades y del campo, no solo de diferenciaban sino que rivalizaban intentando monopolizar un tipo de trabajo. También tenían diferencias de origen social, geográfico, culturales, de nacionalidad, de lengua, religiosas, y todas ellas eran útiles para el empresariado. Pese a algunas dificultades y gracias al llamamiento socialista al internacionalismo fue posible la unificación de una conciencia de clase, más cuando los trabajadores no competían entre sí. Marx decía “los trabajadores no tienen país sino solamente una clase”. Solo plantearon grandes dificultades cuando esas diferencias expresaban profundos conflictos. Cómo se logró unirlas?

A través de la ideología transmitida por la organización. Socialistas se acercaron a trabajadores y pobres, llevaron un mensaje de unidad a los rincones más remotos de cada país y estamparon una identidad, la del proletario. Pero también llevaron consigo una organización, la acción colectiva estructurada a partir de la cuál la clase obrera comenzó a existir como clase. Los portavoces de estas organizaciones encontraron las palabras para expresar lo que ésta sentía, articularon los sentimientos de hombres y mujeres que no podían hacerlo por sí solos. Hasta entonces eran las masas olvidadas y a partir de aquí se convertirían en una nueva realidad social que exigía una nueva reflexión. Ese mensaje de conciencia de clase sirvió para unir a todos aquellos que estaban dispuestos a reconocerse como tal, por encima del resto de las diferencias. Y lo hicieron. Un factor que impulsó esa unión fue que el conflicto entre quienes pagaban los salarios y quienes los percibían era una realidad existencial cada vez más apremiante, todos los trabajadores tenían esa experiencia con los empresarios y por ello estaban convencidos de la injusticia del orden social. El nuevo movimiento obrero socialista estaba al pie del cañón ante los descontentos del lugar de trabajo. La lucha política contra los privilegios se identificó con la lucha en el lugar de trabajo y en torno a él. Otro factor fue que el trabajador manual quedó aislado de otros trabajadores “por encima” de ellos, trabajadores que conformaban un estrato que se autopercibía superior en la escala social, que trabajaban “sin ensuciarse las manos” y se identificaban erróneamente con las clases más altas aun teniendo salarios similares a los de las clases bajas. Además de la evolución económica y social, el tercer factor que favoreció la unión fue la conexión cada vez mayor entre economía nacional y Estado Nación. Por un lado el Estado Nación establecía los parámetros de vida de los ciudadanos, determinaba las condiciones y los límites geográficos de las luchas de los trabajadores y tenían iniciativas políticas, legales y administrativas cada vez más importantes para la existencia de la clase obrera. Por otro, la economía funcionaba cada vez más como sistema integrado y los sindicatos ya no podían seguir siendo un agregado de unidades locales de unión débil sino que debían adoptar una perspectiva nacional formando organizaciones globales dentro de cada rama industrial (sindicalismo industrial). Para 1890/1900 en el Reino Unido los conflictos obreros y las huelgas se organizaban a nivel nacional y se firmaban convenios colectivos con el mismo alcance. En cuanto al Estado, la democratización electoral impuso la unidad de clase que los gobernantes esperaban poder evitar y la lucha por la ampliación de derechos adquirió una dimensión clasista. El foco estaba puesto en el derecho al voto del ciudadano sin propiedades y los nuevos movimientos socialistas abrazaron esa causa reforzando su poder de movilización sobre las nuevas masas. Además los movimientos presionaban sobre el gobierno nacional para conseguir sus objetivos políticos en favor o en contra de la legislación y administración de las leyes nacionales (ej: jornada de 8 hs por ley nacional y no por negociación colectiva). Cuanto más numeroso era el proletariado, más sensibles eran los políticos a semejante masa de votantes. Pero la fuerza de la unión en cada nación se sobrepuso al internacionalismo obrero, siendo el estado y la nación definida políticamente el verdadero soporte de la conciencia de clase. El proceso de formación de clase tuvo dos grandes picos: final de 1880 y principios de 1890 con la aparición de la segunda Internacional obrera y entre la revolución rusa de 1905 y 1914 y se dio en todas partes a la vez. El avance electoral de los partidos obreros se completó con la ampliación del derecho al voto. Pero el desarrollo de una conciencia de clase no implicaba necesariamente una identificación con su partido, más bien se identificaban como clase sin contenido político, unidos por la pertenencia a un mundo distinto basado en experiencia y forma de vida distintas que se manifestaban más allá de la lengua, la región o las costumbres, en formas comunes de actividad social. Sin embargo, no hubiera sido posible “La clase obrera” sin la aparición del movimiento. El movimiento que coincidía con la clase era el sindicato, que en todas partes incluía la organización básica y universal de los trabajadores. En os países donde los partidos

socialistas eran partidos de masas las asociaciones de la que participaran los obreros respondían al partido político o formaban parte de él, el partido era su expresión fundamental. La mayoría de esos partidos obreros perseguían el cambio en la sociedad y se denominaban socialistas. Intentaban no participar del gobierno y esperaban algún día que el movimiento obrero constituyera su propio gobierno. Afirmaciones que alineaban a los partidos socialistas con Marx: *Ninguna mejora dentro del sistema existente cambiaría la situación de explotación de los trabajadores *La naturaleza del desarrollo capitalista hacía muy problemático el derrocamiento de la sociedad existente y la sustitución por otra nueva y mejor *La clase trabajadora organizada en partidos de clase crearía y heredaría ese futuro glorioso. Los ideólogos de estos partidos deseaban una revolución social, que consistía en el pase del capitalismo al socialismo, de la propiedad y la empresa privada a la propiedad común de los medios de producción, distribución e intercambio. Pero la idea del colapso del capitalismo parecía inverosímil en este tiempo. Lo que sostenía el vínculo entre los trabajadores y los partidos y la idea de la revolución total de la sociedad en algún momento era que cualquier mejora significativa se debía a su actuación y la organización como clase. El camino del progreso era colectivo, el sentimiento de comunidad y solidaridad obrero era fuerte y la base de las convicciones socialistas de militantes y seguidores era la marginación que se había impuesto al nuevo proletariado. Tenían fe en el movimiento. A pesar de las divisiones, los partidos socialistas parecían movilizar a la gran mayoría de la clase trabajadora, pero el proletariado no constituía la mayoría de la población y debían ampliar su atención más allá de la clase obrera y aunque su influencia alcanzaba sectores alejados de ésta, pocas veces pudieron atraer a otros estratos sociales, eran partidos casi exclusivos de la gente pobre, cualquiera que se sintiera explotado y pobre, aún sin pertenecer al proletariado, podía sentirse atraído por ese partido, pero siempre en esa línea, pues luchaban por “el progreso” y denunciaban la explotación, la riqueza y la concentración, el privilegio y la desigualdad. Apoyaban la marcha de la historia hacia un futuro mejor, preveían el triunfo de la razón, la educación, la ciencia y la tecnología. El hecho de estar al margen del poder y ser oposición permanente les jugó a favor porque les otorgaba el apoyo de minorías anómalas como judíos y protestantes y porque al no estar contaminados por la clase gobernante tenían también el apoyo de las nacionalidades oprimidas en los imperios multinacionales, cuando esto ocurría y las circunstancias eran favorables, probablemente estos partidos formaran gobierno....


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