3. Textos primera parte. Hans Jonas PDF

Title 3. Textos primera parte. Hans Jonas
Course Filosofía
Institution UNED
Pages 12
File Size 294.4 KB
File Type PDF
Total Downloads 68
Total Views 128

Summary

Resúmenes de "Ciencia como vivencia personal" ...


Description

TEXTOS PRIMERA PARTE. ¿HAY UNA MEDIDA EN LA TIERRA? HANS JONAS I y II. Técnica, libertad y deber. Discurso de agradecimiento con motivo de la concesión del Premio de la Paz otorgado por el mundo editorial alemán (1987). BIOGRAFÍA. (1903-1993). Su trabajo filosófico cubrió áreas diversas: metafísica, ética, filosofía de la religión y la filosofía de la biología (o como él la llamaba “biología filosófica”). Concepto más célebre acuñado por él: su “principio de responsabilidad” (obra El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, 1979). Cariz polémico de dicha noción e implicaciones filosóficas; algunos quieren eliminarla de las discusiones filosóficas del presente. Pero, su obra es uno de los referentes con mayor influencia en el ámbito de las éticas aplicadas; y la obra descrita, un referente inexcusable en el campo de las éticas deontológicas, con repercusión bioética, tecnoética y ética ecológica. Se dedicó al estudio de la filosofía gnóstica. Su referente es la crisis de la modernidad: ni quiso ser moderno ni vio en el este pensamiento, otra cosa que totalitarismo tecnológico (origen en las Ilustración). Según W. Oelmüller, en especial son tres temas o problemas que conforman la Columna vertebral de la filosofía jonasiana: -

La búsqueda de un concepto creíble de Dios luego de la experiencia histórica de Auschwitz. La interpretación de la condición humana desde la perspectiva de la visión gnóstica de la realidad en conjunción con el análisis ‘existencial’ heideggeriano. La fundamentación, con base en el principio de responsabilidad, de una ética para el futuro de la civilización contemporánea.

Su reflexión sobre la responsabilidad no puede entenderse sin la experiencia de la Shoah (Holocausto). Su madre murió en Auschwitz y él fue voluntario en la Brigada Judía. La ética de Jonas arranca de un hecho: el hombre es el único ser conocido que tiene responsabilidad. Sólo los humanos pueden escoger consciente y deliberadamente entre alternativas de acción y esa elección tiene consecuencias. La responsabilidad emana de la libertad. La responsabilidad es la carga de la libertad. La responsabilidad es un deber, una exigencia mora que recorre todo el pensamiento occidental, pero que hoy se ha vuelto más acuciante todavía, porque –en las condiciones de la sociedad tecnológica- ha de estar a la altura del poder que tiene el hombre. En la ética de Jonas hay un elemento deontológico -finalmente, plantea un imperativo-, pero no conviene olvidar que se parte de un argumento prudencial, prácticamente aristotélico. Su imperativo es provocado por las nuevas condiciones de vida provocadas por la amenaza tecnológica. Para Jonas, la responsabilidad moral arranca de una constatación fáctica (la

vulnerabilidad de la naturaleza en la era de la técnica) cuanto de un a priori kantiano de respeto a (todas las formas de) la vida. La ciencia y la técnica han modificado profundamente las relaciones entre hombre y mundo. Para los antiguos, la potencia humana era limitada y el mundo, en cambio, era infinito. Jonas propone el ejemplo de la ciudad griega, que era un enclave civilizado rodeada un entorno amenazador, de bosques y selvas. Pero hoy la situación se ha invertido y la naturaleza se conserva en parques naturales, rodeados de civilización y tecnología. Hoy la naturaleza es débil y está amenazada. El hombre tiene, pues, el deber moral de protegerla y ese deber aumenta en la medida que sabemos lo fácil que es destruir la vida. La ética hoy debe tener en cuenta las condiciones globales de la vida humana y de la misma supervivencia de la especie. La idea fundamental sobre la que se sustenta la ética jonasiana es la experiencia de la vulnerabilidad. Las generaciones actuales tienen la obligación moral de hacer posible la continuidad de la vida y la supervivencia de las generaciones futuras. Ese deber es explicitado como imperativo categórico. En el cap. V de su texto, que lleva por título "Viejos y nuevos imperativos", considera que el imperativo ético contemporáneo debe ser: -

Obra de tal manera que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica sobre la tierra.

Este imperativo puede expresarse también negativamente: -

Obra de tal manera que los efectos de tu acción no sean destructivos para la futura posibilidad de esta vida.

O, más sencillamente, todavía: -

No pongas en peligro las condiciones de la continuidad indefinida de la humanidad en la tierra.

También se puede formular positivamente como: -

Incluye en tu elección presente, como objeto también de tu querer, la futura integridad del hombre

RESUMEN DEL TEXTO. Primer texto. “Paz fundada en la responsabilidad”  el consejero de la Fundación tiende un puente así entre el concepto de paz y el tema predominante de sus escritos. En la era atómica la paz (no-beligerancia entre naciones) se ha convertido en el deber primordial y, en lo sucesivo, permanente de la responsabilidad universal. Por tanto, el poder descomunal de nuestra técnica actúa como prevención para el cometido principal de la responsabilidad.

“También nuestra técnica pacífica, con la que la humanidad obtiene del planeta su vida cotidiana, entraña un potencial nocivo (del que no se ha reflexionado, impremeditado; poco claro y ocultad su verdadera intención; que se cierne, con períodos de carencias más cortos o más largos, sobre sus obras, intencionadas y, a menudo, tan necesarias, como un sombra creciente, precisamente en el éxito)”. Los períodos de carencia son plazos de gracia, que menguan con el avance del progreso. Es más difícil evitar lo que se introduce por mil caminos que un único o perentorio crimen, como la guerra. Debemos seguir con la explotación técnica de la naturaleza, pero se pone en duda el cómo y el cuánto. Y si somos o seremos sus dueños se convierte en la cuestión más seria planteada a la responsabilidad humana. Goethe, Fausto [comienzo de la Revolución Industrial] . Triunfo de la conquista humana sobre la naturaleza, que emprendiera con su tarea senil: expugnar nuevas tierras cultivables al mar. Digno de aprobación este ataque de la técnica sobre la naturaleza. Los medios (perversos) oscurecen el camino hacia la gloriosa menta, aunque brilla por sí misma. ¿Refleja la visión del que ya se ha quedado ciego lo que debemos hoy pensar acerca de los triunfos de la civilización sobre la naturaleza? ¿Nos acecha el peligro todavía desde fuera? A veces todavía. Pero un aluvión nuevo y más peligroso se desencadena en el interior y dispara hacia fuera: la fuerza demasiado ambiciosa de nuestros propios actos civilizatorios. Nosotros abrimos las brechas, convertimos la totalidad de la naturaleza en cloaca de los seres vivos. Se han invertido los frentes: debemos proteger al océano de nosotros y no a nosotros de él. Somos más peligrosos para naturaleza que ella para nosotros. Pero para nosotros mismos es para quienes resultamos peligrosos al máximo, y ello por las más admirables hazañas de dominación humana de las cosas. Nosotros somos el peligro del que ahora estamos rodeados y con el que debemos bregar. Deberes nuevos como exigencia colectiva. Símil de aluvión y las brechas. En el debate sobre energía nuclear, ecología, bioética e ingeniería genética (de su época), aparece el símil. De la euforia del sueño fáustico hemos despertado, con la fría luz del día, al miedo. El pánico apocalíptico no debe hacernos olvidar que la técnica es producto de nuestra humana libertad. Actos de nuestra libertad nos han conducido a la situación actual; actos de esta misma libertad decidirán acerca del futuro global que, por vez primera, está en sus manos. Libertad como característica genética, no todavía la política pero la hace posible. Pretende manifestarse sobre la libertad, sobre su raíz natural, su proceder en la técnica, su deber y su esperanza. -

Su raíz biológica. Raíz de la libertad (responsabilidad)

La libertad de los seres humanos reposa, como característica genérica, en la dotación orgánica de su cuerpo. El poder de decisión comienza ya en el interior: la imaginación transforma a voluntad imágenes de cosas que hemos visto o recordamos, proyectamos nuevas. La mano, esclava de la voluntad, lleva la imagen interna hacia fuera y transforma incluso las cosas con

arreglo a ella. La voz, esclava también de la voluntad, da forma al lenguaje de la libertad. Hacia fuera hace posible la sociedad como sujeto perdurable del saber creciente, hacia el interior, el pensamiento, que se eleva sobre la representación de los sentidos. Doble libertad: espiritual y corporal. Por ésta, el ser humano encuentra su camino y extiende su mundo artificial, como producto de esta libertad, por el mundo natural. El resto de la naturaleza debe soportarlo. La diversidad (biológica) tiene su origen en la lucha, la preserva y la transforman lentamente en origen de nuevas especies. Es una guerra armonizada con la coexistencia (la especie no puede hacer más que aquello que le prescribe la especie). Pero, un nuevo “el más fuerte”, no sujeto a prescripciones de especie, arruina todo esto. El hombre: superioridad por armas artificiales; se ha evadido del círculo del equilibrio simbiótico. Extermina allí donde la lucha sólo ponía límites; no devuelve aprovechable lo que le ha robado a la totalidad (agota la mina). En su adquisición de superioridad: lucido. En su aplicación fue ciego (las conquistas tapaban los castigos de la Tierra). Este largo plazo de gracia, por la ceguera, se ha terminado. La relación entre hombre y naturaleza ha entrado en una nueva fase. -

¿Qué es lo nuevo y cómo se ha producido? Poder de la libertad (responsabilidad)

Un factor: biológico: crecimiento rápido, necesidades amenazan con exigir demasiado a los recuerdos alimenticios planetarios. En la base hay algo: inorgánico: el salto cualitativo en nuestro poder tecnológico, provocado por la alianza entre técnica y ciencias naturales. A través de la aplicabilidad práctica, tan occidental, de la pura teoría, la superioridad del hombre se ha vuelto unilateral, sus intervenciones sobre la totalidad de la naturaleza terrestre (presente y futura) amenazadoras… que la libertad, debería comportarse de forma perspicaz, percibiendo que la victoria desmedida pone en peligro al propio vencedor. La técnica premoderna era macroscópica: mantenía la superficie de las cosas. Desde entonces ha descendido al nivel molecular (desde lo más bajo, gobierna sobre lo más alto). A poderes nuevos, nuevos peligros. Uno de ellos: cargar al medio ambiente con sustancias cuyo metabolismo no puede tolerar. En biología molecular: tentación de experimentar, rectificando a partir del propio embrión, con nuestra propia imagen (bioética). Devastación mecánica más intoxicación química y radioactiva. El aumento de poder proviene del incremento de conocimiento. El mismo conocimiento que obra en la técnica, nos pone en condiciones de calcular sus repercusiones globales y futuras. Concebida lúcida, la libertad debe conocer: merced a ella está todo en juego y únicamente ella es responsable de ello. -

Deber de la libertad (responsabilidad)

Primer deber de toda responsabilidad: que se imponga límites. Es la condición de su existencia: sólo así es posible la sociedad, sin la que el hombre no puede ser ni su poder sobre la naturaleza. Cuanto más libre la sociedad, más imprescindible se vuelven en las relaciones interpersonales el deber de la limitación voluntaria. Similar en la relación de la humanidad con la naturaleza. Somos más libres en ella por nuestro poder y esta libertad trae obligaciones. El deber nos dice que debemos reprimir nuestro poder, reducir nuestro placer, en aras de una humanidad futura. ¿Está nuestra naturaleza moral dotada para esto como para las relaciones interpersonales? Justicia, respecto, etc., se despiertan con la convivencia y salimos del egoísmo. Nada en nosotros despierta la abstracta personificación de una hipotética criatura humana futura; el miedo a las represalias desaparece aquí por completo. Pero tenemos la idea de responsabilidad, capacidad, y el sentimiento necesario para ello (hondamente implantado en nosotros; relación padre-hijo). Este sentimiento, ampliado a idea, puede tender el puente entre la ética del prójimo y aquélla para con el lejano, solamente imaginario, pero que sabemos que ha caído en la arbitrariedad de nuestro poder. La responsabilidad dice que nos ha sido confiado. ¿Por qué debiera siquiera existir ese ‘más tarde’, en nuestro caso, una humanidad sobre la Tierra; es decir, vida en general? La diversidad de la vida, originada en el esfuerzo incesante por devenir, puede ser entendida como un bien o un “valor en sí” y la libertad del hombre, que al fin y al cabo resultó de ella, como culminación de esta ventura arriesgada de los valores. Portador de esta distinción: bajo dicho poder. La ética alcanza así una dimensión más allá de lo interpersonal. -

¿A quién se dirige esta llamada concretamente? ¿Quién podría responderla? ¿Quién debe hacer los sacrificios que su cumplimiento reclama?

Deber de “Nosotros”: sociedades industriales avanzadas; occidente. Quienes hemos creado el “coloso tecnológico” y lo hemos dejado caer en el mundo; máximos consumidores de sus grumos y pecadores sobre la Tierra. A nuestra voluptuosidad hay que exigirle: limitación. Problema del hambre (objetivo ayuda al desarrollo). Verdadero problema radica en los ricos de esta tierra, con su culpa y su deber globales. Es un problema de poder, no de impotencia y con ello de libertad. ¿Pero quién es el sujeto de la misma? El poder tecnológico es colectivo, no individual. Sólo el poder colectivo (=poder político) puede reprimirlo. Pero éste emana del pueblo, en las democracias parlamentarias, que escoge su gobierno, cuya voluntad debe poner en práctica. Por tanto, a través de la libertad política, cada uno se convierte en sujeto del nuevo deber. Pero las mayorías deciden, y no renuncian a los intereses presente como sería necesario, y la subsistencia de la libertad depende de ello. Amenazante “fantasma de la tiranía”: no habla de dictadura para solucionar nuestros problemas. Dice que, en situaciones extremas, no hay espacio para dilatados procesos de decisión propios de la democracia, y no deberíamos permitirnos llegar a tal situación. La libertad genérica del ser humano, su dote biológica, sólo puede sucumbir con él; pero la

libertad política, podría volver a perderse por ligereza (lo hará si no supera a lo que no se ha enfrentado jamás la libertad humana). ¿Cuáles son las perspectivas de que logre superarla? ¿Cuáles sus recursos para ello? Insuficiencia de respuestas por su parte y sin seguridad, que no cabe esperarse de la naturaleza imprevisible de la libertad. -

Caminos posibles para ello (lo último dicho)

Camino no-institucional de una educación de la conciencia general a través de personas cuya conciencia les llame a ello. La educación reside en abrir los ojos a aquello que ya ven, de tal forma que todos puedan verlo. Su acreditación está en sus conocimientos específicos y por eso deben unirse, pues sólo el saber unido de distintos ámbitos compensa la dispersión. La infatigable instrucción de tales portavoces puede generar una presión de la opinión pública. No piensa en jefes carismáticos, sino en la constante divulgación del conocimiento y la preocupación específicos (no interés). Eco primero en la conciencia pública, y desde ahí entre la conducta, de lo privado y lo público. Aquí radica una de las posibilidades de la libertad que brinda esperanza. Pero con la espontaneidad no-institucional no se hace nada a la larga. El consenso general debería fundado en el derecho público. Prevenciones que privasen del arbitrio del mercado a desarrollos tecnológicos que traigan consecuencias irreversibles para generaciones futuras. Evitar la desgracia requiere cambios en nuestros hábitos de consumo, en nuestro estilo de vida en general y en toda estructura económica que los ampara y vive de ellos. Ignorar cómo hacer esto sin que se provoquen otras desgracias, como el paro masivo, que serían más aterradoras que el mal extirpado. Encontrar un camino transitable aquí es misión de los economistas. -

Miedo

Shock ante catástrofes reales y repetidas de menor magnitud que nos infundan el terror pertinente frente a la gran catástrofe, con la que el desenfreno tecnológico nos amena en un futuro. Necesidad de ello (auxilio). El shock podría reunir al oeste capitalista y el este comunista para la defensa común frente al peligro conjuntamente reconocido. Mi esperanza está deposita en la razón humana. No existe solución patentada para nuestro problema, remedio universal a nuestra enfermedad. La aventura tecnológica debe continuar su camino, y se generan nuevos riesgos. La misión de evitar es permanente, y su cumplimiento no debe ser nunca más que un remedio y, a menudo, incluso no más que una chapucería. Esto significa que debemos vivir en el futuro bajo la sombra de una amenazante calamidad, pero ser conscientes de la sombra se convierte en una luz paradójica de la esperanza: no es la luz de la utopía, pero su exhortación ilumina nuestro camino, junto con la fe en la libertad y la razón. Al final acaban coincidiendo el principio de responsabilidad y el de esperanza (no en un mundo perfecto, sino en uno habitable y en la pervivencia digna de

nuestra especie sobre la herencia que se le ha confiado, que no será miserable pero sí limitada).

CIENCIA COMO VIVENCIA PERSONAL [1986] Segundo texto. “Sólo deberían divulgarse los resultados de la actividad científica y no lo que en su decurso le acontece a uno”. La expresión “ciencia” del título abarca también las ciencias del espíritu y de la cultura, y la filosofía. Su carácter científico es distinto al de las ciencias exactas de la naturaleza (se ha meditado mucho sobre esto en Alemania). Carácter científico de la filosofía (no el primero en hablar de esto). Más allá de la especialización de las distintas ciencias, reflexiona sobre sus diversos modos de conocimiento y su sentido de la verdad, convirtiéndose la filosofía una especialidad altamente desarrollada. Por lo que respecta a la “comprensión”, en el modo de conocimiento de las ciencias del espíritu es evidente que la “vivencia personal”, como empatía con el objeto, puesto que es en sí precipitado de la experiencia, impregna el conocer de principio a fin, es decir, que forma parte de su resultado de manera inseparable a inspira toda exposición. Cómo estudiar historia, arte, etc., todo pensar, sentir y actuar pasados de la humanidad si no es con la imaginación: lo vivido debe ser revivido. El sujeto topa con el sujeto, que a pesar de la distancia histórica sigue siendo humano y, por tanto, accesible para nosotros, pero infinitamente interpretable. Somos herederos en aquello que somos, y el desvelamiento del pasado se descubren enigmas de nuestro yo. Y en ello, por una vez, hay mucho de subjetivo (el sujeto que interpreta). Por tanto, su punto de vista nunca puede tener la última palabra. En el mejor de los casos, legará al futuro un aspecto más que incluir. En el seno del objeto histórico habita una infinita interpretabilidad en virtud de la constante confrontación de subjetividades pretéritas con otra, por su parte igualmente históricas, siempre y cuando la historia viva siga fecundándolas. Las ciencias del espíritu se declaran partidarias de esta inclusión de subjetividad activa y de perspectiva, junto al influjo de la filosofía. Las ciencias naturales se enfrentan con meros objetos. Aquí el investigador podría haber sido otro (y el anterior ha sido superado). Lo personal se encuentra entretejido con el objetivo de manera más indisoluble (en su camino). El sujeto de conocimiento no es aquí intercambiable. Tres etapas en su camino vital teórico. 1. La preocupación por la Gnosis de la antigüedad tardía bajo el signo del análisis existencialista. 2. El encuentro con las ciencias naturales en el camino hacia una filosofía del organismo.

3. El giro de la filosofía teórica a la práctica (a la ética) en respuesta al desafío, cada vez más patente, de la técnica. Interés ...


Similar Free PDFs