Apuntes Los Reinos Amorreos PDF

Title Apuntes Los Reinos Amorreos
Course Historia Antigua I
Institution Universidad Complutense de Madrid
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VI-Los Reinos Amorreos La caída del Imperio de Ur manifestó ampliamente la crisis que afectó a Oriente Próximo a comienzos del periodo Paleobabilónico. Las causas de dichas crisis fueron internas: excesiva concentración de la población en las ciudades y problemas de abastecimiento, inmovilización de la riqueza, esclerotización del sistema administrativo junto a la degradación ecológica. Con todo ello, los vacíos demográficos junto a lo vacíos políticos favorecieron la expansión de los pueblos nómadas. En la administración y gobierno encontramos una transmisión de la autoridad desde el rey a sus funcionarios, vital para la realización del censo por el gobierno y administración, es decir, existía una cadena jerárquica de transmisión de la misma que permitía la llegada de bienes al palacio. El gobierno era entonces un aparato exactor, que aseguraba la entrega de estos bienes y servicios al palacio por aldeas y ciudades. No obstante, la pluralidad de funciones y cometidos, por la cual una persona podría realizar numerosas tareas por orden real, y de títulos conllevó a una polivalencia de funciones, y con ello a una confusión de poderes y entorpecimiento de la gestión. Además, la autonomía de los gobernadores ensi, que aumentaba con la distancia a la Corte y la debilidad del poder central, provocaba una autoridad del rey meramente nominal, a pesar de la rotación de puestos y la no heredabilidad de cargos como solución impuesta por los reyes. Por otro lado el Estado palatino adolecía de fragilidad estructural consecuencia de la inexistencia de un sentimiento de cohesión nacional por la articulación a dos niveles: el sector de dependientes del palacio y aquel que suministraba el soporte humano y económico. La ausencia de sentido de nación conllevaba al sentimiento de la ciudad como un espacio sagrado debido a ser fruto de la voluntad divina, acabando el horizonte político personal en cada comunidad. Junto a ello la propiedad privada era débil y con escasa garantía jurídica. Los grandes propietarios no eran muchos y se identificaban con los intereses del palacio, y el resto de personas se vinculaban a su familia y a su ciudad o aldea. La ciudad era la comunidad política máxima, residencia de los gobernadores. Con todo ello, no existía un grupo de propietarios que contestase la autoridad política. Era en circunstancias y condiciones adversas cuando la fragilidad estructural del Estado adquiría una importancia considerable. A la fragilidad se le añaden tensiones resultantes de los esfuerzos centralizadores y del deseo de ciudades y sectores de la nobleza de mantener su autonomía. En resumen, la falta de una verdadera cohesión nacional debido a la articulación del Estado en los niveles ya mencionados, provocará la destrucción del palacio, y por ello del reino cuya debilidad interna se verá incrementada por aspiraciones secesionistas y crisis políticas o económicas. Sin embargo la crisis afectó más a la periferia, pues al carecer de excedentes por las mínimas precipitaciones, las tierras semiáridas o montañosas se produjo un retroceso de urbanización y avance de pueblos nómadas. En la llanura la crisis se soportó mejor aunque no se evitó la disgregación política. Larsa e Isín intentaron acaparar el vacío de poder resultante, que propiciaba la llegada de tribus amorreas. En Siria y Palestina, solo algunas ciudades de Meggido o Mari pugnaban por consolidarse entre las dificultades. Los elamitas, a la caída de Ur, se habían visto incapaces de conservar la ciudad y concluyeron retirándose de Mesopotamia que sería ocupada por una gran variedad de clanes amorreos. En Isín, la dinastía inaugurada por Ishbi-Serra asumiría el papel de heredera del antiguo Imperio, evidenciado en las titulaturas reales y la reconstrucción de la antigua capital. Se establecieron comerciales con Dilmun y se fortificaron las ciudades para defenderse de las incursiones de

nómadas amorreos, como signos de una cierta recuperación tras la crisis anterior y de los intentos de los reyes de Isín de asimilarse a las dinastías sumerias anteriores. Pero el escenario político del momento estaba dividido, pues diversos clanes amorreos ocupaban la llanura mesopotámica y acabarían por establecer dinastías en diversas ciudades como Kish, Assur, Sippar, Uruk, Babilonia o la Ur de Naplanum. Nos encontramos otras ciudades también independientes respectos del poder meridional, Eshnunna y Der, a las cuales se unirían posteriormente Assur y Babilonia. Y también Elam mantuvo su independencia con IshmeDagan, quien fracasó al intentar expandir su autoridad hacia el Norte en el reino de Kish. Su sucesor, Lipit-Ishtar, quien elaboró una recopilación de preceptos legales, controlaba Nippur y las ciudades del sur aunque fue expulsado por aun ataque de Larsa. Concretamente fue el quinto rey de la dinastía de esta ciudad, Gungunum, quien derrota a Lipit-Ishtar. Obtuvo el dominio de gran parte del sur de Mesopotamia y un acceso directo al mar. Sus sucesores se encontraron un Reino de Isín muy debilitado que les facilitó el auge de Larsa. Sumu-El derrotó a los reyes de Kish y Kazallu y se apoderó de Nippur convirtiéndose en la fuerza político-militar dominante. Aunque mientras sus sucesores intentaron ampliar sus dominios, surge un nuevo rival: Babilonia. En el sur las ciudades se sumían en la decadencia debido a las destrucciones por deposiciones aluvionarias, una modificación en la línea costera que dejó a los antiguos puertos aislados y obligó a la búsqueda de nuevas rutas que favorecieron a Mari y Babilonia; la salinización de las tierras y la consecuente agresiva política de conquista de territorios. En la situación socioeconómica, se consolida la familia nuclear y con ello la disolución de lazos propios de parentesco y la aparición de marginados. Desapareció la comunidad rural campesina, sustituida por trabajadores arrendatarios dependientes de palacios y templos y se institucionalizó la servidumbre por deudas. La ciudad de Assur cobró entonces gran importancia, dominando una región apropiada sobre todo para la cría de ganado pero también para la agricultura que era además una situación estratégica de primer orden por dominar los accesos a Mesopotamia, Armenia y Anatolia. Assur era sede de una dinastía local originada a comienzos del siglo XX a.C. por Puzur-Assur cuyos reyes llevaban nombres acadios. Surge así Asiria tras la desaparición del Imperio de Ur siendo su centro de mayor prestigio Nínive. Los reyes de Asiria portaban el título de ishshiakkum y eran vicarios de Assur, divinidad local y único soberano del pueblo. Ilushuma, tercer monarca, guerreó contra Eshnunna por el control de Diyala y alcanzó el sur del país sumerio, síntoma del nuevo poderío militar, siendo Shamshi-Adad I el fundador el poderío político y militar asirio. Es posible que esta realeza sea de origen amorreo (“reyes que vivían en tiendas”), y no tanto sumerio o acadio. El poder en Asiria era tripartito, pues al lado del ishshiakum estaba la ciudad o alum representada por la asamblea de jefes de familia de ciudadanos libres, pushrum; y también el limun, jefe de la asamblea ciudadana y destinatario de las tasas sobre el comercio. Desde mediados del siglo XX a.C. establecieron una red de estaciones comerciales, karu, que mantuvieron estrechas relaciones con los pequeños estados de la región y junto a ellos unas menores, los wabartum. La relación entre asirios y los locales se establecía de manera contractual con cada nuevo rey entronizado bajo juramento solemne, siendo la diplomacia intensa y fuerte debida a la fragmentación política del país. La capacidad de gestión de Asiria descansaba en el karum de Kanish, representante de Assur, estando subordinado a las autoridades de esta en “La casa de la ciudad, bit alim”, ante las ciudades anatolias. Estas

autoridades eran el rey o dignatarios epónimos vinculados a grandes familias de gran influencia a través de una asamblea, consejo de ancianos o notables. El gran conocimiento de esta actividad nos fue facilitado por los cientos de tablillas halladas en Kultepe, antigua Kanish. La financiación del comercio estaba llevada por las familias más poderosas, grupo social predominante cercano al rey. Era el patriarca quien permanecía en Asiria dirigiendo mientras los más jóvenes residían en diferentes localidades de Anatolia. Cada karum poseía su propio templo de Assur, se situaba fuera de las murallas de la ciudad, los residentes debían pagar mpuestos a las autoridades locales. El karum (“muelle”) era también receptor de tasas sobre el tráfico comercial, almacén para las mercancías e institución financiera. Incluso corte de justicia para los pleitos entre comerciantes y discutir litigios con la población local. Los distintos karu dependían unos de otros en una complicada red, siendo Kanish el poseedor de las funciones especiales y del que dependían el resto. Así mismo, el karum local controlaba los wabartum, o agencias secundarias. En el intercambio de productos y bienes dirigido por un comerciante o ummeanum no intervenía el Mercado. La ausencia de ciertos recursos en Mesopotamia originó un comercio con la periferia restringido a estas mercancías escasas (maderas, piedra, metales…) y organizado por funcionarios dependientes de la administración real, y aunque el mercader, tamkarum, fuese particular no solía actuar por cuenta propia y se ajustaba a un conjunto de reglas generales. En definitiva, los comerciantes lo eran por rango o designación y no por iniciativa propia y sus ingresos provenían de una comisión por la venta de los bienes. Este tipo de comercio carente de Mercado se le denomina disposicional, convenido o administrado, pues sus equivalencias y precios las establecen las autoridades. Las mercancías que manipulaban los mercaderes aasirios fueron la manufactura de telas, por ser un país rico en pastos y ganado y el estaño, cuyo tráfico de ida se hací por caravanas aunque la vuelta del oro y plata se realizaba por enviados especiales. El comercio asirio pasó por dos fases, separados por un periodo intermedio de dificultades. En tiempos de Erishum, hijo de Illushuma comienza la presencia asiria en Anatolia, aunque en el último tercio del siglo XIX a.C. un usurpador de Eshnunna se apoderó del trono de Assur. Finalmente Shamshi-Adad se hace con el poder reanudando la presencia comercial en tierras anatólicas. Pero el clima de estabilidad había sido sustituido por conflictos y relaciones hostiles entre las comunidades independientes. Guerra, expansión y conquistas marcan el panorama en el que destaca Anitta, rey hitita de Kussara que unificó y controló gran parte del país. La inestabilidad resultante, y la decadencia a la muerte de Shamshi-Adad supusieron el declive definitivo del comercio asirio en Anatolia. Por su parte, el Reino de Mari se había transformado en un intermediario privilegiado de las caravanas de comerciantes. El palacio de Mari era sede de una dinastía de origen amorreo. Iahdum-Lim combatió contra una tribu amorrea que ocupó gran parte de sus territorios, realizó una expedición hacia el Mediterráneo y derrotó a la coalición del rey de Yamhad. Las tribus amorreas fueron una fuente de problemas constante por su dudosa lealtad y dificultad de ejercer un control sobre ellos, entre ellos los haneos, suteos y benjamitas. La región que ocupaba el antiguo Reino constituye una zona dimorfa, en cuanto conviven agricultura y ganadería, campesinos y ganaderos. Estos últimos se concentraban en las tierras irrigadas en verano y en la estepa semiárida en invierno en busca siempre de pastos. Es decir, se regían por una migración de frecuencia estacional. Alrededor del Reino habitaban las ya mencionadas tribus amorreas, que por su importancia militar fueron reclutados como tropa auxiliar, si bien

fueron a su vez temidos por su movilidad y difícil control. Estos pueblo practicarían un pastoralismo nómada deriva seguramente de formas originarias de trashumancia en las que se seguían los desplazamientos estacionales de las manadas de animales aún no domesticados. En ocasiones encontraremos en la zona dimorfa esta práctica asociada a la agricultura de aldea, siendo un rasgo estructural y perfectamente idóneo para el aprovechamiento de la zona intermedia. Así pues, estas tribus pastoriles del medio Éufrates y del Habur practicaron dicha forma mixta o seminomadismo por la cual parte de la población emigra con el ganado y la otra permanece con las tareas agrícolas. En ocasiones podíamos encontrar una cierta integración entre ambos modos de vida. De hecho en Mari un funcionario, el sugagum poseía poderes sobre las tribus establecidas en territorios bajo control palaciego. De estas tribus sabemos que los benjamitas se dedicarían a la agricultura más que los haneos, mientras los suteos serían estrictamente pastoriles. En la organización tribal era el gayum o clan la unidad inferior a la tribu. Estas se agrupaban en las ciudades en distintos barrios. La tribu de los haneos se compuso de ocho o nueves clanes hermanados entre sí, mientras los cinco clanes benjamitas y los tres o cuatro suteos formaban una confederación. Por debajo del clan estaba el bit alim, los linajes. Entre estas tribus existía una monarquía tribal con un rey a la cabeza de la tribu, que residía en el “país alto” fuera de jurisdicción palaciega. Esta monarquía seguía de cierto modo lo que eran signos comunes de la realeza, contaban con un palacio, ejército permanente, servidores y personal de apoyo. No obstante no era autócrata, es decir, su autoridad no era absoluta pues aquella autoridad ejercida por el rey a los miembros de la tribu que habitasen lugares fuera de su jurisdicción estaba compartida con jefes de clan y ancianos. En Siria, el panorama estaba marcado por la destrucción de Ebla por Naram-Sin y el retroceso de las formas de vida urbana. La sobreexplotación, despoblación y abandono de centros urbanos junto al vacío político favoreció la llegada de nómadas, aunque luego se produjo una reurbanización. Las distintas ciudades amuralladas y provistas de su propio palacio se mantendrían en un contexto político fragmentado hasta que en el S XVIII a.C. quedase gran parte del norte sirio bajo hegemonía de Yamhad con capital en Alepo. Este Reino encontró en Mari a su gran adversario por el control de acceso a los bosques occidentales y la costa mediterránea. Naram-Sin, usurpador procedente de Eshnunna se hizo con el poder de Assur. Aunque a finales del sigl XIX a.C. Shamshi-Adad I, de origen amorreo, se hizo con el poder de las principales ciudades de Asiria: Nínive, Assur y Ekallatum, y se hizo soberano de Assur. Desde la nueva capital Shubat-Enlil emprendió una expansión militar por el curso alto del Habur y del Éufrates medio, cayendo la Mari de Zimri-Lin bajo su poder. También recibió tributos de los amorreos de Siria y erigió una estela en el Líbano que reaviva la tradición de la conquista simbólica y del dominio universal. La expansión asiria en el oeste se vio frenada por el hijo de Shamshi-Adad e indolente gobernante de Mari, Iasmah-Adad, y en el este por el reino de Eshnunna. El soberano asirio se tomó el título de “Rey del Universo”, teniendo en su poder ambos ríos y todo el norte de Mesopotamia y reactivando los karu en Anatolia. Su hijo Ishme-Dagán intentó consolidar las fronteras orientales mientras en occidente los principados sirios de Karkemish y Qatna se mostraban amistosos, menos Yamhad, y las tribus nómadas oscilaban entre la colaboración y la hostilidad. Al final del reinado de Shamshi-Adad aparecieron dificultades, pues la alianza con Qatna llevó al conflicto con Yamhad y Eshnunna emprendió su antigua política de expansión hacia Asiria. Así, el sucesor Ishme-Dagán gobernó una reducida Asiria

debido a la presión de Mari, Yamhad y Eshnunna. En Babilonia, por otro lado, el amorreo Sumuabum instaura una dinastía a comienzos del S XIX a.C. sobre una antigua colonia sumeria. Sus sucesores ampliaron sus dominios, como Sumulailu quien derrotó a Kish, Sippar y Kazallu o Sabum, quien levantó el templo del Esagila al dios local Marduk. Los reyes babilónicos realizaron una habilidosa política, cooperando con Uruk y con Isín ante el creciente peligro de Larsa. Así, cuando Rim-Sin de Larsa ataca Isín y Uruk, Sinmu-ballit fortifica su ciudad, aunque tras su pronta muerte Hammurabi, sexto monarca de la dinastía, sube al trono de Babilonia. Desde el periodo neosumerio, comerciantes y funcionarios comenzaron a realizar negocios por su cuenta, y surgiendo así una clase económica detentora de sus propios medios de producción. La crisis del poder central a la caída de Ur y la llegada de los amorreos favoreció la transformación de las antiguas propiedades del templo y palacio entregadas a estos funcionarios en usufructo o concesión. Es decir, accedieron a la propiedad cuando los antiguos dueños se vieron incapaces de controlarla por dificultades político-económicas. Además los reyes amorreos distribuyeron parte de sus tierras entre los miembros de su familia, dignatarios de la corte, soldados y funcionarios. Con todo ello se genera una sociedad con grandes, medianos y pequeños propietarios y campesinos arrendatarios. Entre los rasgos de la época cabe destacar el progresivo descenso demográfico, la decadencia de la vida agrícola ocasionada por las guerras y la expansión de nómadas y las catástrofes naturales junto a la mala situación del campesino. A su vez las trabas al comercio por inestabilidad política, guerras y bandolerismo se tradujeron en la escasez de metales. Esto facilitó el desarrollo del ilku, un sistema de beneficio mediante la retribución del palacio a su personal por la concesión de tierras, pretendiendo colonizar nuevas tierras agrícolas y suplir la falta de plata. Junto a esta clase de propietarios se encuentra una clase de campesinos desprovistos de tierras e impulsados a trabajar las de otros. El declive de la familia patriarcal extensa por la concentración de la población en las ciudades y la colonización de tierras por el palacio y templos; y el auge de la reducida o nuclear cambiaron la transmisión de la propiedad con un mayor reparto del patrimonio y una fuerte tendencia a la personalización de esta . Esta cambio lo favoreció también el elemento amorreo, menos ligado por tradición e intereses a la vieja estructura templo-palatina. Al desaparecer la familia extensa cae consigo la solidaridad familiar, favoreciendo al desarrollo de servidumbre por deudas. El individuo empobrecido como solución debía entregar en fianza a su mujer, hijos o él mismo, si bien esta servidumbre sería finalmente regulada limitándose a los tres años. Para paliar los efectos de la creciente pobreza los reyes promulgaron edictos de remisión y una nueva política de repartos y concesiones de tierras. La justica, kittum, y la rectitud, mesharum, eran hijos del dios Shamash, juez que mantenía la ley y justicia y castigaba los actos perversos y representaban la ley querida por los dioses trasmitida por el rey. De tal manera estos elaboraban estelas y difundidos en tabillas de valor normativo relativo, pues son tanto reflejo de la capacidad de justicia como un valor instrumental de carácter orientativo. Estas reglas de justicia se presentaban en formulación hipotética, relativa/perentoria o incluso imperativa. Aunque el primero de estos fue el de Namu o Shulgi, el periodo paleobabilónico será fructífero. Ejemplo de estos es el de Lipit-Ishtar de Isín, escrito en sumerio, de tipo condicional sobre propiedad, alquiler, esclavos, familia y herencia, falsas acusaciones, trabajo de campos, daños de animales… Su prólogo nos muestra por primera vez a un rey legislador seguidor de la voluntad divina, mientras el epílogo ensalza su papel como cumplidor de la misión. También destacan

las leyes de Eshnunna, más de cincuenta artículos en acadio por los reyes Bilalama o Dadusha sobre precios de productos, alquiler, salarios, préstamos, esclavos, familia, ofensas físicas o propiedad. Está menos sistematizado y carece de prólogo o epílogo, pareciendo una recopilación donde la composición legal se usa como fundamento del derecho penal....


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