TEMA 1 Establecimiento de los reinos barbaros en Europa PDF

Title TEMA 1 Establecimiento de los reinos barbaros en Europa
Course Historia Medieval
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TEMA 1: ESTABLECIMIENTO DE LOS REINOS BÁRBAROS EN EUROPA TRANSMISIÓN DE ELEMENTOS ROMANOS A LOS NUEVOS REINOS Roma a lo largo del s. III sufrió una crisis interna sin precedentes, experimentando sus primeros síntomas de debilitamiento. Las guerras civiles provocaron el detenimiento de la expansión militar externa y de las actividades mercantiles dentro de sus fronteras, por lo que las principales ciudades con una intensa vida política y administrativa, se convirtieron en centros de consumo más que de producción. Roma dependía del exterior, lo que suponía una fuerte salida de riquezas que no era compensada por una venta equivalente de productos propios. Todos los intentos de los distintos emperadores para mejorar la economía imperial no fueron eficaces, lo que repercutió gravemente en la sociedad romana, en la parte oriental del Imperio y de manera especial a las clases medias (artesanos, pequeños propietarios y comerciantes) víctimas de un rápido proceso de proletarización. La perdida progresiva de la sociedad esclavista tradicional no trajo el triunfo del libre trabajo, sino su hundimiento. En el mundo rural comienzan a desaparecer los pequeños propietarios, la mayoría uniéndose bajo el mandato de un gran señor, lo que provocó una diferencia social significativa desde comienzos del s. IV. El latifundio, un organismo económico y de relaciones entre honestiores y humiliores, aumenta en buena medida como consecuencia del sistema fiscal del Bajo Imperio, que generalizó los impuestos sobre la posesión de tierras y el trabajo de las personas. Ya que el creciente peso de la fiscalidad imperial necesitaba recursos para comprar las tropas, asegurar el abastecimiento de las ciudades (principalmente Roma) y hacer frente a las amenazas exteriores. En los últimos años del Imperio se produjeron una serie de revueltas campesinas contra los grandes propietarios y contra el Estado romano. Como en Galia, España y en el Norte de África, donde tuvo lugar la rebelión de los circumcelliones. Ligada a corrientes espirituales, las masas populares vieron un soporte mental para combatir el sistema político-social de la época, aliándose con la Iglesia jerarquizada, por lo que los factores religiosos jugaron un papel de primer orden en la crisis del mundo antiguo. De igual manera, los bagaudas, grupo de pequeños agricultores y pastores libres, a quienes se unieron soldados desertores y bandoleros, protagonizaron movimientos de carácter social en Galia e Hispania. En la desintegración de este Imperio tomaron parte causas internas: institucionales, religiosas, culturales y económicas; y externas: invasiones de los bárbaros. Proletarización: se refiere a la clase obrera que carece de propiedades y medio de producción, por lo que se ven obligados a entregar su fuerza de trabajo a la burguesía (propietarios de los medios de producción). Latifundio: finca rústica de gran extensión perteneciente a un solo propietario. Honestiores y Humiliores: clases sociales del Imperio Romano y Reinos Germánicos, los honestiores (término referente al honor) estaban formados por la nobleza y grupos privilegiados de la época, y los humiliores (término referente a humildad) englobaban la clase obrera como campesinos, artesanos, pobres y sin tierras, considerados inferiores y tratados como esclavos por los honestiores.

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LA IRRUPCIÓN DE LOS LLAMADOS PUEBLOS BARBARI Roma habría entrado en contacto con pueblos del norte del Danubio y del este del Rin, más allá de sus fronteras, a los que denominó con el termino barbari o extranjeros, a pesar de que pertenecían a variadas etnias y la mayoría eran germánicos. Es un término altamente peyorativo que se refería a gentes de un nivel cultural inferior, aunque esa es una idea discutible debido a que muchos de ellos (visigodos) crearon culturas importantes. Por lo general, se tratan de pueblos nómadas que originarios de Escandinavia y de los territorios del Báltico, recorrían Europa occidental en busca de pastos para sus ganados, de caza y pesca, o de botín. Aspiraban a encontrar lugares donde instalarse y poder desarrollar una agricultura sedentaria junto con una ganadería vacuna. En el s. I, los galos pidieron ayuda a los ejércitos imperiales para destruir el reino del suevo Ariovisto, fundado en la Alta Alsacia, sobre el que obtuvo una importante victoria César rechazándolo al otro lado del Rin. Esto hizo que los contactos fueran haciéndose más recientes entre romanos y germanos. Posteriormente, a través de la obra de Tácito, Germania, escrita en el s. I después de Julio César, los romanos comenzaron a darse cuenta de que eran muchos y muy distintos los grupos tribales y pueblos germánicos que poblaban la Europa central. A pesar de la continua defensa de Roma frente a los peligros exteriores, sobre todo desde el gobierno de Augusto (63 a.C.-14 d.C.) que trató de consolidar sus conquistas, el limes se fue convirtiendo en una zona de contacto que facilitaba la relación entre ambos, manteniendo durante largos periodos de paz estrechas relaciones comerciales y políticas. Llegando incluso a asentarse familias germanas en las fronteras, a incluirse germanos en las filas del ejército romano, como el franco Arbogasto, el vándalo Estilicón o Recimer, quienes sirvieron como magister militum modificando el arte de la guerra del ejército romano; y, además, algunos de los gobernadores, en el s. III, habían nacido fuera de las fronteras del Imperio: Maximino el Tracio (235-238) hijo de un campesino godo o Filipo el Árabe (244249) nacido al sur de Damasco (Siria). Hasta el s. III, Roma había frenado el avance de estos pueblos, pero durante la crisis interna del Imperio muchos lograron atravesar sus fronteras. Algunos emperadores como Decio, Diocleciano y Constantino, lograron frenar tras duras pruebas estas invasiones. Pero a lo largo del s. IV, se convirtieron en un hecho irreversible, con numerosas incursiones de los francos y los alamanes, con violentas incursiones durante años por la Galia, España, Italia y Norte de África. La penetración y asentamiento de los pueblos bárbaros en Occidente no acabaron hasta el s. XI. Dentro de este amplio periodo, desde el s. II al XI, se distinguen dos etapas: las primeras invasiones, protagonizadas por las llegadas de los visigodos al Imperio en el 376 y la de los lombardos en Italia en el 568. Y las segundas invasiones, protagonizadas por los vikingos, magiares y sarracenos durante los s. IX-X. En el 378, los visigodos mantenidos a raya en la línea baja del Danubio, se vieron forzados a cruzarlo presionados al este por los hunos. El emperador Valente (364-378), sufrió una terrible derrota en Adrianópolis el 9 de agosto del 378, lo que permitió a los visigodos

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esparcirse por los Balcanes. Siendo así imparables la instalación masiva de los germanos. El emperador Teodosio (379-395), fue el último unificador del Imperio, logrando un acuerdo provisional con los visigodos estableciéndoles en el 382 en Mesia (Bulgaria). Este acuerdo fue seguido por sus herederos, Honorio en Roma y Arcadio en Constantinopla, al divulgar conjuntamente una “ley de hospitalidad”. Los gobernantes de ambas partes del Imperio utilizaron a algunos barbaros para defenderse de otros bárbaros que iban cruzando el limes, desde Constantinopla desviaban las sucesivas oleadas hacia Occidente, logrando así sobrevivir el Imperio de Oriente mientras que Roma sucumbió. Los hunos, desempeñaron un papel importante en el inicio de estos movimientos migratorios. A comienzos del s. V, establecidos en Panonia y bajo el mando de Atila (uno de sus principales caudillos, “el azote de Dios”), fueron la potencia dirigente del mundo bárbaro. Atila accedió al poder en el 433 y durante los quince primeros años dirigió todas sus campañas hacia Oriente, pero conociendo la debilidad del Imperio romano se condujo a realizar la primera incursión en el 451. La caballería huna, era numerosa e infatigable, a pesar de sufrir una importante derrota frente a los ejércitos visigodos de Teodorico I (en los “campos Mauriacos”, entre Troyes y Châlons) el 20 de junio del 451, Atila realiza en la primavera del siguiente año numerosas incursiones en Italia, asaltando ciudades como Milán, Pavía, Verona…e incluso llega a las puertas de Roma, cuyo asedio respetó tras entrevistarse con el papa León I. Con su muerte, poco después de abandonar Roma, los hunos supervivientes son una horda mediocre y la guerra entre los hijos de Atila causó el derrumbe de este pueblo. Los visigodos, al sentir la presión de los hunos, motivaron que los vándalos optaran por pasar al Norte de África (tradicionalmente, granero de Roma), pérdida que iba a tener enormes consecuencias, incluso mayores que las que obtuvo Roma al dejar Britania en manos de los bárbaros: anglos, jutos y sajones. Los burgundios se instalaron en el Valle del Ródano, y distintos grupos de francos en el norte de la Galia, por lo que la autoridad romana quedaba reducida a Italia. El Imperio romano fue menguando durante 23 años. Roma sufrió el ataque de los visigodos en el 410 y fue saqueada en dos ocasiones por los vándalos. Los emperadores se vieron obligados a abandonar la ciudad y se instalaron en Milán o Rávena perdiendo casi todo su poder. Desde el año 475, el rey visigodo Eurico, gobernaba buena parte de la Galia e Hispania y se había convertido en el mayor poder político de Occidente. Por lo que, Odoacro, jefe del nominal ejército romano, destronó al emperador Rómulo Augusto en Italia en el 476, considerando que el único emperador digno era el romano Zenón I (474491), a quién reconoció como tal con el mensaje de que no era necesario dos emperadores. Odoacro obtuvo del emperador el dominio del ejército y fue nombrado rey de Italia. Limes: referente a cada uno de los límites fronterizos del Imperio romano. Magister militum: rango para designar al más alto militar en el Imperio romano.

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LOS REINOS GERMÁNICOS Desde el 476 los diversos estados germanos, paulatinamente, se fueron instalando en ciertas zonas de los países ocupados o en algunos puntos estratégicos sin despojar a los vecinos (salvo excepciones, como ocurrió con los vándalos o anglosajones). Los asentamientos se hicieron en tierras imperiales (francos) o en dominios particulares que compartieron con los habitantes romanos (visigodos). Se ha admitido la existencia de tres grandes movimientos migratorios desde el s. IV al VII. La primera protagonizada por: suevos, burgundios, vándalos y godos (visigodos y ostrogodos). Y la segunda por los francos, con una tercera oleada donde solo los lombardos alcanzarían una verdadera entidad política. PRIMERA OLEADA 1. SUEVOS: Procedentes del Rin medio, atravesaron el río en el año 406-407 y en el 409 penetraron en España. Al principio en Gallaecia y Lusitania, quedaron como dueños de la Península Ibérica al marcharse los vándalos al Norte de África. En su expansión alcanzaron casi todo el territorio peninsular, Mérida, Sevilla y parte de la Cartaginense (salvo la Tarraconense). Fue el primer pueblo bárbaro que se convirtió al catolicismo, pero derrotados por los visigodos en el 476, quedaron arrinconados entre el Atlántico y Astorga, y entre el Cantábrico y el Duero. Por lo que se vieron obligados a convertirse al arrianismo. Su historia es prácticamente desconocida durante el s. I, hasta que Martín de Braga volvió a convertirlos al catolicismo en torno a los años 560-580, por lo que se enfrentaron a los visigodos que ocupaban el resto de la Península. Este reino desapareció en el año 585 cuando el monarca visigodo Leovigildo, les acusó de haber colaborado en la sublevación de su hijo Hermenegildo. 2. BURGUNDIOS: Aparecen en el s. I en la región báltica, se introducen en el interior de Europa asentándose a orillas del Vístula medio y debido a su lengua y tradiciones debieron ser originarios de Escandinavia. Comenzaron a trasladarse hacia el oeste en el s. III, su territorio se extiende del Rin a la Suabia central y se estabilizan hasta tal punto que, en el año 359, se describen los hitos fronterizos entre romanos y burgundios. En el año 413 firmaron un foedus con el emperador legítimo y obtuvieron parte de la Galia próxima al Rin. Considerados federados de Roma, recibieron un territorio y una parte del impuesto sobre la renta a cambio de garantizar la seguridad del lugar. Desde los años 440443 se habían instalado en los Valles de Saona y del Ródano (Burgundia y posteriormente Borgoña) dispuestos a prestar ayuda y apoyo a Roma. La ley de los burgundios, que se hizo redactar por el rey Gondebaldo en el año 500, llamada ley Gombeta, es una de las leyes bárbaras más romanas y proclama las condiciones entre romanos y burgundios. El poblamiento se efectuó según las normas impuestas en el foedus, adoptadas después por el nuevo reino en el año 456 de acuerdo con los senadores romanos. A pesar de esta armonía, el estado burgundio, situado en una importante región estratégica y económica,

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tenía una base étnica demasiado estrecha para rechazar a los invasores francos y godos. Los merovingios derrotaron al último rey burgundio (Gordomaro) y ocuparon su territorio, respetando las instituciones y nacionalidad burgundias. Foedus: tratado entre Roma y otra nación que habitaba en territorios romanos. 3. VÁNDALOS: Aprovechando la guerra civil (año 428-432) que se produjo en el Imperio, un grupo de 80mil vándalos ocupó el norte de África. Por primera vez se tienen noticias de la existencia de los vándalos en el s. I d.C. en la orilla del Báltico, el nombre vandali se refiere a un basto grupo de pueblos procedentes hipotéticamente de Pomerania (región coincidente con parte de Alemania y Polonia en el litoral Báltico). Los primeros indicios de movimientos frustrados hacia el Imperio ocurren en el 171 con las tribus de los asdingos, que intentaron penetrar en la Dacia arrastrados por la corriente que empujaba a los godos hacia el mar Negro. Poco antes del 400, los asdingos empujados por los hunos partieron hacia el oeste, remontando la orilla izquierda del Danubio donde se encontraron con los silingos y ambos establecieron cierto acuerdo. Consiguieron pasar la Galia, y la amenaza de un doble contrataque romano con fuerzas llegadas de Bretaña e Italia, les impulsó a dirigirse hacía el sur de los Pirineos. Cuando llegaron a España envuelta en una guerra civil en el 409, no encontraron resistencia. Asdingos y silingos ocuparon el noroeste de Galicia y las regiones de la Bética. Por ello fue enviado Valia desde Roma, quien actuó con brutalidad. No hay muchas noticias de la estancia de los vándalos en España, tomaron el mar y se convirtieron en temibles piratas. En el 426 atacan las Baleares y Mauritania y en el 428 toman la base naval de Cartagena, ciudad que fue saqueada e incendiada. Posteriormente invadieron el resto de África hasta Tripolitania. Los romanos incapaces de pararlos les propusieron un foedus. Ocuparon las tierras romanas adoptando incluso sus costumbres (incluido las termas y el circo). Los romanos fueron exiliados a Italia o a Oriente, ningún puesto de importancia fue confiado a un romano y el África romana perdió lo mejor de sus fuerzas espirituales y de su clase dirigente. El principal objetivo de su rey, Genserico, fue la expansión continúa saqueando todas las nuevas regiones que encontraba. Desde Cartago se introdujo en Sicilia en el 440 y la conquistó en el 448. Hacia 455 tomó Córcega, Cerdeña y las Baleares. Mientras, paralelamente, realizaba incursiones en las costas españolas, italianas y griegas que culminaron con el saqueo de Roma en el 455. Mantuvieron esta actitud agresiva hasta la muerte de este monarca en el 477, su obra fue efímera y cayeron bajo los ataques del emperador bizantino, Justiniano. 4. GODOS: Fueron los primeros en fundar estados duraderos consiguiendo una síntesis de los elementos germánicos y romanos, y los únicos en disponer de una cultura intelectual autónoma. Se instalaron desde Escandinavia en la costa meridional del Báltico, su verdadera historia comienza con Plinio y Tácito en el s. I, cuando estaban situados en el nordeste de Germania. En el s. III sus dominios confinaron con los de Roma a lo largo del curso del Danubio, los godos proporcionaron reclutas y cobraron tributos al Imperio. En el año 332, roma estableció un foedus con los godos que fue respetado 35 años, dio lugar a un

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notable intercambio de conocimientos y facilitó la difusión y adaptación del cristianismo entre los godos. El ataque de los hunos, en el 375, les obligó a pedir asilo en el Imperio, que acogió a la mayor parte que fue establecida en la Tracia (región de parte de Grecia, Turquía y Bulgaria) donde los traficantes romanos explotaron a fondo su miseria. El resto de la población goda remontó la orilla izquierda del Danubio y se estableció en los Cárpatos y Moldavia, bajo protección huna. Es entonces cuando se produce la división que representa la historia de los godos: visigodos y ostrogodos, aunque grupos de individuos pasaron sin dificultada de un grupo a otro, se establecieron dos pueblos diferenciados. • VISIGODOS: las duras condiciones que el emperador Valente impuso a los visigodos que permanecieron en el Imperio, en la región de Tracia, dio lugar a que estos se revelaran y provocaran la batalla de Adrianópolis el 9 de agosto del 378, en la que murió el emperador. A pesar de la firma de varios foedus, los visigodos continuaron las incursiones por la Península balcánica, hasta que el rey visigodo Alarico decidió en el año 401 trasladar su pueblo a Italia. Primero en Véneto, luego en Milán y en el 408 llega a Roma. Al no llegar a ningún acuerdo con el emperador honorario decide saquear la ciudad, el 24 de agosto del 410, a la que la revuelta de África había dejado envuelta en la miseria por lo que la población huyó para no volver. Ataúlfo, sucesor de Alarico, los condujo de nuevo hacia el norte, se dirige a Galia y toma Narbona, Toulouse y Burdeos. Con el fin de reconciliarse definitivamente con los romanos, tomó como esposa a su rehén Gala Placidia, hija del emperador Teodosio, en una ceremonia romana (Narbona, año 414). Pero seguían existiendo problemas entre los propios godos, lo que se ve en el asesinato de Ataúlfo en Barcelona en el año 415. Su sucesor, Valia, se estableció en un territorio dentro del Imperio, el conocido “Reino visigodo de Tolosa”. La región era una de las más ricas de la Galia, la menos afectada por invasiones anteriores y una de las menos combativas. Durante el gobierno de Teodorico I y de su hijo, Teodorico II, se respetó el foedus y en numerosas ocasiones estuvieron al servicio de Roma para combatir a Atila, los bagaudas hispanos o el peligro suevo. Se convirtieron en los aliados más fieles de Roma y uno de los pueblos más romanizados. Con el sucesor de Teodorico II, Eurico, el reino de Tolosa llegó a su apogeo. Aprovechando la desaparición del Imperio, aumentó su poder en la Galia y al mismo tiempo afirmaba su protectora sobre España. Eurico fue un rey legislador e interesado en la literatura latina, lo que atrajo a su corte burdeos y bárbaros de todo tipo (ostrogodos e incluso sajones). Respetó los cuadros administrativos romanos y nombro a condes duques tanto godos como romanos. Él mismo asumió los títulos menores del protocolo imperial. Durante el reinado de su hijo Alarico II, se consolidó la dominación en España y al mismo tiempo hubo que hacer frente al empuje de los francos. Contra los que sufrieron una enorme derrota en Vouillé en el 507, lo que marcó un nuevo inicio en la historia de los visigodos. El reino de Tolosa se convirtió en el reino de Toledo casi únicamente español, se mantuvo firme hasta la llegada de los musulmanes en el 711.

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• OSTROGODOS: después de la batalla de Adrianópolis, se dividieron en dos grupos: unos asentados en Panonia (antiguo territorio romano) manteniéndose como fieles vasallos de Atila acompañándole por la Galia e Italia, aunque cuando sucumbió el poder huno este grupo se mantuvo neutral. Los otros, se pasaron al servicio del Imperio en la Península de los Balcanes, minoritario y sin autonomía política, fueron un intermediario entre la civilización de Constantinopla y los ostrogodos. Hacia el 482 sus supervivientes se unieron a Teodorico el Grande (474-526). En un primer momento, los ostrogodos, se dirigieron a Constantinopla, donde fueron rechazados por los biza...


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