Conocimiento Sensible PDF

Title Conocimiento Sensible
Course Filosofía
Institution Educación Secundaria (Argentina)
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Antropología filosófica....


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1 CONOCIMIENTO SENSIBLE I. La percepción La función dominante de la vida cognoscitiva inmediata es la percepción. A cada instante, tomamos conciencia de nosotros mismos, de nuestro cuerpo y de los objetos que se nos donan. Esta toma de conciencia la llamamos percepción: “Yo percibo una mesa, un árbol, mis manos”. La percepción tiene una estructura intencional: “Percibir es percibir algo”1. Es decir, al percibir se enfoca algo, se apunta a algo. Eso percibido está presente aquí y ahora, su presencia es directa y concreta Lo percibido está presente “en carne y hueso”, según la expresión de Husserl, y no es sólo algo imaginado o recordado.2 El objeto percibido posee un modo de darse, de mostrarse que le es propio, según el tipo de objeto que es. Pero, está caracterizado por cierta parcialidad en su presentación. Cada vez que percibimos hay solamente algún lado o cara del objeto que se muestra, no se presentan todos los lados a la vez. Por ejemplo, en el caso del dado no percibo simultáneamente los seis lados. Los lados vistos actualmente están circundados por otros lados ocultos, ausentes actualmente, pero susceptibles de ser vistos sucesivamente. Estos lados ocultos forman parte también de la percepción, pero en cuanto ocultos. La cosa en la percepción aparece, entonces, como una mezcla de lados presentes y de lados ausentes. 3 Por otra parte, la percepción es mía, es la experiencia que yo hago del mundo que me rodea.4 Es decir que, sin un sujeto percipiente con los órganos de sus sentidos, nada aparecería. Entonces, en la experiencia inmediata coexisten dos evidencias que no entran en conflicto: se alcanza la cosa como es en sí y se capta también el sujeto percipiente. Hay una dimensión subjetiva de la percepción que se refiere al sujeto, al acto de percibir, a las partes del cuerpo involucradas en la percepción. Por ejemplo, la mano cuando estoy palpando algo.

M. PRADINES, La fonction perceptive, coll. “Médiations, Denoël-Gonthier, Paris 1981. Cf. E. HUSSERL, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, I, FCE, México 1962. 3 Cf. E. HUSSERL, De la synthése passive: logique trascendentale et constitutions originaires, J. Millon 1998. 4 En cuanto vivencia la percepción se da como un fluir, como un ver o un sentir que deviene. Este fluir está en relación con la temporalidad de la conciencia en la cual se da el fluir de vivencias.

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2 Es inherente a toda percepción que se realice desde un punto de vista. Es decir, desde una perspectiva. Este punto de vista perceptivo tiene que ver con la ubicación de nuestro cuerpo respecto del objeto percibido que nos muestra alguno de sus lados. El cuerpo que percibe es el punto cero de toda percepción, el aquí desde donde se ve la cosa.5 La movilidad del cuerpo permite que el hombre no esté encerrado en una sola perspectiva, sino que éstas pueden multiplicarse, basta trasladarse. Pero, nunca se podrá tener una visión infinita de todos los puntos de vista simultáneamente. Para la opinión común, la percepción puede parecer un acto muy elemental: ¿no basta abrir los ojos para percibir lo que nos rodea? A cada instante los objetos que nos rodean “parecen” pintarse, retratarse en nosotros y, entonces, tenemos la impresión que la percepción es simple. Sin embargo, los estudios realizados sobre el tema han revelado que la percepción es una operación en la cual entran en juego múltiples capacidades dinámicas (potencias)6 y gran actividad cerebral7. En la percepción intervine la atención: si mi mirada se detiene preferentemente en un determinado objeto, éste pasa a ser la “figura” del acto perceptivo y se destaca de su “fondo”, que constituye como su marco. Por ejemplo, la hoja de papel puede ser la figura y el escritorio es el fondo de mi actual acto perceptivo. Esta distinción entre figura y fondo supone la intervención de mi atención. La atención es un elemento fundamental de la vida consciente. Por ello, atrajo la curiosidad de los neurocientíficos, que distinguen diferentes tipos de atención: atención selectiva8; atención sostenida9, atención dividida10 Al percibir completo lo que veo con lo que sé acerca del objeto dado. Es decir, que a las sensaciones actuales se suman otros elementos que no son

Cf. E. Husserl, Ideas, 126; M. Merleau Ponty, Fenomenología de la percepción. Las potencias son capacidades dinámicas (del griego dynamis: potencia), es decir, capacidades de producir operaciones específicas. En el alma humana se distinguen potencias cognoscitivas sensibles (los sentidos externos y los sentidos internos) y a nivel espiritual la potencia cognoscitiva es la inteligencia. 7 El cerebro destina aproximadamente el 25% de su actividad y más de 30 áreas distintas para la percepción visual. 8 Por ejemplo, en una fiesta con muchos ruidos, para conversar con alguien filtramos los sonidos irrelevantes y atendemos a lo que nos interesa. Cf. MANES, F.- NIRO, M., Usar el cerebro. Conocer nuestra mente para vivir mejor, Planeta 2014, 74. 9 Permite concentrarse en una misma tarea por un período prolongado de tiempo. Cf. Ibid. 10 Permite alterar el foco entre distintos estímulos. El cambio de un estímulo a otro es tan rápido, que pasa inadvertido y da la sensación de que estamos haciendo más de una cosa a la vez. 5

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3 inmediatamente dados provenientes de experiencias anteriores. Por ejemplo, veo la manzana: la única sensación que tengo es la de una superficie coloreada. Pero yo presiento su sabor, su olor, la suavidad de su piel. Esto está indicando que a mi sensación actual se unen diversos elementos visuales, gustativos, olfativas, táctiles que provienen de mi experiencia pasada. Esto indica que está interviniendo la imaginación que conserva las imágenes. Otro ejemplo: supongamos que escucho un bocinazo; tiendo a asociarlo a la imagen de un colectivo, de un auto o una moto, de acuerdo al tipo de sonido que caracteriza la bocina de uno u otro. Es decir, completo la actual sensación auditiva con otros elementos que le están habitualmente asociados y que fueron conservados por la imaginación, lo cual me ayuda a identificar el objeto.11 En el acto perceptivo identifico el objeto y lo considero como exterior a mí mismo y real, por lo cual puedo decir: “veo un árbol”. El significado no viene añadido desde afuera, sino que es parte constitutiva del objeto. La identificación se apoya en el esquema perceptivo (inconsciente) que se ha adquirido con el ejercicio repetido de la percepción.12 Así reconocemos el objeto y lo llamamos por su nombre (memoria semántica). Lo que se reconoce (este rostro, esta casa, etc.) es como un patrón-pattern- fijo e invariante que la percepción ha conseguido fijar del flujo de las representaciones. La inteligencia está también presente en la percepción controlando las asociaciones, interpreta el dato de acuerdo a los recuerdos. La intervención de la inteligencia en el acto perceptivo no se realiza de manera explícita, salvo en el caso de la percepción difícil, cuando no es fácil identificar el objeto. Allí, la inteligencia debe hacer un juicio explícito, para lo cual se vale de todos los conocimientos que posee respecto a la situación u objeto (leyes de la física, química, geografía, etc.). Pero por lo general, en la percepción normal, los objetos son inmediatamente y espontáneamente reconocidos. En la percepción interviene también la afectividad, que expresa los intereses y las motivaciones del yo valorando lo percibido. Las emociones se unen estrechamente a la percepción. Por ejemplo, la afectividad resuena al escuchar

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Cf. ALQUIÉ, F., Leçons de Philosophie, vol. 1 Psicologie, Paris, pp. 213ss. La neurociencia explica la consolidación de los esquemas perceptivos en términos de asentamiento de circuitos neuronales (refuerzo de las conexiones sinápticas) que hace posible las percepciones concretas. 12

4 ruidos y otras señales extrañas al orden de la vida cotidiana y suscitan miedo. Provocan, entonces, una especial atención perceptiva. La afectividad puede también, en algunos casos, producir deformaciones, exageraciones, o bien intensificar los datos inmediatos. Percibimos valorando.13 Por lo tanto, es inexacto aceptar que la percepción es una simple recepción pasiva de lo real en nosotros. En la percepción se produce una organización de los datos sensibles, una configuración de los mismos.14 La percepción es un acto del sujeto en su integridad. Por ello, no decimos “mis ojos ven un árbol”, sino “yo veo un árbol”. Por lo tanto, la percepción implica la actuación simultánea de todas nuestras facultades cognoscitivas. Es una síntesis vivida de sensibilidad y entendimiento.15 No es ni sensación pura, ni pensamiento puro.16 Si la percepción es un acto en el cual intervienen todas nuestras capacidades cognoscitivas, como acabamos de señalar, podríamos erróneamente interpretar que ella es el resultado de una elaboración lenta, paciente y metódica que se realiza a partir de componer elementos que se captan aisladamente (las sensaciones). Sin embargo, se deben hacer muchas reservas sobre la manera en que se describe el aprendizaje y la complejidad de la percepción. Después de la crítica realizada por la Teoría de la forma (Gestalttheorie) ya no puede admitirse la teoría del Asociacionismo17. Para este último en el punto de partida de la percepción habría sensaciones puras y aisladas, que luego el espíritu sería capaz de asociar a aquellas otras que comúnmente le están unidas; luego, interpretaría el dato, y gracias a su actividad crítica, identificaría el objeto. Este esquema, del Asociacionismo empirista y de ciertas orientaciones constructivistas, es en realidad arbitrario. La sensación fuera de la percepción no tiene sentido.

13 La tradición aristotélica asigna esta función valorativa es propia del sentido interno que denomina “estimativa”. Si intervención corresponde a la organización secundaria de la percepción. 14 La tradición aristotélica asigna la función de síntesis a distintos respectos, tanto al sentido interno que denomina “sentido común”como como a la estimativa. 15 Cf. FABRO, C., Percepción y pensamiento, EUNSA, 1978. 16 Uno de los aportes más significativos de la neurociencia es su testimonio acerca del intenso grado de integración existente entre las diversas dimensiones neuropsicológicas del cerebro (sentidos, emociones, comprensión, lenguaje, acción). 17 El Asociacionismo nace a partir del empirismo de inglés. Algunos de sus representantes son W. Wundt, E. Titchener, G.E Müller.

5 La Teoría de la Forma18 (Gestalttheorie) realizó la crítica a la concepción asociacionista de la percepción; mostró que la percepción primitiva tiene ya una “forma”: la figura (pizarrón) se percibe antes que las líneas que la componen, por ejemplo, la melodía musical antes que las notas que la componen. Lo primero es el conjunto. La forma integra la heterogénea pluralidad espacial y temporal de las diversas sensaciones en percepciones completas. La condensación de las sensaciones en formas puede depender también de la subjetividad de cada uno. No es fácil determinar con precisión la naturaleza de la Gestalt o forma. Su estudio corresponde a la Psicología Científica. La percepción en cuanto al acto es inmediata. Desde el comienzo existe una percepción. De acuerdo a lo dicho, el aprendizaje consiste más bien en rectificar la percepción primera y no en “construir” la percepción a partir de elementos aislados. El aprendizaje se basará esencialmente en una disociación de la realidad global dada desde el inicio. Este trabajo de disociación pone en juego la atención, la cual se mueve por la utilidad y el interés. Para actuar sobre un objeto es necesario considerarlo “a parte”, aislarlo del conjunto al cual pertenecía. Podemos, entonces, definir la percepción como el acto por el cual un individuo

organizando

completándolas

con

sus

sensaciones

recuerdos

se

presentes,

opone

un

interpretándolas

objeto

que

y

considera

espontáneamente como distinto de él, real y actualmente conocido por él. 19 2. Sentidos externos: las sensaciones Las sensaciones son la base y el fundamento de la percepción. Ellas nos brindan las cualidades sensibles (frío, verde, ácido. etc.), los aspectos cuantitativos y el carácter presente y concreto del objeto. Producen también la sensación de realidad. Como ya señalamos, fue un error querer buscar el punto de partida de la percepción en sensaciones elementales y aisladas, que el espíritu en un segundo momento combinaría para construir el objeto. Las sensaciones puras, no ligadas a un conjunto sólo son un concepto-límite: no se dan así en nuestra conciencia. Pero, 18

El Gestaltismo o “Psicología de la forma” deriva de la psicología racional kantiana y de la neoaristotélica de Brentano. Su comienzo y desarrollo se debe a los estudios de Max Wertheimer (1880-1943), Kurt Koffka (1887-1967) y Wolfgang Köhler (1887-1967). 19 Cf. LALANDE, A., Vocabulario técnico y crítico de la Filosofía, El Ateneo, Buenos Aires, 1963.

6 claro está que para analizarlas hay que aislarlas mediante la reflexión del conjunto en el que se dan en nuestra experiencia vivida. El momento inicial de la vida consciente es el acto de sentir algo. Así decimos que sentimos frío, hambre o cómo una mosca se apoya en nuestro brazo. En sí mismas las sensaciones son, primariamente y en sentido estricto, estados cualitativos subjetivos del cuerpo, como sentir placer, que experimenta el sujeto afectado por ello. Ellas presuponen la percepción del propio cuerpo. En un segundo sentido, algunos actos sensitivos remiten a cualidades de los cuerpos externos, como el sonido, el sabor o los colores de una cosa. Son actos intencionales: “oigo el timbre que suena”. Las sensaciones son datos que referimos a objetos exteriores o a nuestro propio cuerpo, pero que no deben ser consideradas como las imágenes de sus excitantes. Ellas detectan unitariamente aspectos cualitativos y cuantitativos de los cuerpos que actúan sobre nuestro organismo. Las sensaciones están ligadas a modificaciones orgánicas que tienen como sede los órganos sensoriales, los nervios que transmiten la impresión a los centros cerebrales. Por ejemplo, a la vista le corresponde el área visual del lóbulo occipital. En las áreas asociativas de la corteza cerebral se realiza la integración de los datos sensoriales provenientes de los diferentes sentidos. La base neurológica de las sensaciones, discriminadas y luego integradas, son los circuitos neuronales. En el caso de la vista y el oído, la cualidad sensible captada, como el verde de un árbol, nada dice de la situación de nuestro cuerpo, si bien la captación es un acto psíquico del sujeto (ver), a la vez advertimos el órgano con que tal acto se realiza (los ojos). Pero el “verde” no es de los ojos, sino de la cosa vista (con independencia de la interpretación gnoseológica del estatuto objetivo de tales cualidades). Vista y oído son más puramente intencionales. En el caso de los sentidos del tacto, gusto y olfato, captamos una cualidad externa de un cuerpo que a la vez causa una sensación corpórea subjetiva, como cuando un alimento muy caliente produce la sensación de quemarse la lengua.20 Tacto, gusto y olfato son más afectivos y nos brindan el contacto directo y

Las neurociencias consideran al tacto configurado como un sistema somatosensorial donde se incluyen subsistemas que integran aspectos relativos a la captación táctil de las cosas externas y otros referidos a la sensibilidad del cuerpo respecto de sus partes (sensibilidad propioceptiva.

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7 existencial con la cosa presente. Por eso, lo visto y oído garantiza su presencia existencial cuando se da también un acceso táctil al objeto, al menos virtualmente, e integrado con la captación audio-visual. El tacto es el modo como la totalidad del mundo físico y el propio cuerpo resultan inmediatamente dados a nuestra conciencia. Por ello, el tacto es considerado el fundamento de todos los demás sentidos. Aristóteles, sin instrumentos técnicos de relevancia, distinguió la existencia de cinco sentidos externos, localizados en órganos específicos, que se caracterizan por captar cada uno cualidades específicas, que son su objeto propio, el sensible propio (objeto específico de cada sentido): la vista: la luz, los colores; el oído: los sonidos; el olfato: los olores; el gusto: los sabores; el tacto: contacto, resistencia o presión, temperatura, textura, etc. La psicología cognitiva y la neurociencia cognitiva sobre bases neurofisiológicas ha añadido otras sensaciones que nos son provistas por otras partes del cuerpo, los nervios y no por los órganos de los sentidos. Por ejemplo: - Las sensaciones cinestésicas, los movimientos interiores del propio cuerpo, que dependen de los nervios que terminan en los músculos, las vísceras, los tendones y las articulaciones. - Las sensaciones de orientación, posturas, equilibrio inercial, (sensibilidad vestibular), funcionalmente ligada al oído interno, nos permiten conocer la posición general de nuestro cuerpo. - Las sensaciones cenestésicas, sensación difusa del estado de nuestros órganos que generan sensaciones de bienestar, malestar, cansancio, opresión, etc. Están influenciadas tanto por la esfera afectiva, como por la orgánica. La interpretación fisiológica del fenómeno de la cenestesia señala que todos los órganos del cuerpo al realizar sus funciones emiten información que llega a los centros de la vida vegetativa. El tono afectivo del individuo está determinado por las sensaciones cenestésicas, que sintetizan el conjunto de todos los estímulos orgánicos subliminales.

8 Importancia de las sensaciones: Ellas son los signos de lo real, no su imagen. Ellas nos permiten una conducta adaptada a lo real. Sólo ellas nos dan el dato de hecho, lo particular. 3. Memoria La memoria es uno de los sentidos internos. Lo que especifica a la memoria es su referencia al pasado en cuanto tal. Su acto propio es el reconocimiento de los recuerdos, es decir, de un objeto en cuanto referido al pasado. La memoria reactualiza percepciones pasadas como ya vividas. Por ello, podemos hablar de “objeto recordado” y no de objeto presente como en el caso de la percepción. La memoria supone cierta apreciación del tiempo, lo cual no significa que sea necesario poseer la idea abstracta del tiempo, su definición. Definición, que como dice s. Agustín, no es fácil alcanzar.21 No es necesario poder definir el tiempo para percibirlo y tener memoria. Tampoco se exige una medida precisa del tiempo objetivo (año, mes, día, etc.). Basta la simple impresión de lo “ya visto”, la creencia de que algo había ya sucedido. El recuerdo es esta referencia del objeto a una percepción pasada, porque la percepción pasada no desaparece en la nada, sino que es recordada por la memoria, aunque la referencia sea a un pasado indeterminado. Al recordar se reintegra el elemento recordado en el todo del cual formaba parte. El movimiento de la imagen recordada depende de la estructura del todo en el cual estaba inserta. La memoria supone también cierta percepción concreta de la duración interior propia del sujeto. Es lo que se denomina tiempo subjetivo por oposición al tiempo objetivo: año, mes, horas, minutos, etc. Esta percepción de la duración interior supone a la vez la sucesión de estados interiores y la propia identidad interior. Gracias a la memoria el sujeto tiene dada para sí su identidad personal.

“¿Qué es el tiempo? ¿Quién podrá explicar esto fácil y brevemente? ¿Quién podrá comprenderlo con el pensamiento para hablar luego de él? Y sin embargo, ¿Qué cosa más familiar y conocida mentamos en nuestras conversaciones que el tiempo? Y cuando hablamos de él sabemos sin duda qué es, como sabemos o entendemos lo que es cuando lo oímos pronunciar por otros. ¿Qué es pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé; pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.” S. AGUSTÍN, Confesiones, XI, 14.

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9 Nuestro presente no se explica por sí mismo, sino que una parte importante de él se explica por la experiencia pasada. En todos los seres vivos hay una p...


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