Edipo REY explicaciones PDF

Title Edipo REY explicaciones
Author Ruth Vaquero
Course Cultura Grecolatina
Institution UNED
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apuntes edipo rey...


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EDIPO REY INTRO

Partes de la tragedia griega Aristóteles en su Poética señala que las partes de la tragedia se dividen en prólogo, episodio, éxodo, y la parte del coro que se divide a la vez en párodo y estásimo. El prólogo, precede al párodo del coro. Después vienen siete episodios entrelazados por cada estásimo para concluir con el éxodo, intervención del coro que no es cantado. En cuanto estásimo, es un canto de coro sin anapesto ni troqueo. 1. Prólogo: Según Aristóteles es lo que antecede a la entrada del coro. Las características generales son: se da la ubicación temporaria y se une el pasado del héroe con el presente; pueden participar hasta tres actores pero sólo hablan dos y el otro está mudo o puede ser un monólogo. Se le informa al espectador el por qué del castigo que va a recibir el héroe y en esta parte no interviene el coro. 2. Párodos: cantos a cargo del coro durante la entrada por el párodo izquierdo presidio por un flautista. En esta parte se realiza un canto lírico, se dan danzas de avance y retroceso; se utiliza el dialecto ático (más adecuado a los cantos corales debido a su musicalidad). 3. Episodios: pueden ser hasta cinco, hay diálogo entre el coro y los personajes o entre personajes; es la parte más importante por ser la dramática por excelencia y expresa el pensamiento e ideas del personaje. Dentro de los episodios se pueden encontrar los agones, lo cuales son pasajes en los que el protagonista sufre. 4. Estásimo: es la parte lírica-dramática donde el autor expresa sus ideas políticas, filosóficas, religiosas, etc.; hay de tres a cinco, es la segunda entrada del coro y en esta parte no danza. Los episodios son siempre separados por los estásimos. Estos mismos pueden estar divididos en

estrofas y antiestrofas, las cuales son siempre pronunciadas por el coro, aunque en la tragedia griega antigua, las antiestrofas eran dichas por Corifeo (un representante del coro) 5. Éxodo: es la parte final de la tragedia, hay cantos líricos y dramáticos, el héroe reconoce su error y es castigado (a veces con la muerte) por los dioses, sufriendo el pathos y muchas veces convirtiéndose en el pharmakon (el remedio para el mal). Es aquí donde aparece la enseñanza moral. El éxodo como los estásimos son siempre dichos por el coro o Corifeo.

Personajes Layo: padre de Edipo y rey de Tebas Pólibo: rey de Corinto y padre adoptivo de Edipo. Mérope: reina de Corinto y madre adoptiva de Edipo. Personajes principales Edipo Creonte: hermano de Yocasta Tiresias: adivino tebano. Yocasta: reina de Tebas, madre de Edipo. Corifeo: un sacerdote anciano. Personajes secundarios Coro de ancianos tebanos. Mensajero: lleva a Yocasta la noticia de la muerte del rey Pólibo. Criado: testigo y narrador de los sucesos y del desenlace. Sacerdote de Zeus. Pastor: antiguo servidor del difunto rey Layo. Campesino: testigo que presenció la muerte de Layo, conocedor del verdadero asesino de Layo: Edipo.

Acción dramática

La acción dramática se reduce a dos etapas centrales: 1) Llega a escena la noticia de que hay que encontrar al asesino de Layo y castigarlo, porque Delfos ha dicho que sólo así Tebas se verá libre de la peste que está con ella, y Edipo inmediatamente se erige, una vez más, en defensor de la ciudad, como ya hizo con el episodio de la Esfinge, y planifica el descubrimiento del culpable. 2) El resto de la tragedia transcurre en un constante enfrentamiento de Edipo con varios personajes, y es claro que en esos agones reside el nudo dramático de la acción.

CARACTERÍSTICAS Estructura de Edipo rey Toda pieza dramática, como toda obra literaria, tiene dos planos, claramente diferenciables pero a la vez en estrecha relación entre sí: su "realidad formal, o estructura" como obra literaria que es, por cuyo motivo está formada de diversos elementos característicos de los que el autor se sirve, aunque los puede alterar a su gusto en cada obra concreta en aras de su intencionalidad, ya sea puramente estética ya de fondo. Y, de otro lado, está "el contenido, el mensaje" que el autor literario nos quiere trasmitir a través de esa estructura aludida. En toda buena obra literaria ambos planos deben ir estrechamente interrelacionados. Veamos primero cómo convencional.

En

todos

los

está construida una tragedia griega casos

intervienen

dos

tipos

de

participantes: los "actores" (personas físicas), que representan miméticamente en la acción teatral el papel de determinados "personajes" (personas de ficción), y normalmente lo hacían de forma recitada –no olvidemos que el texto estaba escrito siempre en verso-; y el "coro", un colectivo que mimetiza igualmente en la ficción escénica a un grupo en relación estrecha con los mencionados personajes (el coro intervenía siempre cantando, y cuando lo hacía de forma recitada, en paralelo a los personajes, la totalidad del coro era sustituido por un miembro individual del conjunto al que llamamos "corifeo") . En la evolución del Teatro griego el coro ocupaba en las primeras etapas un papel central frente a un único personaje-actor; pero progresivamente esta relación se fue desnivelando a favor de este último por una evidente riqueza expresiva, haciendo que aumentaran los personajes y, de rechazo, los actores que los representaban, aunque en época clásica el número de actores no pasó de tres, de forma que en las obras que intervenía un número

mayor de personajes, un mismo actor se veía obligado a representar varios papeles. Las tragedias griegas presentaban normalmente un esquema narrativo más o menos común. Solían estar divididas en diferentes partes (algo parecido a las divisiones actuales en escenas o actos), cada una de ellas con una función teatral que cumplir, y entre una y otra parte la acción escénica se detenía, los personajes salían de la escena y entonces el coro entonaba un canto que llamamos "estásimo". Así las cosas, la tragedia solía empezar con Prólogo, una escena recitada en la que uno o varios personajes contaban la historia previa a lo que iba a suceder en la pieza, algo así como el decorado argumental de fondo, de forma que el público se centrase en el tema. Luego venía la llegada del coro en la parte que llamamos Párodos: era el primer momento importante de la acción dramática, puesto que no olvidemos que el coro durante una buena parte del siglo V a. C. era un elemento central; su entrada significaba que en ese momento comenzaba realmente la tragedia. Tras la Párodos venía un período que podríamos denominar "escena del Mensajero": llegaba a la escena un personaje que contaba algo sucedido fuera y que iba a constituirse en el motivo de discusión de la tragedia -no olvidemos que el enfrentamiento de posturas contrarias es la esencia del Teatro-; en definitiva, este período es algo parecido a lo que nosotros llamaremos "planteamiento" en el Teatro occidental como primer momento y previo al "nudo" y al "desenlace". Ya tenemos, pues, el problema presente en el escenario. Luego venía la parte dedicada al debate del problema planteado: es lo que solemos llamar el "agón" de la tragedia, en el que los personajes discuten y contraponen sus planteamientos encontrados. Tras el período agonal se llega a una nueva escena de Mensajero, sólo que ahora de desenlace: las consecuencias derivadas del conflicto han tenido lugar fuera del escenario, y ahora un personaje trae la noticia de lo que ha sucedido. Pues bien, este esquema general el autor puede alterarlo en cada tragedia concreta de variadas formas, siempre en función de su

intencionalidad dramática, pero siempre terminamos descubriéndolo debajo de todas las alteraciones posibles. Y el percibir esa estructura general así como las alteraciones específicas nos ayuda a entender mejor cuál sea la intención última del poeta dramático. Y un ejemplo claro es Edipo Rey. Sófocles decide convertir esta tragedia en una pieza casi policíaca: hay que descubrir al asesino de Layo, puesto que esa muerte ha dado lugar una mancilla que está asolando la ciudad; la única solución es descubrir al asesino. Aquí no hay un debate clásico, sino que cada escena es un paso adelante en la investigación. Por ejemplo, la escena siguiente a la Párodos, la de Tiresias, debería ser la típica escena de Mensajero, y en este sentido empieza, pero en un momento dado se tuerce y termina en un enfrentamiento entre el rey y el adivino, que es el primero que abandona al soberano. Y esta va a ser la directriz general de la obra: Edipo es un soberano honesto, pone todo su empeño es solucionar el problema de la ciudad que gobierna, y se esfuerza en llegar hasta el final en el descubrimiento de la verdad, lo que efectivamente conseguirá al final muy a su pesar. Y en este recorrido hasta llegar a la verdad se va viendo abandonado por todos los suyos, lo que pone de manifiesto una idea básica de Sófocles: la soledad del héroe frente a su destino, destino éste que enmarca otra idea central: la pequeñez del hombre frente a la divinidad (Edipo es víctima, sin merecerlo, de un oráculo cruel de Apolo). Y al lado del personaje central vamos viendo intervenir a toda una rica gama de personajes secundarios que van reaccionando de manera muy concreta en relación con la marcha

de

los

acontecimientos-indagación.

De

esta

forma,

y

determinados por el motivo dramático central, van apareciendo otros grandes temas-reacciones en boca de los restantes personajes: el ansia de poder, el anhelo del dinero, la vacilación ante la divinidad, el pánico ante el horror de la verdad, etc. Hasta aquí hemos puesto el énfasis en la progresión del nudo dramático, en cómo el poeta va creando la progresión y el desarrollo del argumento. Pero debemos seguir profundizando en el análisis y,

así, en posteriores relecturas deberemos fijarnos en el papel que en relación con Edipo desempeñan los restantes personajes en la acción dramática. En un tercer nivel están las ideas generales y problemas que subyacen al argumento concreto. En nuestro caso se trata de la inexorabilidad en el cumplimiento de la voluntad de los dioses, expresada en ese oráculo en torno a Edipo. Y se trata, en esta ocasión, de un oráculo ciego, es decir, sin justificación, lo que hace más terrible la pequeñez del hombre ante el destino que los dioses le han asignado por adelantado. Y no pensemos que esta cuestión es algo antiguo, propio de sociedades arcaicas, sino que recordemos que este dilema es el mismo que dio lugar, entre otros motivos, a la escisión de los cristianos en católicos y protestantes en el siglo XVI con la figura de Lutero, y que perdura hasta nuestros días: ¿es el hombre libre para salvarse o condenarse?. Y el planteamiento de esta pregunta del Edipo Rey en la Atenas de Pericles tiene una explicación intelectual. A mediados del siglo V a.C. hay un avance de las posturas racionalistas de la naciente filosofía, el hombre y su racionalidad van ocupando el centro de la explicación del mundo, área que hasta ahora pertenecía al ámbito de los dioses y de la religión; hasta ahora todo se atribuía a la voluntad de los dioses, pero el avance la ciencia va descubriendo que muchas cosas tienen una causa natural y no divina –en estos mismos momentos la medicina hipocrática se da cuenta, por ejemplo, que lo que se llamaba "enfermedad sagrada", como enviada por los dioses, no es más que un desarreglo en los componentes del cuerpo, lo que llamamos "epilepsia"-; que algunas realidades a las

que antes se

daba una categoría de entes divinos, como el sol, realmente no son más que cuerpos como la Tierra que pisamos. Hay, pues, una creciente desmitificación de lo divino por una parte de la sociedad ateniense. Pero al lado hay otro grupo social, conservador, que sigue aferrado a los viejos valores y que intenta perseguir todo aquello que suene a impiedad, fruto de lo cual será los procesos judiciales contra

Anaxágoras y Fidias. Y en este contexto socio-político Sófocles escribe su Edipo Rey, donde queda de manifiesto su visión del poder omnímodo de los dioses.

La catarsis El otro gran "elemento" de la tragedia sobre el que Aristóteles pone hincapié es el de la catarsis. Si la mímesis estaba directamente relacionada con el acto de la creación literaria, la catarsis tiene que ver con el receptor del mensaje literario, es decir, el lector, o mejor al caso, el espectador. No es ni más ni menos que lo provoca en el espectador la recepción de la obra dramática. En la "Poética", Aristóteles nos habla de las "peripecias" que son como "giros" en la consecución de los actos para llegar al desenlace de la obra. La catarsis, en el fondo, tiene que mucho que ver con las peripecias. La catarsis viene a ser la "purgación" de los males que también se lleva a cabo en el espectador. Es decir, en la últimas peripecias, cuando el desenlace se está ejecutando, o cuando ya lo está, el espectador protagoniza, "desde su asiento" como una "liberación" en sí mismo de los males. Cuando las fatalidades de una tragedia han sido finalmente vengadas, o cuando el personaje ha alcanzado su destino trágico, el espectador experimenta un cierto "alivio", como si, digamos, "respirara tranquilo" al fin cuando llega el desenlace y pone fin así a la tensión trágica que ha sufrido a lo largo de la representación.

Cambios de estado: de la dicha a la desgracia "Toda tragedia tiene un nudo y un desenlace (...) el nudo llega desde el principio hasta aquella parte que precede inmediatamente al cambio hacia la dicha o hacia la desdicha, y el desenlace, desde el principio del cambio hasta el fin". Entre el principio y el desenlace hay una gran diferencia, y es que se ha producido un "cambio de estado", los hechos no serán los mismo los del principio que los del final, sino que ha habido un proceso de cambio, siempre verosímil y necesario, recordemos, según el cual el personajes y/o personajes y hechos, han pasado de la dicha al infortunio, de un estado normal, a la desgracia. "... no ha de pasar de la desdicha a la dicha, sino al contrario, de la dicha a la desdicha; no por maldad, sino por un gran yerro". Importantes y agudas son estas afirmaciones de Aristóteles. En primer lugar, un final "trágico", por lógica, implica un paso desde la dicha a la desgracia, pero además, debe producirse por un "gran yerro", y "no por maldad". Es decir, que un personaje malvado caiga en la desdicha, no es ninguna tragedia, sino que más bien es una tragedia que un personaje honrado (por ejemplo Edipo) caiga en la desgracia por error. He aquí la sustancia de lo trágico, la tragicidad, si se me permite el término. Hablando de los personajes, explica que deben ser intermedios entre vicio y virtud, "que ni sobresale por su virtud ni cae en la desdicha por su bajeza y maldad, sino por algún yerro, siendo de los que gozaban de gran prestigio y felicidad, como Edipo y Tiestes, varones ilustres de tales estirpes".

Peripecia Este cambio se lleva a cabo a través de un elemento indispensable en toda tragedia: la peripecia. "Peripecia es el cambio de la acción en sentido contrario", es decir, aquel hecho que supone el cambio de los acontecimientos de la dicha al infortunio. Sigamos con el ejemplo del "Edipo rey" de Sófocles: Edipo vive en la dicha - es rey de Tebas, está felizmente casado - hasta que una peripecia le lleva a descubrir que es asesino de su padre y que, además, se ha casado con su madre. Aristóteles pone como ejemplo al mensajero que desvela a Edipo su desgracia: queriendo alegrar a Edipo con la noticia de que ha descubierto al asesino de Layo, una peripecia ("cambio de la acción en sentido contrario") lo que hace es apenarlo descubriéndole que es él el asesino de su padre.

AGNICIÓN Otro elemento es básico para el cambio de estado en la tragedia: la agnición. Dice Aristóteles "La agnición (...) un cambio desde la ignorancia al conocimiento, para amistad o para odio, de los destinados a la dicha o al odio. Y la agnición más perfecta es la acompañada de peripecia, como la del Edipo ." La agnición es, por tanto, el hecho de que el personaje o los hechos, lleven a aprender algo que no se sabía, y que en el caso de la tragedia, el conocimiento de estas cosas lleva a la desgracia: Edipo descubre lo que no sabía, es asesino de su padre. Pero además, según Aristóteles, la más perfecta de las agniciones es la que se acompaña de peripecia.

Resumen del relato mítico De Polidoro, hijo de Cadmo y Harmonía, nació Lábdaco; y de éste Layo, el siguiente miembro de la familia tebana que nos interesa. Lábdaco murió cuando Layo era aún un niño, por lo que el reino lo usurpó Lico, y posteriormente Anfión y Zeto, los hijos de Zeus y Antíope. Layo huyó y buscó refugio junto a Pélope, donde se enamoró del joven Crisipo, hijo de Pélope, inventando así el amor homosexual. Layo raptó al muchacho y se lo llevó a Tebas, ciudad a la que volvía para reinar. Para los griegos éste fue el primer caso de secuestro pederasta; sus consecuencias mitológicas sugieren que, a pesar de la aceptación de la pederastia en la cultura griega, su práctica podía provocar una fuerte desaprobación social. Crisipo, absolutamente avergonzado, se mató, y su irritado padre lanzó contra Layo la maldición de que no llegara a tener hijos, y que si los tenía, muriera a manos de uno de ellos. El resultado de esta maldición fue terrible para la familia real tebana, que fue heredando esta culpa.

El héroe trágico. Hybris. El destino trágico.

El sentido del héroe trágico, ignorante de haber cometido una falta. El destino de Edipo está marcado desde el momento en que tiene la intención de saber lo que realmente ocurrió, Edipo es ignorante de haber cometido una falta. Edipo lo que busca es encontrar al asesino de Layo. Será más tarde cuando descubra su verdadero ser. Edipo es un soberano honesto, pone todo su empeño es solucionar el problema de la ciudad que gobierna, y se esfuerza en llegar hasta el final en el descubrimiento de la verdad, lo que efectivamente conseguirá al final muy a su pesar.

Agón

Tras el planteamiento de la situación y los personajes el “agon” es la parte dedicada al debate del problema planteado en la obra; el "agón" de la tragedia es

donde

los personajes discuten y contraponen sus planteamientos

encontrados. Tras el período agonal se llega a la escena del mensajero en la que se da noticia del desenlace ocurrido fuera del escenario.

-

Tiresias y Edipo cuando aquél no quiere revelar lo que sabe acerca de la muerte de Layo. Esta escena, que debería ser la del Mensajero está alterada.

-

Yocasta y Edipo en el que debaten sobre cómo y cuándo ocurrió la muerte de Layo y Edipo quiere ver al que le trajo la noticia.

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El mensajero que revela que Pólibo no es padre natural de Edipo tras lo cual se descubrirá toda la tragedia, de la que se dará cuenta en primer lugar Yocasta y que Edipo irá viendo a medida que el mensajero contesta a sus preguntas.

Sofística Es interesante comentar el ambiente del s. V en Atenas donde la sofística, el arte de la dialéctica, tienen un auge desmesurado que se refleja en el modo de elaborar los agones como un conflicto dialéctico.

Edipo Rey: tragedia de la apariencia.

Situación aparente con más matices, el héroe salvador de la ciudad, buen soberano, buscador de la justicia, contrasta con la tragedia que se esconde en la verdadera esencia de Edipo parricida, esposo de su madre... Edipo sufre el paso de la apariencia a la manifestación de la realidad en una forma que muestra que lo real, lo latente bajo la apariencia no siempre es dulce para el hombre. Edipo quiere sacar a la luz todo lo relacionado con el asesinato de Layo a pesar de las advertencias de Tiresias y Yocasta. En este sentido Reinhardt subraya como esencial en Edipo Rey la ruptura, el quiebre del nivel de apariencia que se puede rastrear a lo largo de toda la obra. Esta ruptura de la apariencia, el descubrimiento de la verdad es lo que provocará la tragedia, que no se hubiera desencadenado de no ser por el ...


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