Preguntas habituales examen lectura Edipo Rey PDF

Title Preguntas habituales examen lectura Edipo Rey
Author Juan Barris
Course Cultura Grecolatina
Institution UNED
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Resumen de las preguntas más habituales de la lectura obligatoria Edipo Rey...


Description

La figura de Creonte en Edipo Rey o Creonte frente a Edipo. En toda la tragedia griega y, por extensión, en el teatro en general, la trama funciona por la oposición entre dos elementos. Es lo que Sófocles hace en Edipo Rey al confrontar a dos personajes, Edipo por un lado y por el otro, Tiresias, Creonte y, en menor medida, Yocasta. Con estos enfrentamientos Sófocles deja en evidencia la evolución psicológica del personaje. Edipo envía a Creonte a Delfos a consultar al oráculo, a Apolo y también hará llamar a Tiresias, el gran adivino que conoce el pasado y las incertidumbres del futuro. Edipo, que va cambiando su actitud, a medida que aumentan sus dudas, intuye lo que puede pasar, apoderándose de él una especie de locura, tal como llega a afirmar Creonte: “ no está en su sano juicio ”. Edipo cree que su cuñado Creonte quiere arrebatarle el poder y lo deja claro al calificarle de “ asaltador manifiesto de mi soberanía”. Además, para Edipo, Creonte se habría conjurado con el adivino Tiresias, el cual, según Edipo, estaría más interesado en el dinero. Edipo llega más lejos al desear la muerte a Creonte: “..tu muerte, no tu destierro, es lo que deseo”. Es interesante remarcar que Creonte, a pesar de estas graves acusaciones, mantiene la calma y hace gala de sensatez y un carácter templado, aunque después en Antígona, también hará la misma acusación a Tiresias: “….la raza de los adivinos está toda ella encariñada con el dinero”. Lo que si quiere Creonte es defenderse de las graves acusaciones de Edipo y lo manifiesta al entrar en escena: “el dictador Edipo me imputa acusaciones espantosas…y por esto estoy aquí”, al mismo tiempo que deja claro que no tiene un especial interés en el poder, él se encuentra cómodo y viviendo plácidamente en un segundo plano. La actitud de Edipo para con Creonte es pues autoritaria, de una total intransigencia y le recuerda a su cuñado que debe obedecer al poder establecido. Como muchos poderosos Edipo no acepta las críticas y esto le lleva a romper las relaciones personales y, en este caso, las políticas. Con el adivino Tiresias, romperá las relaciones con la religión.

El enfrentamiento Edipo/Yocasta o la función de Yocasta. En toda la tragedia griega y, por extensión, en el teatro en general, la trama funciona por la oposición entre dos elementos. Es lo que Sófocles hace en Edipo Rey al confrontar a dos personajes, Edipo por un lado y por el otro, Tiresias, Creonte y, en menor medida, Yocasta. Con estos enfrentamientos Sófocles deja en evidencia la evolución psicológica del personaje. Yocasta es la esposa y madre de Edipo y reina de Tebas. Después de la conversación entre Edipo y Tiresias, Yocasta le cuenta a su esposo que Layo estaba predestinado a morir a manos de unos bandidos en una encrucijada de caminos. Entonces, por primera vez, Edipo empieza a intuir que él puede ser el asesino de Layo. Yocasta, mayor que Edipo, se preocupa por él con la angustia de una esposa que es, a la vez, madre. Tiene en la obra una intervención más limitada que otros personajes, como Tiresias o Creonte y, evidentemente, el coro, pero es fundamental para el devenir de la obra. Yocasta, profundamente femenina, quiere la felicidad de Edipo, sea la que sea la verdad, pero se siente culpable de la gran desgracia que le acontece a Edipo y sufre tanto o más que él. Intenta poner coto a las cavilaciones de Edipo cuando ve claramente a donde van a llevarle sus indagaciones.

Yocasta protagoniza uno de los momentos culminantes de la tragedia: el reconocimiento de que está casada con su propio hijo. Entonces, al igual que ocurre en muchas tragedias, cuando se ve venir una catástrofe relacionada con un personaje ligado por lazos familiares, abandona bruscamente la escena, escapa a toda prisa. Ello da pie a que los personajes que permanecen en ella comenten la brusca partida, intuyendo el preludio de una desgracia. Yocasta termina suicidándose, perfectamente consciente de haberse casado con su hijo y haber procreado con él. Como muchos poderosos Edipo no acepta las críticas y esto le lleva a enfrentarse personalmente a todos. Con el adivino Tiresias, al que acusa de estar interesado por el dinero, romperá las relaciones con la religión. Con Creonte, al que le acusa de querer usurparle el poder, romperá las relaciones con la política. Cuando entra Yocasta en escena Edipo ya ha ideo perdiendo su seguridad a la vez que le invade una inquietud vaga. Si ya con Tiresias empieza a intuir su culpabilidad, es con Yocasta cuando la verdad se le manifiesta de manera clara e impresionante. A Yocasta la acusa del temor a que descubra su posible bajo nivel social, demérito para su alta alcurnia: “ a esa, déjadla que se recree en su acaudalada familia ”. Con ambos, también se rompen las relaciones personales, igual que con Yocasta.

El enfrentamiento Edipo Tiresias o la función de Tiresias. En toda la tragedia griega y, por extensión, en el teatro en general, la trama funciona por la oposición entre dos elementos. Es lo que Sófocles hace en Edipo Rey al confrontar a dos personajes, Edipo por un lado y por el otro, Tiresias, Creonte y, en menor medida, Yocasta. Con estos enfrentamientos Sófocles deja en evidencia la evolución psicológica del personaje. Edipo envía a Creonte a Delfos a consultar al oráculo, a Apolo y también hará llamar a Tiresias, el gran adivino que conoce el pasado y las incertidumbres del futuro y el primero al que se enfrenta. Su ceguera es un rasgo típico de los adivinos, no ve lo que ven todos los hombres, pero puede ver lo que ellos no, el pasado y , especialmente, el futuro. Por eso, sabe lo que le acaecerá a Edipo y que es un futuro aciago e inexorable. Por ello, no quiere entrar en detalles ante el rey de Tebas, incluso cuando Edipo le acusa de tramar una conjura, con Creonte, por dinero, acusación que hace extensiva a todos los adivinos en general. Edipo, que va cambiando su actitud, a medida que aumentan sus dudas, intuye lo que puede pasar, apoderándose de él una especie de locura. Su honesta voluntad inicial de ayudar a Tebas, se transforma en obstinación, al no pararse a reflexionar sobre las observaciones que le hacen. Como muchos poderosos Edipo acepta las críticas con dificultad y esto le lleva a romper las relaciones personales. Al pelearse con Tiresias, portavoz de los dioses (en concreto de Apolo, el dios del oráculo de Delfos), Edipo está cavando su propia fosa respecto a su relación con el mundo de los dioses, llama traidor al representante de Apolo, lo que equivale a renegar de su fe religiosa, rompe con la esfera de lo sagrado. Edipo da un primer paso en el camino que terminará en tragedia, en la soledad total. La escena y la figura de Tiresias han contribuido a empezar a dibujar el auténtico perfil heroico de Edipo, su verdadera pequeñez, la pequeñez de la estirpe humana, frente a la voluntad de la divinidad.

Edipo como héroe trágico, el perfil del héroe, el concepto de héroe, la soledad el héroe. En el primer verso, Edipo se erige en defensor de la ciudad que busca en él, de nuevo, después del episodio de la Esfinge, su salvación ante la peste. Es un rasgo característico del héroe en la tragedia griega: entra en escena lleno de poder y de seguridad en sí mismo y en su capacidad de actuación. En el gran parlamento, tras la Párodos, Sófocles hace una gran demostración de ironía trágica: Edipo se compromete a encontrar al asesino de Layo, como si se tratase de su propio padre: Así, la grandeza del héroe, de repente se nos antoja como hecha de papel y el público lamenta y admira al mismo tiempo, el destino del héroe. Edipo se enfrenta a una serie de personajes, de forma que en estos debates va quedando en evidencia la evolución psicológica del personaje. La ceguera de Edipo, que ve pero no ve, está determinada por otro rasco característico de los héroes: su creencia excesiva en su capacidad humana, que le lleva a ir rompiendo los lazos que le unen con su entorno social: al pelearse con Tiresias, portavoz de los dioses (en concreto de Apolo, el dios del oráculo de Delfos) está cavando su propia fosa en el terreno de su relación con el mundo de los dioses; está llamando traidor al representante de Apolo, lo que equivale a renegar de su fe religiosa. Edipo, que va cambiando su actitud, a medida que aumentan sus dudas, intuye lo que puede pasar, apoderándose de él una especie de locura. Su honesta voluntad inicial de ayudar a Tebas, se transforma en obstinación, al no pararse a reflexionar sobre las observaciones que le hacen. Como muchos poderosos Edipo acepta las críticas con dificultad y esto le lleva a romper las relaciones personales. Al pelearse con Tiresias, portavoz de los dioses (en concreto de Apolo, el dios del oráculo de Delfos), Edipo está cavando su propia fosa respecto a su relación con el mundo de los dioses, llama traidor al representante de Apolo, lo que equivale a renegar de su fe religiosa, rompe con la esfera de lo sagrado. Edipo da un primer paso en el camino que terminará en tragedia, en la soledad total, abandonado por los suyos a, los que ha ido repudiando. La escena y la figura de Tiresias han contribuido a empezar a dibujar el auténtico perfil heroico de Edipo, su verdadera pequeñez, la pequeñez de la estirpe humana, frente a la voluntad de la divinidad. Edipo es un soberano honesto y se esfuerza en llegar hasta el final para descubrir la verdad, lo que conseguirá muy a su pesar. Señalar que en “Edipo en Colono” Sófocles deja claro que la expulsión de Tebas es una crueldad , que no es culpable de sus actos horrendos y al morir, no solo alivia sus sufrimientos, a través del dolor y las injusticias parecidas (el valle de lágrimas cristiano), se convierte no en dios, sino en una especie de espíritu tutelar.

Estructura dramática de Edipo Rey o Estructura general de Edipo Rey. Las tragedias griegas tenían un esquema narrativo más o menos común. Estaban divididas en diferentes partes (nuestras escenas o actos) y entre escena y escena, con los personajes fuera, el coro entonaba un canto, el estásimo. El coro interviene, como siempre, cantando, excepto en las partes recitadas en que es sustituido por un miembro individual, el corifeo. La acción dramática de Edipo Rey consta de dos etapas centrales: a) Llega a escena la noticia de que hay que encontrar al asesino de Layo y castigarlo, porque solo así, tal como ha dicho Delfos, Tebas se liberará de la peste. Edipo, de nuevo, después de resolver el enigma de la Esfinge, se erige en defensor de la ciudad y planifica el descubrimiento del culpable. En el gran parlamento, tras la Párodos (¿), Sófocles hace una gran demostración de ironía trágica. Edipo se compromete a encontrar al asesino de Layo, como si se tratase de su propio padre. El autor busca enfrentar a su protagonista con el problema de la acción dramática. Con la escena del mensajero, un personaje que cuenta lo que ha sucedido fuera y que será el “leitmoviv” de la tragedia, se entra en el equivalente, en el esquema básico de un argumento, al planteamiento, previo al nudo y desenlace. El cambio brusco de la acción se da cuando Edipo, que es quién ha reclamado a Tiresias, se enfrenta a él. b) El resto de la tragedia transcurre en un constante enfrentamiento de Edipo con varios personajes (después de Tiresias, Creonte y Yocasta) y es en esos agones en donde reside el nudo dramático de la acción. Así, con estos tres personajes, Sófocles nos presenta el conflicto desde diferentes puntos de vista.

Posteriormente al enfrentamiento de Edipo con Creonte, Tiresias y Yocasta, un emisario (el pastor de cabras que entregó a Edipo en el monte Citerón) que, en principio debería traer una buena noticia, hace lo contrario y se llega al clímax de la obra, después de una progresión muy lograda. Es la anagnórisis que quita la venda de los ojos a Edipo y conlleva el cumplimiento de la profecía de Apolo. Se crea un suspense, una tensión dramática, hasta que se descubre quién es el asesino de Layo. De hecho, para algunos, hay un paralelismo claro con lo que hoy conocemos como novela negra, o novela policíaca, en la que , también, hay que descubrir al culpable, al asesino. Pero además de esta pretensión, formal y externa, subyace una intención más profunda: enfrentar al protagonista con una serie de personajes, enfrentamientos en los que aparecen los grandes temas: el ansia de poder, el anhelo de dinero, la vacilación ante la divinidad, el pánico al horror de la verdad. Además, cada enfrentamiento de Edipo con los otros personajes, lo acerca más a su tragedia, a la par que su seguridad inicial se va transformando en una vaga inquietud. Así va progresando el nudo dramático y el desarrollo del argumento, quedando en evidencia la evolución psicológica del protagonista. La solidez de Edipo, luz y guía para el pueblo de Tebas, pasa a la oscuridad total, al privarse de sus ojos.

El determinismo en Edipo Rey. El fin último de Sófocles está claro: el fatalismo connatural a la vida de los hombres. Edipo es un gran gobernante, que ha resuelto el problema de la Esfinge y quiere solucionar el problema de la peste que asola a Tebas, con todos sus conocimientos y sabiduría, y está dispuesto a todo para ello. Edipo paga el “pecado” de Layo, cuya maldición se propaga a toda su familia, su inocencia y honestidad no sirven de nada, porque, para Sófocles, el destino de los hombres está prefijado de antemano. Este fatalismo estará presente, después de los griegos, en todas las religiones. Entre otros motivos es el tema que dio lugar a la escisión de católicos y protestantes. Por ejemplo, para Lutero, la condena o salvación del hombre, ya estaban predeterminadas. En el siglo XVI, en Salamanca, hubo incluso agresiones físicas por esta cuestión y fueron memorables las discusiones, por lo mismo, entre jesuitas y dominicos. Uno de estos últimos, Báñez, opinaba que el hombre era libre frente a un destino prefijado. Por lo tanto Sófocles ya planteaba interrogantes sobre el destino del hombre que no han dejado de plantearse hasta nuestros días. Edipo para el lector y/o espectador es inocente (Edipo en Colono) y honesto, pero nada puede hacer contra su destino ya decidido por los dioses. La intención última de Sófocles, un político conservador, en una época en la que había una corriente importante de agnosticismo (promovida por Anaxágoras, que incluso sufrirá por ello procesos judiciales y Pericles, entre otros), era destacar la insignificancia de los hombres ante el poder de los dioses. Mientras, el hombre y la racionalidad iban ocupando el centro de la explicación del mundo, en sustitución de la religión y los dioses, hay una creciente desmitificación de los divino por una parte de la sociedad ateniense. Es decir, frente a los que opinaban lo contrario, un grupo conservador aferrado a los viejos valores, había que seguir creyendo en los dioses, sus oráculos y designios siempre se cumplían, su poder es omnímodo. Hay que recordar también que el material mítico de la cultura griega no era algo rígido, intocable, los poetas trágicos adaptaban ese material a sus intenciones. En Edipo Rey, Sófocles adapto el mito a sus ideas conservadoras. Otra visión (José Vara Donado). La ignorancia de Edipo no es culpable ni la inteligencia perspicaz evita la catástrofe, de ahí se deduce que la inteligencia humana significa lo mismo que la ignorancia, luego según Sófocles debe deducirse que el mejor de los bienes que asisten al hombre, la inteligencia, no es más que pura sombra. Al hombre le es dado conocer poco y en vano. Más correcto es que si el Edipo del principio de la obra cegaba con su luz el Edipo del final, ciego, es el que en verdad emite una diáfana luz al público, con lo que este ve el alcance y límites de la condición humana. Señalar que en “Edipo en Colono” Sófocles deja claro que la expulsión de Tebas es una crueldad , que no es culpable de sus actos horrendos y al morir, no solo alivia sus sufrimientos, a través del dolor y las injusticias parecidas (el valle de lágrimas cristiano), se convierte no en dios, sino en una especie de espíritu tutelar.

El Coro, su función. El coro puede considerarse como un elemento meta-teatral, ya que opera dentro de los límites de la obra al tiempo que se sale de las fronteras de la trama. Sirve como caja de resonancia emocional , reflexiona sobre la trama al tiempo que realiza importantes preguntas filosóficas. La actitud del coro, en Edipo Rey, va evolucionando a medida que avanza la tragedia, en primer lugar, con los enfrentamientos de Edipo con Tiresias, Creonte y Yocasta y , finalmente, con la llegada del pastor de cabras que entregó a Edipo en el monte Citerón y que, en principio debería traer una buena noticia, hace lo contrario y se llega al clímax de la obra. En un primer momento el Coro es el apoyo del protagonista, o dicho de otra manera, ese personaje individual ha salido del Coro, que lo apoya y aconseja en los episodios de la trama dramática. Pero esta relación se va haciendo cada vez más laxa, y entonces el Coro yo diría que realmente comienza ser la voz del poeta, que a su vez es (y no es) parte de la ciudad. El Edipo Rey nos ofrece un ejemplo perfecto de cómo el papel del Coro se adapta maravillosamente a la progresión de la pieza. Está perfectamente diseñada su progresión emocional para con Edipo, con el que en un primer momento se siente estrechamente unido como rey y salvador de la ciudad, para luego a lo largo de la obra ir dando entrada a las dudas y temores. En la Párodos lo vemos llegar a escena entristecido por el infortunio que agobia a la ciudad, pero al tiempo seguro en su postura ante los dioses, a los que reverencia y pide ayuda sin vacilación. Pero ya en el primer estásimo (vv. 463ss.) se le plantea la duda, fruto del enfrentamiento anterior entre Edipo y Tiresias. El Coro sigue confiando en su rey, y también en el poder de los dioses, pero le surge su primera turbación: ¿cómo entender las palabras de Tiresias, que efectivamente es un reconocido augur, pero al tiempo se ha atrevido a lanzar acusaciones contra Edipo, su rey? Y en tal tesitura el Coro opta por poner en duda el testimonio del adivino, lo que implícitamente supone un primer paso para llegar sentir desconfianza de los dioses. Así pues, el Coro sigue al lado de Edipo, pero en cierta medida ya se ha quebrado la seguridad que dejaba ver en la Párodos. La escena con Creonte es para el Coro simplemente una cuestión de enfrentamiento entre personas, y en ese sentido no supone un problema grave; pero a su vez es el primer momento en que censura a su rey por la desmesura que ha manifestado ante la actitud razonable de Creonte, y acude a Yocasta para que haga de intermediaria y apaciguadora. De todas formas, sigue fiel a Edipo (vv. 689ss.). Tal vez uno de los momentos más impresionantes de la pieza sea el estásimo tras la escena con Yocasta (vv. 863ss.). Sófocles con gran maestría ha presentado a la reina pasando del repudio a los adivinos al rechazo al propio poder oracular del mismísimo Apolo. Y ahora el Coro realiza una progresión bastante paralela: comienza en este estásimo elogiando las leyes eternas del mundo, pero al final termina poniendo el duda el poder Apolo y su mundo oracular, lo que supone un nuevo apoyo a Edipo, pero al tiempo una actitud crítica para con el mundo religioso de Apolo: su firme confianza en el héroe le lleva a poner en duda su fe en el dios.

Es el núcleo del conflicto de la tragedia: es incuestionable que Edipo es el gran defensor de Tebas y que toda su actuación ha sido honesta, ¿cómo, entonces, pueden ser ciertos los oráculos? Ante este dilema Edipo decide seguir adelante hasta que consiga poner todo en claro, como es característico del héroe trágico sofocleo. Yocasta en un momento se percata de la verdad y se retira. El Coro decide acompañar a aquél en su empeño, como es evidente en el estásimo de los vv. 1086ss. Al final se descubre toda la verdad y el Coro estalla en un profundo lamento por su rey, pero al tiempo experimenta una sensación de alivio: se han cumplido los oráculos, todo adquiere sentido, la vieja situación se mantiene en pie. Creo que el Coro en esta tragedia es un perfecto compañero no solo de Edipo sino de la acción dramática. El poeta lo utiliza como instrumento perfecto para describir el planteamiento del conflicto, su tenso nudo dramático y su apoteósico desenlace La función del Coro en la Tragedia griega sigue...


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