El papel de la mujer durante Guerra Civil Española PDF

Title El papel de la mujer durante Guerra Civil Española
Course Historia Económica de España
Institution Universidad Pontificia Comillas
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Trabajo sobre el papel de la mujer durante la Guerra Civil Española...


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EL PAPEL DE LA MUJER DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

CHLOÉ PRONOVOST-MORGAN COD: 201714519

HISTORIA CONTEMPORÁNEA DE ESPAÑA PRESENTADO A PROFESORA ANA TRUJILLO

UNIVERSIDAD COMILLAS PONTIFICIA CAMPUS CANTOBLANCO

20 MARZO 2018

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INDÍCE

1. INTRODUCCIÓN ..……………………………………………………………………3 2. CONTEXTUALIZACIÓN .……………………………………………………………3 2.1 Condiciones antes de la Segunda Republica……………………………………4 2.2 Avances durante la Segunda República (1931 – 1936)…………………………5 2.3 La Guerra Civil Española (1936 – 1939) ………………………………………6 3. PAPEL DE LA MUJER EN EL BANDO REPUBLICANO ………………………….7 3.1 Contexto: lo que se le pedía ………………………….…………………………7 3.2 La mujer en el Frente: la miliciana ………………………….………………….7 3.3 La mujer en la Retaguardia ………………….………………………………….8 3.3.1 Trabajo reenumerado………………….………………………………8 3.3.2 Trabajo voluntario………………….…………………………………9 3.4 Organizaciones de mujeres: la AMA y Mujeres Libres………………….……..9 4. EL PAPEL DE LA MUJER EN EL BANDO NACIONAL………………….………10 4.1 Contexto: lo que se le pedía ………………….………………………………10 4.2 Tradicionalismo: la mujer como el apoyo del hombre ………………….……11 5. CONCLUSIÓN ………………….……………………………………………………13 6. APÉNDICE……………….…………………………………………………………...14

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1. INTRODUCCIÓN En las últimas décadas, ha crecido el interés por los estudios relacionados con la participación de las mujeres en la historia, que hasta ese punto, casi-siempre eran olvidadas. En paralelo, conocemos la reputación machista que tiene España, la cual está enraizada en una larga historia de patriarcalismo y de represión de la mujer. Considerando la importancia de un cambio de mentalidad, este trabajo se enfocará en algo que siempre ha sido asociado al hombre, pero desde la perspectiva femenina. Va a investigar el papel esencial que desempeño la mujer durante la Guerra Civil española, que duró desde el año 1936 hasta el año 1939. En primero, se enfocará en una contextualización histórica de la pre-guerra para asegurar le comprensión de los cambios radicales que trajo el conflicto bélico. En segundo, echará la mirada hacia los valores alentados en cuanto a la mujer ideal, en el bando republicano (emancipada e independiente) versus en el bando nacional (sumisa y abnegada). Desde allí veremos la consecuencias que tuvieron esos valores, demostrado por el papel que desempeño la mujer en cada campo. A pesar de grandes diferencias, queda claro que las mujeres de ambos bandos participaron de forma nueva en el las funciones del gobierno y de la sociedad, a través su participación en la asistencia social y la infraestructura económica (Preston 2001:432).

2. CONTEXTUALIZACIÓN Para entender como importantes fueron los cambios que tuvieron lugar en cuanto al papel de la mujer durante la Guerra Civil española, tenemos que echar la mirada atrás.

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2.1 Condiciones antes de la Segunda Republica A los finales del siglo XIX y el principio del siglo XX, la sociedad española era caracterizada por su patriarcalismo: la figura dominante era la del hombre y la mujer siempre se consideraba inferior, lo que se veía en el papel que se le dejaba ocupar. La mujer no participaba en la las esferas culturales, políticas, sociales o laborales. De hecho, su único papel era de ser ama de casa, dedicándose a la crianza de los niños y al ser pendiente de los hombres que ocupaban su vida (marido, padre, hermano) (Nash 1999:99). Si trabajaba, por lo raro que era, tenía que enfrentarse a una grande discriminación basado en el género, con enormes desigualdades de salario, de oportunidades y de respeto. Por ejemplo, a los finales del siglo XIX, la mujer ganaba la mitad de lo que recibía un hombre por hacer exactamente lo mismo trabajo. Los problemas mencionados eran vinculados a la falta de educación (escolar y cultural) que recibían las mujeres en esa época: al comienzo del siglo XX, un 71% de mujeres eran analfabetas, frente a un 55.57% de hombres (Guardo et al. 2012:3). También, encima de ser algo raro, la enseñanza pública estaba monopolizada por la Iglesia. Así, la prioridad era de educar a la mujer para que desempeñe el papel tradicionalista de cuidadora mencionado anteriormente; no para que contribuye activamente a la sociedad. Los obstáculos ya encontrados se hacían aún más grandes en cuanto a la educación superior, así que muy pocas llegaban a la universidad, lo que explica una falta de oportunidades para que ocupen altos puestos y contribuyen a cambiar la sociedad desde allí (Arroyo 2014:18). A pesar de toda esa desigualdad, las mujeres empezaron a hacerse oír debido a los nuevos roles que pudieron desempeñar por la Segunda Revolución Industrial del país –

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una transformación económica, tecnológica y social que se vivía en todas partes de Europa y que exigió un mano laboral creciente. El movimiento obrero que ocurrió en ese contexto posibilitó una integración de la mujer al mundo del trabajo, lo que la implicó en las reivindicaciones laborales a través de participación en varias asociaciones de clase. En consecuencia, las mujeres empezaron a considerarse un colectivo social, pidiendo derechos políticos e igualdad. A partir de 1920, todo eso acabo en un movimiento feminista organizado (Guardo et al. 2012:4). 2.2 Avances durante la Segunda República, antes de la Guerra (1931 – 1936) La caída de monarquía de Alfonso XIII y el empezó de la Segunda República en 1931 provocaron muchos cambios a favor de la causa de las mujeres. En primero, se les concedió el derecho al voto. En segundo, hubo un reconocimiento (por parte de la República) de los avances que habían traído la creciente conciencia social y política de las mujeres y el desarrollo de la democracia desde principios de siglo. Por ejemplo, en la Constitución de 1931, se declaro la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, lo que se extrapolo al ambiente familiar, social y político: “ARTÍCULO 25. No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones ni títulos nobiliarios” (Constitución de la República Española 1931). Desde 1931 hasta 1936 se hicieron muchos avances en los ámbitos de la ayuda social y lo de los refugiados et de la sanidad pública, se legalizó el aborto y el divorcio y también se abordaron los problemas de la prostitución y de las enfermedades venéreas. De manera general, se puede decir que la mujer consiguió “un grado de independencia económica, legal y sexual mayor que nunca” (Scanlon 1986:320). A pesar de todo, no

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podemos olvidar que ese “progreso” no logró la unanimidad y que existía en la sociedad un profundo desacuerdo entre los corrientes progresistas y tradicionalistas sobre el papel de la mujer. 2.3 La Guerra Civil española (1936 – 1939) La Guerra Civil española, un conflicto que opuso a el ideal de una dictadura militar (la de Franco) con el de una democracia republicana, llevo muchísimos cambios políticos y sociales. Aquellos ocasionaron una restructuración de a) los valores hasta entonces aceptados en España y de b) las pautas de conducta que guiaban el pueblo español. Es decir, el golpe de Estado de junio 1936 “supon[ó] una fractura radical en numerosos aspectos” y uno de ellos afectó, por supuesto, al papel y la concepción de la mujer en la sociedad (Prada 2008:8). De un lado, la mujer será un reclamo importante, tanto en el bando nacional como el bando republicano: desempeñara un papel esencial en ambos y tendrá por primera vez un real poder. De otro lado, la victoria de la dictadura frenará considerablemente a los avances logrados por las mujeres durante los empiezos del siglo XX (Prada 2008:12). Para entender el papel que desempeñó la colectividad femenina durante la guerra civil, es importante fijarse en el estallido que causa aquello conflicto bélico. De hecho, dividió España literalmente en dos zonas. Los valores y pautas de conducta alentadas en cada zona fueron estrechamente vinculados con la distinta manera con la cual las mujeres entendieron su situación social y así con el papel que desempeñaron concretamente. Entonces, nos enfocaremos en primero en el papel de la mujer en el bando republicano – relacionado con una lucha por la igualdad de los sexos y contra el fascismo, y después en

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el bando nacional – que defendía un regreso hacía el tradicionalismo de antes. 3. PAPEL DE LA MUJER EN EL BANDE REPUBLICANO 3.1 Contexto: lo que se le pedía Para la mujer republicana, el 18 de julio 1936 marcó el hito de “la realización práctica del ideal de la mujer nueva” (Scanlon 1986:291), por la posibilidad de su entrada dentro de la fuerza militar y laboral. De hecho, fue apelada para conseguir un “nuevo orden social”, el cual se basó contra el fascismo y la sociedad capitalista y por la liberación económica y social, el futuro de los hijos, el triunfo del proletariado (Guardo et al. 2012:10) y el manteamiento de los derechos de la mujer adquiridos durante la Segunda Republica. 3.2 La mujer en el frente: la miliciana El campo republicano era inferior en número del ejército en comparación con el campo nacional, que tenia el apoyo exterior de Alemania, Italia y Portugal (Guardo et al. 2012:9). Así, a los empiezos de las movilizaciones populares contra el bando sublevado, se llamaban a la lucha tanto a hombres como a mujeres. De esa manera apareció la figura de la miliciana: por primera vez, la mujer desempeño el papel de soldado y luchó con armos en el frente. En ese momento, sus compañeros pararon de verlas cómo esposa o ama de casa y ellas fueron consideradas como verdaderas compañeras con las que se compartían objetivos y opiniones (Guardo et al. 2012:8). Aunque representaban un pequeño porcentaje del ejército, las milicianas llegaron a ser un símbolo lleno de contradicciones pero también muy poderoso. En el verano de 1936, representaban el ideal de la republicana. En los carteles de propaganda revolucionarios (apéndice 1, 1936), la miliciana era pintada como heroína – el “símbolo de la movilización del pueblo español contra el fascismo” (Nash 1999:93); luchando por

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la republica y por la liberación femenina. A finales del otoño, de repente, fueron forzadas a retirarse del frente tras decretos aprobados por Francisco Largo Caballero (el Presidente de Ministros de España de la época) (Arroyo 2008:27), cuya decisión tenía el apoyo popular. De hecho, las milicianas se habían vuelto a ser consideradas “figuras desprestigiadas que obstruían el desenvolvimiento correcto del esfuerzo bélico” (Nash, 1999:97). El argumento oficial utilizado era el grave problema de la dispersión de enfermedades veneras1 en el frente, conjunto a la dicha falta de preparación militar y fuerza física de la mujer (Guardo et al. 2012:6). A los finales de 1937, el papel de la mujer republicana en la guerra civil cambió definitivamente, cuando incluso las organizaciones femeninas de la República comenzaron a predicar que “la retaguardia era la única esfera social en la que debían intervenir las mujeres” (Nash 1999:155). 3.3 La mujer en la Retaguardia Desde entonces, la mujer regresó adentro y los modelos de la “madre combativa” y de la “heroína de producción” (García 2014:3) se convirtieron en el ideal. Una lema que fue muy eficaz para asegurar esa transición fue “¡Hombres al frente, mujeres a la retaguardia!” (apéndice 2, 1938). 3.3.1 Trabajo reenumerado Por la pérdida de un número alto de hombres en edad de trabajo productivo, la mujer republicana fue animada a participar en la mano de obra para que la producción siguiera en marcha. Muchos carteles propagandistas republicanos tenían mensajes similares a este: “Compañeras! Ocupad los puestos de los que se van a empuñar un fusil!” (apéndice 3, Rubio). Así, desde un ambiente no beligerante, miles de mujeres se 1 Aunque el riesgo a la salud fue probablemente causado por el largo auge de prostitución en la retaguardia y no por la presencia de mujeres en el frente (Nash 1999:171) 8

lanzaron a multitudes de esfuerzos bélicos, lo que les permitieron tener una representación en el ámbito laboral, que no habían tenido nunca antes. Muchas mujeres valoraron positivamente esa oportunidad de trabajar fuera de casa por primera vez. Irrumpieron en el mundo de la producción y empezaron a ocupar el papel del hombre en las fábricas (de material de guerra, munición y metalúrgica aluminio), oficinas, industrias (de aluminio, del transporte, médicas, químicas, eléctricas, de curtidos, turroneras, harineras, y alimentarias), el transporte publico, etc. (Guardo et al. 2012:12). No solo sustituyeron a los hombres en las ciudades pero también en los campos, aunque allí era más común que ya trabajasen en la agricultura. Tenemos que fijarnos en que todo este trabajo solo empezó a ser remunerado tras un decreto en 1937 y que a pesar del aumento de mujeres desempeñando un papel en el mundo laboral, su presencia seguía siendo insignificante (Torres 2016:16). 3.3.2 Trabajo voluntario De hecho, la mujer republicana desempeño un papel significativo en la guerra por su trabajo voluntario, el cual contribuyó altamente en la economía y el funcionamiento de la sociedad civil. El trabajo de auxilio voluntario tenía varias formas, pero se relacionaba normalmente con el mundo de la salud (saneamiento, asistencia médica a los enfermos, hospitales de sangre), la asistencia infantil a los niños abandonados o refugiados (desde la creación de guarderías hasta cuidarlos en el hogar, como si fueron suyos) y la ayuda a los refugiados (por la creación de comedores colectivos y refugios). Las mujeres eran también las dirigentes de algunas organizaciones voluntarias de instituciones internacionales, como la Cruz Roja (Torres 2016:18). 3.4 Organizaciones de mujeres: la AMA y Mujeres Libres

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En el campo republicano, las organizaciones de mujeres del contexto bélico se separaban por ideologías: el comunismo o el anarquismo. Veremos un ejemplo de cada lado. La “Agrupación de Mujeres Antifascistas” (AMA) actuó bajo la tutela del Partido Comunista. Ya existía desde 1933 y su objetivo se centraba en la lucha antifascista, y en la defensa de la paz, de la cultura y de la libertad (Torres 2016:7). Al opuesto de organizaciones anarquistas, rechazó cualquier iniciativa de transformación revolucionaria durante la guerra, que sea por la causa de la mujer o otra. Con hasta 50.000 afiliados, se centro en la defensa de la retaguardia, la mejora de la educación, la protección de la salud de madres y niños, la cultura, la formación profesional, la eliminación de la prostitución y la asistencia social (Guardo et al. 2012:4). La organización anarquista “Mujeres Libres” se fundó en mayo de 1936 y tuvo aproximadamente 20.000 afiliados. Con la llegada de la guerra, emprendió una doble lucha: una circunstancial – contra el fascismo, y una permanente – por la liberación de la mujer (que todavía consideraba ser la esclava del hombres) (Sanchez 2007:236). A pesar de esas diferencias ideológicas, las condiciones de la guerra hicieron que en practica, ambas organizaciones mencionadas se enfocaron en la supervivencia del campo republicano y en una lucha contra el fascismo, principalmente a través de una contribución a la educación. 4. EL PAPEL DE LA MUJER EN EL BANDO NACIONAL 4.1 Contexto: lo que se le pedía En el bando nacional, la movilización femenina contrarrevolucionaria luchó tanto ideológicamente contra “las otras” o “las no españolas” (es decir las mujeres republicanas y sus ideas de progresismo e igualdad), como concretamente en esfuerzos bélicos. En

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general, lo que se le pedía de la mujer azul era que fuera activa propagandista de principios falangistas, tradicionalistas y católicos2, los cuales habían sido considerado amenazados por los avances feministas y la legislación laicista de la Segunda Republica. En otras palabras, que contribuye “a la salvación de la patria y de la religión” en el contexto precario de la guerra civil, a través de la formación de un “Nuevo Estado” en el cual la mujer nunca jamás tendría que “concebirse fuera de la familia” (Prada 2008:7). En ese contexto, los valores alentados hacia la mujer del bando nacional eran de sacrificio, de autodisciplina y de ser el “exacto complemento del hombre” (Pilar Primo de Rivera, 1938). Tras el golpe de 1936, el ideal femenino del régimen tuvo que transcender el ámbito familiar. Sin embargo, la implicación e importancia que les dio la guerra civil era considerado algo que debía ser provisional. Es decir que tan pronto como acabarían las “extraordinarias circunstancias”, tras la victoria dictatorial, la mujer tendría que asumir su posición subalterna de nuevo: retornaría al hogar, su “espacio natural”, sin perseguir los efectos modernizadores de la guerra (Prada 2008:10). 4.2 Tradicionalismo: la mujer como el apoyo del hombre El protagonismo adquirido por la mujer nacionalista acabó casi-siempre girando en torno a la “mística del hogar y a la maternidad” (Prada 2008:21). Al contrario de la mujer republicana, siempre tenía que quedarse a un segundo plano: el hombre era el que tenía la iniciativa y ella la función de venerarle y cuidar a los hijos. Aun así, la mujer republicana también desempeñó un papel en los esfuerzos bélicos. Exploramos ese paradojo con dos ejemplos de organizaciones de mujeres del bando nacional: la Sección Femenina de Falange y el Auxilio Social. 2 Como “La practica de la caridad y la compasión critiana, la restauración de la moral católica, la atención al culto y a la oracioón, la lucha contra la inmoralidad » (Prada 2008:5) 11

La Sección Femenina fue fundada en 1934 como parte de la asociación de Falange Española de las J.O.N.S.. Posibilitó que la mujer fuera incluida en el “nacionalsindicalismo”, como un colectivo social (Prada 2008:7) y se convirtió en la mayor organización de mujeres de derechas durante el franquismo. Su influencia fue enorme en el dictado de normas sociales para la mujer española, presentando principios así: “El verdadero deber de las mujeres para la Patria consiste en formar familias con una base de austeridad y de alegría” (Pilar Primo de Rivera, 1938) (una idea que se ve también mucho en carteles de propaganda nacionalista (Apéndice 4, Escassi, 1938). También, la igualdad de los sexos era un concepto rechazado por su jefe nacional misma: “jamás llegarán [las mujeres] a igualarlos [(los hombres)]3. Sin embargo, no fue obstáculo para que las mujeres intervengan en ámbitos que habían sido tradicionalmente reservados al hombre. Por ejemplo, tuvieron que ayudar a los presos del partido, apoyar a las familias de los caídos y recaudar fondos para mantener su causa (Prada 2008:8). De otro lado, el papel que desempeñó la mayoridad de las participantes fue relacionado con “tareas femeninas”, como establecer asociaciones de beneficencia, atender a los huérfanos de guerra y organizar la sección de enfermeras (Guardo et al. 2012:7). El Auxilio Social fue fundido por Mercedes Sanz Bachiller en 1936 y creció enormemente durante y después de la guerra. Tenía un ideal de la mujer al cuidado de sus hijos que está orgullosa de serlo, lo que también se ve en sus carteles de propaganda (Apéndice 5, Saénz, 1937). Esa organización de mujeres del bando nacional tuvo un papel esencial por les esfuerzos bélicos. Se ocupó de repartir comida por la calle, de abrir

3 Discurso de Pilar Primo de Rivera en el II Consejo Nacional de la Sección Femenina de F. E. T. y de las J. O. N. S. (Segovia), 1938.

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Casas de la Madre, centros para niños y comedores para mujeres embarazadas. También crearon “hogares-cuna” que atendían a huérfanos o a hijos abandonados. En breve, está claro que la mujer desempeño un papel primordial en el bando nacional, pero siempre teniendo que ser subordinada, negándose “toda posibilidad de realización personal, todo proyecto de vida que no tenga como eje central el hogar y la familia” (Prada 2008:11). 4. CONCLUSIÓN En conclusión, este trabajo de investigación demuestra que la mujer desempeño un papel innegable en la Guerra Civil española. Que fuera bajo ideales de emancipación y progreso, como en el bando republicano, o bajo ideales tradicionalistas, muchísimas lucharon en los esfue...


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