Epoca Tinita - Apuntes 1 PDF

Title Epoca Tinita - Apuntes 1
Author jose ramon parrilla casero
Course Arte Antiguo
Institution Universidad de Sevilla
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Apuntes sobre el arte antiguo en la época tinita hasta el imperio antiguo...


Description

José Ramón Parrilla Casero. Arte Antiguo.

Primer Periodo del Arte Egipcio Época Tinita o protodinástica (3.000- 2700 A.C.) Nos encontramos en este periodo con la unificación de los dos reinos, dando así paso a un país unificado donde el faraón aglutina los dos poderes. Su Estado es más desarrollado gracias a la aparición de los Nomarcas que dirigían cada uno de ellos un Nomo o región. Esto favorece el desarrollo de una cultura extraordinaria. Con esta unificación se inicia la historia del arte egipcio.

Arquitectura de la época tinita La arquitectura protodinástica emplea el adobe como elemento básico y la piedra y la madera como secundarios. Hasta época romana no hay en la arquitectura egipcia indicios de ladrillos cocidos al horno, y no porque no supieran hacerlo, sino porque el adobe bien hecho como ellos lo hacían satisfacía plenamente todas sus necesidades. Todo esto reforzado con tiras de lino. La piedra, generalmente caliza, se empleada sólo para muros de contención, contrafuertes, pavimentos, revestimientos de muros, portadas en forma de grandes sillares. La madera se empleaba mucho para techos, pisos y revestimientos de paredes, pero como el arbolado en Egipto era escaso y poco resistente, o retorcido, las grandes vigas y los buenos tablones tenían que ser importados del Líbano. Desde finales de la I Dinastía se encuentra testimonios de construcción en adobe de bóvedas de cañón.

1.1 Arquitectura funeraria Esta tradición se mantuvo durante toda la historia del Antiguo Egipcio. El sol nace por Oriente y sale por Occidente lugar donde se hallan las necrópolis ya que se creía que el difunto recorría su camino al inframundo durante la noche. Las puertas de las tumbas siempre miran a la salida del sol, donde los rayos de sol entraban y permitían alumbrar el camino del difunto a su nueva vida. Las tumbas de estas necrópolis previas están formadas por adobe y piedra, materiales acertados ya que no pretendía denotar riqueza a través de la escultura funeraria. Tras la unificación las obras tendrán una intención funeraria o política, es decir propaganda, ya que el faraón extendía su poder más allá de la muerte. El edificio más importante será la mastaba, un término árabe aplicado de forma reciente, que literalmente en nuestra lengua significa banco por la forma de su edifico. Estas construcciones funerarias de dividía en dos partes: La primera de ella es una parte subterránea o un terreno rebajado, que quedaba por debajo del nivel del suelo. En esta zona se emplaza la cámara funeraria que normalmente está acompañada de otras estancias funerarias dedicadas a las provisiones de víveres y el ajuar funerario que el difunto se llevaba a la otra vida. Se tenía la certeza de que eso le iba a ser útil en la otra vida que emprendía en el más allá. El conducto que conectaba con el exterior se rellanaba con cascotes de piedra, arena revestidos

con un caparazón de adobe. Con esto se pretendía evitar los saqueos constantes de esta época. La segunda parte del edificio se construía sobre la zona excavada y tenía forma de pirámide rectangular y muros en talud. La mastaba normalmente no solo era esas dos partes, sino unos conjuntos de mastabas que se disponen una al lado de otra formando auténticas ciudades de la muerte. Como la tumba era una copia del palacio o casa en la que vivían su dueño, sus fachadas se pintan con colores alegres, imitando las esteras que adornaban cuando aquél se hallaba en este mundo. Estas fachadas podían alcanzar los siete metros de altura. Se construían en adobe, aunque luego se revestía con piedras de coloridos brillantes. Salvo alguna excepción todos estos faraones tuvieron dos mastabas en la Necrópolis Real de Ábidos, en la ciudad de Tinis. solían ir acompañadas con una estela funeraria que representa su nombre. Podemos destacar la Mastaba de Uadyi, Saqqara (rey Horus Djet, primera Dinastía, periodo predinástico, tercer milenio A.C.

Es la mastaba más monumental y extensa, 56,5 metros por 26,5 metros. El desarrollo interno de sus habitaciones gira en torno de la cámara central que se encuentra medio excavada. En el exterior del edificio esta insólitamente rodeado por unas trescientas cabezas de toros modeladas en barro y provistas de cuernos auténticos. Estas cabezas dotan al lugar de un carácter protector y mágico. Su superficie es decorada con torres sobresalientes. además, encontramos 64 mastabas subsidiaras donde fueron sepultados los demás familiares y siervos del difunto. Del Horus Djet se encontró otra en Abidos, más discreta y sencilla, esto no tiene que ver con que no se sepultara el cuerpo allí sino con la cultura del arte Egipto. Otra ejemplo de Mastaba será la de la reina Meritneith (cementerio de Umm el Qaab ( sur) de Abidos, principios del tercer milenio a.c.)

Es más discreta que la anterior, 34 por 26 metros. Rodeando la cámara funeraria encontramos ocho habitaciones para ajuares y veintiuna tumbas subsidiarias donde se enterraban a toda la corte real.

1.2. Los inicios de la plástica egipcia (Cuchillos, Paletas, Mazas Votivas) Justo en este periodo de unificación se está llevando a cabo la producción de ricas piedras decoradas, con carácter votivo o decorativo. Nos vamos a encontrar diversas obras que lo argumenta. En primer lugar, podemos encontrar los cuchillos de pedernal con mango de marfil no se trata de objetos de uso profano y cotidiano, sino ritual y ceremonial. Sus puños están labrados en colmillos de hipopótamo, lo que significan que están manufacturados en Egipto. Sin embargo, el estilo de sus relieves es tan nuevo, y su temática muestra tantas analogías con el arte practicado en Mesopotamia que lo ponía en duda. El cuchillo ceremonial más importante será el del Gebel el-Arak (Periodo predinástico (Dinastía 0), IV mileno A.C. (Museo del Louvre).

Por uno de sus lados se resumen los incidentes de una batalla en la que intervienen barcos, algunos de ellos con el casco de forma de creciente lugar, y otros, quizá los de la tropa enemiga, con el casco recto. Arriba de ellos encontramos batallas cuerpo a cuerpo con armas o con las manos, estos también se diferencian ya que unos llevan la cabeza rapada y otros llevan la cola larga. Por el otro lado del mango, leones y canidos se entremezclan entre una manada de gacelas. También aquí hay persecución y lucha, pero toda la escena está presidida por el grupo simbólico de un personaje que aparece domar y acariciar dos elementos rampantes, ese domador tiene los mismos rasgos iconográficos que el Dumuzi sumerio, con su faldellín, su gorro de reborde y su poblada barba redonda. Este motivo será tomado de la iconografía de Gilgamesh de Mesopotamia. Serán las piedras glípticas la que traigan consigo ese repertorio. También vemos cómo se va conformando la estructura de las artes plásticas egipcias. En el reverso observamos figuras en pleno agitamiento, alteradas y en la parte principal vemos una organización incipiente en cuatro bandas superpuestas bien organizadas en eso registros. En ella no se lleva a cabo el canon de la figura humana y la perspectiva aspectiva, sino otra que muestra una visión sintética de la figura. En segundo lugar, podemos destacar las mazas, cuya función no se va a referir a la guerra, sino que tiende a un significado ritual. La más ricas decoradas tuvieron una función decorativa. La maza votiva más importante será la del Rey Escorpión (predinástico, (Dinastía 0), finales del IV, Ashmolean Museum, Oxford).

No conservamos la maza en sí, sino una parta de la cabeza de piedra que se ataba a una talla de madera. Aquí la organización sucede en bandas superpuestas, ya la línea del suelo parece marcada con mayor nitidez y con ello los personajes se asienta en la superficie. Otro paso adelante será la perspectiva aspectiva en la figura principal ya que no aparece totalmente de perfil. Así como la perspectiva jerárquica en la figura del centro y el canon de la figura humana. Todo este recurso se va afinando, provocando una gran evolución. En ella aparece el faraón de pie, de perfil, con la azada en la mano, iniciando la faena de la siembra en cumplimiento de unos de sus cometidos rituales; ante él se inclina el portador de los cestos de las semillas, detrás del cual se ve una espiga simbólica sostenida por los brazos de alguien. El faraón se cubre ya con la corona del Alto Egipto. Le siguen dos portadores de abanicos de palma y le preceden, en una menor y mayor escala, los portaestandartes de la escolta de Horus. Y en sentido contrario parte una comitiva de sacerdotes que se encontraría en el punto que no vemos. En aquel lugar seguramente apareciera alguna alusión al Bajo Egipto, si fuera así estaríamos la incipiente unificación de las dos zonas. En tercer lugar, encontramos las paletas de ungüentos de uso decorativo o ceremonial. Estas paletas llevan una cazoleta circular en el centro de su cara principal para diluir en ella los cosméticos, y una serie de figuras por las dos caras. En el periodo de la Dinastía cero se desarrollan extraordinariamente. De este grupo podemos destacar por un lado la Paleta del Campo de Batalla (Periodo Predinástico, (Dinastía 0), finales IV milenio, (Museo Británico).

Aquí todavía nos encontramos ante una composición compleja, un universo desordenado sometido a su lógica sin referencia básica. Este universo desordenado alude a una batalla militar entre el Alto Egipto sobre el Bajo Egipto. Aporta la novedad de convertir la escena de caza en símbolo de una victoria militar del Alto Egipto. El león no es aquí, sin embargo, la victima de la cacería, sino la encarnación del poder de un rey que aplasta al enemigo en la batalla campal; los cuervos y los buitres que escoltan al vencedor se están cebando ya de los despojos de los vencidos. Aunque la paleta le falta cerca de la mitad, se puede ver muy bien que nos encontramos ante el monumento de un rey, pues a la izquierda de la cazoleta se ven dos estandartes reales coronados por halcones conduciendo a dos prisioneros maniatados a presencia del rey. También podemos ver el uso de simbología de la era mesopotámica en el otro lado de la cazoleta, ya que la figura que se corta lleva un albornoz o faldón bordado que recuerda a ello. Por otro lado podemos encontrar la Paleta del Toro y la de los Chacales (predinástico, (Dinastía 0), finales IV milenio).

En la izquierda vemos la paleta del toro, donde lo más interesante es el motivo superior, donde un faraón encarnado por un toro cornea a un enemigo que, por su pelaje rizado, puede proceder de Asia. Observamos en ella también, los cincos estandartes del faraón, todos ellos provisto de un brazo humano, sujetan una cuerda que seguramente apresaba a los enemigos del monarca. Este animal que representa el faraón no será el león sino el toro. El símbolo del toro procede del Mediterráneo donde es concedido como símbolo de fuerza y fertilidad, en el mundo predinástico

egipcio se aplica de manera muy temprana, teniendo a sí función crucial a lo largo de toda su historia. Al lado derecho de la imagen vemos la paleta de los chacales, en ella aparece un universo de repertorios de formas animales. También aquí encontramos una mayor nitidez, buscada por el tallista para darle un orden a la composición. Con esa intención vemos comas las figuras se adaptan al borde de las piezas con una clara función geometría. En el motivo central vemos como la palmera es el eje de simetría de toda la estructura de la paleta y por el reverso es igual obviando la figura de la palmera. La más importante de todas ella es la Paleta de Narmer:

Esta obra supone el arranqué real de la historia del arte egipcio coincidiendo con la unificación de las dos zonas de Egipto. En el ámbito artístico vemos una gran riqueza, monumentalidad y una ornamentación perfecta en las dos caras de las paletas, ya que está perfectamente organizada en bandas horizontales que parten del suelo, apoyándose a sí en una línea de referencia. Se trata de un exvoto a Horus, encontrado en el Templo de Horus en Hiracómpolis. Por los dos lados del ático, entre cabezas frontales de Hathor, diosa del amor, del cielo, aparece el nombre y el palacio del farón encerrados en una cartelera. El grifo en si hace referencia a la representación conceptual de Serehk. La cazoleta central, que ha dejado de ser funcional, está formada por dos monstruos que entrelazan sus cuellos en el centro simbolizando a las dos mitades del país, ahora por fin unificado y domado por obra del faraón. En unos de los registros inferiores la figura del toro vuelve a encarnar el poder arrollador del faraón; su embestida ha abierto una ancha brecha en los muros de una ciudad. Narmer en persona comparece dos veces, en el anverso como rey del Bajo Egipto, con la corona roja, en compañía de dos magistrados, el más retrasado lleva las sandalias del faraón en la mano. Su compañero viste una piel de animal y va precedido por los portaestandartes de la escolta de Horus que avanza hacía los cuerpos de los enemigos decapitados con los brazos atados al tronco. En la cara secundaria, la más bella, la figura del rey, ahora como soberano del Alto Egipto y de tamaño mayor, ya que la figura tiende a una jerarquización, sacrifica con su maza a su prisionero mientras Horus trae atado atado de la nariz el símbolo del Bajo Egipto, una mata de papiro provista de una cabeza humana. También lo podemos entender de otra forma, es decir el dios Horus somete a los seis mil enemigos del Bajo Egipto con clavijas en forma de flor de loto, ya que su sistema decimal se representa así. además, también aquí es precedido por el portador de sandalias detrás del farón en menor tamaño, es así calificado por su categoría social.

Son ideas complejas a medio camino entre la escritura y la escultura. Esta obra tiene un alto valor documental. Ya que podemos atestiguar la unificación final de los dos reinos por Narmet, primer rey que se proclamó. 1.3. Los inicios de la plástica egipcia (Relieves, Escultura de Bulto Redondo). 1.3.1. Relieves. En el relieve podemos destacar la estela de Uadyi o del " Rey Serpiente" (Abidos), de la Dinastía I , principios del III milenio ( Museo del Louvre).

Las estelas erigidas por los faraones en sus templos y sus tumbas tienen el valor de darnos por primera vez sus nombres a escala monumental, pero junto a esto que era normal, un genial escultor de la corte de Uadyi tuvo el acierto de convertir el nombre de Horus de este faraón en uno de los relieves más célebres hoy de todo el arte egipcio. Los tres elementos que presenta el relieve son el palacio, la serpiente y el halcón, están diseñados con una precisión y un sentimiento ya clásico del todo; pero la perfección del halcón, luminoso, poderoso, sobrio alcanza la cota de lo insuperable. Este tallista anónimo que esculpió la estela de Uadyi no parece encontrar seguidores inmediatos; fue simplemente un adelantado por caminos que tardarían mucho en abrirse. 1.3.2. Escultura. La escultura egipcia primitiva consiste en una serie de ensayos inconexos, debidos probablemente a gentes de mentalidades distintas y que soló a comienzos de la I Dinastía comienza a sentirse absorbidas y conducidas por una corriente cortesana que había hacerse sentir en todo el país. La figura más antigua que de un farón se conoce es una estatuilla de marfil procedente de Abydos, conservada en el Museo Británico. Será ya en la II dinastía cuando se hicieron por lo menos dos estatuas, una de pizarra y otra de caliza, de su penúltimo faraón, Khasekhenuy. En ambas está configurado el tipo clásico de la estatua sedente de la figura. Aquí vemos la obra y su descripción:

El último faraón de la II Dinastía hubo de sofocar un levantamiento del Bajo Egipto, que éste pagó con los 43.209 muertos consignados en la inscripción del pedestal del trono. El faraón celebró su triunfo con dos estatuas por los menos, dedicadas en el santuario de Hierakómpolis, es decir tendrá valor propiciatorio. En éstas lleva la corona blanca y la bata recamada de la Fiesta de la Sed. El tronco rectilíneo y la peana se concibe a partir de formas geométricas, (cubica), de la piedra. En las manos los orificios son requeridos para sostener la vara y el cetro que un día ostentaba. Si no vamos al rostro podemos observar ese carácter aspectual, adoptando cierta dote realista para parecerse el difunto a la persona en vida. Por ejemplo, ese realismo se ve en los ojos, las comisuras de los labios, las orejas etc...

Arte en el Antiguo Egipto

Se denomina época Menfita por el nombre de su capital a Menfis (que lo sería a lo largo de todo el Reino Antiguo). El Reino Antiguo comprende las dinastías III a VI. La cronología de las Dinastías III- VI será 2700-2160 a.C. Los reyes de III Dinastía harán un mayor reparto de la riqueza agrícola y mejoras sociales de forma derivada, provocando un desarrollo cultural muy importante en el país. Paradójicamente surgía una corriente que negaba la divinización del faraón. Ante ello el Estado y la Dinastía faraónica hace un esfuerzo para afianzar su poder reforzando las obras funerarias, mostrando así el poder en vida del faraón. La potenciación de estas obras trajo una fuerte reforma de la administración, con una nutrida burocracia a su servicio. Esto nos permitía saber cómo eran las obras realizadas en esa etapa. Con todo esto se afianza el poder del faraón. Esto lo adopto la IV Dinastía y lo llevo a su zenit con el poder del Estado. Bajo el poder de esta dinastía se establece un frutífero comercio de metales en la zona de Fenicia y además se harán numerosas batallas en las zonas de Nubia. Con todo esto la figura del faraón alcanza el máximo esplendor. En la V Dinastía va a propiciar un cambio en la religión egipcia, con ello la capital Menfis se traslada a Heliópolis donde vivía el clero. El principal cuidado de los reyes de esta V Dinastía fue el culto de Ra, que se celebraba en templos solares al aire libre, trayendo esto consigo la reconstrucción de templos. El resultado de esta reforma fue el debilitamiento del poder real, ya que, al reconocer el rey su dependencia del poder del dios se acercaba en cierto modo a los demás mortales. Esta debilitación de la concepción monárquica tendría una gran influencia sobre la evolución política y social del Estado. En la VII mantuvo el faraón mantuvo cierta dote de poder a qué medida que fue creciendo le cedió parte de su poder a los Nomarcas de Egipto. Estos harán que en un momento se enfrente entre sí. Esto unido a los niveles de desertización que afecta a las cosechas entrando a sí en una crisis económica. Todo esto es el cuadro perfecto para el coloso que desaparece dando paso al primer periodo intermedio.

Arquitectura Sin duda la más antiguas son las pirámides escalonadas, y la primera y principal de éstas fue la construida en Sakkara para Zoser, el segundo faraón de la III dinastía. A él se debe una de las más grandes conquistas de la civilización egipcia: la arquitectura en piedra, esto es, la consagración de la piedra como un material de construcción que por su nobleza y su belleza no había sido superado hasta el día de hoy por ningún otro. La época tinita había utilizado ya la piedra, como refuerzo de sus edificios de adobe; pero ahora se trata de un empleo exclusivo, algo que requería mucho trabajo y habilidad para dominarla. Pero en lo que a la construcción se refiere, la piedra se reservó al principio exclusivamente a los muertos. Sus cualidades de dureza y permanencia hacían de ello el material idóneo para el lugar de reposo de los difuntos y de custodia de la conversación de materiales. Y así fueron las tumbas las que dieron nacimiento a la arquitectura en piedra. Fue en la III Dinástica donde faraón Zoser, que ve en ella el instrumento perfecto con que hacer ostensible la divinidad del faraón, la eternidad de su poder. Sobre el nacimiento de esta arquitectura flota un personaje mitológico y que, sin embargo, fue histórico. Se llamaba Imhotep. Dos mil años después de muerto, lo encontramos convertido en

dios de la medicina. En vida le fueron confiados por Zoser, el faraón al quien sirvió, los cargos de mayor responsabilidad del país: gran visir, juez supremo, inspector de la real secretaría, portador del real sello, arquitecto de todas las obras del rey, la tierra cría y...


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