Fernández Parmo, Guido - Nietzsche y la crítica a la Metafísica PDF

Title Fernández Parmo, Guido - Nietzsche y la crítica a la Metafísica
Course PROBLEMÁTICA FILOSÓFICA
Institution Universidad de Morón
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Nietzsche y la crítica a la Metafísica Guido Fernández Parmo

Introducción

Metafísica Tenemos que entender a la metafísica como un saber sobre aquello que está “más allá” (meta) de la física o de la naturaleza ( phýsis). La metafísica es una concepción que piensa que lo verdaderamente real, aquello que explica a todas las cosas, se encuentra en un plano trascendente, es decir, más allá de la “realidad” que vemos y tocamos, más allá de la realidad empírica. La trascendencia o lo trascendente alude a algo que está separado de aquello que se quiere explicar. Por ejemplo, tomemos el caso de Dios para la religión cristiana: existe un universo, este en el que vivimos, pero aquello que explica por qué es así, aquello que es su razón de ser, no se encuentra en este mismo universo, sino que está separado, más allá de él; decimos: “Dios es trascendente con respecto al universo”. Por otro lado, la metafísica como saber supone conocer la arkhé, que podemos traducir de dos maneras diferentes, si bien complementarias: 1. Origen, principio, principio explicativo, razón de ser, fundamento (de elegir una palabra en castellano, ésta podría resumir todas las otras, si nos acordamos que quiere decir también todo lo otro); 2. gobierno, autoridad, poder, principio rector. Como vemos, son definiciones que se relacionan todas entre sí. Según la metafísica, esta arkhé tiene siempre las siguientes características: es permanente, no cambia, inmutable, inalterable, inengendrada (no fue engendrada por nada ni nadie) y es siempre idéntica. Además, esta arkhé es siempre una o única. La idea de lo UNO/ÚNICO es: aquello que es arkhé es uno sólo, es único, una unidad, es uno sólo presente en una multiplicidad (por ejemplo, Dios es uno y único, la razón de ser única que explica a todas las cosas, es eso único o elemento UNO que explica a la multiplicidad de cosas).

La metafísica es la filosofía que supone que existe la arkhé y que el sentido de la propia filosofía es conocerla.

Totalidad La realidad forma una totalidad, esto es, un conjunto compuesto de una multiplicidad. Este conjunto es algo cerrado, lo que cierra es, precisamente, ese elemento único e idéntico que está presente en toda la multiplicidad. La realidad es un conjunto dominado, gobernado, regido, por un único elemento. Que la realidad sea una totalidad quiere decir que forma algo homogéneo que se comporta en todos lados de la misma manera, bajo las mismas reglas o leyes. Si existe una arkhé, esto quiere decir que todas las cosas están integradas bajo un mismo principio, que todas las cosas responden a una misma lógica o legalidad. La idea de totalidad es una idea en donde una multiplicidad de elementos encuentra en Uno su razón de ser. Ese Uno es lo que nos permite hablar de una totalidad. Para entender qué es una totalidad hay que entender dos cosas: a- multiplicidad: multiplicidad de elementos que en principio y aparentemente 1 son todos distintos y no tienen nada en común. b- unidad: detrás de la variedad y de lo aparentemente distinto existe un único elemento o característica presente en todas las cosas. c- totalidad: el conjunto de elementos que comparten esas características comunes, forma una totalidad. Este conjunto es algo cerrado, clausurado, en donde nada se escapa fuera de él, así como nada puede entrar. Supongamos el conjunto de los seres humanos: si pensamos que la característica única y permanente es la razón, metemos a todos en un conjunto del cual nadie puede salir, en la medida en que la razón en tanto esencia no cambia y todos la poseeremos de igual manera y por siempre, pero tampoco nadie puede entrar, porque no puede darse el caso de que algo diferente entre en ese conjunto definido por la razón. Podemos definir a la totalidad como un conjunto

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Digo “en principio y aparentemente” ya que el estudio filosófico y científico (siempre hablando dentro de la concepción metafísica), nos diría que más allá de esa diferencia radical entre el conjunto de elementos, existe algo común, uno, que permite meterlos a todos en un mismo conjunto. Sólo la filosofía y la ciencia pueden alcanzar ese elemento uno y permamente que define a las cosas, que hace que sea lo que son.

homogéneo, idéntico, que siempre coincide consigo mismo 2: los humanos racionales siempre somos humanos racionales, y no podemos ser alguna otra cosa diferente.

Gran relato La descripción de esta única realidad debe ser, también, para ser verdadera, una sola. Si la realidad es una sola, esa totalidad dominada y de-terminada por un único principio, el saber y el discurso sobre ella debe ser también uno sólo. Esto quiere decir que no podría haber distintas descripciones de ella que no fueran compatibles entre sí. La ciencia o la filosofía deben poder presentar una imagen coherente de esta totalidad. Podríamos pensar en la imagen de un rompecabezas para comprender esto: existe una única imagen (que sería la formaría el rompecabezas cuando uno lo termina de armar), pero cuando comenzamos a construirlo sólo tenemos partes. Las ideas de gran relato y de totalidad nos dicen que cada una de las partes puede combinarse perfectamente con las otras ya que todas las partes están de-terminadas (cortadas) con el mismo tipo de forma. Para la metafísica, aquello que le da la misma forma a todas las piezas es la arkhé. Cada vez que hablamos de conocimiento científico tenemos que entender que hablamos de un único discurso sobre la realidad, en donde cada ciencia sería algo así como el discurso o conocimiento particular de cada pieza del rompecabezas, de tal manera que si juntáramos todas las teorías científicas tendríamos a la totalidad de lo real. La ciencia es una disciplina y un tipo de saber que intenta dar cuenta de lo real (conocer el fundamento, no sólo lo que está a “simple vista”, que todos vemos y “conocemos”, sino aquello verdaderamente real que explica a lo que está a la vista). Para alcanzar lo verdaderamente real, la ciencia utiliza un método. Recordemos que método viene de una palabra griega, méthodos, que quiere decir “seguir, perseguir, medio”. Un método es una especie de camino que nos lleva de un punto a otro. El método científico es el camino que nos llevaría a lo real, el medio por el cual accedemos a lo real. 2 Cuando digo “siempre coincide consigo mismo”: esto refuerza dos cosas: la identidad, el hecho de ser definidos por lo idéntico, por lo que nos pone a todos dentro del mismo conjunto, y la permanencia, que eso que nos da la identidad (supngamos la razón) siempre es igual, idéntica.

El discurso científico está compuesto por proposiciones. Una proposición es una oración donde se afirma o se niega una característica de un sujeto o de un objeto. Si la realidad es una sola, el conjunto de los discursos también tienen que formar una sola unidad. Esto quiere decir, por ejemplo, que el discurso que la Historia debe ser coherente con lo que dice la Antropología, la Biología, etc. Todos los discursos deben poder ser articulados de tal manera que lo afirmado o negado por cada uno de ellos sea lo mismo siempre. El gran relato sería el discurso que engloba al conjunto de todos los discursos diferentes. El gran relato es el discurso que le da la unidad a la multiplicidad de discursos y que por lo tanto forma a la totalidad.

Ej.: evolucionismo: en el siglo XIX, por ejemplo, se impuso por un tiempo la idea de la evolución. Surgida de la biología, de Darwin, la ida de evolución (los seres progresan, cambian perfeccionándose, avanzando desde estadios inferiores a superiores, desde estadios simples a complejos, sobreviviendo y adaptándose, etc.) comenzó de a poco a repetirse en otras disciplinas. Entonces, por ejemplo, vamos a encontrar en distintas disciplinas la misma idea: -

sociología: la sociedad progresa hacia formas más perfectas y elevadas, mediante el orden y el progreso tecnológico y económico.

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Antropología: esta ciencia que estudia en el s. XIX a las culturas no europeas, también tiene su momento de pensar todo en términos de evolución. De esta forma, habría en la historia de la humanidad estadios (salvajismo-barbariecivilización), definidos por la tecnología y las instituciones, que se van sucediendo siempre en el mismo orden y de manera progresiva, de lo simple a lo complejo: por ejemplo, de cazar con un arco a cazar con una ballesta o rifle hay un progreso acumulativo.

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Psicología: existe también en psicología, por ejemplo en Piaget, la idea de una evolución del individuo. El individuo, como ya saben, evoluciona siguiendo siempre una misma línea progresiva, que va de lo más simple y rudimentario a lo más complejo y abstracto. Son los estadios de Piaget.

Podríamos seguir poniendo ejemplos. Lo que me interesa que entiendan es que si pensamos a cada una de las ciencias como un discurso sobre una porción de la realidad (la pieza del rompecabezas), todas pueden articularse ya que están atravesadas por un mismo principio que las engloba: la ida de evolución. Todo en la realidad se comporta de la misma manera. No puede ocurrir que la sociología me diga que la sociedad avanza progresivamente y que la psicología me diga que el individuo no sigue ninguna dirección especial, etc. En ese caso, lo que dice un ciencia y lo que dice la otra son incompatibles, como si se tratara de fichas de un rompecabezas cortadas con criterios distintos (por ejemplo, una con bordes redondos y otra con ángulos rectos: no hay forma de lograr la imagen completa).

La crítica de Nietzsche

La vida, lo abierto y la potencia (en contra de la metafísica, lo cerrado y lo debilitado) Nietzsche fue un pensador que decía que no existe una única realidad. Nietzsche decía: la vida no es un invento de la moral, la vida no es algo que se juzga a partir de ciertos valores. No debemos juzgar a la vida a partir de valores o ideas, sino al revés: juzgar a las ideas y a los valores a partir de la vida; dice Nietzsche: “Baste decir que vivo, y que la vida no es, en última instancia, un invento de la moral, sino que busca el engaño y vive de él”3. Tenemos que poder entender qué quiere decir esto. Se trata de un pensador subversivo que dice que no hay una única realidad porque para él la vida es engaño, es un invento. La vida es construcción de sentido, es ficción. Para Nietzsche no existe lo real, no hay una verdad, no hay una realidad: todo es un invento. Nietzsche llama a esto “La historia de un largo error”. En su libre El Crepúsculo de los ídolos lo explica así:

1. El mundo verdadero es asequible al sabio, al virtuoso; él es quien vive en ese mundo, quien es ese mundo. (Esta es la forma más antigua de la Idea, relativamente, simple y convincente. Se trata de una trascripción de la tesis: «yo, Platón soy la verdad».). 2. El mundo verdadero no es asequible por ahora, pero ha sido prometido al sabio, al piadoso, al virtuoso («al pecador que hace penitencia»). (La Idea ha progresado, se ha 3

Nietzsche, F. Humano, demasiado humano, 4

hecho más sutil, más capciosa, más difícil de entender, y se ha afeminado , se ha hecho cristiana...). 3. El mundo verdadero no es asequible ni demostrable ni puede ser prometido, pero, por el hecho de que se pueda pensar, constituye un consuelo, una obligación, un imperativo. (El antiguo sol sigue alumbrando al fondo, aunque se le ve a través de la neblina y del escepticismo; la Idea ha sido sublimada, se ha vuelto pálida, nórdica, koenigsburguense.). 4. ¿Es inasequible el mundo verdadero? En cualquier caso, no lo hemos alcanzado, y por ello nos es también desconocido. En consecuencia no puede servirnos de consuelo, ni de redención, ni de obligación. ¿A qué nos podría obligar algo desconocido? (Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo.) 5. El «mundo verdadero» es una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera obliga, una Idea que se vuelto inútil, superflua; en consecuencia es una Idea que ha sido refutada: eliminémosla. (Día claro; desayuno, vuelta del sentido común y de la serenidad alegre; Platón se pone rojo de vergüenza y todos los espíritus libres arman un ruido de mil demonios.) 6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿qué mundo ha quedado? ¿acaso el aparente...? ¡no!, ¡al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el aparente! (Mediodía; instante de la más breve sombra; fin del más largo error; punto culminante de la humanidad; comienza Zaratustra.)4

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Pero si no hay realidad, ¿qué es lo que hay? ¿Qué es, en definitiva, la vida, el Ser? Nietzsche considera que el fondo último de lo que llamamos realidad, es algo que está en constante cambio y movimiento. No es una cosa que pueda ser representada con una palabra. No es una realidad, en el sentido de algo definido de una vez y para siempre, tal como lo hace la metafísica, no es un “esto” que pueda señalarse, no es una sustancia. La vida, que es el fondo último de todas las cosas, no es NADA en-sí misma , la vida o el Ser se define más como un FLUJO, siempre diferente, antes que como una cosa que siempre es igual e idéntica a sí misma. Un filósofo griego del siglo VI a. C., Heráclito de Éfeso, dijo: “No se puede entrar dos veces al mismo río”. Nietzsche, que admira a Heráclito, decía que la vida podía entenderse como un devenir, esto es, como un cambio perpetuo que nunca se detiene. Por otro lado, podemos definir a la vida no como una sustancia (como algo que es, un ente, una cosa), sino como poder o potencia. La vida es la potencia de ser, la Nietzsche, F. El Crepúsculo de los Ídolos, Cap.: “Cómo el mundo verdadero acabó convirtiéndose en una fábula”. 4

potencia de ser esto o aquello, la vida es pura posibilidad, la posibilidad de ser, la vida se debe definir como eso que podría llegar a ser; cuando la definimos como “la vida es…” la estamos reduciendo, encausando, limitando, encerrando (ya que decimos: la vida es esto, y por lo tanto no es aquello). Aquí Nietzsche propone una concepción distinta a la tradición del ser. Para la tradición hegemónica, el ser era la sustancia: un ser contenido en-sí mismo, determinado, cerrado, definido, permanente, idéntico e inmutable. Para Nietzsche, esas son todas características que debilitan al ser. Por el contrario, el ser no se define por sus límites fijos, por sus fronteras, por lo estable, sino por su poder. El ser es poder o potencia y, como tal, no es algo que esté definido o determinado.

Entonces, como no hay una realidad, y la vida está en constante cambio, y es una multiplicidad de posibilidades, las palabras del lenguaje no nos sirven completamente si queremos dar cuenta de ella. ¿Por qué? Nietzsche dice: “No nos libraremos de Dios hasta que no nos hayamos librado de la gramática”. Hay que emplear otro tipo de lenguaje para hablar de la vida o de la realidad. Los conceptos y las palabras describen a la realidad estática, como si esta fuera una cosa de-terminada de una vez y para siempre. Por este motivo, el lenguaje de Nietzsche no intenta representar, a modo de una imagen o de un espejo, una supuesta realidad. El lenguaje niezscheano es un lenguaje que, para dar cuenta de esa experiencia de la vida, utiliza constantemente nuevas metáforas, máscaras, que no describen una realidad, sino que son medios provisorios, inventados, ficciones, para expresar a las potencias de la vida, a las infinitas posibilidades de ser de la vida. Lo que nos dice Nietzsche es que el ser o la vida no están en cada una de esas ficciones o máscaras, sino que ellas son partes del ser, posibilidades que bajo ningún concepto lo abarcan completamente ni lo agotan.

Dios ha muerto Nietzsche dice: “Dios ha muerto”. En este caso, Dios quiere decir arkhé y lo que ha muerto, para él, es la idea de que existe un principio primero explicativo, un fundamento último, una única razón de ser de las cosas. La realidad no tiene fundamento, suelo, sostén; la realidad es algo desfondado, no es un Grund (suelo) sino

un Ab-Grund (abismo). No hay una arkhé que explica a todas las cosas, no hay un único sentido para las cosas. Nietzsche dice: “La realidad está desfondada”. ¿Qué quiere decir esto? Que la realidad es un abismo. Al no haber un fundamento único a partir del cual se origina y se levanta la realidad, lo que hay es un abismo o fondo sin fondo o flujo en constante movimiento. Al no haber origen primero, según Nietzsche, el hombre inventa, ficciona diferentes sentidos, creencias, etc., que sirven como puentes para transitar ese abismo. El conjunto de todas las creencias, de la moral, de los ideales, de los valores, de los saberes, etc., es lo que el hombre inventa para no caer en ese abismo.

No hay una forma de sentir, de vivir, porque no hay una realidad y la gente construye puentes para poder transitar por abismos. Esto ocurre así y según Nietzsche debe ocurrir así, de lo contrario la alternativa es tirarse por ese abismo, es decir, la muerte, y eso es contrario a la propia vida. La muerte es destrucción, la vida o el Ser es construcción, invención, ficción. Sin embargo, existen construcciones que son contrarias a la vida por negar el carácter ficcional, perspectivístico, provisorio de toda construcción, y esta es la crítica de Nietzsche a la Metafísica. La Metafísica ficciona teorías y concepciones que pretenden ser la verdad completa y total acerca de la vida o de la realidad. Además, la metafísica supone que esas representaciones son únicas y permanentes (cada teoría considera que es la verdad sobre una realidad, entendida, como ya vimos, como algo estático, definido de una vez y para siempre). Esto trae un debilitamiento de la potencia de la vida, un empobrecimiento. Si la vida es potencia, posibilidad, si uno vive en una cultura metafísica vive una vida empobrecida, hachada, que obtura y niega todos los otros sentidos posibles de la misma, porque si sigo uno sólo me quedo estancado en un tipo de vida llana, chata (la rutina gris y cotidiana). En general, en la historia de la humanidad, la vida ha tenido expresiones pobres, se ha vivido así, como si la vida fuera “esto y nada más”, como si “siempre ha sido así”, lo que supone pensar que no hay otras formas posibles de vivir, otros sentidos posibles. Pensar en otra forma de vida es pensar de una manera diferente, pensar que otra vida diferente es posible, como si pudieran existir tantos tipos de vida como se nos ocurriera. Sin llegar a ser esto un desorden o un caos (en donde cada uno

seguiría sus propias ideas, sus propios valores, sus propias reglas), sí se trata de pensar a la vida como algo en donde muchas vidas son posibles. Nietzsche llama «Voluntad de Poder» a la Vida. «Voluntad» es lo que se quiere, es querer, y «poder» es lo que se puede. Por lo tanto Nietzsche dice: la vida es querer y potencia. Ahora bien, existe una voluntad de poder negativa y una afirmativa. La negativa es una forma de vida que le dice NO a la vida, a lo que puede, la empobrece, la debilita, le dice no (no quiere) a eso que puede. La afirmativa es la que le dice que sí a eso que puede, la que quiere lo que puede, y esto da como resultado una vida en donde existe una multiplicidad de formas de ser. Nietzsche hace un paralelo entre estas dos vidas y las describe con las siguientes metáforas:

Vida fuerte

Vida débil

libre

dependiente

amo

esclavo

poderoso

débil

espíritu libre

espíritu esclavo

vital

antiviral

superhombre

decadente

aristócrata

pobre/plebeyo

Los estados-de-cosas y lo de-terminado Para Nietzsche esas palabras no representan estados de cosas , es decir, a algo de una supuesta realidad. Nietzsche hace una crítica a esa concepción de la metafísica que dice que la realidad está poblada o compuesta de cosas, de seres definidos de una vez y para siempre, siempre los mismos, “quietos”, fijos, cosas o sustancias. Si la realidad está en constante cambio las palabras no representan una realidad (a un tipo de ser humano que es fuerte o débil, que es un pobre o un aristócrata, etc.), sino que intentan dar cuenta de formas de vida siempre distintas, siempre cambian...


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