Hacia la Construcción de la Escuela Mexicana 2B (2) PDF

Title Hacia la Construcción de la Escuela Mexicana 2B (2)
Author geovanni reyes aguilar
Course Historia de la educación en México
Institution Universidad Pedagógica Nacional (México)
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1Fecha: 17/Mayo/Universidad Pedagógica Nacional Unidad 212Licenciatura:PedagogíaCurso:Historia de la Educación en MéxicoCompendio:Historia de la Educación en MéxicoPeriodo :Hacia la construcción de la Escuela Mexicana de PedagogíaVersión FinalIntegrantes del equipo:Gabriela Baizabal Hernández (Coord...


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Universidad Pedagógica Nacional Unidad 212 Licenciatura: Pedagogía

Curso: Historia de la Educación en México

Compendio: Historia de la Educación en México

Periodo: Hacia la construcción de la Escuela Mexicana de Pedagogía

Versión Final

Integrantes del equipo: Gabriela Baizabal Hernández (Coordinadora) Monserrat Juárez Alarcón Dulce Rojas García María Jacqueline Santos Méndez Edgar Mora Bartolo Rosemary Ruiz Hernández Fecha: 17/Mayo/2021

Periodo:

“HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE LA ESCUELA MEXICANA DE PEDAGOGÍA”

CONTEXTUALIZACION DEL PERIODO La sociedad mexicana, en la segunda mitad del siglo XIX, justo desde el fin de la 'dictadura' de Santa Anna era más que evidente una república liberal era más que elemental en el territorio. Por lo cual, se publican las leyes de reforma para suprimir el fuero eclesiástico y militar , la independencia de expresión e imprenta , el imponer a el templo a vender o retornar al Estado todos esos bienes públicos , quitarle a el templo el cobro de derechos, sanciones y demás ha sido además un elemento fundamental para la siguiente revolución, puesto que, la actitud del santuario junto con el conjunto conservador han tenido que ir al batallón realista donde por medio del Gral. Félix María Zuluaga, manifestaron sus solicitudes y se opusieron al régimen, conformando el Directorio Conservador Secreto. «- La educación es independiente. La independencia de educación se ha usado como argumento a partir de la derecha y la misma congregación y, además, con base únicamente en la idea personal es entendible que no ha sido viable edificar una enseñanza accesible a todos y que rivalizara con el poder del santuario. Realmente, ya a partir de 1814 los independentistas liberales estaban persuadidos de que la enseñanza no era únicamente una cuestión personal sino un tema de la sociedad toda. Si se ven los primeros artículos de la Constitución de 1857 es entendible que buscaban edificar una república de independencia sobre la base vasta de los derechos de las personas. A finales del siglo XIX menos de 10 por ciento poblacional podía leer y redactar y a lo largo de aquel siglo el territorio navegó entre golpes de Estado, invasiones, monarquías y dictaduras. Ya predeterminado el Estado laico, se reconocía el valor de políticas públicas que facilitaran la entrada a la enseñanza, entre ellas –como ya ocurría en Francia – la gratuidad, sin embargo, además se consideraba pernicioso que aun allí donde había escuelas públicas éstas formaran un abigarrado grupo con diversos enfoques, sujetas como estaban a diferentes regímenes gubernamentales varias de ellas y otras a los particulares y sin una orientación que respondiera a las necesidades nacionales. De esta forma, era ciertamente un cambio fundamental que por primera ocasión se incorporara y reforzara la laicidad y se decretara la gratuidad de la educación elemental, empero no dejaba de reiterarse la tesis de la independencia de educación. Mover del poder del Estado el templo y la aristocracia terrateniente, está establecido un nuevo consenso social cuyos actores primordiales son las cúpulas de las gigantes empresas de campesinos, obreros y sectores célebres. El compromiso vuelve imprescindible el fortalecimiento del papel del Estado en la enseñanza pues, como lo había demostrado la vivencia del siglo anterior, si la enseñanza se deja a la dinámica de personas y conjuntos como expone la corriente liberal– en una sociedad desigual ésta tenderá casi inevitablemente a concentrarse en los equipos 3

y personas más privilegiados. La inquietud por reformar al territorio es asunto de las discusiones de los círculos intelectuales que, frente a todo, proponen la constitución de un estado laico. Es cierto que nuestra región no adoptó el positivismo de Comte caminando juntillas, empero sí reconoció en él varias de sus más relevantes pretensiones. El razonamiento a la base del orden social, el estado laico, la enseñanza científica y la persona armado con saberes prácticos, dispuesto a emplearlos en beneficio de su territorio.

La introducción al Positivismo en México La vida social y humana, están inevitablemente ligadas al tiempo. Si nos ocupamos de la sociedad las condiciones obviamente son distintas, en cada ocasión, se dan cambios en todos los aspectos: político, económico, educativo, religioso, con frecuencia son notables. 1910 fue año de vital importancia para la sociedad mexicana, principalmente por la celebración del Centenario de la Independencia, como de otros hechos que influyeron en lo que hoy es México Algunos enfoques lo han abordado desde una perspectiva crítica y lo han vinculado a los intereses de clase de una burguesía que llega al poder con la restauración de la República, incluso se le ha señalado como corresponsable de la dictadura de Porfirio Díaz La historia de México ha sido abordada desde distintas ópticas y desde diversos marcos teóricos, pero en el caso que se presenta, a través de una oración cívica, su autor, Gabino Barreda realiza el primer análisis de la sociedad mexicana desde una perspectiva sociológica. En este caso es a partir de los postulados de Augusto Comte, en especial la llamada Ley de los Tres Estados, desde donde se realiza ese análisis. El positivismo llegó a México durante la República restaurada gracias al Dr. Gabino Barreda. En esos años sirvió como filosofía para organizar al país, también se aplicó al sistema educativo y después servirá para legitimar al porfiriato y difería mucho del positivismo clásico aplicado en Francia. El positivismo se volvió mexicano al llegar a nuestro país; esto fue porque había puntos comunes entre dicha filosofía y la situación mexicana en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre esto Leopoldo Zea afirmó: “El positivismo será una doctrina con pretensión universal, pero la forma en que ha sido interpretada y utilizada por los mexicanos, es mexicana. Para poder saber lo que de mexicano hay en esta interpretación, es menester ir a nuestra historia, a la historia de los hombres que se sirvieron del positivismo para justificar ciertos intereses, que no son los mismos de los positivistas creadores del sistema” La Revolución francesa conmovió todas las capas de la sociedad, pues la conformación de ésta en general no constituía ningún problema para la conciencia. La visión existente de la sociedad era la de un enfoque monolítico, en la que las relaciones sociales, la cultura, el pasado y el porvenir de dicha sociedad,

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funcionaban inconscientemente, como si fueran las fuerzas elementales del cosmos. A partir de este momento, quedaba el camino abierto para la aparición de las ciencias relativas al hombre y a la sociedad. A mediados del siglo XIX, la ciencia natural estaba afianzada dentro de la tradición galileana y las ciencias humanas tenían grandes pretensiones científicas. Una de estas ciencias humanas fue el positivismo decimonónico representado por Augusto Comte y John Stuart Mill. Por lo cual, la burguesía tenía que abolir la filosofía que le llevó al poder, pero sin hacer tambalear su estructura, establecida por ellos. Para abolir una filosofía revolucionaria se necesitaba otra contrarrevolucionaria, que implantara el orden sin caer en los excesos del antiguo régimen. Comte trató de demostrar que “no hay orden sin progreso ni progreso sin orden”, para justificar los intereses de su clase burguesa y para demostrar que aun en un gobierno de origen revolucionario podía existir el orden. El positivismo de Comte, postulaba un modelo histórico, según el cual la humanidad pasaba por tres estadios sucesivos: el estadio teológico, durante el cual el hombre explica los fenómenos por la intervención de agentes sobrenaturales; el estado metafísico, en el que todo se explica por entidades abstractas, como son las nociones de sustancia, finalidad, etc.; y, finalmente, el estado positivo, en donde mediante la observación de los hechos positivos (lo puesto o dado), se trata de descubrir las leyes que los determinan. Recuperar, para la historia de la Sociología como disciplina y ciencia en México, este análisis que además de apegarse a los postulados, sin duda, impactó la vida cultural de México toda vez que se realiza en un momento histórico en que la sociedad mexicana buscaba opciones para salir tanto de ese pasado revuelto y agitado hasta proyectar a futuro un nuevo mapa social, donde aparentemente el positivismo fue el instrumento apropiado para realizar esa labor. De acuerdo a la historia de las ideas, es evidente que la independencia nacional es un proceso que no sólo pasa por la inevitable etapa bélica con todas sus implicaciones de pérdidas de vidas humanas y deterioro de la actividad económica. Las ideas expuestas en dicho discurso quedaron plasmadas en la ley que orientaba y reglamentaba la instrucción en México, desde la primaria hasta profesional, incluyendo la preparatoria. Una vez concluida esa época, con la derrota de unos y consecuentemente, la victoria de otros, comienza el reto de la construcción o reconstrucción de la vida económica, de la organización política y de la vida social en general. Pero una de las acciones más importantes y que no se pueden delegar ni en el tiempo ni en el espacio es la necesidad de propiciar la aparición del sentimiento de patria y la construcción de la nación como una entidad que emplea como elemento esencial a la educación y más concretamente al sistema educativo de esa flamante

nación. Así, pues, no es de extrañar que una vez alcanzada la independencia nacional. Un pueblo nuevo, por lo menos políticamente (como lo era a partir de ese momento, el mexicano) requiere que sus miembros cobren plena conciencia de los ideales que le han llevado a conseguir la independencia, a ser libre, a tener el derecho de labrarse destino y derrotero, a fijar por sí mismo sus finalidades, a organizarse política y jurídicamente Conforme fue el celebrar cada aniversario de la independencia de México hubo muchas discusiones acerca de eso, así que licenciados, capellanes castrenses, encendidos discursos y animados sermones cultivaban la conciencia, el espíritu cívico del pueblo; infundiéndoles amor a la libertad, a los principios jurídico-políticos que sustentaban nuestra independencia y conformaban nuestra organización autónoma. Cada uno de los distintos oradores representan la oportunidad de reorientar el énfasis en el proceso histórico de México y sus protagonistas; y así a través de la pieza oratoria se describen hechos, pero también se seleccionan y privilegian a algunos héroes. En consecuencia, a través de la oración cívica se hace un recuento de la historia de México tanto desde su origen como en su resultado. Los usos y abusos de esta libertad, explican porque Gabino Barreda decidió organizar su argumentación según los postulados básicos de Augusto Comte. Discurso que pronunció el Dr. Gabino Barreda el 16 de septiembre de 1857 en Guanajuato fue una interpretación de la historia mexicana bajo la influencia de las ideas de Comte. Barreda afirmó en ese discurso que: “la historia era una ciencia sujeta a leyes que hacen posible la previsión de hechos por venir y la explicación de los que ya han pasado”. Exaltó al espíritu científico, mostró la acción de éste en la práctica al decir: “tan imposible es hoy que la política marche sin apoyarse en la ciencia como que la ciencia deje de comprender en su dominio a la política”. Barreda presentó la historia mexicana como un proceso de emancipación del orden colonial; la causa de dicha independencia fue una transformación que desencadenó todas las demás, como la de “la emancipación mental”, caracterizada por la gradual decadencia de las doctrinas antiguas y su progresiva sustitución por las modernas El espíritu y aspecto que le interesa a Barreda se refiere a sacar, conforme al consejo de Comte, las grandes lecciones sociales que deben ofrecer a todas esas dolorosas colisiones que la anarquía provoca por todas partes y que no puede cesar hasta que una doctrina verdaderamente universal reúna todas las inteligencias en una síntesis común. El positivismo se entendió a sí mismo como una revolucionaria filosofía de la ciencia, que venía a sentar las bases para que surgiera una nueva generación de pensadores, mejor dicho, de científicos. Tenía buenos motivos para ello. 7

Pues antes de la aparición del positivismo nunca se había observado con tanta claridad que las formas de comprensión de los fenómenos residían en una forma específica de explicación, ajena a su causalidad inmanente, y que era posible superarla mediante el seguimiento riguroso de una estrategia metodológica que garantizaba la adquisición de un conocimiento verdadero. Barreda no atacó a los liberales como lo hizo Comte en Francia, éste los consideraba la encarnación del espíritu negativo. Los liberales mexicanos victoriosos representaban al positivismo. Más tarde los liberales entraron en polémica con Barreda y con sus discípulos; entonces éstos, como en el caso de Comte, considerarán al liberalismo como la expresión del espíritu negativo. El triunfo del partido republicano encabezado por Juárez fue el triunfo del progreso contra el retroceso. En forma inteligente, Gabino Barreda “acomodó” el positivismo a las circunstancias mexicanas del año 1867, al triunfo de la República sobre el Imperio. Si se compara la Oración Cívica con la doctrina de los tres estadios de Comte, se encuentra en México, a diferencia de Europa, el espíritu metafísico, correspondiente al estadio revolucionario en Francia Los positivistas mexicanos compartían este optimismo y lo aunaban a sus expectativas sociales: las nuevas creencias de los mexicanos, adquiridas en la escuela y basadas en la observación y la demostración, impedirían el surgimiento de cualquier tiranía, con lo que la violencia y el desorden que habían plagado al país desde la Independencia llegarían a su fin. Antes que otros pensadores, el positivismo coloca como tema de reflexión un cambio en la lógica que se aplica en la comprensión del mundo, del social y del natural. Los positivistas reflexionan sobre el cambio de la lógica principalmente en el nivel del contenido y dirigen su crítica a la estructura argumentativa con la que la filosofía hasta entonces había interpretado el mundo. Para los positivistas, el estado positivo, la última etapa del desarrollo del pensamiento de la humanidad, significa una forma enteramente novedosa de adquirir conocimientos, la cual rescata la dinámica misma de los fenómenos. El análisis de los esquemas lógico-estructurales en que se sustenta la totalidad de las ideas del positivismo sería un trabajo enorme, por lo que el artículo se limita a seguir solamente las ideas de quien lo introdujo en México y que fue maestro de dos generaciones de positivistas: Gabino Barreda. Secularización de la enseñanza al disponer en las escuelas oficiales la supresión de la educación religiosa y de una moral inspirada, necesariamente, en creencias también religiosas. Separada la Iglesia del Estado, era necesario que el poder público cumpliera con la obligación de la instrucción, la cual debía inculcar en la conciencia de los educandos la necesidad del orden y, sobre todo, del nuevo orden de cosas.

Capacitar a los estudiantes que deseaban hacer una carrera profesional, ya que no se contaba con preparación adecuada para hacerle frente a los estudios superiores. El proyecto educativo de Barreda no se limitaba solamente a la Escuela Nacional Preparatoria, sino también abarcó la enseñanza primaria obligatoria para todos los mexicanos, a lo que se opondrían los liberales, pues pensaban que ello atacaría los derechos del hombre de pensar y actuar libremente, a este argumento Barreda respondió que los derechos del hombre se reducen a “vivir y procurarse su desarrollo y bienestar y que los derechos de la sociedad están sobre los derechos del hombre”. Barreda se enfrentó a la tesis liberal sobre la libertad, mostrando cómo ésta no puede concebirse como un “dejar hacer”, sino como algo limitado por las necesidades de la sociedad. Las razones que sustentaban este mandato establecían que “en la filosofía positiva no existía certidumbre alguna respecto a las cuestiones de orden moral, como lo eran la existencia de Dios, el alma y el destino del hombre” El pensamiento de Barreda documenta muy bien la transición de una lógica subjetivista a una lógica relacional procesual, donde se muestra que no es posible desechar la lógica tradicional de un solo golpe de mano y que las nuevas ideas conservaron restos de la antigua lógica. Barreda veía las idas revolucionarias como encarnación del espíritu positivo. Son las ideas del clero católico las que representan el espíritu negativo, ellas son las que obstaculizan la marcha del espíritu positivo. Se ocupa de la situación en que se encuentra el país, la cual considera como un punto de partida hacia la reconstrucción. Las ideas de Barreda sobre la educación, entre otras, cayeron en aporías difíciles de resolver, pues el nivel del conocimiento de su tiempo no reunía aún las condiciones para entender de manera científica el desarrollo ontogenético y filogenético. En el estadio positivo, según Comte, debe promoverse una rigurosa cultura cívica que garantice que el individuo hará todo lo posible por conservar el orden y buscar el progreso. En este proceso, la humanidad misma se convertirá en el centro del interés. La nueva sociedad positivista ha de estar profundamente impregnada de un espíritu que conduzca al hombre a vivir para la humanidad. En ello, la educación cumple un papel de primer orden, pues es el recurso para asegurar el progreso teórico y práctico a la vez. En adelante, todo lo que sea contrario al punto de vista de nuestros positivistas, será tachado de retroceso, de anarquía, de desorden. El progreso y el orden es el predicado por ellos. Lo que se les oponga tendrá necesariamente que ser lo contrario: no cabe otra ideología que la positiva” Finalmente, el positivismo resultó triunfador y se adaptó la Lógica de Porfirio Parra para su enseñanza en la Escuela Nacional Preparatoria, junto con la de Mill y Spencer, se enfatizó el saber de los positivistas mexicanos y, además, se hizo 9

evidente la originalidad dentro de un sistema cerrado como el positivista. También se respetó el contenido del positivismo, se le acomodaron nuevas formas, nuevos agrupamientos, para obtener mayor claridad. El positivismo doctrinal alcanzó su apogeo en México con Porfirio Parra A la educación, le otorgan un gran valor, pues consideran que el positivismo fue el primer esfuerzo exitoso por introducir la ciencia universal en la educación, por renovar los métodos de enseñanza y por fomentar la investigación científica. El sistema filosófico de Comte se convirtió en México en la pauta educativa de un Estado que después de décadas de pugnas internas anhelaba establecer la paz y el orden. El orden que propone Barreda es un orden material, que no invada el campo espiritual, el terreno de las ideas, un orden que respete el postulado liberal de la libertad de conciencia. El orden espiritual queda a cargo de la propia iniciativa del individuo. Cada mexicano es libre de dirigir su conciencia. Al Estado sólo corresponde garantizar el orden material, para que así sea posible una plena libertad espiritual. Sin embargo, para valorar el significado del positivismo mexicano es necesario estudiarlo desde una perspectiva teórica que contemple la historia del pensamiento en México y determine qué tanto se desprende de los esquemas tradicionales de interpretación del mundo y qué tanto en él se hacen visibles nuevos horizontes de reflexión.

Liberalismo y positivismo en la educación: la ley de Instrucción Pública del 2 de diciembre de 1867 El positivismo se convirtió en el fundamento indispensable para orientar la educación hacia el progreso, solo así, se pensaba, se cumpliría el ideal liberal de libertad científica. En diciembre de 1867 el gobierno de Juárez expidió la Ley de Instrucción Pública, en la que se reglamenta el carácter gratuito y obligatorio de la enseñanza elemental, con base en la cual se funda la Escuela Nacional Preparatoria como la institución más representativa de la nueva orientación de la educación. Existen tres estados del Positivismo: 1. Estado Teológico o Provisional, en el ...


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