Hume-comparaciones - Apuntes 7 PDF

Title Hume-comparaciones - Apuntes 7
Course Filosofía y teoría del Derecho
Institution Universidad Pública de Navarra
Pages 1
File Size 90.4 KB
File Type PDF
Total Downloads 101
Total Views 125

Summary

Comparación de Hume y Platón....


Description

DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

HUME : Comparaciones

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO En la inmensa mayoría de los filósofos anteriores (Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino…), nuestras ideas eran ideas de la realidad, es decir, se correspondían con las cosas. Esto se debía a que, de un modo u otro, para ellos, nuestros sentidos, nuestra mente o ambas facultades nos ponían en contacto con ellas. Sin embargo, en Hume esto es imposible pues no existe enlace alguno entre nuestros contenidos cognoscitivos y las cosas, los puentes con la realidad están rotos y el velo de las percepciones se cierra sobre sí mismo. No podemos saber lo que hay más allá de las mismas. Es el fenomenismo: únicamente podemos conocer fenómenos (hechos), es decir, figuras, colores, durezas, sabores, olores, placeres, etc. Ahora bien, no sabemos qué hay más allá de esas cualidades. Por eso rechazará la distinción cartesiana entre cualidades primarias (objetivas) y secundarias (subjetivas). Ni en materia de percepción sensible ni de percepción moral podemos salir de nuestra mente para ir allende nuestras representaciones.

En la tradición escolástica y el racionalismo moderno, la ciencia consistía en un conjunto de verdades universales, absolutamente ciertas e indudables. Hume rechaza tal pretensión: nuestras verdades serán siempre más o menos dudosas, pues nuestro entendimiento es limitado. Hume invita a desistir de la búsqueda racionalista de la certeza, a la aspiración a un conocimiento seguro y aceptar que nuestro conocimiento será siempre limitado, probable, con un grado de inseguridad. Abandonar la razón para vivir según la costumbre como “guía de la vida”. El conocimiento del mundo nunca podrá ser racional, seguro, objetivo, cierto. Siempre será empírico, inseguro, subjetivo, incierto o probable. Hume-Russell: Bertrand Russell apelará también a la creencia para defender su realism epistemológico: es decir, la creencia de que nuestras percepciones no son fruto absoluto de nuestra mente, sino que en última instancia están producidas por la acción de objetos físicos extramentales. Todo nuestro conocimiento debe acabar reposando en nuestras creencias instintivas. Hume-Berkeley: Hume planteó con toda su crudeza el problema de pasar de nuestras percepciones sensoriales a la presunta realidad externa que las estaría fundamentando. Berkeley radicalizó el problema y planteó la hipótesis de que no había motivos racionales para suponer que las llamadas cualidades primarias eran menos dependientes de nuestra percepción psicológica que las cualidades secundarias de Locke. Hume-Locke: En Locke las tres grandes ideas de la metafísica, el Mundo, el Alma y Dios siguen estando operativas, aunque son sustancias incognoscibles. Hume, yendo más allá de Locke, dudará de la existencia de las sustancias, pero no las niega, aunque se verá abocado a la conclusión de contemplar el mundo de la experiencia como un conjunto fantasmagórico de fenómenos sin conexión causal real entre ellos, y sin esquemas de identidad sustancial. Sólo se podrá pensar en estos como creencias prácticas para hacer posible la vida cotidiana, desembocando en un nihilismo ontológico. MORAL Hume-Aristóteles: Aristóteles reconoce la existencia de un mundo moral objetivo que tiene su fundamento en la naturaleza humana. Aristóteles concede una importancia esencial a las facultades intelectuales. Éstas son las encargadas de descubrir el orden moral objetivo y dirigir la conducta de los hombres. Las tesis del primatólogo Frans de Waal pisan el terreno del emotivismo moral anglosajón marcado por David Hume y Adam Smith, principalmente. Nada que ver con las del griego Aristóteles, para quien la virtud ética no es una emoción, aunque algo tenga que ver con ella, sino una acción apropiada en el contexto de la ciudad. Hume-Tomás de Aquino: Tomás de Aquino defiende también una moral objetiva, basada en la ley natural. Además de la ley natural, admite la ley eterna y la positiva. Existe un primer principio moral fundamental, en sí mismo evidente, universal y fundamento de todos los demás: “hay que hacer el bien y evitar el mal”. Hume-Kant: El empirismo de Hume le llevó a pensar que no era la razón el fundamento de la moral, como hasta ese momento habían dado por hecho la mayoría de los filósofos. Según Hume, nuestra capacidad racional no nos puede indicar qué es lo bueno y lo malo, pues “la razón es esclava de las pasiones” y, por tanto, no sirve para determinar lo que debemos o no hacer. El fundamento de la moral son los sentimientos, ya sean de agrado o utilidad. Los juicios morales tienen su origen en los sentimientos que nos provoca una determinada acción. Para Kant lo bueno es la buena voluntad, colocando la bondad no es una cualidad o propiedad que tengan las cosas, sino en la disposición de ánimo con que el hombre ejecuta sus acciones. Ello no implica subjetivismo, porque lo que es incondicionalmente bueno debe ser necesario (no cambiante con las circunstancias, contingente o empírico) y universal (válido para todos). Esto se parece a Hume, cuando este prohíbe derivar el deber-ser a partir del simple ser de hecho. Pero mientras Hume busca el origen del deber-ser en la naturaleza humana, Kant se aparta de él: la exigencia del deber-ser no está en la naturaleza humana, sino que es a priori, es decir, en los conceptos de la razón pura. La ética no se puede hacer depender de la experiencia pues desde esta es imposible obtener ninguna norma universal. Un hombre de buena voluntad no necesita experimentar desagrado para saber que robar es malo, aunque no hubiese actos de latrocinio en el mundo, o que salvar la vida a quien se está ahogando es bueno, aunque nunca jamás haya ocurrido una situación semejante. Para Kant, lo único existente a priori, independiente de la experiencia, es la buena voluntad, única garantía de que el hombre actuará bien. Y actuar bien es cumplir con el deber que corresponda a cada caso, y por tal se entiende, actuar exclusivamente por respeto a la ley. La moral kantiana será criticada posteriormente: su formalismo moral sería insostenible debido a la necesaria presencia de una materia determinada en todo acto de deseo (“Querer algo cuya realidad nada nos interesa es una voluntad que no quiere lo que quiere”).

1...


Similar Free PDFs