La Fragua de Vulcano PDF

Title La Fragua de Vulcano
Course Historia Del Arte De La Edad Moderna
Institution Universidad Complutense de Madrid
Pages 9
File Size 562.4 KB
File Type PDF
Total Downloads 35
Total Views 138

Summary

Download La Fragua de Vulcano PDF


Description

PRÁCTICAS HISTORIA DEL ARTE MODERNO TRABAJO EN GRUPO

ALUMNOS: Rodrigo Bertet Rodríguez y Samuel Valls Aragón. GRUPO: D1.

Ficha Técnica. Nombre / Objeto: La Fragua de Vulcano. Autor: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. Datación: 1630. Técnica: Óleo sobre lienzo. Estilo / Escuela: Barroco (pintura mitológica). Imagen adquirida Museo del Prado

Descripción: La Fragua de Vulcano es una obra pictórica del afamado autor Diego Velázquez que representa una escena de carácter mitológico. La imagen del cuadro está directamente relacionada con el mito conocido como "El adulterio de Venus”. Museo: Museo del Prado.

Comentario. Contexto Histórico. Estilo Barroco. El barroco surgió como respuesta del período histórico en el que se vivía, una etapa en la cual veremos un cambio de paradigma político, social y económico fruto de las hambrunas desatadas por las malas cosechas y el consecuente estancamiento del comercio mediterráneo, será Reino Unido quien se salve de esta situación, empezando a despuntar gracias al intercambio comercial con oriente y la posterior fundación de grandes compañías comerciales (como la E.I.C), empezando a asentarse el liberalismo como motor económico, y, comenzando a sobresalir como potencia económica, aunque, la hegemonía de este período la tendrá Francia como heredera del vacío de poder que había dejado el decadente I. Hispánico, que “cederá su asiento” con el Tratado de Utrecht. El barroco como estilo, será contrapuesto artísticamente al renacimiento, siendo característico de éste los trazados definidos, la composición de diversos planos en una misma obra y las representaciones lineales con muchos personajes; pero, en el barroco no, la mancha, el juego de luces (estableciendo puntos de luz y oscuridad bien determinados), la búsqueda de profundidad en la obra y el tenebrismo, serán las cualidades propias del período según Heinrich Wölfflin, historiador del arte y experto en

la materia; características que se pueden observar perfectamente en la obra a tratar. En su tiempo, el barroco será tildado de ostentoso, superficial y carente de trasfondo. El estilo a tratar, tiene características heredadas del manierismo, el barroco también se alejará del ideal de belleza griego y del clasicismo, centrándose el artista en representar sus emociones y sus inquietudes artísticas sobre el lienzo; esto no solo se plasmaba en el trabajo del autor, la filosofía manierista está bien resumida de manos del escritor Friedrich Schiller, un poeta e historiador cuyos escritos evidencian al artista prácticamente como un demiurgo, y la concepción social de éste será grandiosa, considerando sus críticos posteriores al período (como por ejemplo William Morris), que el artista contaminaba con su gusto personal y su ego su propio trabajo, el cual dejará de ser el humilde artesano del medievo, para convertirse, en palabras de Nikolaus Pevsner (en su libro Pioneros del Diseño Moderno), en una “especie de mesías”, las opiniones negativas de su tiempo volverán de mano de los prerrafaelitas. Debido a la falta de información sobre la personalidad del autor del cuadro a tratar, no se puede, en absoluto, afirmar o negar que Velázquez tuviese los rasgos propios que criticarán los artistas posteriores, pero es innegable, que las características pictóricas antes comentadas del barroco y el manierismo, formaban parte del distintivo trazo del pintor más famoso de Sevilla. Breve Biografía del autor. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez conocido comúnmente como Velázquez, fue un artista español nacido en Sevilla en el año 1599. Perteneciente al estilo Barroco, Velázquez está considerado como uno de los pintores más importantes e influyentes del siglo XVII. En el año 1611 el artista entró como aprendiz en el taller del pintor Francisco Pacheco, el cual lo instruyó como buenamente pudo hasta que terminó su desarrolló en 1617, año en el que obtuvo el título de pintor independiente tal y como dictaminaban las reglas del gremio de pintores. Con la llegada al trono español de Felipe IV en 1621 nombró al Conde-Duque de Olivares como su valido. Gracias a su nueva posición el Conde comenzó a rodearse en la Corte de gente de su confianza, mayoritariamente andaluces, lo que sin duda le valió a Velázquez una segunda oportunidad para intentar convertirse en pintor del monarca,

objetivo que finalmente terminó cumpliendo. Una vez estuvo instalado en Madrid, Velázquez no gozaría de una gran libertad a la hora de viajar, nunca regresó a Sevilla y únicamente salió de Madrid en contadas ocasiones. En lo que se refiere a salidas al extranjero el artista solamente recibió permiso en dos ocasiones para viajar a Italia. Fue durante su primera salida que Velázquez realizaría la obra atribuida al presente comentario. En general el artista se centró mayoritariamente en la realización de las obras encargadas por el monarca Felipe IV, entre sus obras destacan diversos retratos, así como escenas bélicas, religiosas y mitológicas Finalmente Diego Velázquez fallecería en Madrid en el año 1660.

Análisis Formal. La temática de la obra y el mito que representa, ya, de por sí, nos da una pista del período al que pertenece, como se comentó anteriormente, la expresión de emociones será una constante en el manierismo y posteriormente en el barroco, la elección de la escena por parte del autor, (el saber de la infidelidad de tu pareja) demuestra la necesidad del pintor de expresar emociones, tanto en el rostro de la víctima, en este caso Vulcano, como en el de sus ayudantes ciclópeos.

Los cuales tienen el

protagonismo en lo que a expresión emocional se

refiere,

relegando la figura de Apolo, a la de mensajero, del cual podemos intuir su belleza (uno de sus atributos más característicos) gracias a la iluminación tratada en la obra, ya que esta figura, ilumina más a los artesanos que la fragua en sí, lo cual ayuda a entender los oficios y aptitudes que cada dios representa, siendo Hefeso una deidad artesana cuyo trabajo es el de elaborar armas y armaduras para el resto del panteón clásico, lo normal es que se encuentre sucio, cubierto de hollín y acalorado por la temperatura de la fragua, un dios, que nunca brilló por su atractivo, sino por su trabajo manual, estando plasmado por Velázquez en un plano más sombrío, iluminado por el metal al rojo que está tratando y por la belleza de su contraparte, un atractivo joven barbilampiño con un físico adolescente, muy parecido al de muchas de las estatuas grecorromanas de época clásica, haciendo un guiño el pintor a la época de la que proviene el mito representado. El juego de luces que aporta Velázquez en su cuadro, hace que algunas escenas de la obra sean tenebristas, otra característica de su período, recordando el tratamiento a obras suyas anteriores, con una paleta de colores más oscura que en el cuadro que nos ocupa.

Aunque el autor trate un tema divino, la escena está cargada de costumbrismo, ya que (sin tener a Apolo en cuenta) podría ser una representación de un taller de forja del período histórico del autor, no sólo por lo que están fabricando, también por el tratamiento que le da al taller del dios, al dios en sí, y a sus ayudantes, los cuales todos prescinden de ropa de cintura para arriba debido al sofoco y el calor de la atmósfera, lo que nos permite ver torsos fibrados y musculosos fruto del trabajo duro en la forja, hipótesis apoyada por Javier Portús Pérez, en su comentario sobre esta obra publicado en la página web del Museo del Prado. En este cuadro, el artista ha querido plasmar más luz que en obras suyas anteriores, según el académico antes citado, fruto de la influencia de pintores italianos cuyo trabajo pudo contemplar en su estancia en la Península Itálica, artistas como Reni o Guercino fueron claves para aportar un tono general más claro a la representación mitológica de Velázquez. Los protagonistas de la obra son evidentemente los personajes representados y las emociones que estos demuestran, el barroco no pondrá el foco de interés en el paisaje, siendo esta obra pictórica una prueba de ello, centrados más en la expresión emocional y en el humanismo como ya he comentado anteriormente, algo que será objeto de crítica por los modernistas prerrafaelitas posteriores. Portús Pérez, en su escrito, cita a otros autores comentando que Velázquez en este cuadro quiso expresar la superioridad de las artes pictóricas frente a los oficios mecánicos, representando a la figura de Apolo como un orador racional y estoico, frente a un enfurecido y colérico dios, a punto de explotar gracias al poder de la palabra, si esta conclusión es verídica, no resultaría extraño en absoluto, debido al concepto que tenían los artistas pertenecientes al barroco sobre los oficios y las artes menores, y que, como ya se ha comentado anteriormente, el filósofo Schiller dejó patente en sus escritos.

Análisis Iconográfico. El cuadro está inspirado en uno de los fragmentos de la obra conocida como Las Metamorfosis, escritas por el poeta Ovidio. La escena del cuadro coincide con el relato conocido como “El adulterio de Venus” o “Vulcano traicionado”. La obra cuenta como la diosa Venus, esposa de Vulcano, esta siendo infiel a su marido con el dios de la guerra Marte. El dios Apolo al enterarse de la relación que hay entre ambos va directamente a ver a Vulcano para contarle lo sucedido, el cual a través de su ingenio y de sus dotes como herrero, creará una trampa para atrapar a los amantes.1 En la obra se puede observar que existen tres tipos de personajes bien marcados, el dios Apolo, el dios Vulcano y por último el grupo de cíclopes que trabajan en la fragua. En primer lugar, en la parte izquierda del cuadro podemos apreciar la figura del dios Apolo. Observando al personaje podemos apreciar en su cabeza una corona de laurel, además va vestido con una túnica anaranjada y a diferencia del resto de personajes porta unas sandalias. Sin embargo a pesar de estos detalles, lo que más llama la atención de su figura es la aureola que sale de su cabeza y que ilumina gran parte de la sala, concediéndole a Apolo un aura de divinidad propia de su cometido como dios del Sol. Por otro lado tenemos la figura del dios Vulcano el cual estaba trabajando en el momento en el que Apolo le informa acerca de la deslealtad de su esposa. Vulcano tiene un tono de piel oscurecido propio de la suciedad acumulada tras trabajar en la fragua, además posee un aspecto rudo, que contrasta completamente con el tono blanquecino y juvenil de Apolo. En cuanto a la vestimenta del dios herrero, en la cabeza lleva atado un pañuelo de color blanco, mientras que la parte superior de su torso esta completamente desnuda, portando únicamente un manto desgastado que le cubre de cintura para abajo. El rostro del personaje muestra sorpresa y perplejidad ante la noticia recibida. Es curioso señalar el tratamiento de los defectos que realiza Velázquez acerca de los atribuidos en la mitología al propio Vulcano, ya que si bien es cierto que queda patente 1 Plaza Picón, Francisca del Mar; González Doreste, Dulce María; Aguiar Aguilar, Maravillas. «Venus ante el espejo: de Homero a Jean de Meun». Fortunatae: Revista canaria de Filología, Cultura y Humanidades Clásicas. 2014. Pp. 447-459.

en la obra la cojera del personaje, está no le quita ningún tipo de dignidad al representado.1 Por último tenemos al grupo de cíclopes, los cuales al igual que Vulcano tienen la piel oscurecida y aunque presentan distintos rasgos todos actúan de la misma manera, expectantes y asombrados ante el relato del dios Apolo. Al igual que con los defectos dignamente representados del dios Vulcano, los cíclopes no han sido escenificados como seres de un solo ojo, sino que han sido representados como personas comunes. Estos rasgos otorgan a la escena un toque realista, el cual únicamente se ve alterado por la figura de Apolo.2 En cuanto a la composición del cuadro podría decirse que es algo terrosa, con un claro predominio de tonos ocres. Los objetos que aparecen en la obra influyen enormemente en la recreación del escenario de la fragua. Como ya hemos mencionado, aparecen elementos propios de este tipo de trabajos tales como martillos, espadas, una armadura, las tenazas, el yunque, algunos trozos de metal al rojo vivo, etc. Dichos objetos y herramientas han sido representadas de una manera muy realista, siendo todas ellas utensilios de trabajo típicos de un herrero. Todos los personajes a excepción de Apolo tienen herramientas en las manos debido a que la aparición del mismo dios les ha pillado totalmente por sorpresa. 3

Coraza y partes de armadura

Herrero con expresión de sorpresa

1 González Estévez, Escardiel. En torno a ez. Nuevas aportaciones a la interpretación de su significado. Laborato mento de Historia del Arte. Nº21. 2009. Pp. 411-426. 2 Hernández Guardiola, Lorenzo. El mundo simbólico de Velázquez, La túnica de José y La fragua de Vulcano estudio iconológico. Archivo de arte valenciano. Nº76. 1995. Pp. 41-46. 3 Garrido Pérez, María del Carmen; María Cabrera, José; McKim-Smith, Gridley; Newman, Richard. La Fragua de Vulcano. Estudio técnico y algunas consideraciones sobre los materiales y métodos del XVII. Boletín del Museo del Prado. Vol. 4. Nº11. 1983. Pp. 79-95.

Bibliografía.

Yunque con un trozo de metal al rojo vivo



Pevsner, Nikolaus (1963): Pioneros del Diseño Moderno, Buenos Aires, Infinito.



Portús Pérez, Javier (2007): La Fragua de Vulcano, Ficha del Museo del Prado.



Wölfflin, Heinrich (1986): Renacimiento y Barroco, Madrid, Paidos Ibérica.



Garrido Pérez, María del Carmen; María Cabrera, José; McKim-Smith, Gridley; Newman, Richard. La Fragua de Vulcano. Estudio técnico y algunas consideraciones sobre los materiales y métodos del XVII. Boletín del Museo del Prado. Vol. 4. Nº11. 1983. Pp. 79-95.



González Estévez, Escardiel. En torno a la Fragua de Vulcano de Velázquez. Nuevas aportaciones a la interpretación de su significado. Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte. Nº21. 2009. Pp. 411-426.



Hernández Guardiola, Lorenzo. El mundo simbólico de Velázquez, La túnica de José y La fragua de Vulcano estudio iconológico. Archivo de arte valenciano. Nº76. 1995. Pp. 41-46.



Plaza Picón, Francisca del Mar; González Doreste, Dulce María; Aguiar Aguilar, Maravillas. «Venus ante el espejo: de Homero a Jean de Meun». Fortunatae: Revista canaria de Filología, Cultura y Humanidades Clásicas. 2014. Pp. 447-459.

Webgrafía. 

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-fragua-devulcano/84a0240d-b41a-404d-8433-6e4e2efd21ab...


Similar Free PDFs