LA Masacre DE LAS Bananeras PDF

Title LA Masacre DE LAS Bananeras
Course Derecho costitucional colombiano
Institution Universidad del Magdalena
Pages 4
File Size 105.2 KB
File Type PDF
Total Downloads 106
Total Views 141

Summary

Informe sobre las Bananeras y su influencia en la constitución de un estado revolucionario en Colombia...


Description

LA MASACRE DE LAS BANANERAS

Las causas y hechos presentados la noche del 6 de diciembre de 1928 en la región de Ciénaga, Magdalena donde ocurre una masacre perpetrada por parte de las fuerzas militares de Colombia en contra de "empleados” que protestaban en sinónimo de huelga en oposición a la multinacional United Fruit Company antes las deplorables condiciones laborales que esta última les prestaba. La consecuencia de esta huelga fue un número de muertos que hasta el día de hoy es inexacto pues solo fueron reconocidos 9 de estos. Este fatídico y penoso hecho ha sido grabado en la conciencia de los colombianos por los novelistas Gabriel García Márquez, en su obra Cien años de soledad, quien nació en la zona bananera un año antes de la huelga; Álvaro Cepeda Samudio, en su novela La casa grande; y el dramaturgo Carlos José Reyes, quien cuenta la historia a través de los ojos de un soldado recluta.

Duele saber que incluso desde la época de la independencia nuestro país ha sido marcado por la violencia de forma directa o indirecta.

La fecha 12 de noviembre de 1928 será tomada como el inicio de casi un mes de lucha por parte de los trabajadores de la multinacional United Fruit Company, una lucha con un final triste, un final que nos recordara la fuerza con la que una persona es capaz de defender sus derechos, también la de un estado frío, indolente, manipulado e incapaz. Ese día comenzaba la lucha, pues se presentó por parte de La sociedad unión, quien representaba a los trabajados, un pliego de peticiones a la compañía el cual contenía lo siguiente: 1. Seguro colectivo obligatorio; 2. Reparación por accidentes de trabajo; 3. Habitaciones higiénicas y descanso dominical; 4. Aumento en 50% de los jornales de los empleados que ganaban menos de 100 pesos mensuales; 5. Supresión de los comisariatos; 6. Cesación de préstamos por medio de vales;

7. Pago semanal; 8. Abolición del sistema de contratista; y 9. Mejor servicio hospitalario.

Y es que, con justa causa, pues estos trabajadores no eran reconocidos como miembros oficiales de la compañía, estos, en lugar de contratar directamente a sus obreros, utilizaban contratistas (ajusteros), que acordaban el trabajo a realizar y reclutaban los trabajadores para hacerlo. Así se dio una situación extraña: la United Fruit Company producía millones de bananos cada año, pero sostenía que no tenía trabajadores. Hasta siete personas dormían en un solo cuarto de tres por tres metros, colgando sus hamacas encima de otras. Los campamentos no tenían ventilación, agua potable, duchas o retretes, una situación totalmente denigrante. ¿El estado quien hacía poco y nada, ordenó que la zona fuese militarizada, pero porque no enviar a la policía en vez del ejercito? error o corrupción? nunca lo sabremos... Casi un mes después, Alejandro Valbuena, el general Cortés y algunos cultivadores colombianos enviaron cantidades de telegramas a las autoridades en La Esperanza describiendo la situación como de violencia inminente, de peligro y destrucción originados en masas incontrolables. Las confrontaciones entre la United Fruit Company y el ejército, de un lado, y los trabajadores, del otro, por el rompimiento de la huelga el 3 y 4 de diciembre, dieron al general Cortés Vargas una justificación más para la represión. En sus memorias de la huelga, dice que se convenció de que, si el orden público no era restaurado de forma inmediata, el gobierno de los Estados Unidos enviaría marines. Los rumores sobre barcos de guerra de los Estados Unidos eran abundantes. Los obreros veían su huelga como un acto nacionalista: querían obligar a la United Fruit Company a reconocer la ley colombiana y los derechos laborales colombianos. Cortés Vargas, en cambio, vio la represión de la huelga en términos nacionalistas: creía que su deber era acallar a los trabajadores para asegurar que el suelo colombiano no fuera profanado por soldados extranjeros. Así, la iniciativa de la Oficina General de Trabajo del 3 y 4 de diciembre para romper la huelga y evitar la violencia fracasó: fue el factor final que precipitó la masacre en la

noche del 5 a 6 de diciembre. A raíz del incidente Botero, el general Cortés Vargas les envió un telegrama a los doctores Hoyos Becerra y Velandia: " He ordenado concentrar toda la fuerza y sigo inmediatamente a batir por el fuego amotinados" Finalmente, a eso de las 11:30 de la noche aproximadamente 4.000 huelguistas durmiendo, comiendo, charlando, esperando a que llegaran más compañeros, esperando al gobernador, esperando la mañana para marchar hacia Santa Marta, fueron rodeados por 300 soldados en la plaza cercana al ferrocarril. En voz alta, un capitán leyó el decreto el cual daba facultades de jefe civil y militar al general. Ordeno dispersar a la multitud, nada sucedió. Después unos instantes Se oyeron unos pocos gritos de la multitud: «¡Viva Colombia libre! ¡Viva el ejército!» El general Cortés Vargas ordenó a sus soldados disparar… Lo que no creían los trabajadores que pasaría, sucedió. Un momento —una eternidad— de pánico, dolor y confusión mientras unos caen y otros trataban de escapar. En las horas que siguieron, las gentes de Ciénaga, encerradas en sus casas, oyeron pasar un camión de la basura, un tren con dirección al mar y el pito de un barco a la distancia. A las seis de la mañana el personero de Ciénaga, llamado para practicar el levantamiento de los cadáveres, encontró nueve muertos tendidos en la plaza. El general Cortés Vargas informó a sus superiores que estos nueve, más cuatro más que murieron por sus heridas, fueron los únicos huelguistas muertos en la noche del 5 de diciembre. El general dejó intencionalmente nueve cadáveres en la plaza —decían— para que los trabajadores supieran que los nueve puntos de su pliego habían muerto. Así queda evidenciada una de las mayores masacres en la historia de Colombia, quizá la más sanguinaria y sin fundamentos... ¿Y que sucedió con la United Fruit Company? después la segunda guerra mundial perdió su monopolio en la región de ciénaga y se retiró de la producción, vendiendo o alquilando muchos de sus terrenos a cultivadores colombianos. en 1970 quebró. En esa época, las reivindicaciones llevadas a cabo por los trabajadores se consideraban de tinte revolucionario, hasta la llegada de la justicia laboral 60 años más tarde, momento en el que pasaron a ser peticiones justas y elementales. Llegaron las indemnizaciones por los accidentes de trabajo, el seguro colectivo, el descanso dominical

remunerado, la libertad para adquirir víveres en cualquier comercio, la prohibición de efectuar los pagos a los trabajadores a través de vales, entre otras medidas que favorecían al trabajador....


Similar Free PDFs