La relación entre la voluntad y la libertad para comprender la estructura del acto voluntario libre PDF

Title La relación entre la voluntad y la libertad para comprender la estructura del acto voluntario libre
Author Len R.
Course Ser Humano
Institution Universidad Interamericana para el Desarrollo
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La relación entre la voluntad y la libertad para comprender la estructura del acto voluntario libre...


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Relación entre la voluntad y la libertad para comprender la estructura del acto voluntario libre.

CARRERA: DERECHO Y CIENCIAS JURIDICAS MATERIA: SER HUMANO ALUMNA: FERREYRA MENDOZA MONICA ELIZABETH ID: 00605364 DOCENTE: EDELMIRA GAMEZ CAMACHO

Introducción Experimentar como libres nuestros actos y voluntades es parte substancial de nuestra autopercepción. Nos consideramos generadores de nuestras acciones; tenemos la sensación de encontrarnos siempre ante un futuro abierto; nos consideramos seres responsables de los actos que realizamos porque somos libres. Son conceptos tan ligados a nuestra individualidad (a la percepción que tenemos de nosotros mismos) que constatar su falsedad, constatar que apenas estamos ante una ilusión filosófica nos consterna profundamente.

Relación entre la voluntad y la libertad para comprender la estructura del acto voluntario libre. Para entender este concepto debemos saber que es la voluntad y la libertad, la voluntad es la intención o el deseo de hacer algo. Significa también 'libre albedrío'. Se utiliza también para referirse a esfuerzo, coraje y determinación, y la libertad no es un mote del egoísmo, ni una entelequia formulada con letras. Nuestros actos son más libres cuanto mejor expresen lo que somos, en nuestra totalidad. Y visto así, he de reconocer que serían escasos. Somos más libres cuanto mejor podamos desarrollar nuestra existencia dando carta de realidad a nuestras potencialidades. La libertad es el ámbito de la persona en el que se puede hacer posible que el yo sea yo y no el tú. En sectores del mundo científico, se extiende a la idea de la no existencia del libre albedrío y les explicare porque la toma de decisión es siempre posterior al comienzo del llamado “readiness potential” (proceso neuronal previo a la ejecución de un movimiento). La conclusión: “el acto voluntario tiene lugar después de que el cerebro haya decidido qué movimiento va a realizar” de esta manera de entender la voluntad humana es que cualquier forma de influencia en nuestro comportamiento (agentes sociales, los otros, el poder, lo que nos agrada y desagrada, la propia historia, lo aprendido) se convierte en factor que genera una determinada predisposición para todos nuestros actos, eliminando así toda posibilidad de acto libre. No somos conscientes del hecho de pensar o percibir, somos conscientes de lo pensado, de lo percibido. La sucesión de actos voluntarios que conforman una realidad distinta de la pensada o percibida es el acto libre. También lo es si nos decidimos por lo pensado o lo percibido. No se trata pues de un sólo acontecimiento, de un sólo gesto, una sola acción. Se trata del encadenamiento de acciones y reacciones que decidimos terminen siendo reales, independientemente de nuestra biografía, nuestra función neuronal o las circunstancias sociales-ambientales. No es el proceso de pensar lo que nos lleva al acto, es la decisión que tomamos sobre lo pensado. La fuerza de voluntad libera a las personas de las cadenas de su propia debilidad, como son la pereza, el mal genio, o la inconstancia. Hace a la persona más libre. La libertad exige posesión, es decir, señorío de sí mismo, porque quien no logra dominarse a sí mismo tampoco es libre: la incapacidad de controlarse a sí mismo es la peor de las tiranías. Schopenhauer toma como punto de partida la distinción entre un modo popular de entender la libertad, situado en el plano de lo físico como no impedimento o no existencia

de obstáculo para lo que el individuo quiere hacer y una libertad intelectual y moral entendida desde la filosofía, que involucra la aceptación o negación de principios y que remite al planto ontológico, sin quedar reducida al estadio existencial de la misma. Esta idea física de la libertad, nace de la experiencia del hombre, donde se plantea como un poder hacer lo que el individuo quiere en cada caso, poniendo énfasis en el poder realizar la acción. Para una correcta interpretación de la libertad es preciso abandonar esta idea común de hacer y trasladarla al plano del querer, reorientando la pregunta a si ese querer propio de cada individuo ocurre de manera libre. Puesto que una vez satisfechas las necesidades básicas del hombre, este crea nuevas necesidades, quiere otras cosas de carácter mucho más complejo que ya no se sitúan exclusivamente en la esfera de lo físico, donde este querer puede verse en algunos casos satisfecho y en otros obstruido por elementos ahora de orden abstracto, como por ejemplo un sentimiento, una expectativa o por diferentes estímulos que condicionarían su querer, con lo que este no sería un querer libre, pues para que sea tal no debe estar bajo condición alguna, ni de tipo material ni inmaterial. Por esta razón la libertad no radica en la posibilidad de hacer lo que el individuo quiere, más bien, en la posibilidad de que ese querer sea dado sin necesidad alguna para él. Por lo tanto, el concepto de libertad se vuelve un poco más abstracto y se entiende como la ausencia de necesidad entre aquello que origina el querer y el acto de la voluntad. con lo que surge la posibilidad del libre albedrío como facultad de obrar en base a la pura reflexión o elección. Schopenhauer se opone a esta idea de la existencia de un libre albedrío donde el hombre actúa y más aún, quiere libremente, en base a su cosmovisión del mundo como voluntad y representación. Muchas veces se ha considerado al hombre como existiendo libremente en un mundo, aunque él no haya elegido su existencia, se piensa al hombre como contenido en el mundo junto a otros elementos de distintas características, lo que no es así en el pensamiento de Schopenhauer. El mundo, explicado brevemente, es eso más próximo a la conciencia humana, aquello a que ésta se dirige constantemente y donde el individuo sitúa su propia existencia y determina su esencia. Sin embargo, en cada intento por alcanzar una explicación profunda acerca de él, se comienza o desde el objeto dado por la realidad empírica, o por el sujeto, quedando en este caso toda posible explicación en el ámbito de la idealidad. La filosofía entonces se ha movido entre estos dos polos aparentemente opuestos, atribuyendo significados al mundo y a lo que se relaciona con él desde un realismo empírico o de una idealidad trascendental, siempre desde una esfera para criticar a la otra.

Conclusión Si conseguimos actuar, pensar, sentir y querer ser quien soñamos ser habremos dado el primer paso de nuestra personal “guerra de autodeterminación”. Por esto es importante ser uno mismo quien cuide y atienda las propias necesidades. No limitarse a sentir los beneficios de la libertad, sino llenar los días de gestos que nos permitan experimentarla con otras personas. Si la existencia de cadenas de aprendizaje o de cadenas “causa-acción-reacciónefecto” suponen la negación de la libertad, sólo un acto nacido desde ningún contexto podría ser libre. Ocurre que los actos espontáneos también son realizados por personas con una biografía y cuya personalidad y carácter y repertorio de costumbres se han ido formando a través de cadenas de aprendizaje. El acto espontáneo surge también, pues, de un contexto determinado. De no ser así, no sería el acto de una persona, sería un fenómeno natural: algo que le ocurre a la persona, pero que no es realizado por ella. La libertad, bajo estas premisas, no existiría. O bien es un acto predeterminado del que se toma consciencia, o bien no es un acto humano.

“No es la ausencia de motivo, sino su carácter, lo que define un acto libre” — Ernst Cassirer, Myth of the State, 1946...


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