La Sociedad Dividida, resumen del libro de Tezanos PDF

Title La Sociedad Dividida, resumen del libro de Tezanos
Course Introducción a la Sociología II
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RESUMEN

COMENTARIO CRÍTICO

BIBLIOGRAFÍA

LORENTE SANCHO, LUNA. GRADO EN SOCIOLOGÍA 2016-17 SOCIOLOGIA II

La sociedad dividida forma parte de una trilogía sobre la desigualdad, el trabajo y la democracia; apoyado en una amplia información empírica procedente en buena parte de la Investigación sobre Tendencias Sociales de Nuestro Tiempo, dirigida por el propio autor del libro, en esta obra se analizan los impactos de la revolucion tecnológica en la estructura social, especialmente las desigualdades y sus nuevas formas, en los inicios del nuevo siglo. En el presente trabajo me centraré en las principales ideas de los últimos seis capítulos, para exponer finalmente mi opinión acerca de uno de ellos.

La revolución industrial supuso la aparición de una nueva clase, la clase obrera industrial, y fue el inicio de una era agudamente conflictiva. Desde los inicios de la revolución industrial, la clase obrera fue vista como algo más que un simple sector ocupacional, y lo cierto es que durante las fases intermedias de evolucion de las sociedades industriales los trabajadores mantuvieron una trayectoria ascendente. Los sindicatos y los partidos de corte obrero acabaron alcanzando cuotas apreciables de representacion, poder e influencia. El punto de inflexión en esta dinámica se situa en la segunda mitad del siglo XX, periodo en el que tienen lugar dos fases de cambio del paradigma de sociedad industrial a “sociedad industrial madura”, y más tarde a “sociedad tecnológica”. Una de las principales consecuencias de estos cambios ha sido una mayor asimilacion política de los trabajadores, y sobre todo, la reduccion sustantiva de los niveles de conflictividad laboral que caracterizaron las sociedades industriales en sus primeras etapas. La mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, el surgimiento de nuevos trabajadores especializados que gozan de un status social más alto y una tendencia hacia la institucionalización de los conflictos condujeron a lo que algunos han llegado a calificar como “aburguesamiento obrero”. Y es que, ante la evidencia empírica de que una proporcion considerable de trabajadores industriales tiende a identificarse como perteneciente a la clase media, resulta innegable que nos encontramos ante una importante crisis de la conciencia obrera, que se agudizará a medida que avance la revolución tecnológica. Así, a partir de los 70, se impugnó abiertamente el consenso social y se magnificó un modelo alternativo de corte neoliberal. La pérdida de poder de sectores sociales y laborales muy concretos y el debilitamiento de las opciones socialistas han dado lugar a un menor grado de estabilidad política que coincide con la emergencia de grupos de extrema derecha y la desimplicación política de sectores poblacionales como jóvenes, sindicalistas, intelectuales... En lo referente a las clases medias, lo cierto es que no constituyen un grupo social suficientemente homogeneo. De hecho, generalmente, se distinguen las viejas clases medias propietarias o autónomas, las nuevas clases medias de asalariados y las clases medias técnicas de asalariados con un alto grado de formación. En las sociedades tecnológicas avanzadas las ocupaciones de clase media están experimentando una nueva fase de crecimiento y expansión, transformandose de manera que puede llegar a ponerse en cuestión la logica de su propia ubicación espacial. Ciertamiente, existen diferentes elementos de cambio en las sociedades actuales que apuntan hacia un declive de las clases medias que pueden haber llegado a encontrar su punto crítico en su propia expansión desmedida, en su éxito como referente social, éxito que ya anticipaba Aristóteles al identificar la idea de virtud con la de posición media entre dos extremos. En todo este contexto de cambios ha surgido un nuevo grupo de infra-posicionados a lo que, por esto mismo, se ha tendido a llamar “infraclases”: personas excluidas, precarizadas. Los modelos de estratificación emergentes se caracterizan por una complejización de las dualizaciones sociales, que van desde los conflictos clásicos de raiz económica hasta contraposiciones de raiz laboral y diferencias de género, raza, cultura, generación...

De manera esquemática podrían presentarse como factores de estratificación operativos en las sociedades tecnológicas emergentes la propiedad, el status y el empleo. Estas nuevas formas de desigualdad no dejan indiferente a la población, los datos de la investigación sobre Tendencias Sociales muestran que entre la opinión pública española existe una sensibilidad acusada sobre la problemática social, prueba de esto es que la investigación específica sobre tendencias de estratificación social prevee mayores movilizaciones de aquellos más sensibilizados. La experiencia demuestra que existen mecanismos capaces de paliar los problemas que suscitan procesos como la crisis del trabajo, y dar respuesta a las carencias. Hoy en día, estos parecen estar saturándose, al mismo tiempo que intentan ser desplazados por el interés de ciertos sectores sociales (poco solidarios) hacia ámbitos privados. En muchos paises la familia está siendo un importante colchón amortiguador de los problemas asociados a la crisis del trabajo, prolongado los periodos de dependencia y protección a sus hijos pero contribuyendo así a retrasar los calendarios vitales de las nuevas generaciones. Los procedimientos que estos sectores sociales pueden utilizar para plantear sus reivindicaciones y protestas contra el deterioro de su posición económica y social se encuentran bastante limitados, no cuentan con vías institucionalizadas de expresión ni con recursos eficaces de presión, que en otras épocas históricas facilitaron la previsión y tratamiento de estas, por lo que existe una alta probabilidad de que estos conflictos tengan lugar por vías no institucionalizadas, por ejemplo, en la calle. El ejercicio de las funciones compensatorias del estado, el reforzamiento de un sistema de valores solidarios y el establecimiento de un nuevo compromiso social pueden ser tres de las piezas básicas en torno a las que impulsar una política de progreso, progreso cuyas condiciones objetivas se han alcanzado en el horizonte de principios del siglo XXI pero que, sin embargo, no se han traducido en un impulso innovador de las ideas políticas. El argumento del neoliberalismo muestra el capitalismo democrático como el modelo social más razonable, pero lo cierto es, que en un mundo cada vez más superpoblado, con graves desigualdades, tensiones internacionales y miles de millones de parados, no parece darse un exitoso modelo económico. Las etapas futuras deben ser pensadas en un marco de posibilidades que permitan orientar y estimular los mecanismos necesarios de autopreservacion social y medioambiental, contribuyendo a fortalecer los criterios morales-racionales de los ciudadanos. El papel que tendrán los partidos políticos y movimientos sociales dependerá de su capacidad para agregar intereses y no confrontar a los nuevos sectores driscriminados con aquellos que aun no han superado muchas de las antiguas formas de dependencia y alienación.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - COMENTARIO CRÍTICO Posiblemente, la pauta mas significativa que muestra la investigación sobre Tendencias Sociales es la que hace referencia a las nuevas formas de identidad social en general. Parece que tienden a prevalecer identidades que enfatizan los espacios sociales de ubicación de los individuos en grupos primarios, en lugar de las referencias sociales de contenido ideológico y actitudinal, como la clase social o la ideología política. De esta manera, el libro que aquí tratamos plantea una interesante reflexión sobre la naturaleza cultural del trabajo tal y como lo conocemos, así como acerca de la posibilidad de un cambio de este de enorme magnitud o incluso el fin del mismo. Es esta cuestión, la del trabajo y su devenir, y que aparece en el noveno capítulo, sobre la que voy a centrar mi comentario personal.

Trabajo. The end o To be continued...? El trabajo, una de las categorías centrales de la sociología, ha resultado ser una cuestión controvertida, ha sido objeto de opiniones y concepciones muy diferentes no tanto de raiz personal, sino temporal.

A cualquier persona de las que en este preciso momento se encuentran haciendo fila en las oficinas del INAEM le resultaría un tanto contradictorio, e incluso puede que irritante, informarse acerca de la etimología de la palabra trabajo, del latín tripalium, que era un instrumento de tortura1; y ¡Qué tortura vivía aquel padre/madre de familia numerosa antes de la crisis que desde hace unos años asola nuestro país!; ¡Qué tortura cada mañana ir al trabajo, ganar un sueldo, probablemente sentirse realizado/a, y poder dar de comer a sus hijos! Para tripalium levantarme un buen día y haber perdido mi trabajo, y con ello parte de nuestra fuente de subsistencia- diría nuestro imaginario. Y es que, en un país en el que la tasa de paro ronda el 20%2, en el que los jóvenes cada vez son menos jóvenes y más adultos cuando porfin consiguen los medios para independizarse, no cabe mayor deseo que el de sucumbir a esa forma de “tortura”. Desde el punto de vista ofrecido hasta ahora, el de alguien sensibilizado con las atroces consecuencias de perder tu trabajo, parece que he desvalorizado el significado etimológico de la palabra, basándome en la idea de que al fin y al cabo el trabajo, en casi todos lo casos, es la más importante de nuestras garantías de vida. Si bien, en un contexto de expansión económica y bonanza sería mas complicado asemejar el trabajo a una forma de tortura, en una sociedad en la que ocurre todo lo contrario, y la situación laboral precaria “es lo que se lleva”, parece estar aflorando de nuevo ese tripalium del que hablabamos. En un artículo del periódico digital europeo Público podemos leer lo siguiente: “Desde el colectivo Denunciemos los abusos patronales estudian las quejas de quienes pierden sus derechos laborales[...] “Nos llegan relatos de personas que trabajan 12 horas diarias o 50-60 horas semanales, sin percibir las horas extras”, detallan. Desvelan casos como mujeres, sobre todo, que trabajan 15 o 18 horas semanales con salarios de 300 euros mensuales, con total disponibilidad horaria e imposibilidad de tener un segundo trabajo, por los horarios variables e imprevisibles. Un dato más: más de la mitad de las horas extraordinarias no fueron pagadas, según la EPA.”3 En una entrevista publicada por el País, el secretario general Ignacio Fernández Toxo aseguraba que España no podía seguir creando empleo precario, pues estos no generan solvencia económica, y que la crisis no finalizará hasta que la gente no recupere los estándares de vida que tenía antes, empezando por el empleo.4 En otro diario encontramos la entrevista a Josué, miembro de la conocida Marea Azul, y que nos explica su propia experiencia respecto al fenómeno que tratamos. Asegura trabajar entre 10 y 14 horas diarias, a pesar de tener un contrato de 8, y de cobrar lo correspondiente a las horas estipuladas en el contrato. Por otro lado, el contrato solo duraba un par de meses, una vez finalizado le echaban y le volvían a contratar; aguantó esta dinámica inestable durante casi 2 años.5 Quizá, ahora sí, identifiquemos el tripalium al que cada día se someten tan gran número de españoles. Y la incertidumbre que caracteriza a la situación laboral de la que hablamos, se desplaza al devenir de aquellos que estamos todavía estudiando, y a los que nos espera un futuro ciertamente incierto. No se me hace necesario recurrir a ninguna entrevista, si no escuchar el relato de las preocupaciones de mi padre por mi futuro y el de mis hermanos, para darme cuenta de este fenómeno es completamente reciente. El término se hace conocido en 1980, aplicado criticamente a lo que el neoliberalismo entiende como las consecuencias de la flexibilidad laboral cotidiana6; el fenómeno avanza eventualmente, alcanzando así cada vez peores consecuencias, entre las cuales se halla el hecho de “naturalizar” este fenómeno. Y si un cambio así ha sido posible ¿Qué no lo es? No olvidemos que le trabajo se trata de una plasmación cultural, histórica. A lo largo de la

experiencia pasada, un cambio en los modos de producción y en la naturaleza del trabajo supuso cambios de paradigma societario, de modelo, cambios de enorme magnitud. Trayendo al presente la experiencia pasada, cabría esperar ahora lo mismo. En un nuevo paradigma de sociedad tecnológica avanzada en el que surgen nuevos problemas, que ni el Estado de Bienestar ni el viejo Estado liberal han sido capaces de solucionar, cabe preguntase si no deberiamos empezar a acostumbrarnos a contemplar el trabajo en cierta medida como un residuo de las sociedades del pasado.7 La idea del fin del trabajo ha provocado una abundante bibliografía, Cuando el trabajo se va de la sociedad industrial; El trabajo, un valor en vías de desaparición, o El horror económico, de Jacques Robin, Dominique Méda y Viviane Forrester consecutivamente, son solo algunos títulos. En todos estos autores, la idea central es que “el horror económico” en el que viven decenas de millones de personas en los paises capitalistas avanzados, se debe a que se siga considerando al trabajo como un valor esencial cuando se sabe que ya no hay más trabajo. Parece que se proclama el fin de una cosa cuya naturaleza es profundamente desconocida.8

De la explotación a la exclusión, de ésta a la eliminación e incluso a desastrosas explotaciones aún desconocidas: ¿es está una hipótesis inconcebible? Sabemos por experienci que la barbarie, siempre atente, se conjuga de maravillas con la mansedumbre de esas mayorías que saben incorporar el horros a la frivolidad ambiente. (Forrester, V. El horror económico, pg. 20) Este naufragio disimulado es atribuido a las “crisis” temporarias a fin de que pase inadvertida una nueva forma de civilización que ya despunta, en la que sólo un porcentaje muy pequeño de la población encontrará funciones (ibid, pg. 35) El escándalo consiste en que, lejos de ver a las regiones siniestradas salir del desastre y alcanzar a las naciones prósperas- como se pudo creer, como se creyó que se podía creer-, se asiste a la instauración del desastre en sociedades hasta ahora en expansión.(ibid, pg. 46) Es esta última reflexión, la que más interesante me pareció en la lectura del libro de la novelista francesa. Y es que, efectivamente, tras años creyendo en nuestra “caridad” con otro paises, nuestra disponibilidad de ayuda al desarrollo, no solo nos quedamos lejos de ser útiles para y caritativos con ellos, sino que cada vez somos más nosotros, los de las naciones “desarrolladas” los que también necesitamos esa ayuda. Además, dicho sea de paso, de ser cada vez menos útiles también en este mundo regido por la economía de mercado. Por otro lado, en los últimos años asistimos al surgimiento de un nuevo tipo de ocupaciones virtuales: blogger, influencer, youtuber... Cada vez son más jóvenes (en su mayoría) los que deciden hacer de su tiempo libre, su diversión y su talento, su puesto de trabajo. Son personas que llegan lejos sin necesidad de mostrar un título o cierta experiencia para ser “contratados”. Comienzan como hobby y acaban “contratados” por sus miles de seguidores. La influencia del desarrollo de las nuevas tecnologías está muy clara en el surgimiento de este nuevo tipo de ocupaciones, pero ¿y la desaparición del trabajo? ¿no es esto un cambio en la naturaleza de este de considerable magnitud? Es cierto que mi padre trabaja en lo que quiere y también es cierto que necesitó 10 años de estudio para alcanzarlo. No quiero decir con esto que a este tipo de profesiones se dedique gente que descarta la educación para ellos mismos. De hecho, la mayoría de los que por mi son conocidos, continuan cursando una carrera; si bien es cierto que sus estudios tienden a alejarse de su dedicación. Lo que quiero resaltar es el hecho de que el puesto remunerado que ocupan, tal y como entendemos hoy el ocio y el trabajo, tiene más del primero que del segundo. Reflexionar sobre la aparición reciente de este tipo de trabajos me resulta interesante al hilo del

tema que nos ocupa.

Conclusión La tesis del fin del trabajo resulta interesante para su lectura pero inquietante, incluso horrorosa para su figuración. Pueden ocurrírsenos diversas formas de vivir sin trabajar, ¿a quién no le gustaría practicar su deporte favorito sin necesidad de ser profesional, durante el resto de su vida? O dedicarse entera y eternamente a la lectura, ¿y a aprender idiomas y viajar por todo el mundo?. Sin embargo, no podemos hacernos a la idea de subsistir de esta manera, sin ingresos, sin consumo... Es la forma en la que pensamos, y la manera en que se organiza el mundo en nuestros días. Resulta misterioso, impredecibles las consecuencias que una nueva forma de organización tan opuesta a la que hoy gobierna, podría acarrear. Lo que no resulta nada impredecible, son las consecuencias de una mezcla de estas dos formas de organización: una sociedad regida por el trabajo pero en la que este mismo escasea: paro, exclusión social, precariedad, pobreza... horror económico. ¿Por qué no se busca ante todo un modo de reparto y de supervivencia que no fuera en función de la remuneración del trabajo? (ibid, pg. 150)

1

Blog de lengua (16 de febrero de 2008). Etimología de 'trabajo'. Recuperado de http://blog.lenguae.com/2008/etimologia-de-trabajo/ 2 Encuesta de Población Activa – Trimestre 1/2017, INE. Recuperado de http://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm? c=Estadistica_C&cid=1254736176918&menu=ultiDatos&idp=1254735976595 3 Bernal, A. (21 de junio de 2016). Pobreza y precariedad: España líder en las estadísticas. El Público. Recuperado de http://www.publico.es/sociedad/pobreza-y-precariedad-espana-lider.html 4 Noceda, M.A.(5 de abril de 2016). España no puede sobrevivir generando empleo precario. El País. Recuperado de http://economia.elpais.com/economia/2015/04/04/actualidad/1428160326_663337.html 5 Tamajón, I. (8 de febrero de 2017). Entrevista: “La división nos hace sufrir la precariedad en silencio, la solución es unirnos”. Izquierda Diario. Recuperado de http://www.izquierdadiario.es/Entrevista-La-division-nos-hace-sufrir-la-precariedad-en-silencio-lasolucion-es-unirnos 6 https://es.wikipedia.org/wiki/Precarizaci%C3%B3n 7 Tezanos, J.F., (2001), La sociedad dividida, Madrid, España, Biblioteca Nueva. 8 Collin, D. Las tesis sobre “El fin del trabajo”: ideología y realidad social. Revista Herramienta, nº6. Recuperado de http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-6/las-tesis-sobre-el-fin-deltrabajo-ideologia-y-realidad-social

BIBLIOGRAFÍA Tezanos, J.F.(2013)La sociedad dividida: Estructuras de clases y desigualdades en sociedades tecnológicas. Madrid: Biblioteca Nueva. Forrester, V.(1997)El horror económico. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, S. A. http://blog.lengua-e.com http://www.ine.es http://www.publico.es http://economia.elpais.com http://www.izquierdadiario.es https://es.wikipedia.org http://www.herramienta.com.ar

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