Medios físicos en fisioterapia PDF

Title Medios físicos en fisioterapia
Author José Alexander Cabrera Kingsley
Course MED. FISICA Y REHABILIT.
Institution Universidad Tecnológica de Santiago
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Medios físicos en fisioterapia...


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MEDICINA FÍSICA

CONCEPTO DE MEDICINA FÍSICA Desde una perspectiva puramente etimológica, podría decirse que la medicina física comprende el empleo de todos los agentes físicos disponibles en los diferentes aspectos de la medicina —diagnóstico, terapéutico y preventivo—, incluyendo el estudio de estos agentes como elementos patógenos. Esto conlleva que establecer un concepto de medicina física resulte difícil, ya que, debido al amplio campo de aplicación ya la diversidad de agentes físicos implicados, puede prestarse a diferentes interpretaciones. Mientras unos autores consideran que la medicina física debe abarcar aspectos relativos tanto al diagnóstico como al tratamiento o la prevención, otros sólo plantean su acción en el terreno terapéutico. Así, Holser la define como la «ciencia o parte de la medicina que utiliza agentes y técnicas de naturaleza física para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades». En cambio, para Krussen constituye una «rama de la medicina que utiliza agentes físicos, como la luz, el calor, el agua y la electricidad, así como agentes mecánicos, en el tratamiento de las enfermedades». Actualmente, no todos los agentes físicos conocidos se emplean en medicina física. Los agentes ionizantes (p. ej., rayos X, radiación gamma...) constituyen una importante exclusión, pues el protagonismo y el especial entorno de aplicación que han adquirido durante la segunda mitad de este siglo han originado especialidades diagnósticas y terapéuticas especificas (radiodiagnóstico, radioterapia y medicina nuclear) En este sentido, como expresa Molina Ariño, puede concretarse que la medicina física estudia ampliamente los recursos que aportan los agentes físicos no ionizantes (mecánicos, térmicos y electromagnéticos); si bien éstos se utilizan fundamentalmente con finalidad terapéutica, también pueden emplearse con intención diagnóstica, coma ocurre en el caso de la electromiografía, electrocardiografía, electroencefalografía, etc. Sin embargo, de forma similar a lo que ha ocurrido con las radiaciones ionizantes, la utilización diagnóstica de los agentes físicos no ionizantes ha ido haciéndose, en no pocas ocasiones, imprescindible en una especialidad médica determinada y ha terminado por incluirse en su mismo cuerpo de doctrina. Éste es el caso de la electrocardiografía en cardiología y la electroencefalografía en neurología. Los agentes físicos también deben considerarse come elementos con capacidad lesiva para el organismo. Son conocidos los accidentes que puede desencadenar la excesiva o inadecuada exposición al calor, al frío y a formas más específicas de energía, como la radiación ultravioleta, o los accidentes que puede originar la corriente eléctrica (electropatología). Igualmente, el masaje o la movilización en un lugar, momento o forma inadecuados pueden causar más daño que beneficio. Los riesgos potenciales deben conocerse para establecer con claridad los límites de tolerancia y las situaciones en que deba tenerse especial precaución para realizar las diferentes aplicaciones de forma adecuada. De acuerdo con las ideas expresadas, puede definirse la medicina física como un cuerpo doctrinar complejo, constituido por la agrupación de conocimientos y experiencias relativas a la naturaleza de los agentes físicos no ionizantes, a los fenómenos derivados de su interacción con el organismo y a las aplicaciones diagnósticas, terapéuticas y preventivas que derivan de sus efectos biológicos. La OMS, en su segundo informe de 19S8, define la rehabilitación como el conjunto de medios médicos, sociales, educativos y profesionales, destinados a restituir al paciente minusválido la mayor capacidad posible de independencia». Por tanto, si bien la medicina física se asocia generalmente con la rehabilitación, hay que considerar a esta última de forma independiente, ya que, además de agentes físicos, utiliza medidas sociales, profesionales, educativas, etc. Los agentes físicos no ionizantes ven ampliado cada vez más su horizonte terapéutico, pues no queda

entroncado únicamente con el quehacer rehabilitador, ortopédico, traumatológico o neurológico. En efecto, estos agentes y medios físicos vienen incorporándose al arsenal terapéutico de otras especialidades. Valgan como ejemplo: — La hipertermia mediante radiofrecuencias y microondas prostático o su utilización por su efecto radiosensibilizador sobre tejidos normales y tumores. — La denominada terapia fotodinámica, que utiliza diferentes tipos de láseres junto con sustancias fotosensibilizantes para el tratamiento de neoplasias. — El empleo de láseres de alta potencia en cirugía y dermatología. —La aplicación de ultrasonidos en litotripsia, la estimulación eléctrica de cordones posteriores para el control del dolor, las modernas técnicas de electroquimioterapia o la rizolisis, entre otras muchas. La medicina física debe basarse en el conocimiento científico de los agentes físicos, para lo cual son fundamentales la física y otras ciencias relacionadas. Pero la anatomía, la fisiología y la patología son igualmente esenciales, tanto para plantear y controlar adecuadamente las diferentes aplicaciones terapéuticas, como para establecer las normas de seguridad en el manejo de los diferentes equipos y técnicas, evitando los riesgos y accidentes derivados de su empleo. Al considerar las acciones de los agentes físicos en el organismo, puede apreciarse que se trata de una ciencia compleja. En efecto, la medicina física comprende una gran variedad de agentes físicos de naturaleza diversa (movimiento, presión, electricidad, calor, frío...) y, sin embargo, en ocasiones, tratamientos de diversa índole persiguen un efecto similar (p. ej., producir calentamiento en una zona). Otras veces, en cambio, agentes de la misma naturaleza física actúan produciendo diferentes acciones terapéuticas. Éste es el caso de la corriente alterna, que a baja frecuencia presenta una acción predominantemente excitomotriz (favorece la excitación y contracción muscular), mientras que a alta frecuencia pierde esta capacidad (produce calor en el interior del organismo). Por todo ello, se hace necesario abordar el estudio de la medicina física desde una perspectiva integradora, más aún si se tiene en cuenta que muchos tratamientos diferentes son perfectamente complementarios. En nuestros días, la medicina física viene experimentando un auge paralelo a los progresos de la medicina en general. Los recientes avances tecnológicos, junto con cierta tendencia a reducir tratamientos farmacológicos que resultan en ocasiones abusivos y muy costosos, han abierto nuevas perspectivas para la medicina física en el ámbito terapéutico, así como en el higiénico o preventivo. En la actualidad, la medicina física está orientada tanto en un sentido profiláctico (prevención primaria y terapéutico (prevención secundaria), como hacia la reeducación y reinserción profesional de los pacientes (prevención terciaria). Las condiciones de salud en las que se vive actualmente hacen que la esperanza de vida se sitúe en torno a los ochenta años. Esto motiva que la población de la «tercera edad« sea cada vez mayor y que la atención médica a sus problemas específicos adquiera más trascendencia. Se presta más atención a la necesidad de una buena forma física para mantener una calidad de vida adecuada en todas las etapas y aspectos de la vida (laboral y del ocio). Por tanto, la medicina física no sólo encuentra aplicación en las disciplinas y especialidades fundamentales de rehabilitación, medicina interna y cirugía, sino también en otras, como ortopedia, traumatología, reumatología, medicina laboral, medicina deportiva, neurología, pediatría, ginecología, geriatría y medicina estética. Por último, debemos recordar que muchas medidas físicas constituyen métodos preventivos y de mantenimiento que pueden estar incluidos en un denominado «régimen de vida saludable». Sabemos desde muy antiguo que la acción del sol, el agua, el clima y el ejercicio físico influyen de forma acusada en la salud e incluso en el carácter del ser humano. A pesar de la súper especialización inevitable por el aumento de conocimientos, actualmente existe una tendencia en la praxis médica a efectuar una mirada hacia el saber humanista que no olvida nunca el

marco general de referencia sobre el que se realizan unos determinados estudios concretos. Este retorno holístico, no exento de abusos, charlatanería e intrusismo, vuelve a considerar la salud come un equilibrio del hombre consigo mismo y con su medio ambiente, y la enfermedad como una ruptura de dicho equilibrio, bien por razones personales o ambientales. En esta concepción, la terapéutica por agentes físicos (nunca alternativa, aunque sí ciertamente olvidada en nuestras Universidades y en la praxis médica, quizá por el gran desarrollo de la industria farmacéutica y la deshumanización en la relación médico-enfermo), tecnológicamente más desarrollada, física y biológicamente más fundamentada, está retomando la importancia de épocas pasadas. AGENTES FÍSICOS EN MEDICINA FÍSICA Desde tiempos hipocráticos, los agentes terapéuticos fueron tradicionalmente divididos en higiénicos, farmacológicos y quirúrgicos. Los higiénicos se definían como «todos los agentes naturales que actuaban habitualmente sobre el organismo sano sosteniendo en él la vida y que, en ocasiones, podían aliviar o curar padecimientos»; incluían elementos de origen natural, como el agua, el sol, el calor, el frío, etc. Así pues, en un principio, los agentes físicos empleados tuvieron un carácter telúrico. La medicina física fue una de las primeras modalidades que encontró el hombre para aliviar sus padecimientos. A partir de los grandes descubrimientos de la física, esta terapia de tipo «natural» pasó a incorporar agentes físicos producidos artificialmente (electricidad estática, ultrasonidos, microondas, láser, etc). Todo agente físico es portador de energía y su interacción con el material biológico implica la cesión de toda o parte de ella. La energía cedida y absorbida origina una serie de efectos sobre el material biológico: unos de tipo físico o primarios y otros de naturaleza bioquímica o secundarios, de los que derivarán sus efectos terapéuticos o, en su caso, su acción nociva (fig. 1.11). Atendiendo a un efecto primario en particular, la capacidad de producir ionizaciones en la materia, los agentes físicos pueden clasificarse en ionizantes y no ionizantes: 1. Agentes ionizantes. Incluyen tanto radiaciones constituidas por campos de materia, clásicamente denominadas corpusculares (protones, electrones, partículas alfa, etc.), como radiaciones conformadas por campos electromagnéticos, también denominadas no corpusculares (rayos X y radiación gamma). Su interacción con la materia produce fundamentalmente la ionización de los átomos que la componen. Estos agentes constituyen el principal interés de la física nuclear y de la radiología. 2. Agentes no ionizantes. Son los que se emplean en medicina física. En ellos se incluyen el resto de los agentes físicos, naturales y artificiales, cuya interacción con el material biológico no produce ionizaciones atómicas, pues la energía que transmiten al medio es insuficiente para ello. La casi totalidad de los agentes físicos ionizantes induce finalmente la generación de calor, aunque no sea la consecuencia última de su mecanismo de acción. Agentes cinéticos o mecánicos Los agentes cinéticos implican la emisión y transmisión de fuerza o energía mecánica, que conlleva el movimiento del organismo, los tejidos o las moléculas sobre los que actúan. De acuerdo con la frecuencia de dicho movimiento, los agentes cinéticos pueden ordenarse desde el reposo o ausencia de movimiento (frecuencia aproximadamente cero), hasta los ultrasonidos, ondas mecánicas de frecuencia superior a 16.000 ciclos por segundo o hercios (Hz), pasando por movimientos y manipulaciones del organismo o segmentos de éste. La aplicación médica de los agentes cinéticos da lugar a una serie de modalidades en medicina física; que detallamos a continuación. CINESITERAPIA (KINESITERAPIA) En su más amplia acepción significa «tratamiento por el movimiento» (del griego kinesis: movimiento y therapeia: curación, remedio, tratamiento), aunque algunos la han denominado como el «tratamiento del movimiento», debido a que con frecuencia tiene como objetivo restablecer movimientos normales. Las fuerzas aplicadas, pasiva o activamente, sobre los diferentes segmentos corporales, así como los

movimientos resultantes, producen efectos terapéuticos. El objetivo final de la cinesiterapia consiste en ejecutar una serie de movimientos, ejercicios graduales y sistemáticos, con una finalidad preventiva o curativa. Igualmente, la privación intencionada de movimiento (acinesia, reposo, inmovilización) posee efectos terapéuticos. Incluida en la cinesiterapia se encuentra la mecanoterapia, a la que Lagrange definió como «el arte de aplicar a la terapéutica y a la higiene ciertas máquinas destinadas a provocar movimientos corporales metódicos, cuya fuerza, extensión y energía se han regulado de antemano». La mecanoterapia puede considerarse como una variedad instrumental de cinesiterapia, que engloba un conjunto de técnicas que requieren el empleo de aparatos mecánicos diversos. HIDROTERAPIA Las aplicaciones de hidroterapia podemos dividirlas, por la intensidad del estimulo aplicado al cuerpo, en estímulos suaves, de intensidad media y de gran intensidad.

Estímulos suaves: Lavados, fricciones, baños de pies y brazos a temperaturas ascendentes, baños de contraste, chorros fríos sobre una sola articulación y envolturas segmentarias. Estímulos de intensidad media: Baños de asiento o de medio cuerpo de temperatura fría, ascendente, calientes o de contraste, baños de vapor, sauna y envolturas de cuerpo entero con una duración media. Estímulos de gran intensidad: Baño hipertérmico, baño de vapor, baño intestinal, envolturas húmedas de todo el cuerpo de larga duración y chorros de presión fríos o muy calientes. Las reacciones de nuestro organismo a las aplicaciones hidroterápicas a distintas temperaturas son: · A nivel vascular: o Temperatura de 18º C - Primera fase: Palidez, piloerección (carne de gallina), sensación de frío, lo que va a producir dolor. - Segunda fase: hiperemia ( enrojecimiento cutáneo), sensación de calor y bienestar. o Temperatura de 36-38º C - Una sola fase: Sensación de calor, hiperemia y bienestar general. o Temperatura mayor de 39º C - Primera fase: Palidez, pilierección, sensación de presión y dolor. - Segunda fase : hiperemia, sensación de mucho calor que va disminuyendo hasta una agradable sensación de bienestar. A nivel sistema cardio-circulatorio el agua fría va a disminuir la actividad cardiaca, la frecuencia y aumentar la presión arterial, produciendo una vasoconstricción. El agua caliente va a producir un aumento de la frecuencia cardiaca y una disminución de la presión arterial a causa de una vasodilatación. Dependiendo del tipo de aplicación los baños completos aumentan la presión venosa, incrementando el aporte sanguíneo.

A nivel del sistema respiratorio las aplicaciones repentinas frías o calientes producen una profunda y duradera inspiración. Las aplicaciones de agua fría de larga duración producen una respiración profunda y rápida. Las aplicaciones de agua caliente de larga duración van a producir respiraciones profundas pero más superficiales. En patología respiratoria lo que mas ayuda a la reeducación de la respiración, una de las fases primeras de cualquier tratamiento respiratorio, se consigue con baños completos que van a facilitar los movimientos espiratorios y dificultar los inspiratorios. A nivel hematológico las aplicaciones de agua fría incrementa los glóbulos rojos, la viscosidad y la concentración de la sangre y las aplicaciones de agua caliente bajan el nivel de hemoglobina y los leucocitos. En el sistema músculo-esquelético, las aplicaciones de agua fría producen hipertonía muscular y aumenta la excitabilidad de los nervios mejorando la capacidad de trabajo muscular. Los baños de agua caliente de larga duración producen hipotonía muscular y disminución de la excitabilidad muscular lo que se traduce por relajación de la musculatura. Los baños fríos o calientes disminuyen la percepción del dolor. Sobre el sistema nervioso las aplicaciones de agua fría actúan sobre el sistema nervioso simpático. Las aplicaciones de agua caliente sobre sistema nervioso parasimpático y las aplicaciones de agua muy caliente actúan sobre los dos. A nivel funcionamiento orgánico en vísceras u otros órganos, las aplicaciones de agua caliente incrementan la motilidad intestinal y la función estomacal, estimulando la secreción biliar, mejorando la función renal y, con ello, aumenta la diuresis. Las aplicaciones de agua fría disminuyen la motilidad intestinal y del tracto digestivo y estimulan la secreción biliar como las calientes. En aplicaciones de corta duración (baños pies, de asiento y de medio cuerpo) estimulan el vaciado de la vejiga urinaria. Las aplicaciones externas de calor relaja las fibras musculares, disminuyendo los cólicos y el estreñimiento. Las aplicaciones frías, tanto internas como externas, están indicadas en caso de intestino perezoso, atonía o flacidez del útero con fuertes hemorragias, atonía vascular, etc... La hidroterapia, a nivel general, y dependiendo del tipo de aplicación, va a producir, con aplicaciones frías o muy calientes de corta duración, una acción estimulante y refrescante. Con baños tibios o de temperatura indiferente producen en efecto sedante y favorecedor del sueño. Con baños muy calientes de larga duración crean una sensación de intranquilidad e insomnio, sobre todo si se aplican por la noche. Contraindicaciones de la hidroterapia: - Patología cardiaca, vascular periférica y respiratorios severos que el médico indique que no deben aplicarse tratamientos hidroterápicos hasta su estabilización. - Pacientes que puedan propagar algún tipo de infección debido a la patología que sufren, en este caso podría aplicarse hidroterapia en tanques individuales siempre que lo indique el medico. - Enfermedades agudas con fiebre. - Estados de debilidad extrema. - Enfermos terminales. - Incontinencia de esfínteres. - Enfermedades de la piel en el caso de aguas sulfatadas. - Se debe tener cuidado con personas obesas, embarazadas, hipotensas o que tengan algún impedimento para los tratamientos hidroterápicos. - Por todo ello volvemos a insistir en que todos tratamiento hidroterápico debe ser indicado por un médico.

MASOTERAPIA Tratamiento mediante el masaje. Constituye una de las modalidades terapéuticas más antiguas. La palabra masaje no tiene un origen muy claro; puede derivar de cualquiera de los siguientes vocablos: mass (árabe: tocar con suavidad, frotar, massefri (griego: amasar, frotar), machech (hebreo: palpar, tantear) o masser (francés: amasar, sobar). Ello conlleva que se hayan dado muchas definiciones diferentes del masaje. Una de las más aceptables, en términos científicos, considera el masaje como «toda técnica manual o mecánica que moviliza de forma metódica los tejidos con fines terapéuticos, preventivos, higiénicos, estéticos o deportivos. En un principio el masaje se hallaba más ligado a la higiene corporal; posteriormente se situó en un plano, similar al actual, esencialmente terapéutico y preventivo. Los efectos que produce de forma local y general lo hacen indicado en afecciones del aparato locomotor cardiorrespiratorio y circulatorio, así como el sistema nervioso y de otras localizaciones.

ULTRASONIDOS TERAPÉUTICOS Los ultrasonidos, al igual que los sonidos, son ondas mecánicas de tipo longitudinal, que se propagan por las partículas del medio como un movimiento ondulatorio, a una velocidad determinada a partir de su foco emisor. La diferencia entre ambos estriba en que los primeros no son capaces de estimular el mecanismo de la audición. La capacidad de percepción del sonido depende de que su intensidad supere un umbral determinado y de que su frecuencia se encuentre entre ciertos limites. El Espectro sonoro para el ser humano comprende una zona audible, que varía según los individuos y la edad, aunque se admite que abarca desde los 16 hasta los 20000 Hz. Existen dos zonas inaudibles: una por debajo de los 16 Hz (infrasonidos) y otra por encima de los 16.000 o 20000 Hz (...


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