Práctico - Informe de impacto y viabilidad de un proyecto de mini granjas de conejos PDF

Title Práctico - Informe de impacto y viabilidad de un proyecto de mini granjas de conejos
Course Conocimiento Etnográfico: Antropología Económica
Institution UNED
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Informe de impacto y viabilidad de un proyecto de mini granjas de conejos...


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INFORME DE IMPACTO Y VIABILIDAD DE UN PROYECTO DE MINI GRANJAS DE CONEJOS CONTEXTO CULTURAL Y ECONÓMICO CH´ORTI´ La Región Ch´ orti´ de Guatemala, en el oriente del país, está compuesta por los municipios de Jocotan, Camotán, Olopa y Quezaltepeque del departamento de Chiquimula y La Unión del departamento de Zacapa. En la actualidad la población se estima en unos 60.000 ch´orti´. La zona habitada por los ch´orti´ es un área montañosa de difícil acceso que ha servido como zona de refugio frente a las epidemias y la explotación. Debido a la orografía del terreno los asentamientos nucleados han sido imposibles, de manera que, las casas se establecen aisladas y alejadas unas de otras. El hecho de que casa y campo de cultivo, la milpa, vayan unidos también influye en esta dispersión. En esta región se puede observar claramente la herencia de la conquista, consecuencia directa del desplazamiento de los indígenas hacia las zonas periféricas, quedando los valles fértiles en manos de hispanos y ladinos desde la época colonial. La economía ch´orti´ se funda en dos sistemas claramente diferenciados, uno, el tradicional, basado en una agricultura milpera de autosustento y en la reciprocidad y otro centrado en una economía de mercado supralocal que complementa al anterior con sueldos mínimos. La milpa sigue siendo el centro de la vida indígena. Los ritos fiestas, las conversaciones en el patio, los pleitos familiares, el mundo sobrenatural... todo gira en buena medida alrededor de la agricultura (López García, J. y Brent E. Metz). La reverencia que sienten por su milpa le hace observar meticulosamente todo el proceso de la vida del maíz y son de la opinión de que todo hombre debe tener una milpa, “Los indígenas llevan la tierra en sus huesos y en su alma” (López García, J. 2012:97). Los ciclos de producción varían según la altitud, tierras altas hasta dos cosechas de “maíz pequeño” y en las bajas, si no hay riego, una de “maíz grande”. También se planta frijol, maicillo (sorgo), caña de azúcar y otros productos agrícolas comerciales, café, frutas y algunos vegetales. Se agrupan para los distintos trabajos en la milpa, limpieza, siembra, deshierbe, quiebra de las cañas, vigilancia y cosecha y es aquí donde se puede establecer una primera clasificación socioeconómica. “1) los que tienen bastante terreno, que lo alquilan y pagan dinero para emplear a mozos, pero no trabajan para nadie; 2) los que tienen un poco de dinero y que intercambian labor, terreno, dinero y comida con otros y; 3) los que no tienen ni dinero ni terreno para cambiar, que ofrecen su labor a otros para obtenerlos” (López García, J. y Brent E. Metz p.84). La producción de la milpa tiene un valor cultural, religioso y de identidad étnica que le da un valor añadido al puramente económico.

El objetivo principal de la producción de la milpa es el autoabastecimiento de las propias familias y aunque algunos producen excedente la gran mayoría de hogares ch ´orti´s no llega a satisfacer sus necesidades. Por eso buscan oros ingreso con la venta de otros productos agrícolas comerciales, artesanía y con el trabajo migratorio en las fincas o en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos. La producción de artesanía aumenta cada año, algunas aldeas tienden a especializarse en determinadas artesanías. Aunque la mayoría de los artículos están destinados al consumo local, ciertos artículos, como petates o manufacturas de maguey, son vendidos a intermediarios que los llevan a diferentes puntos de Guatemala o Centroamérica. Todos los pueblos tienen su mercado semanal donde le gente vende sus productos aunque esta es más una actividad social que económica donde no rige la racionalidad capitalista. El principal problema para esta economía de autosustento es la falta de tierra, la acaparación de las mejores tierras por parte de los ladinos, la progresiva erosión del terreno y el incremento demográfico ha ido dejando a los chórti´ cada vez con menos tierras. Todo esto unido a la disminución de la capacidad productiva de las milpas ha obligado a muchos a la emigración temporal a fincas de otros lugares del país. El trabajo estacional en las fincas es otro de los pilares sobre los qué se sustenta la economía ch´orti´, iniciada a partir de los años 50 emplea a más del 50% de cabezas de familia. Y, aunque en un primer momento pueda suponer de gran ayuda para resolver el problema de la subsistencia, a largo plazo puede resultar antieconómico. Debido a la mala alimentación y a las deplorables condiciones de vida en las fincas los trabajadores pueden llegar a ver muy mermadas sus facultades físicas, impidiendo, en último extremo, el trabajo de los propios campos (López García, J. y Brent E. Metz, p.109). En la actualidad, la migración de indígenas a Estados Unidos está teniendo una incidencia cada vez mayor en la sociedad ch´orti´, debido al envió de remesas de dinero y a las transformaciones sociales y económicas que traen los retornados. Otro aspecto de su economía que cada día toma más relevancia es el referente a la “industria del desarrollo y la cooperación”, sobre todo a partir de la hambruna de 2001. Promovida por instituciones y organismos gubernamentales y no gubernamentales forma parte ya del paisaje de esta región y es raro el pueblo o aldea que no esté inmerso de una manera u otra en algún Proyecto o “proyectito” al Desarrollo. Los hábitos de consumo también han cambiado y la occidentalización en este aspecto es un hecho y, por ejemplo, es ya raro el hogar donde no haya un celular. Un aspecto diferencial de la cultura ch´orti´ es la importancia de los regalos de comida para mantener la cohesión comunitaria. Esto se percibe en los regalos cotidianos de comida y en algunos actos rituales como el recubal (regalo de comida de padres a compadres). En el recubal, se regala tal cantidad de comida que el receptor se ve obligado a repartir la ofrenda.

Razones que pueden justificar una intervención “desarrollista” en la región en el campo de la seguridad alimentaria.

En los años 30 y 40 los ch´orti´ como grupo todavía eran capaces de cubrir casi todas sus necesidades con su propia producción, podríamos decir que eran prácticamente autosuficientes, hoy por desgracia ya no es así, los cho´rti´ ya son dependientes económica, política y culturalmente del mercado internacional (López y Metz). La escasez de tierras y la pérdida de productividad por parte de estas junto al incremento demográfico han sido históricamente los principales obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar la economía de autosustento ch´orti´. Esto unido a diferentes variables, socio-políticas, culturales o climáticas, han provocado que la escasez de alimentos se haya convertido en un mal endémico de la zona con los subsiguientes problemas de hambre y desnutrición y, que las “hambrunas” sean consideradas como hechos usuales propios de la época de las “tortillas con sal” (Lorenzo Mariano Juárez, 2009) tal y como es considerada para gente local la “famosa” hambruna de 2001. Ante tal panorama de desnutrición y hambre la solución universal es comida y cualquier acción encaminada a facilitar el acceso a los alimentos necesarios o proporcione los medios para adquirirlos podría estar justificada pero, a fin de evitar “pasados” fracasos sería conveniente entender el rechazo o los límites de lo que se considera “verdadera comida” aquello que es posible comer o de la comida “indicada” para quitar el hambre (López García, 2006:224). Esto significa que las estrategias que se pretenda llevar a cabo en el campo de la seguridad alimentaria deben ser respetuosas con la diversidad ecológica, productiva y cultural. “Los estándares tradicionales –los modos de producción indígena- resultan ya obsoletos, insuficientes. El maíz y el frijol resulta una alimentación incompleta, especialmente para los más pequeños, necesitados de frutas, verduras, pescados o amor materno. Ante las imágenes innegables de niños y ancianos muriendo de hambre, el correlato parecía tan evidente como urgente: los modos tradicionales se revelan como antiguos, era necesario acelerar el desarrollo” (López García, J. et al, 2011:41).

Posibles ventajas de un proyecto de mini granjas de conejos en el planteamiento de la seguridad alimentaria.

Un proyecto de mini granjas de conejos ofrece, a priori, una serie de ventajas muy interesantes. Permite el acceso a fuentes proteicas (carne) aprovechando los recursos forrajeros disponibles. Hace al indígena protagonista en la consecución de su autosustento y convierte a la comunidad receptora en comunidad participante, modelo que se ajusta más al dar-recibir-devolver y que establece una relación de reciprocidad entre contrapartes. Una granja de conejos es también algo que las mujeres incluyen en su dibujo de la comunidad de futuro deseada (López García, J. et al, 2011:20) y puede ayudar, a su vez, al empoderamiento de estas. Si las granjas funcionan y la carne de conejo se va introduciendo en la dieta indígena, sin duda será un avance hacia la soberanía alimentaria local. En Guatemala el consumo de carne de conejo por parte de la población es bajo. La situación es desfavorable para familias campesinas que no disponen del nivel de ingresos suficientes que les permita adquirir fuentes proteicas (carne) en cantidades necesarias para una adecuada alimentación. Una alternativa para éstas es criar en sus pequeñas parcelas, animales que puedan ser alimentados con los abundantes y variados recursos forrajeros con que cuenta el país y que no compitan con los usados para la alimentación humana (García Pimentel et al. 2005).

Posibles efectos contraproducentes de un proyecto de mini granjas de conejos.

Basándonos en las tres tipologías de proyectos “contraproducentes” (López García, J. et als, 2011:6) vamos a enumerar los posibles efectos contraproducentes que se pueden producir en cualquier proyecto, por muy bien diseñado o desarrollado que este, como demuestran los numerosos casos de proyectos que “no pegan”. En primer lugar, los insostenibles económicamente, por ejemplo, que la cantidad de forraje no sea suficiente para alimentar a los conejos y haya que comprar piensos excesivamente caros que no compense con lo obtenido por su venta o la imposibilidad de comprar, construir o reparar las conejeras donde criarlos. En segundo lugar, los que son incompatibles con las normas y valores culturales del grupo o pecan de sobreinnovación, esto es lo que a sucedido con los proyectos de granjas de conejos con anterioridad. Por una parte, La innovación con nuevas carnes, como la del conejo, resultan extrañas. Algunos la han comido, pero no se reconoce como un plato “verdadero”, a pesar de las promesas de carne barata con la que los venden los programas de desarrollo (López García, J. et als. 2011:50) y por otra, nadie había previsto que los propietarios de conejos sintieran lastima y no quisieran matar a los animales (López García, J. et al, 2011:93). Como dice Ruben E. Reina: “Cuando la innovación se lleva al punto en el cual está en contra de los elementos básicos de la tradición social, se detiene” (López García, J. 2012:97) Y por último, están los proyectos que generan conflicto interno porque favorecen desigualmente y generan envidias y divergencia social. Como dice López García, J et als (2011:94): “El desarrollo, muchas veces caído como maná, de no se sabe muy bien donde, no cae para todos por igual. Unos son los elegidos, otros no… Necesariamente, este es un campo abonado para los conflictos” y concluye “… estos fenómenos tienen difícil solución, pues son inherentes a la lógica del desarrollo”

Recomendación final del antropólogo ¿recomienda a la ONG seguir adelante con el proyecto? ¿Habría que rechazarlo? ¿Se podría apoyar bajo algunas premisas? ¿Cuáles?

“La cunicultura es una rama de la Zootecnia que en Guatemala actualmente está tomando auge. Existen en el país dos granjas cunículas industriales que producen alrededor de 100 toneladas de carne al año, que son distribuidas en centros comerciales, hoteles y restaurantes. Las escuelas agrícolas del país poseen su propia granja cunícula. Asimismo, existen grupos organizados de agricultores que se han iniciado en la crianza de conejos para la producción de carne, y en la actualidad hay 25 granjas de conejos de menos de 100 reproductores” (García Pimentel et al. 2005). En vista al relativo éxito que la industria de la cría de conejos tiene en Guatemala, el proyecto de mini granjas de conejos puede resultar interesante siempre y cuando se cumplan una serie de premisas, a fin de evitar futuras decepciones y “un absurdo desperdicio de recursos de todo tipo, empeños y sueños” (López García, J. et al 2011). Las premisas que deben cumplirse están fundamentadas en la implantación de un nuevo paradigma de diálogo entre las agencias donantes y la comunidad indígena, dialogo que destierre la categoría de receptor y explore la senda de una relación de reciprocidad entre contrapartes (López García et al 2011:4). Abandonando las antiguas posiciones de hegemonía y subalternidad de éstas y convirtiendo el monologo por parte de los planificadores en autentico dialogo, evitando al tiempo cualquier modelo de corte paternalista. Para ello, las agencias deben tener muy en cuenta el punto de vista indígena. También es importante contar con la opinión de las diferentes instituciones que pueden colaborar en el proyecto, desde las universidades hasta los antropólogos. Solo el conocimiento del terreno y de las comunidades receptoras pueden ofrecer alguna garantía de éxito.

Bibliografía

García Pimentel, EA et al (2005). Evaluación de fuentes forrajeras como alternativas de alimentación, en la producción del conejo. Guatemala, GT, USAC. FMVZ. USAC. 49p López García, J. (2001) “Dar comida obligando a repartirla. Un modelo de don mayach’orti’ en proceso de transformación”, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo XLVI, Cuaderno 2º. López García, J. y Brent E. Metz, “Buscando la subsistencia”, en Etnografía y cambio social entre los mayas co’orti’s del oriente de Guatemala”, FLACSO Guatemala. Lorenzo Mariano Juárez (2009) “Desnutrición, experiencia y apropiaciones corporales. Tránsitos etnográficos hacia una cooperación al desarrollo emocional, en Julián López García, Catástrofes, pobreza y hambre en el oriente de Guatemala, Ed. Milenio. López García, J. et. al, (2011) Valoraciones locales retos globales de la cooperación. Un estudio de caso en Guatemala para comparar agendas de donantes y receptores, Madrid, Fundación Carolina. López García, J., (2012) “Teléfonos celulares en la era de los mayas. Representaciones y usos entre los ch’orti’”, en Pedro Pitarch y Gemma Orobigt (eds.), Modernidades indígenas, Ed. Iberoamericana. Wisdom, Ch. 1961(1993) “Economía” en Los chortís de Guatemala, Seminario de Integración Social de Guatemala, Guatemala. http://www.bantaba.ehu.es/...


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